lunes, 31 de agosto de 2020

Rebajas

Aquí unas fotos que tomé hace tiempo al pasar frente a un escaparate en la zona del Parterre. Es curioso lo que ocurre cuando le das la vuelta a ciertas palabras y quitas un par de letras…








lunes, 24 de agosto de 2020

Postales desde Roma (II)

He estado ojeando mis entradas antiguas de Postales y me he dado cuenta de que los primeros años mis selecciones eran muy exigentes y reducidas, de solo diez imágenes, dejando fuera muchas fotos de gran calidad, así que hoy me he propuesto hacer una repesca de las descartadas de mi viaje a Roma… Espero que os guste volver a pasear por sus calles una vez más.


Foro di Traiano

Foro di Traiano

Pantheon

Pantheon

Basilica di San Pietro

Basilica di San Pietro

Piazza Navona

Piazza Navona

El Gesù

El Gesù

Santa Maria in Trastevere

Santa Maria in Trastevere

Cupola di San Pietro

Cupola di San Pietro

Boca della Verità

Boca della Verità

Foro di Nerva

Foro di Nerva

Trastevere

Trastevere


lunes, 17 de agosto de 2020

Cambio de Ritmo

A cuatro días escasos del octavo aniversario de La Belleza y el Tiempo he decidido realizar un cambio de ritmo en el blog… A la vuelta de las vacaciones la situación en mi trabajo será complicada y voy a necesitar más tiempo no solo para cumplir plazos sino para poder descansar un poco los fines de semana, así que seguiré publicando cada lunes o martes pero durante una temporada me dedicaré a subir selecciones de mis fotos con distintas temáticas… Supongo que más adelante podré volver a colgar entradas más elaboradas, aunque sea de vez en cuando. Las fotografías de hoy son del Jardín Botánico de Valencia, espero que os gusten.


Copas de los árboles en el Jardín Botánico de Valencia

Gato bebiendo en el Jardín Botánico de Valencia

Estanque del Jardín Botánico de Valencia

Hojas caídas en el Jardín Botánico de Valencia

La luz del sol entre las ramas del Jardín Botánico de Valencia


lunes, 10 de agosto de 2020

Palimpsestos (II)

La semana pasada hablamos de palimpsestos en la escritura y la pintura, y hoy me voy a centrar más en los palimpsestos arquitectónicos y arqueológicos que podemos encontrar paseando por la parte antigua de Valencia: en ellos se advierte una superposición de distintas capas, de distintas épocas, en la que las claramente visibles son las más recientes pero haciendo un poco de esfuerzo se pueden distinguir las trazas de las capas más antiguas. Un ejemplo obvio de esto es el Centro Arqueológico de l’Almoina, en el que los expertos debieron tener auténticos quebraderos de cabeza para decidir hasta qué profundidad excavar en cada punto, qué hallazgos documentar, retirar y almacenar y cuáles dejar expuestos in situ, aun a riesgo de no encontrar algo más antiguo que pudiera haber debajo.

Los restos cristianos medievales se retiraron casi por completo para dejar a la vista una mezcla de elementos islámicos, visigóticos, imperiales y republicanos. Así, el Alcázar islámico se solapa con el Ninfeo romano, y las tumbas y ábside visigóticos aparecen alrededor de las dependencias romanas en las que supuestamente se encarceló a San Vicente Mártir a principios del S.IV… Incluso la casa del Punt de Ganxo, edificio modernista de 1906 contiguo al centro arqueológico, utiliza como cimientos parte de los gruesos muros de la desaparecida catedral visigoda.


Restos arqueológicos romanos y visigóticos en el Centro de l’Almoina de Valencia


El edificio de la Catedral también es un palimpsesto en sí mismo, con diversas etapas constructivas que se han ido sucediendo desde el edificio original del S.XIII. En el XIV se añadieron la Sala Capitular y el Micalet, por entonces exentos ambos, aunque quedarían unidos al edificio principal con la Arcada Nova del S.XV. Del S.XVI es la Obra Nova recayente a la Plaza de la Virgen, y del XVIII la Reforma Neoclásica. Tenemos en la Seu incluso elementos romanos reciclados: en la Arcada Nova destaca, en la base de una columna que hay del lado de la epístola, la presencia de un bloque de piedra con la inscripción lapidaria "CENS ET VIRIA A"… Este sillar debió formar parte de algún monumento funerario de época romana y se aprovechó como elemento constructivo al ser hallado en las cercanías del templo.

La incorporación de lápidas romanas a edificios posteriores es algo que también podemos apreciar en la fachada de la vecina Basílica, como ya comentamos en su día en el blog. En algunos casos la reutilización de materiales no se lleva a cabo por razones estéticas sino meramente prácticas: un ejemplo de esto es el reciclaje de varios fragmentos de una estatua, incluida la cabeza, como relleno para cegar un arco en la parte trasera de la iglesia de Santa Catalina… También tendríamos una superposición clara de varias capas en el Palau de Benicarló, actual edificio de Les Corts en la calle Navellos, con tres juegos distintos de ventanas: las de época moderna están en posiciones muy similares a las que ocupaban las originales, y además se advierten las trazas de las ventanas góticas, intermedias cronológicamente, y que hoy en día están cegadas.


Reciclaje de varios fragmentos de una estatua como relleno para cegar un arco en la iglesia de Santa Catalina


Pero sin duda uno de los ejemplos de palimpsesto arquitectónico más interesantes y curiosos en los que puedo pensar es el Hotel Caro, antiguo palacio del Marqués de Caro, situado en la misma manzana del Temple, en la calle Almirante, así que me voy a detener más en él. Se trata de un palacete de corte neoclásico del S.XIX, residencia del que fuera alcalde de Valencia, Nicolás García Caro, renovado a partir de otro palacio en estilo gótico del S.XIII-XIV. Reconvertido a su vez en un hotel que lleva en funcionamiento desde 2012, en las obras de restauración y rehabilitación, que duraron años, se descubrieron fragmentos de la muralla árabe del S.XII, visibles ahora en el restaurante del semisótano, y también han aparecido en los alrededores otros restos que se remontan a la época romana de la ciudad.


Distribuidor y Bar del Caro Hotel con diversos restos arqueológicos expuestos o integrados en la estructura


Uno de los elementos expuestos en el vestíbulo de entrada es una porción de suelo con un mosaico primitivo que data de la misma fundación de la colonia valentina en el S.II a.C., con la cornucopia del escudo de la ciudad. Sobre la barra del bar aparecen suspendidas (posiblemente colocadas del revés) tres de las metas que en el circo romano del S.II de nuestra era marcaban el punto de salida y llegada para las carreras de caballos; tal vez en el lugar que ocupa ahora el hotel se encontraba antiguamente algún edificio auxiliar cercano al circo. Si seguimos avanzando en el tiempo, un par de habitaciones del hotel están dentro de una torre de la muralla islámica, torre en la que también se descubrió un acceso a la ciudad de aquella época.

De estilo gótico tenemos un precioso arco en el vestíbulo y unos azulejos del S.XV, y del S.XIX tenemos algunos techos decorados, una puerta de hierro forjado o la escalera protomodernista de mármol… Es increíble cómo la rehabilitación del palacete ha conseguido la integración de los elementos arqueológicos en la estructura actual con una gran armonía, convirtiendo tanto zonas comunes como habitaciones privadas en una mezcla de hotel y museo. Si entráis a la recepción del Caro y lo pedís con educación, os dejarán echar un vistazo a los elementos del vestíbulo aunque no seáis clientes… Os recomiendo que hagáis este curioso viaje en el Tiempo, de verdad vale la pena.


Detalle de una instalación del IVAM con la inscripción “Solum Constans Est Mutatio”


martes, 4 de agosto de 2020

Palimpsestos (I)

La primera vez que oí la palabra palimpsesto fue en la película Contact de Robert Zemeckis, basada en la novela homónima de Carl Sagan sobre el programa de búsqueda de vida inteligente fuera de la Tierra. En el capítulo 6 de la primera parte de la novela se nos habla de este mensaje oculto dentro de otro mensaje: inicialmente se trata de pulsos de ondas de radio que representan una secuencia de números primos repetida una y otra vez, pero tras un análisis más cuidadoso se descubre que codificada debajo está la reproducción de la primera retransmisión humana de radio suficientemente potente como para atravesar la ionosfera, que corresponde a un vídeo de las Olimpiadas de la Alemania Nazi en 1936. Aunque en la película los detalles son algo distintos, en el libro son las modulaciones de la polarización y de la fase de las ondas de radio las que permiten descubrir todavía más capas del mensaje, incluyendo las instrucciones para construir un dispositivo de transporte interestelar.


Fotografía de Adolf Hitler en el Estadio Olímpico de Berlín en 1936


La definición más habitual de palimpsesto tiene que ver con los distintos soportes para la escritura. La palabra viene del griego antiguo y significa “raspado y listo para usar de nuevo”; sirve para hacer referencia a un manuscrito que conserva en su soporte trazas a veces imperceptibles de una escritura original que se ha borrado expresamente para dar lugar a la actual. Esta práctica de reutilizar un determinado soporte es bastante antigua, pero se hizo más frecuente entre los siglos VII y XII a causa de la dificultad para importar papiro de Egipto, y sobre todo de lo costoso y escaso que era el pergamino (recordemos que el papel se empezó a usar habitualmente como soporte después de los otros dos tipos). En la Alta Edad Media el texto original se borraba con una mezcla de leche y avena, apareciendo de nuevo tenuemente con el paso de los años. Posteriormente la tinta del texto original pasó a rasparse con piedra pómez, cual si de una goma de borrar se tratase, aunque a veces quedaban algunos restos por eliminar.

A partir del S.XIX algunos eruditos y filólogos empezaron a idear métodos para hacer visibles y poder transcribir los textos ocultos debajo de otros que frecuentemente eran de menor interés. Al principio esto se hacía mediante la aplicación con un pincel de tinturas o reactivos químicos, y en la actualidad tenemos medios menos agresivos de conseguirlo, con el uso de distintas variedades de luz especial (ultravioleta, rayos-X) que permiten ver los trazos que no se aprecian bajo la luz visible. Gracias a estos métodos se han redescubierto fragmentos de textos de los grandes autores clásicos griegos o romanos, como Homero o Cicerón, que se habían perdido debajo de otros textos medievales de temática religiosa. Habitualmente las obras originales no suelen estar enteras, al haberse mezclado hojas sueltas de varias de ellas para dar lugar al nuevo libro, pero en contadas ocasiones sí se consigue rescatar la obra completa, como es el caso del Palimpsesto de Arquímedes.


Hoja de pergamino con un palimpsesto, en la que se aprecian simultáneamente dos textos de épocas distintas


Algo similar ocurre en la pintura: igual que algunos novelistas reescriben partes de sus obras, también los pintores cambian detalles en sus cuadros, siendo detectables estos cambios a posteriori por distintos métodos. Este fenómeno se conoce con el nombre de pentimento, que significa “arrepentimiento” en italiano. A veces la corrección se ejecuta por voluntad propia y a veces son el mecenas o la opinión pública los que hacen al artista cambiar el cuadro. Puede tratarse de un elemento de la obra (por ejemplo una cabeza, una pierna o una mano) en una posición ligeramente diferente, o de un elemento completamente eliminado después de haberse pintado. Algunos pentimenti pueden notarse a simple vista analizando el cuadro de cerca y con atención, y otros se hacen visibles con el paso de los años al adquirir cierta transparencia las capas más superficiales de pintura. Un tercer tipo de arrepentimientos solo pueden ser vistos mediante métodos modernos tales como las radiografías (que hacen visible el plomo de ciertos pigmentos blancos ocultos) y la reflectografía infrarroja (que afecta a pigmentos negros basados en el carbón).

En algunas ocasiones puede que no se trate de detalles sueltos, y que una obra oculte otra completamente nueva para reaprovechar el soporte, como ocurre en los palimpsestos escritos: Picasso, por ejemplo, reutilizaba los lienzos porque pintaba compulsivamente, y Van Gogh porque no tenía dinero para comprar otros nuevos… Hablando de artistas consagrados, Velázquez hizo también multitud de correcciones a sus obras, a veces mucho tiempo después de pintarlas (tengamos en cuenta que convivía con ellas, ya que era pintor de cámara del rey Felipe IV)… Hasta Las Meninas tiene algún que otro pentimento: en la posición en la que aparece el autorretrato del pintor había antes una figura femenina (lo que ha dado lugar a algunas interesantes teorías para explicarlo), y además la cruz de la Orden de Santiago que luce su pecho en el cuadro fue añadida a posteriori… Con esto lo dejamos por hoy; la semana que viene, en la segunda entrega, me centraré en los palimpsestos arquitectónicos y arqueológicos que podemos encontrar paseando por las calles de Valencia.


Pentimento de Madame X, del pintor John Singer Sargent, comparando la versión final con la del tirante caído


lunes, 27 de julio de 2020

Un Día en Barxeta

El pasado febrero fui invitado a tomar una paella y pasar el día a una casa de pueblo que la familia de un buen amigo tiene en Barxeta, un pueblecito no muy lejano a Xàtiva, al sur de Valencia. Por la mañana el grupo de ocho asistentes estuvimos preparando la comida y mantuvimos una agradable conversación, y por la tarde nos fuimos a dar un paseo por los alrededores del pueblo, disfrutando de los preciosos paisajes de la zona. Os adjunto una selección de diez de las fotos que hice allí, espero que os gusten.


Adorno de pared con pequeños utensilios en una casa de Barxeta

Paisaje de Barxeta visto desde la barandilla

Detalle de la terraza de una casa de pueblo en Barxeta

Paisaje de montaña en Barxeta

Paella en una casa de pueblo en Barxeta

Detalle de flores en los alrededores de Barxeta

Paisaje de los alrededores de Barxeta

Detalle de musgo entre las baldosas de la terraza de una casa en Barxeta

Paisaje con casa en los alrededores de Barxeta

Brasas en la chimenea de una casa de pueblo en Barxeta


lunes, 20 de julio de 2020

Depre Prevacacional

Hace unos días, revisando en las estadísticas del blog las selecciones de los lectores, tropecé con una entrada de la que ya casi no me acordaba llamada Depre Postvacacional, que escribí a finales de agosto de 2016. En ella hablaba de esas ocasiones en que por azares de la vida la vuelta al trabajo se te junta con otros varios pequeños problemas, lo que te hace sentirte durante un par de días algo apático, sin ganas de hacer nada. Esto me hizo recordar los últimos programas de la sexta temporada de La Vida Moderna, emitidos hace unas tres semanas, en los que se notaba claramente que Ignatius Farray estaba algo deprimido, seguramente ante la perspectiva de llegar a las vacaciones sin ningún plan interesante a la vista, sin pareja y tal vez sin la compañía de los amigos habituales.

En esta época del año en la que se cogen vacaciones uno puede descansar del duro trabajo, lo cual es genial, pero también pierde el contacto con los compañeros de faena y con los amigos que tienen sus propios planes y se marchan fuera de la ciudad. Sobre todo las personas que vivimos solas podemos llegar a sentirnos realmente solas y experimentar un ligero bajón durante unos pocos días, hasta que cambiamos el chip y pillamos la marcheta de las vacaciones: esta variedad de la llamada depresión o síndrome prevacacional la he sufrido yo también algunas veces… Este año en particular puede ser aún más duro que de costumbre a causa del Coronavirus porque el contacto con compañeros y amigos en los últimos cuatro meses ha sido sobre todo online y por tanto de menor calidad, y porque muchas de las actividades culturales y de ocio disponibles en Valencia en julio y agosto se están celebrando a medio gas o directamente se han cancelado, a lo que se suma la posibilidad de nuevos confinamientos y la incertidumbre general acerca de qué va a pasar en el Mundo en los próximos meses.


El personaje Tristeza de la película de Pixar Del Revés, tumbada en el suelo con aire apático


Por todo esto (y porque en el trabajo hemos hecho un par de cursillos sobre el tema) he pensado que podía compartir con vosotros algunas técnicas y sugerencias para combatir esta tristeza pasajera, por si os resultan de utilidad… Una de las formas más eficaces de sentirse bien cuando ni se trabaja ni se viaja es mantener una cierta rutina diaria: intentar acostarse y levantarse aproximadamente a las mismas horas, tener preparadas ciertas actividades de ocio para hacer en casa mientras apriete más el calor, dedicar un rato a hacer algo de ejercicio, intentar salir un poco a la calle todos los días por la mañana o cuando el sol esté ya más bajo y hablar con amigos o familiares también a diario, aunque sea por WhatsApp.

Es importantísimo favorecer en la medida de lo posible que nuestro sueño sea reparador: actividades más relajadas antes de acostarse, una cena ligera, una ducha fresca o abrir un poco las ventanas para que haya corriente nos ayudarán a conseguirlo. En mi caso concreto, los nuevos vecinos cubanos de arriba se han calmado un poco tras el fin del confinamiento, pero todavía son algo ruidosos de vez en cuando, así que si el niño pega carreras por el pasillo durante el día me pongo música con los auriculares si estoy en el ordenador, y además he comprado unos tapones de silicona moldeable para los oídos, para las noches concretas (a lo mejor una a la semana) en que tienen amigos de visita hasta tarde y hay un poco más de jaleo.


Una mujer durmiendo plácidamente en su cama


Es crucial recordar que cuerpo y mente están conectados, y que cómo tratemos a nuestros otros órganos puede influir bastante en el buen estado de nuestro cerebro. Por ejemplo es muy aconsejable que nuestra dieta sea sana y equilibrada; a este respecto yo sigo ciñéndome al menú semanal que me confeccioné al empezar el estado de alarma. Ya he hablado también del ejercicio diario: pueden ser estiramientos o pesas en casa, un poco de running o simplemente un paseo por la calle. Si por lo que sea en algún momento estamos un poco agobiados, la sensación de nudo en el estómago puede eliminarse practicando la relajación muscular activa, respirando profundamente y de manera controlada durante un par de minutos… Y cuidar los pequeños detalles asociados con los cinco sentidos también puede ayudar a que nos sintamos mejor: una habitación luminosa, música agradable, un olor que nos guste especialmente (recuerdo por ejemplo un gel desinfectante perfumado que me prestó una amiga el otro día y que relajaba solo con olerlo), ropa cómoda para el calor o algo tan sencillo como mantenerse hidratado con un trago de agua fresca.

También es imprescindible mantener la conexión con tus amigos durante las semanas de vacaciones, preferiblemente en persona, o como mínimo online; yo por ejemplo, aparte de mis quedadas ocasionales y de los vecinos del barrio que me voy encontrando en mis paseos, tengo un par de planes pendientes con mis compañeros del grupo de Escépticos y con los del trabajo que espero que se puedan llevar a cabo… Y no hay que tener miedo de comentarle a la gente que te sientes algo solo o aburrido estos días; no es algo de lo que haya que avergonzarse, y menos aún en esta nueva normalidad (que de normal no tiene nada, aunque a lo mejor lo que ocurre es que todavía no hemos llegado a ella).


Ilustración de unos amigos charlando alegres en la calle, sentados o de pie en unas escaleras de acceso


Hay que evitar darles vueltas una y otra vez en la cabeza a los aspectos negativos de la situación o a los problemas que se tengan, a no ser que se haga calmada y racionalmente para intentar resolverlos; y con las cosas que no tengan remedio es mejor no obsesionarse. Tampoco debemos compararnos con otras personas que aparentemente están mejor que nosotros, sobre todo sin tener toda la información; seguro que nuestra visión está sesgada y esa gente a la que envidiamos también tiene sus propios problemas y lucha por solucionarlos. Hay que animarse y dedicar algo de tiempo cada día a la gratitud, a verbalizar la parte positiva de la situación, a recordar los pequeños detalles agradables, los momentos alegres que hemos disfrutado recientemente, las cosas buenas que hay en nuestra vida y que pasamos por alto… Parece ser que llevar a cabo actividades de tipo artístico o creativo (como en mi caso redactar las entradas del blog) es también muy beneficioso y nos aporta una mayor estabilidad mental.

Es bueno planificar una lista personalizada de consejos y de actividades interesantes con antelación al inicio de las vacaciones o nada más empezar estas, y proceder de forma activa a poner en práctica estos consejos al detectar el menor síntoma de apatía, tristeza o nudo en el estómago… Este “plan de acción para el bienestar personal”, como podríamos llamarle, ya sea una breve lista de anotaciones telegráficas garabateadas en un trozo de papel o un archivo más elaborado en formato digital y con distintas subsecciones, puede y debe estar en constante proceso de evolución, refinamiento y mejora, y nos ayudará a vencer la sensación de soledad.


Pieza de arte urbano con las palabras “DON’T WORRY” hechas de espejos y pegadas en una pared llena de graffiti, reflejando las ramas de unos árboles


En la segunda parte de la entrada os voy a describir mi lista de actividades para combatir el aburrimiento en verano; seguro que algunas de las propuestas os pueden ser útiles también a vosotros. En primer lugar, y como ya he dicho antes, voy a chatear regularmente con la familia y los amigos, incluyendo algunos con los que no he hablado desde hace tiempo… En este sentido, reconozco que el haberme puesto WhatsApp hace un año al cambiar de móvil me ha venido muy bien no solo para mantener el contacto en verano sino también para los meses de confinamiento. También intentaré en la medida de lo posible hacer quedadas en persona, tomando las correspondientes precauciones relacionadas con la Covid-19: veré a mi familia en el apartamento de la playa algún día suelto, tengo medio pendiente una partida de rol en mesa con unos colegas (hacía muchos años que no jugaba pero me apetece, puede ser divertido) y he hecho un par de ofrecimientos para servir de guía amateur en una visita al casco antiguo de Valencia, que ya veremos si se concretan o no…

Cuando no haya nadie disponible para actividades en grupo siempre puedo recurrir a mis reconfortantes paseos por el citado casco antiguo, por el Parque Central, por las calles de Russafa o por los terrenos de huerta que llevan a La Punta. En cuanto a los museos de la ciudad, algunos interesantes que están funcionando ahora mismo, y que además tendrán entrada gratuita al menos hasta final de año, son el de San Pío V, el Centro del Carmen, el IVAM o el MHV. También podéis ir a l’Almoina los domingos por la mañana o a la Fundación Bancaja los martes por la tarde si queréis aprovechar los horarios de acceso libre. Este año no hay Gran Nit de Juliol, ni cine en el MuVIM, ni en el edificio de La Nau, pero acaba de empezar un ciclo de proyecciones en V.O.S. de comedias europeas en el claustro gótico del Centro del Carmen que puede estar bien… El aforo es limitado (aunque os advierto que no hay apenas distancia entre asientos), así que os recomiendo que no tardéis en inscribiros si os interesa. En agosto, y aquí sí supongo que con las sillas más separadas, tendremos una nueva edición de la Filmoteca d’Estiu.


Sillas y pantalla de la Filmoteca de Verano de Valencia, con el Palau de la Música al fondo


En cuanto a cosas que puedo hacer en mi propio piso, tengo un montón de vídeos de YouTube que he ido guardando en mi lista de pendientes y a los que iré dando salida… Aparte de vídeos sueltos de muy variada temática, quiero también ponerme al día con entregas antiguas de mis canales de YouTube favoritos, como por ejemplo la temporada 3 de La Vida Moderna. También quiero intentar ver los trece episodios de Mundos Posibles, la tercera temporada de la serie Cosmos, presentada, como la segunda, por Neil DeGrasse Tyson (los tres primeros episodios ya han caído y están francamente bien). Tengo aún por ver la última temporada de Black Mirror, pero no sé si con la situación actual están los cuerpos como para distopías; creo que por ahora la voy a dejar aparcada. Y añadiría algunas películas de mi lista de pendientes: un par de Richard Linklater y de Rian Johnson, y también Once Upon a Time in America, de Leone (por cierto, el otro día vi Once Upon a Time in Hollywood de Tarantino y me gustó mucho).

Hacia el final de mi lista está también la pila de libros pendientes, aunque sé que en este caso del dicho al hecho hay un trecho, porque me cuesta un poco centrarme a la hora de leer textos muy largos (por eso los libros están al final de la lista)… De todos modos algunos de ellos, como por ejemplo los tres tomos de la Valencia Desaparecida, se componen de secciones cortas independientes entre sí que se pueden despachar en muy poco rato, así que no descarto echarles mano. También quiero escuchar los últimos álbumes de la discografía de Depeche Mode, de los que me quedé un poco descolgado en su día, a ver si valen la pena…


Poster de la película Once Upon a Time in Hollywood, de Quentin Tarantino


Una última actividad a realizar en casa pero con vistas a salir de ella es la de investigar sobre alojamiento en (y trenes a) una ciudad con mucha historia, monumentos y museos, no muy lejos de Valencia (no os digo cuál porque sería spoiler de cara a futuras Postales), con la intención de pasar allí tres o cuatro días a mediados de agosto… Lógicamente, tal y como está el asunto con el Coronavirus no es sensato salir de España, así que intentaré hacer un viajecito más corto y más cerca… Ante los nuevos brotes y la amenaza de un segundo confinamiento por la irresponsabilidad de algunos, ni siquiera esta opción más modesta está asegurada, así que esperaré un poco más y veré cómo evoluciona la situación antes de hacer las reservas; y si al final hay mala suerte y no puede ser, pues al menos haré una visita de un día a Sagunto para ver las ruinas romanas, que hace muchos años que no voy… El que no se consuela es porque no quiere.

Esperemos que la gente se conciencie y tome más precauciones, y que con la obligatoriedad de las mascarillas en la mayor parte del país (incluyendo la Comunidad Valenciana) podamos mantener a raya al virus y los brotes no vayan a más. Sé que los lectores habituales de La Belleza y el Tiempo sois personas con sentido común, y también que muchos de vosotros y vosotras me conocéis personalmente, así que os animo a poneros en contacto conmigo estas semanas para quedar cuando os apetezca (manteniendo por supuesto la distancia y teniendo cuidado), que Internet y los móviles están muy bien pero no hay nada como coincidir en persona y echarse unas risas… Puede que algunos os sintáis también aburridos o bajos de energía en algún momento del verano, y simplemente poder compartir un rato, verse, hablar y escucharse resultará terapéutico para ambas partes… Y aunque no podamos quedar por la razón que sea, al menos espero que estas sugerencias os ayuden a ser un poco más felices estos días; yo estoy encantado de poder compartirlas con vosotros a través del blog… Al fin y al cabo, para eso están los amigos.


Tarjeta con una ilustración de unas flores y una abeja y con las palabras “Feel better soon”