domingo, 6 de septiembre de 2020
lunes, 31 de agosto de 2020
Rebajas
Aquí unas fotos que tomé hace tiempo al pasar frente a un escaparate en la zona del Parterre. Es curioso lo que ocurre cuando le das la vuelta a ciertas palabras y quitas un par de letras…
lunes, 24 de agosto de 2020
Postales desde Roma (II)
He estado ojeando mis entradas antiguas de Postales y me he dado cuenta de que los primeros años mis selecciones eran muy exigentes y reducidas, de solo diez imágenes, dejando fuera muchas fotos de gran calidad, así que hoy me he propuesto hacer una repesca de las descartadas de mi viaje a Roma… Espero que os guste volver a pasear por sus calles una vez más.
Foro di Traiano
Pantheon
Basilica
di San Pietro
Piazza
Navona
El
Gesù
Santa
Maria in Trastevere
Cupola
di San Pietro
Boca
della Verità
Foro
di Nerva
Trastevere
lunes, 17 de agosto de 2020
Cambio de Ritmo
A cuatro días escasos del octavo aniversario de La Belleza y el Tiempo he decidido realizar un cambio de ritmo en el blog… A la vuelta de las vacaciones la situación en mi trabajo será complicada y voy a necesitar más tiempo no solo para cumplir plazos sino para poder descansar un poco los fines de semana, así que seguiré publicando cada lunes o martes pero durante una temporada me dedicaré a subir selecciones de mis fotos con distintas temáticas… Supongo que más adelante podré volver a colgar entradas más elaboradas, aunque sea de vez en cuando. Las fotografías de hoy son del Jardín Botánico de Valencia, espero que os gusten.
lunes, 10 de agosto de 2020
Palimpsestos (II)
La semana pasada hablamos de palimpsestos en la escritura y la pintura, y hoy me voy a centrar más en los palimpsestos arquitectónicos y arqueológicos que podemos encontrar paseando por la parte antigua de Valencia: en ellos se advierte una superposición de distintas capas, de distintas épocas, en la que las claramente visibles son las más recientes pero haciendo un poco de esfuerzo se pueden distinguir las trazas de las capas más antiguas. Un ejemplo obvio de esto es el Centro Arqueológico de l’Almoina, en el que los expertos debieron tener auténticos quebraderos de cabeza para decidir hasta qué profundidad excavar en cada punto, qué hallazgos documentar, retirar y almacenar y cuáles dejar expuestos in situ, aun a riesgo de no encontrar algo más antiguo que pudiera haber debajo.
Los restos
cristianos medievales se retiraron casi por completo para dejar a la vista una
mezcla de elementos islámicos, visigóticos, imperiales y republicanos. Así, el
Alcázar islámico se solapa con el Ninfeo romano, y las tumbas y ábside
visigóticos aparecen alrededor de las dependencias romanas en las que
supuestamente se encarceló a San Vicente Mártir a principios del S.IV… Incluso la
casa del Punt de Ganxo,
edificio modernista de 1906 contiguo al centro arqueológico, utiliza como
cimientos parte de los gruesos muros de la desaparecida catedral visigoda.
El edificio de
la Catedral también es un palimpsesto en sí mismo, con diversas etapas constructivas que se
han ido sucediendo desde el edificio original del S.XIII. En el XIV se
añadieron la Sala Capitular y el Micalet, por entonces exentos ambos, aunque
quedarían unidos al edificio principal con la Arcada Nova del S.XV. Del S.XVI
es la Obra Nova recayente a la Plaza de la Virgen, y del XVIII la Reforma
Neoclásica. Tenemos en la Seu incluso elementos romanos reciclados: en la Arcada
Nova destaca, en la base de una columna que hay del lado de la epístola, la presencia
de un bloque de piedra con la inscripción lapidaria "CENS ET VIRIA A"…
Este sillar debió formar parte de algún monumento funerario de época romana y
se aprovechó como elemento constructivo al ser hallado en las cercanías del
templo.
La
incorporación de lápidas romanas a edificios posteriores es algo que también
podemos apreciar en la fachada de la vecina Basílica,
como ya comentamos en su día en el blog.
En algunos casos la reutilización de materiales no se lleva a cabo por razones
estéticas sino meramente prácticas: un ejemplo de esto es el reciclaje de varios
fragmentos de una estatua,
incluida la cabeza, como relleno para cegar un arco en la parte trasera de la
iglesia de Santa Catalina… También tendríamos una superposición clara de varias
capas en el Palau de Benicarló,
actual edificio de Les Corts en la calle Navellos, con tres juegos distintos de
ventanas: las de época moderna están en posiciones muy similares a las que
ocupaban las originales, y además se advierten las trazas de las ventanas
góticas, intermedias cronológicamente, y que hoy en día están cegadas.
Pero sin duda
uno de los ejemplos de palimpsesto arquitectónico más interesantes y
curiosos en los que puedo pensar es el Hotel Caro,
antiguo palacio del Marqués de Caro, situado en la misma manzana del Temple, en
la calle Almirante, así que me voy a detener más en él. Se trata de un palacete de corte neoclásico del S.XIX, residencia del que fuera alcalde de Valencia, Nicolás García Caro, renovado
a partir de otro palacio en estilo gótico del S.XIII-XIV. Reconvertido a su vez
en un hotel que lleva en funcionamiento desde 2012, en las obras de
restauración y rehabilitación, que duraron años, se descubrieron fragmentos de
la muralla árabe del S.XII,
visibles ahora en el restaurante del semisótano,
y también han aparecido en los alrededores otros restos que se remontan a la época
romana de la ciudad.
Uno de los
elementos expuestos en el vestíbulo de entrada es una porción de suelo con un mosaico
primitivo que data de la misma fundación de la colonia valentina en el S.II a.C., con la cornucopia del escudo de la ciudad. Sobre la barra del
bar aparecen suspendidas (posiblemente colocadas del revés)
tres de las metas que en el circo romano del S.II de nuestra era marcaban el
punto de salida y llegada para las carreras de caballos; tal vez en el lugar que
ocupa ahora el hotel se encontraba antiguamente algún edificio auxiliar cercano
al circo. Si seguimos avanzando en el tiempo, un par de habitaciones del hotel
están dentro de una torre de la muralla islámica,
torre en la que también se descubrió un acceso a la ciudad de aquella época.
De estilo
gótico tenemos un precioso arco en el vestíbulo y unos azulejos del S.XV,
y del S.XIX tenemos algunos techos decorados,
una puerta de hierro forjado o la escalera protomodernista de mármol…
Es increíble cómo la rehabilitación del palacete ha conseguido la integración
de los elementos arqueológicos en la estructura actual con una gran armonía,
convirtiendo tanto zonas comunes como habitaciones privadas en una mezcla de hotel y museo.
Si entráis a la recepción del Caro y lo pedís con educación, os dejarán echar
un vistazo a los elementos del vestíbulo aunque no seáis clientes… Os
recomiendo que hagáis este curioso viaje en el Tiempo,
de verdad vale la pena.
martes, 4 de agosto de 2020
Palimpsestos (I)
La primera vez que oí la palabra palimpsesto fue en la película Contact de
Robert Zemeckis, basada en la novela homónima de Carl Sagan sobre el programa
de búsqueda de vida inteligente fuera de la Tierra. En el capítulo
6 de la primera parte de la novela se nos habla de este mensaje oculto dentro
de otro mensaje: inicialmente se trata de pulsos de ondas de radio que
representan una secuencia de números primos repetida una y otra vez, pero tras
un análisis más cuidadoso se descubre que codificada debajo está la
reproducción de la primera retransmisión humana de radio suficientemente
potente como para atravesar la ionosfera, que corresponde a un vídeo de las Olimpiadas de la Alemania Nazi en
1936. Aunque en la película los detalles son algo distintos, en el libro son
las modulaciones de la polarización y de la fase de las ondas de radio las que
permiten descubrir todavía más capas del mensaje, incluyendo las instrucciones
para construir un dispositivo de transporte interestelar.
La definición
más habitual de palimpsesto tiene
que ver con los distintos soportes para la escritura.
La palabra viene del griego antiguo y significa “raspado y listo para usar de
nuevo”; sirve para hacer referencia a un manuscrito que conserva en su soporte
trazas a veces imperceptibles de una escritura original que se ha borrado
expresamente para dar lugar a la actual. Esta práctica de reutilizar un
determinado soporte es bastante antigua, pero se hizo más frecuente entre los
siglos VII y XII a causa de la dificultad para importar papiro de Egipto, y sobre
todo de lo costoso y escaso que era el pergamino (recordemos que el papel se
empezó a usar habitualmente como soporte después de los otros dos tipos). En la
Alta Edad Media el texto original se borraba con una mezcla de leche y avena,
apareciendo de nuevo tenuemente con
el paso de los años. Posteriormente la tinta del texto original pasó a rasparse
con piedra pómez, cual si de una goma de borrar se tratase, aunque a veces
quedaban algunos restos por eliminar.
A partir del S.XIX algunos eruditos y filólogos empezaron a idear métodos
para hacer visibles y poder transcribir los textos ocultos debajo de otros que
frecuentemente eran de menor interés. Al principio esto se hacía mediante la
aplicación con un pincel de tinturas o reactivos químicos, y en la actualidad
tenemos medios menos agresivos de conseguirlo, con el uso de distintas
variedades de luz especial (ultravioleta, rayos-X) que permiten ver los trazos
que no se aprecian bajo la luz visible. Gracias a estos métodos se han redescubierto
fragmentos de textos de los grandes autores clásicos griegos o romanos, como
Homero o Cicerón, que se habían perdido debajo de otros textos medievales de
temática religiosa. Habitualmente las obras originales no suelen estar enteras,
al haberse mezclado hojas sueltas de varias de ellas para dar lugar al nuevo
libro, pero en contadas ocasiones sí se consigue rescatar la obra completa, como es el caso del Palimpsesto de Arquímedes.
Algo similar
ocurre en la pintura: igual que algunos novelistas reescriben partes de sus obras,
también los pintores cambian detalles en sus cuadros,
siendo detectables estos cambios a posteriori por distintos métodos. Este
fenómeno se conoce con el nombre de pentimento,
que significa “arrepentimiento” en italiano. A veces la corrección se ejecuta
por voluntad propia y a veces son el mecenas o la opinión pública los que hacen al artista cambiar el cuadro. Puede tratarse de un elemento de la
obra (por ejemplo una cabeza, una pierna o una mano) en una posición
ligeramente diferente, o de un elemento completamente eliminado después de haberse
pintado. Algunos pentimenti pueden notarse a simple vista analizando el cuadro
de cerca y con atención, y otros se hacen visibles con el paso de los años al
adquirir cierta transparencia las capas más superficiales de pintura. Un tercer
tipo de arrepentimientos solo pueden ser vistos mediante métodos modernos tales
como las radiografías (que hacen visible el plomo de ciertos pigmentos blancos
ocultos) y la reflectografía infrarroja (que afecta a pigmentos negros basados en el carbón).
En algunas ocasiones
puede que no se trate de detalles sueltos, y que una obra oculte otra
completamente nueva para reaprovechar el soporte, como ocurre en los
palimpsestos escritos: Picasso, por ejemplo, reutilizaba los lienzos porque
pintaba compulsivamente, y Van Gogh porque no tenía dinero para comprar otros
nuevos… Hablando de artistas consagrados, Velázquez hizo también multitud de correcciones a sus obras, a veces mucho tiempo después
de pintarlas (tengamos en cuenta que convivía con ellas, ya que era pintor de
cámara del rey Felipe IV)… Hasta Las Meninas tiene algún que otro pentimento: en la posición en la que aparece el autorretrato
del pintor había antes una figura femenina (lo que ha dado lugar a algunas
interesantes teorías para explicarlo), y además la cruz de la Orden de Santiago que
luce su pecho en el cuadro fue añadida a posteriori…
Con esto lo dejamos por hoy; la semana que viene, en la segunda entrega, me
centraré en los palimpsestos arquitectónicos y arqueológicos que podemos
encontrar paseando por las calles de Valencia.
lunes, 27 de julio de 2020
Un Día en Barxeta
El pasado
febrero fui invitado a tomar una paella y pasar el día a una casa de pueblo que
la familia de un buen amigo tiene en Barxeta, un
pueblecito no muy lejano a Xàtiva, al sur de Valencia. Por la mañana el grupo
de ocho asistentes estuvimos preparando la comida y mantuvimos una agradable
conversación, y por la tarde nos fuimos a dar un paseo por los alrededores del
pueblo, disfrutando de los preciosos paisajes de la zona. Os adjunto
una selección de diez de las fotos que hice allí,
espero que os gusten.
lunes, 20 de julio de 2020
Depre Prevacacional
Hace unos días,
revisando en las estadísticas del blog las selecciones de los lectores, tropecé
con una entrada de la que ya casi no me acordaba llamada Depre Postvacacional,
que escribí a finales de agosto de 2016. En ella hablaba de esas ocasiones en
que por azares de la vida la vuelta al trabajo se te junta con otros varios
pequeños problemas, lo que te hace sentirte durante un par de días algo
apático, sin ganas de hacer nada. Esto me hizo recordar los últimos programas de
la sexta temporada de La Vida Moderna,
emitidos hace unas tres semanas, en los que se notaba claramente que Ignatius Farray estaba algo deprimido, seguramente ante la perspectiva de llegar a las vacaciones sin ningún
plan interesante a la vista, sin pareja y tal vez sin la compañía de los amigos
habituales.
En esta época del año en
la que se cogen vacaciones uno puede descansar del duro trabajo, lo cual es
genial, pero también pierde el contacto con los compañeros de faena y con los
amigos que tienen sus propios planes y se marchan fuera de la ciudad. Sobre
todo las personas que vivimos solas podemos llegar a sentirnos realmente solas y experimentar un ligero bajón
durante unos pocos días, hasta que cambiamos el chip y pillamos la marcheta de
las vacaciones: esta variedad de la llamada depresión o síndrome prevacacional la he sufrido yo también algunas veces… Este año en particular puede ser
aún más duro que de costumbre a causa del Coronavirus porque el contacto con compañeros y amigos en los últimos cuatro meses ha sido
sobre todo online y por tanto de menor calidad, y porque muchas de las
actividades culturales y de ocio disponibles en Valencia en julio y agosto se
están celebrando a medio gas o directamente se han cancelado, a lo que se suma la posibilidad de nuevos confinamientos y la incertidumbre
general acerca de qué va a pasar en el Mundo en los próximos meses.
Por todo esto (y porque
en el trabajo hemos hecho un par de cursillos sobre el tema) he pensado que
podía compartir con vosotros algunas técnicas y sugerencias para combatir esta
tristeza pasajera,
por si os resultan de utilidad… Una de las formas más eficaces de sentirse bien
cuando ni se trabaja ni se viaja es mantener una cierta rutina diaria: intentar acostarse y levantarse
aproximadamente a las mismas horas, tener preparadas ciertas actividades de
ocio para hacer en casa mientras apriete más el calor, dedicar un rato a hacer
algo de ejercicio, intentar salir un poco a la calle todos los días por la
mañana o cuando el sol esté ya más bajo y hablar con amigos o familiares
también a diario, aunque sea por WhatsApp.
Es importantísimo favorecer en la medida de lo posible que nuestro sueño sea reparador: actividades más relajadas antes de
acostarse, una cena ligera, una ducha fresca o abrir un poco las ventanas para
que haya corriente nos ayudarán a conseguirlo. En mi caso concreto, los nuevos
vecinos cubanos de arriba se han calmado un poco tras el fin del confinamiento,
pero todavía son algo ruidosos de vez en cuando, así que si el niño pega
carreras por el pasillo durante el día me pongo música con los auriculares si
estoy en el ordenador, y además he comprado unos tapones de silicona moldeable
para los oídos, para las noches concretas (a lo mejor una a la semana) en que
tienen amigos de visita hasta tarde y hay un poco más de jaleo.
Es crucial recordar que cuerpo y mente están conectados, y que cómo
tratemos a nuestros otros órganos puede influir bastante en el buen estado de
nuestro cerebro. Por ejemplo es muy aconsejable que nuestra dieta sea sana y equilibrada; a este respecto yo sigo ciñéndome al menú
semanal que me confeccioné al empezar el estado de alarma. Ya he hablado
también del ejercicio diario: pueden ser estiramientos o pesas en casa, un poco
de running o simplemente un paseo por la calle. Si por lo que sea en algún
momento estamos un poco agobiados, la sensación de nudo en el estómago puede
eliminarse practicando la relajación muscular activa, respirando profundamente
y de manera controlada durante un par de minutos… Y cuidar los pequeños detalles asociados con los cinco sentidos también
puede ayudar a que nos sintamos mejor: una habitación luminosa, música
agradable, un olor que nos guste especialmente (recuerdo por ejemplo un gel desinfectante
perfumado que me prestó una amiga el otro día y que relajaba solo con olerlo), ropa
cómoda para el calor o algo tan sencillo como mantenerse hidratado con un trago
de agua fresca.
También es imprescindible mantener la conexión con tus amigos durante las semanas de vacaciones, preferiblemente
en persona, o como mínimo online; yo por ejemplo, aparte de mis quedadas ocasionales y de los vecinos del
barrio que me voy encontrando en mis paseos, tengo un par de planes pendientes
con mis compañeros del grupo de Escépticos y con los del trabajo que espero que se puedan llevar a cabo… Y no hay que
tener miedo de comentarle a la gente que te sientes algo solo o aburrido estos
días; no es algo de lo que haya que avergonzarse, y menos aún en esta nueva normalidad
(que de normal no tiene nada, aunque a lo mejor lo que ocurre es que todavía no
hemos llegado a ella).
Hay que evitar darles vueltas una y otra vez en la cabeza a los aspectos
negativos de la situación o a los problemas que se tengan, a no ser que se haga
calmada y racionalmente para intentar resolverlos; y con las cosas que no
tengan remedio es mejor no obsesionarse. Tampoco debemos compararnos con otras
personas que aparentemente están mejor que nosotros, sobre todo sin tener toda
la información; seguro que nuestra visión está sesgada y esa gente a la que envidiamos también tiene sus propios problemas y lucha por
solucionarlos. Hay que animarse y dedicar algo de tiempo cada día a la gratitud, a verbalizar la parte positiva de la
situación, a recordar los pequeños detalles agradables, los momentos alegres
que hemos disfrutado recientemente, las cosas buenas que hay en nuestra vida y que
pasamos por alto… Parece ser que llevar a cabo actividades de tipo artístico o
creativo (como en mi caso redactar las entradas del blog)
es también muy beneficioso y nos aporta una mayor estabilidad mental.
Es bueno planificar una lista personalizada de consejos y de actividades
interesantes con antelación al inicio de las vacaciones o nada más empezar
estas, y proceder de forma activa a poner en práctica estos consejos al
detectar el menor síntoma de apatía, tristeza o nudo en el estómago… Este “plan
de acción para el bienestar personal”, como podríamos llamarle, ya sea una
breve lista de anotaciones telegráficas garabateadas en un trozo de papel o un
archivo más elaborado en formato digital y con distintas subsecciones, puede y
debe estar en constante proceso de evolución, refinamiento y mejora, y nos
ayudará a vencer la sensación de soledad.
En la segunda parte de la entrada os voy a describir mi lista de actividades
para combatir el aburrimiento en verano; seguro que algunas de las propuestas
os pueden ser útiles también a vosotros. En primer lugar, y como ya he dicho
antes, voy a chatear regularmente con la familia y los amigos, incluyendo algunos con los que
no he hablado desde hace tiempo… En este sentido, reconozco que el haberme
puesto WhatsApp hace un año al cambiar de móvil me ha venido muy bien no solo para mantener el contacto en verano sino también
para los meses de confinamiento. También intentaré en la medida de lo posible
hacer quedadas en persona, tomando las correspondientes precauciones
relacionadas con la Covid-19: veré a mi familia en el apartamento de la playa algún
día suelto, tengo medio pendiente una partida de rol en mesa con unos colegas (hacía muchos años que no jugaba pero me apetece, puede ser
divertido) y he hecho un par de ofrecimientos para servir de guía amateur en
una visita al casco antiguo de Valencia, que ya veremos si se concretan o no…
Cuando no haya nadie disponible para actividades en grupo siempre puedo
recurrir a mis reconfortantes paseos por el citado casco antiguo, por el Parque Central, por las calles de Russafa o por los
terrenos de huerta que llevan a La Punta.
En cuanto a los museos de la ciudad, algunos interesantes que están funcionando
ahora mismo, y que además tendrán entrada gratuita al menos hasta final de año,
son el de San Pío V, el Centro del Carmen, el IVAM o el MHV. También podéis ir a l’Almoina los domingos por la mañana o a la Fundación Bancaja los martes por la tarde si
queréis aprovechar los horarios de acceso libre. Este año no hay Gran Nit de
Juliol, ni cine en el MuVIM, ni en el edificio de La Nau, pero acaba de empezar
un ciclo de proyecciones en V.O.S. de comedias europeas en el claustro gótico del Centro del Carmen que puede estar bien…
El aforo es limitado (aunque os advierto que no hay apenas distancia entre asientos),
así que os recomiendo que no tardéis en inscribiros si os interesa. En agosto,
y aquí sí supongo que con las sillas más separadas, tendremos una nueva edición
de la Filmoteca d’Estiu.
En cuanto a cosas que puedo hacer en mi propio piso, tengo un montón de vídeos de YouTube que he ido guardando en mi lista de pendientes y a los que iré dando salida… Aparte de vídeos sueltos de muy variada temática, quiero también ponerme al día con entregas antiguas de mis canales de YouTube favoritos, como por ejemplo la temporada 3 de La Vida Moderna. También quiero intentar ver los trece episodios de Mundos Posibles, la tercera temporada de la serie Cosmos, presentada, como la segunda, por Neil DeGrasse Tyson (los tres primeros episodios ya han caído y están francamente bien). Tengo aún por ver la última temporada de Black Mirror, pero no sé si con la situación actual están los cuerpos como para distopías; creo que por ahora la voy a dejar aparcada. Y añadiría algunas películas de mi lista de pendientes: un par de Richard Linklater y de Rian Johnson, y también Once Upon a Time in America, de Leone (por cierto, el otro día vi Once Upon a Time in Hollywood de Tarantino y me gustó mucho).
Hacia el final de mi lista está también la pila de libros pendientes,
aunque sé que en este caso del dicho al hecho hay un trecho, porque me cuesta
un poco centrarme a la hora de leer textos muy largos (por eso los libros están
al final de la lista)… De todos modos algunos de ellos, como por ejemplo los tres
tomos de la Valencia Desaparecida, se componen de secciones cortas
independientes entre sí que se pueden despachar en muy poco rato, así que no
descarto echarles mano. También quiero escuchar los últimos álbumes de la
discografía de Depeche Mode,
de los que me quedé un poco descolgado en su día, a ver si valen la pena…
Una última actividad a realizar en casa pero con vistas a salir de ella es
la de investigar sobre alojamiento en (y trenes a) una ciudad con mucha historia,
monumentos y museos, no muy lejos de Valencia (no os digo cuál porque sería
spoiler de cara a futuras Postales),
con la intención de pasar allí tres o cuatro días a mediados de agosto…
Lógicamente, tal y como está el asunto con el Coronavirus no es sensato salir
de España, así que intentaré hacer un viajecito más corto y más cerca… Ante los
nuevos brotes y la amenaza de un segundo confinamiento por la irresponsabilidad de algunos, ni siquiera esta opción más modesta
está asegurada, así que esperaré un poco más y veré cómo evoluciona la
situación antes de hacer las reservas; y si al final hay mala suerte y no puede ser, pues al
menos haré una visita de un día a Sagunto para ver las ruinas romanas, que hace muchos años que no voy… El que no se
consuela es porque no quiere.
Esperemos que la gente se conciencie y tome más precauciones, y que con la obligatoriedad de las mascarillas en la mayor parte del país (incluyendo
la Comunidad Valenciana) podamos mantener a raya al virus y los brotes no vayan
a más. Sé que los lectores habituales de La Belleza y el Tiempo sois personas
con sentido común, y también que muchos de vosotros y vosotras me conocéis
personalmente, así que os animo a poneros en contacto conmigo estas semanas
para quedar cuando os apetezca (manteniendo por supuesto la distancia y
teniendo cuidado), que Internet y los móviles están muy bien pero no hay nada
como coincidir en persona y echarse unas risas… Puede que algunos os sintáis también aburridos
o bajos de energía en algún momento del verano, y simplemente poder compartir un rato, verse, hablar y escucharse resultará terapéutico para ambas partes…
Y aunque no podamos quedar por la razón que sea, al menos espero que estas
sugerencias os ayuden a ser un poco más felices estos
días; yo estoy encantado de poder compartirlas con vosotros a través del blog…
Al fin y al cabo, para eso están los amigos.