Las excavaciones realizadas en la Plaza de la Almoina
han proporcionado a los arqueólogos (y a todos nosotros) la situación exacta de
la entrada este del foro romano de Valentia, lo que nos permite estimar que el
templo religioso dedicado a Júpiter, situado en la parte norte del foro, debió
estar en algún punto no muy lejano a la actual Fuente del Turia en la Plaza de
la Virgen. A poca distancia de allí, y sin necesidad de salir del Centro
Arqueológico de la Almoina, podemos contemplar en su esquina sudeste (y en la Plaza del Arzobispo)
algunos vestigios de la primera catedral cristiana de
Valentia, de época romano-visigoda, como parte del ábside, el baptisterio y una
capilla sepulcral del S.VI. Unas
decenas de metros hacia el sudoeste, justo en la zona donde antes estaba la
entrada a la Catedral Visigótica, se construyó en el S.VIII la Mezquita Mayor o
Mezquita Aljama de Balansiya, que fue a su vez reconvertida de nuevo a catedral
cristiana después de la conquista de la ciudad por Jaume I en 1238. Como ya
comentamos en otra ocasión, hay
constancia documental de que durante casi un cuarto de siglo la mezquita
permaneció en pie, incluso con los pasajes del Corán escritos en las paredes, y
se utilizó para el culto cristiano hasta que en junio de 1262 fray Andreu
d’Albalat, tercer obispo de la ciudad, resolvió derribarla y construir en su
lugar un edificio de nueva planta: la Iglesia de Santa María. Aunque como ya he dicho alguna otra vez yo no soy una persona religiosa, la
Catedral de Valencia siempre me ha parecido un lugar muy interesante desde el
punto de vista histórico, arquitectónico, artístico, cultural y sociológico, de
modo que durante las próximas semanas nos dedicaremos a dar un paseo por su
pasado, por su exterior y por su interior.
La Seo de Valencia
es de estilo gótico, un gótico bastante sobrio y discreto, aunque las obras
comenzaron por la girola y por la Puerta de la
Almoina, que es de estilo tardo-románico.
Las últimas hipótesis suponen que la antigua mezquita musulmana ocupaba la
situación del crucero de la catedral actual, siendo la Puerta de la Almoina el lugar donde se
encontraba el mihrab. La Seo, que se iba haciendo a medida que la Aljama se derribaba,
contaba ya al final del S.XIII con el deambulatorio o girola con sus ocho
capillas, y con la puerta románica en el brazo oriental del crucero. En la
primera mitad del S.XIV se cerró el crucero por su lado oeste con la
construcción de la puerta gótica de los Apóstoles, donde antes estaba la entrada a la mezquita, y también
se edificaron tres tramos de las tres naves (la central y las dos laterales) y
se empezó a levantar el cimborrio.
La Sala Capitular, donde se reunían los clérigos para deliberar los asuntos
internos, y la torre-campanario del Micalet se construyeron inicialmente
separadas del resto de la iglesia, pero a mediados del S.XV se ampliaron las
naves en un tramo más, conocido como Arcada
Nova, y la catedral se unió definitivamente con ambas. De la etapa
barroca destaca que en 1703 se inició la construcción de una nueva puerta
principal, la conocida como Puerta de
los Hierros.
Comencemos nuestro
paseo por el exterior de la catedral
en la Puerta de la Almoina,
también llamada del Palau por dar al Palacio Arzobispal. Pertenece, como hemos
dicho, al estilo románico, que ya empezaba a estar pasado de moda en la época en la que se inició la catedral. Presenta varios arcos concéntricos y capiteles delicadamente tallados con escenas de la Biblia, y por encima de ellos podemos ver, aún con restos de policromía, catorce cabezas de hombres y mujeres que bien podrían ser donantes para la construcción de la puerta, pero que según la tradición representan a siete matrimonios leridanos que vinieron para repoblar Valencia y trajeron con ellos a trescientas doncellas que debían casar con los nuevos colonos. Sus nombres aparecen inscritos junto a sus efigies y aunque están abreviados parece que son: Pere y Maria, Guillem y Bertomeua, Ramon y Dolça, Bertran y Berenguera, Domènec y Ramona, Francesc y Ramona, y por último Bernat y Floreta. Dentro de la arcada, y a la derecha de las puertas de madera (que por desgracia no son las originales), se aprecian una serie de misteriosos surcos verticales abiertos en la piedra... Pero ya hablaremos de ellos en otra ocasión.
Desde la Puerta de la Almoina nos dirigimos a la
derecha, hacia la Plaza de la Virgen, dejando atrás la pequeña capilla donde al
parecer el rey Jaume celebró la primera misa después de conquistar la ciudad.
Caminamos por debajo del paso elevado que une la Catedral con la Basílica y
dejamos también atrás la llamada Obra Nova, una tribuna semicircular con tres alturas
de arcadas desde las cuales los canónigos pueden asistir a las celebraciones (y
hoy en día también alguna que otra manifestación)
que se realizan en la Plaza. Llegamos así a la Puerta de los Apóstoles, de estilo
gótico. Los batientes de madera son del año 1438 y
los clavos y herrajes son los originales de la época. En cuanto a la portada y
los Apóstoles representados en ella (actualmente son réplicas, los originales
están en el museo catedralicio), fuera quien fuese su autor era un mal
conocedor de la piedra de la zona, porque empleó una de tipo quebradizo que se
degradó con rapidez y que ha obligado a continuas reparaciones y restauraciones…
vamos, que al final lo barato sale caro.
Por encima de la puerta tenemos un enorme rosetón de seis metros y
medio de diámetro, también reconstruido en los años
60 por haber sufrido el mal de la piedra, y que contiene dos triángulos equiláteros entrelazados que representan la Estrella de David, o de Salomón. Como apuntó en su día Joan
Fuster, esta estrella es difícil de explicar en la entrada de un templo
católico; aunque algunos la interpretan como símbolo de Jesús, el Mesías,
descendiente de la Casa de David, se especula que ante la falta de fondos para
la construcción de la puerta se pidió prestado dinero a los prestamistas
judíos, y éstos accedieron a cambio de que figurase la estrella en el rosetón.
Como último detalle, comentar brevemente que al pie de la Puerta de los
Apóstoles se ha venido reuniendo todos los jueves a las doce de la mañana,
supuestamente de manera ininterrumpida desde hace más de mil años (cuando en
este mismo lugar se hallaba la entrada a la Mezquita Mayor), el Tribunal de las Aguas, la institución de
justicia más antigua de Europa aún en funcionamiento, del que posiblemente
hablemos un poco más en otra ocasión. La semana próxima terminaremos nuestro recorrido
por el exterior del edificio, pasearemos hasta la puerta barroca y subiremos a
echarle un vistazo al campanario de la iglesia.
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