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domingo, 3 de noviembre de 2024

Materia Oscura (I)

 

Os habréis dado cuenta de que esta entrada del blog sale en domingo y no en lunes, y además saltándose la periodicidad habitual de una cada dos semanas, pero es que el tema es importante… Se trata de mis reflexiones acerca de la Dana y posterior Riada del martes 29, que afectó a localidades valencianas como Utiel, Chiva, Torrent o Paiporta y los municipios adyacentes, y que a la hora de escribir esto se ha cobrado doscientas vidas, aunque la cifra puede seguir subiendo. Debido a la alerta meteorológica y al posterior caos generado alrededor de la ciudad de Valencia no tuve que ir a trabajar ni el miércoles ni el jueves, presentándoseme por delante un largo fin de semana. El miércoles me quedé en casa, siguiendo el desarrollo de los acontecimientos por la televisión, así que para mí la tragedia era todavía algo abstracto; lo único que noté es que la presión del agua en los grifos estaba algo más baja de lo normal.



El jueves 31 a media mañana salí a comprar y empecé a comprobar que los coletazos del siniestro, aun siendo muy leves, llegaban hasta mi barrio: alrededor de los contenedores se acumulaba una gran montaña de bolsas de basura, seguramente porque los servicios de recogida vienen desde el sur de la ciudad, y continuamente se oía sonido de sirenas en la calle. Mi segunda sorpresa llegó en el supermercado al ver muchas de las estanterías vacías y escuchar a los trabajadores quejarse de la gente que había comprado mucho más de lo necesario, acaparando alimentos básicos de manera irresponsable por miedo al desabastecimiento. No pude encontrar leche, aunque todavía tenía un poco en casa, y tuve que sustituir un par de productos no disponibles (queso y garbanzos en lata) por otros similares. Compré solo lo que me faltaba, de la forma habitual y sin extras… La verdad es que no entiendo por qué cuando pasa algo así (como en la Pandemia del Covid) algunas personas piensan que se viene la Segunda Guerra Civil, o la Tercera Guerra Mundial… Hay mucho gilipollas suelto por ahí.



En las noticias decían que bastante gente de Valencia ciudad estaba cruzando el puente peatonal de la pedanía de La Torre para ayudar y llevar agua y alimentos a Paiporta y Benetússer, pero yo quería comprobar con mis propios ojos que no se trataba de un detalle exagerado para darle dramatismo a la noticia y conseguir así más audiencia. A primera hora de la tarde me acerqué andando por la calle San Vicente hasta el barrio de San Marcelino. El nuevo cauce del Turia ya llevaba un caudal mucho más bajo que el de dos días antes; si no se hubiera construido hace medio siglo, la ciudad de Valencia también habría sufrido las consecuencias de esta nueva Riada. Las carreteras a ambos lados del cauce estaban llenas de camiones y coches que avanzaban muy lentamente. En la parte norte no se veía demasiado barro ni señales de destrucción.

Efectivamente, había muchas personas cruzando el puente peatonal en ambas direcciones, y por lo que se podía entresacar de las conversaciones muchos de los que iban hacia La Torre no eran vecinos de allí sino que venían a ayudar de forma desinteresada, pertrechados con palas, escobas y botas de agua. Había muchos grupos de chavales y chavalas jóvenes, que en su mayoría no tenían mucha pinta de votar al PP. En dirección contraria había gente que volvía con la ropa manchada de barro, y pude ver en varios puntos pares de zapatillas totalmente inservibles que alguien había dejado a un lado del camino… La verdad es que me alegró bastante comprobar esta muestra de solidaridad. Supongo que la razón de que tantos jóvenes hayan tomado esta decisión es simplemente que por una vez, en este Mundo tan turbulento, complejo e incierto, estaba bastante claro qué era lo correcto… En fin, que no solo hay gilipollas sueltos por ahí, también hay buena gente.



La nota discordante la puso un niño rubio de unos diez años, con pinta de turista, que iba en bici hacia La Torre seguido por su madre, también rubia y montada en patinete. La gente ocupaba tanto la parte peatonal del puente como el lateral destinado a bicicletas, pero el niño no parecía entender que se trataba de una emergencia y en vez de bajarse de la bici reclamaba su derecho a tener vía libre tocando el timbre de forma continua y enervante, para que la multitud se apartara… La madre tampoco parecía entender la situación porque no le recriminaba su conducta. En ese momento no estuve rápido de reflejos, pero después me quedé con ganas de echarle al pequeño monstruo insensible una buena bronca en inglés… Queda comprobado que en todos los países hay buena gente… y también gilipollas.



Ya en la orilla sur del nuevo cauce, a pesar de que se había despejado parte de las calles para permitir el movimiento de personas, el panorama era dantesco: barro y ramas por todas partes y decenas de coches destrozados y apilados unos sobre otros. Impactado por la desolación, saqué unas cuantas fotos, pero cuando una señora que pasaba me recriminó que así no estaba ayudando me sentí algo avergonzado y dejé de hacerlas… Unos metros más allá había una chica comentando que ya había bastante gente echando una mano, y que no hacía falta más, así que decidí volverme hacia Valencia. Parece que al día siguiente tuvieron que limitar el acceso al puente porque la ingente cantidad de voluntarios que acudían estaba impidiendo que los profesionales hicieran bien su trabajo.



La verdad es que no me veo con una pala y retirando barro, o apartando objetos del medio de la calle; ante tal caos no sabría por dónde empezar ni cómo hacerlo exactamente. Además, estas cosas son más fáciles si las haces con tu grupo de amigos, como casi todos los que estaban allí… Y, aunque decirlo pueda sonar algo egoísta, no me sentía directamente responsable de lo que había pasado ya que durante décadas, tanto en mi trabajo como entre mis amigos y familiares, me he esforzado siempre por hacer comprender a la gente (predicando también con el ejemplo) que tenemos que dejar de atar los perros con longanizas, llevar un estilo de vida más sencillo y reducir nuestra huella de carbono para ralentizar el Cambio Climático que sin duda ha originado (entre otros) este desastre. Sin ir más lejos, el mismo martes a primera hora de la mañana, justo antes de que sucediese la tragedia, estaba quejándome en mi lugar de trabajo de que la gente quisiera encender el aire acondicionado casi en noviembre, y encima con la manga larga puesta… Hay muchos que quieren vivir como marqueses y no se dan cuenta de que somos ya ocho mil millones en el planeta.

Siempre he dicho que es mejor prevenir que curar, que es más inteligente pensar antes que actuar después para arreglar el desaguisado. En otras palabras: no es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia, así que me perdonaréis si no cojo una pala y me pongo manos a la obra… He preferido contribuir a la solución del problema a más largo plazo, redactando esta entrada para ayudar a la concienciación, que es lo que se me da mejor. Y además sé que una parte del euro y medio que dono diariamente a Intermón Oxfam se utilizará para ayudar a las personas que más lo necesitan en la zona afectada por la Dana.



Caminando por San Marcelino llegué al Cementerio General, y después cogí Gaspar Aguilar y Jesús, en una larga línea casi recta, hasta llegar al MuVIM para ver la exposición sobre el caricaturista Mario Armengol y su lucha contra el fascismo en la Segunda Guerra Mundial. Últimamente en mi trabajo nos aprietan las tuercas a base de bien, así que entre semana prácticamente no tengo vida propia y la mitad del finde me la paso dormido en el sofá recuperando fuerzas; por eso mi intención era aprovechar este largo puente para ponerme al día con algunos museos… A medida que me acercaba al centro iba viendo menos jóvenes con palas andando en dirección contraria a la mía y más padres (aunque no muchos, para ser sincero) en mi misma dirección, con niños disfrazados de brujas y vampiros portando cubos de plástico en forma de calabaza… Debe ser difícil compaginar la alegría de la fiesta infantil con la seriedad de una situación sobrevenida como esta; olvidarse en Todos los Santos de tus familiares fallecidos hace años es una cosa, pero ignorar dos centenares de muertos bien recientes con el barro a las puertas de la ciudad es otra muy distinta. Desde luego el ambiente no estaba muy para fiestas, porque me crucé a dos personas (una estaba al teléfono, la otra hablaba con un amigo) con lágrimas en los ojos.



Me encontré el MuVIM cerrado, a pesar de que esa mañana había comprobado por Internet que estaba supuestamente abierto. Pegado en la entrada había un papel que informaba de que el Etno y el Museo de Prehistoria estaban también cerrados, así que decidí probar suerte con el siguiente punto de mi lista, el edificio de La Nau. Por el camino, pasando por la Plaza del Ayuntamiento y la calle Barcas, noté otra diferencia con respecto a la rutina habitual: había menos turistas, tal vez por las cancelaciones del AVE y los vuelos a Valencia en los días anteriores. Ya me olía lo que podía pasar, y en la calle Comedias se confirmaron mis sospechas: en la puerta de La Nau había un cartel de “Edificio cerrado por emergencia climática”, aunque también había comprobado el horario en Google y no decía nada al respecto.

En días de luto como estos reconozco que no es muy apropiado montar fiestas de Halloween, pero en principio no veo que haya razón para cerrar museos en los que la gente puede aprender, entre otras cosas, sobre amenazas actuales como el Cambio Climático o el resurgir del fascismo, sin ir más lejos. Entiendo, sin embargo, que haya personal de los museos que viva fuera de la ciudad y al que le resulte difícil venir a trabajar, o que se haya visto directamente afectado por la tragedia, así que me tomé con serenidad este contratiempo, minúsculo en comparación con lo que están pasando otros ahora mismo. Tampoco me molestó que no se hubieran dado previamente avisos en Internet sobre el cierre (aunque al día siguiente sí había alguno que otro); en una situación caótica como esta es comprensible que no se pueda estar en todos los detalles, y los únicos avisos realmente importantes son los meteorológicos.



Inasequible al desaliento, me di un paseo por el antiguo cauce del río hasta el Museo de Ciencias, donde supuestamente iba a tener lugar a las siete una conferencia sobre Materia Oscura… Y os preguntaréis: ¿Puede haber algo menos relacionado con la urgencia de la Dana que la materia desconocida que no vemos en el Universo pero ejerce un efecto gravitatorio sobre la materia visible? ¿Realmente me quedaba a estas alturas alguna excusa para justificar que me apeteciera asistir a la charla, dadas las circunstancias? Como veis, fue para mí una tarde bastante extraña en la que pasé gradualmente de lo más palpable y concreto a lo más etéreo y abstracto, del barro a los neutrinos; una suerte de viaje del héroe a la inversa, una huida del cobarde que empezó en Mordor y acabó en Bolsón Cerrado.

Y hablando de cerrado: a las seis y cuarto pregunté directamente al guardia de seguridad del museo si se iba a celebrar la charla, y él lo consultó por su walkie-talkie y me dijo que sí, de modo que para hacer tiempo me di un paseo por el exterior del museo y la zona del Ágora. Media hora después volví y había en la puerta una mujer que me dijo que hasta el momento solo habían aparecido tres personas, y que lo sentía mucho pero la actividad se había cancelado. Le dije que no se preocupara, me despedí amablemente de ella y me volví para mi casa. No tiene sentido enfadarse por cosas como estas; como se suele decir en inglés, “Shit happens”… Hay bastante más razón para cabrearse si una marea de agua y barro te inunda la casa.



Voy terminando ya esta crónica de mi día de Halloween, esta epopeya extraña de coches rotos, palas, botellas de leche, avisos y calabazas… Tratemos de sacar algunas conclusiones finales: El Mundo tiene buena gente y gente estúpida. Cuando las amenazas son a largo plazo la mayoría no sabe verlas y no reacciona, y el llanto y el crujir de dientes llegan cuando ya es demasiado tarde… Catástrofes como la ocurrida por la Dana despiertan las conciencias de muchos que sí arriman el hombro, aunque sea solo a corto plazo. La experiencia nos dice que a largo plazo, una vez pasada la emergencia, gran parte de ellos no aprenden nada en absoluto, con lo que corremos el riesgo de tropezar de nuevo con la misma piedra. Y para muestra, un botón: después de una Pandemia que mató a millones de personas muchos siguen tosiéndose y estornudándose en la mano, y no en el interior del codo, otro detalle por el que yo he estado luchando y haciendo pedagogía durante años, tanto antes como después del Covid. Si no podemos retener algo tan sencillo como eso, ¿realmente merecemos prosperar como especie? Pero no seamos demasiado pesimistas: sí que hay gente que hace siempre bien las cosas (aunque no sean muchos), y que haya quien no las hace bien pero se espabila a corto plazo ante las emergencias es mejor que nada.



Hace unas semanas vi en YouTube un ensayo muy interesante sobre la fuerza de las imágenes icónicas y su importancia a la hora de concienciar a la Sociedad sobre los problemas que la acechan. En él se hablaba de cómo la escalada nuclear de la Guerra Fría se ha ido frenando gracias a la persistencia del hongo nuclear en el imaginario colectivo, y de cómo el Cambio Climático carece por ahora de imágenes asociadas igualmente potentes y originales, nunca antes vistas, lo que nos pone en riesgo no ya a largo, sino a medio plazo… Ojalá el recuerdo de las imágenes de cientos de coches apilados unos sobre otros por la fuerza del agua sirva como material para pesadillas y ayude a concienciar a la gente de la Comunidad Valenciana sobre sostenibilidad, ahorro energético y la vuelta a un estilo de vida más sencillo y más alejado del consumismo, narcisismo y hedonismo actuales. Si no entendemos que no hace falta poner el aire acondicionado hasta finales de octubre acabaremos necesitando el aire frío en pleno febrero… Con la finalidad de intentar crear imágenes potentes que ayuden a concienciar, que es algo que se me da medianamente bien (aparte de buscar conexiones y puntos de vista originales sobre asuntos como este), la próxima semana colgaré en el blog una selección de las fotos que saqué en La Torre.



lunes, 17 de julio de 2023

Idiotas

 

La teoría del 90-9-1 propone que en Internet el 1% de usuarios de una comunidad online promedio hacen la mayoría de contribuciones en cuanto a generación de contenido útil, el 9% participan en un segundo plano respondiendo a dicho contenido o editándolo, y el 90% simplemente pasan por ahí y leen pero no participan. Últimamente se ha revisado esta teoría y se ha visto que el porcentaje de generadores de contenido es ahora algo más alto, pero en cualquier caso no suele superar el 10 o 20% del total.

Esto está relacionado con una serie de conclusiones a las que he llegado en los últimos meses, que tienen que ver con las cosas que más me molestan al cabo del día de la gente que me rodea. No entremos a comentar las cosas horribles que hacen algunos protagonistas de las noticias, centrémonos simplemente en las pequeñas cosas vividas en primera persona. Por ejemplo está el abuso del aire acondicionado en mi lugar de trabajo a pesar de su evidente relación con el cambio climático que estamos sufriendo. Y no se trata solo de la potencia o la temperatura exageradas a las que se pone durante el entretiempo, estoy hablando de esa gente cargante que cada vez que entra en una habitación sin aire tiene que recalcar a gritos el calor que hace ahí, o gente que viene de la solana de la calle y no espera ni cinco minutos a ver si su temperatura corporal se regula sola, o gente que se cree que aquí todos atamos los perros con longanizas y que no es normal sudar un poco en trabajos que implican esfuerzo físico… También hay muchos que son incapaces no solo de predecir las consecuencias futuras de sus actos, sino de algo tan obvio como recordar lo ocurrido en el pasado más reciente, y que siguen estornudándose en la mano a pesar de haber pasado una pandemia con millones de muertos hace un par de años.



Por las mañanas, mientras desayuno antes de ir a trabajar, me pongo a veces Aruser@s en La Sexta diez o quince minutos porque a esa hora no suelen hacer nada mejor, pero cada vez le estoy cogiendo más manía: parece que lo único de lo que se preocupan las contertulias de Arús es de comer, estar guapas, ligar, bailar y rezar para que llegue el finde, y francamente me recuerdan bastante a algunos de mis conocidos, o a actitudes de gente que me cruzo por la calle. Me da la impresión de que cada vez más el programa se hace eco sobre todo de las mayores chorradas que aparecen en Redes Sociales: la profusión de móviles con cámara y la falta de ética de los medios de comunicación hacen que los comportamientos estúpidos se hagan virales, induciendo a la imitación y contribuyendo a complicar aún más los problemas a los que nos enfrentamos como especie.

Ya hemos hablado en el blog de la excesiva dependencia de los móviles y de su uso para tonterías, desperdiciando su auténtico potencial, pero durante las últimas semanas he sido testigo de varios hechos que tal vez indiquen el comienzo de una nueva y alarmante tendencia… Primero vi a una chica en la calle usar su móvil para llamar a la persiana metálica de un comercio cerrado… y no eran unos toquecitos, no, eran golpes bastante fuertes. Un par de días después comprobé, tomando unas copas en una terraza, que un compañero (que no amigo) del trabajo dejaba su móvil en la mesa cada vez que lo consultaba tirándolo desde una altura de unos quince centímetros. Y para colmo he visto en la tele dos noticias distintas sobre espectadores que lanzaban sus móviles a los cantantes en mitad de un concierto… Espero que sea solo casualidad y que no estemos asistiendo a una nueva forma (bastante estúpida) de desprecio hacia los científicos e ingenieros cuyo arduo trabajo de décadas permitió a esta gente tener en las manos una tecnología más avanzada que la que coordinó el viaje del Apolo 11 a la Luna hace medio siglo.



Otra tendencia reciente que me molesta un poco es la obsesión por las inteligencias artificiales y en concreto por ChatGPT, la nueva moda tecnológica tras los drones y las impresoras 3D… ChatGPT y sus variantes mejoradas pueden ser muy útiles para ciertas tareas pero no van a solucionar todos nuestros problemas, sobre todo si las usamos a lo loco. Parece que son buenas memorizando pero no comprendiendo, redactan textos aparentemente correctos pero pueden cometer muchos errores, y son muy malas para las Matemáticas… Son como un becario algo tonto pero con mucho tiempo libre y acceso a una amplia biblioteca: te pueden ahorrar faena pero siempre hay que revisar su trabajo después.

De todos modos esto no es lo que me fastidia: es más bien que la gente utiliza las IAs porque están de moda, no porque entienda para qué sirven realmente ni qué buenos usos se les puedan dar, y las utiliza principalmente para cosas triviales o para hacer trampa. Lo que apenas se comenta en los artículos que he leído y los vídeos y noticias que he visto es que entrenar una IA promedio emite tanto CO2 como cinco coches en toda su vida útil (y usarla supongo que menos, pero también bastante), y que la Nube ya supera en emisiones a toda la red aeronáutica mundial… Por tanto aplicaciones como AlphaFold me parecen muy bien pero, como con cualquier otra herramienta, hay que aprender a usar las IAs con sentido común… En definitiva, habría que esforzarse por entrenar mejor a las inteligencias naturales antes de ponerse manos a la obra con las artificiales.



Todo esto nos lleva a una conclusión a la que hemos llegado otras veces en La Belleza y el Tiempo: los países desarrollados están llenos de gente egoísta que lloriquea continuamente con sus problemas del Primer Mundo, gente que malgasta recursos, tiempo y energía en estupideces en lugar de ayudar a la gente de otros países con problemas de verdad. Muchos no se dan cuenta de que todos estamos conectados unos con otros y de que nuestras acciones de hoy tendrán consecuencias mañana; muchos se rinden enseguida ante la complejidad de la Vida, prefiriendo lo fácil (pero equivocado o anecdótico) a lo difícil (pero correcto o importante). La pereza intelectual es la raíz de muchos problemas actuales: estas personas que no se paran a pensar antes de actuar quieren tener todos los derechos pero ninguna obligación, quieren disfrutar de todas las comodidades modernas sin aceptar que un gran poder conlleva una gran responsabilidad y que los problemas no desaparecen solo con negarlos o mirar hacia otro lado.



En definitiva, he llegado al convencimiento de que nuestra especie avanza a mejor gracias al 10% de la gente y a pesar del 90% restante. Dentro de este 90% lógicamente hay una gradación, desde los que simplemente no hacen gran cosa por ayudar hasta los claramente responsables de graves retrocesos… Varias veces durante los últimos meses he pensado lo mucho que me gustaría disponer de una versión modificada del Chasquido de Thanos por la que la mitad de mi elección entre las personas que me rodean a diario no se desintegraran como en la película (estoy en contra de la violencia), pero sí fuesen trasladados mágicamente a una réplica del planeta Tierra en la que no dispusieran de ninguno de los avances facilitados por la mitad más eficiente y tuvieran que apañárselas solos… Me gustaría ver qué tal les iba.



Esta conjura de los necios se extiende también al campo de la política. Francamente no entiendo a todos esos ciudadanos que votaron al PP o a Vox el pasado 28 de mayo, dando a la expresión “vergüenza torera” un nuevo significado en el caso de Valencia… Es verdad que nadie tiene el monopolio de la ignorancia, y que en la Izquierda también se hacen tonterías: yo mismo he acabado a veces un poco harto de la excesiva insistencia en problemas del Primer Mundo como el lenguaje inclusivo, los micromachismos, la apropiación cultural, los triggers, los ofendiditos, las cancelaciones sin pruebas o por tweets de hace dos décadas… La diferencia está en que en la Derecha las estupideces son más la regla que la excepción, son más frecuentes y más peligrosas, y proceden más a menudo de los que están en posiciones de poder.



En el pasado reciente ha quedado claro que el objetivo de gran parte del PP no es el bienestar de todos sino la acumulación de dinero y privilegios por parte de unos pocos; y si no, a los Juzgados me remito… Con todos sus trapicheos dejaron en la ciudad de Valencia 964 millones de euros de deuda que se han ido pagando casi en su totalidad estos pasados años con el Ayuntamiento del Botànic. Y ahora, con los exaltados de Vox con partido propio y determinantes en los pactos, es todavía peor, y ya se han visto desde las últimas elecciones municipales y autonómicas casos de censura y de pérdida de libertades, incluso teniendo en cuenta que se estarán esforzando por disimular un poco hasta las elecciones nacionales… El avance de la ultraderecha en todo el Mundo puede tener consecuencias terribles y no es algo para tomárselo a broma, así que ya sabéis, ¡todos a votar este 23 de julio!



Llegados a este punto quiero haceros partícipes de un dato lingüístico que tal vez desconozcáis y que a mí me sorprendió mucho en su día… Se trata de la etimología de la palabra “idiota”: proviene del término griego “idiotes”, que sirve para designar a aquel que no se ocupa de los asuntos públicos, sino solamente de sus intereses privados… Como muchas otras veces, la sabiduría antigua entretejida en nuestras propias raíces nos permite recordar algo que parece de sentido común pero que habíamos olvidado por el camino.

A pesar de todo lo que he comentado hasta ahora, soy optimista: los idiotas pueden empeorar la situación a corto plazo, pero a largo plazo se acaba imponiendo el sentido común (que es precisamente el que intenta procurar el bien común) y los avances en el Conocimiento facilitados para todos por el 10% de la Humanidad que piensa las cosas antes de hacerlas. Creo que la Historia avanza en forma de dientes de sierra, con pequeñas subidas y bajadas en la gráfica del nivel de bienestar, pero en promedio a mejor, en una curva ascendente; por tanto lo que me fastidia de lo que veo a mi alrededor no es que retrocedamos, sino que avancemos más despacio de lo que podríamos hacerlo si la gente se esforzase solo un poco más… Lo único que espero es que después de unos cuarenta años relativamente tranquilos en la Historia de Occidente no me toque vivir una bajada temporal demasiado brusca de la gráfica.



En cualquier caso y por si sirve de algo, termino con un mensaje bien claro dirigido a esa mitad de la población a la que me gustaría mandar a otro planeta, esa mitad de personas que no solo son ignorantes sino que se sienten orgullosas, reafirmándose en ello cuando con muy buenos modales y con argumentos de peso se lo tratas de hacer ver: ¡Espabilad un poco, que sois mmmu’ tonnntos! Hala, ya lo he dicho. Ya me he quedado a gusto.



lunes, 26 de septiembre de 2022

Pelotazo

 

La entrada de hoy es una selección de quince de mis fotos de la Avinguda de les Corts Valencianes, una zona relativamente nueva de la ciudad con edificios de alto standing y un par de hoteles de lujo en la que se halla también el Palacio de Congresos. Parece mentira que las fotos sean de junio del 2013, casi de los primeros tiempos del blog; yo tengo la impresión de haberlas tomado hace menos años… Y francamente no sé si desde entonces la zona habrá cambiado mucho o no, ya que no suelo frecuentarla en mis paseos urbanos. Lo que seguro que no ha cambiado es el esqueleto del estadio del Nuevo Mestalla: por aquel entonces las obras ya estaban paralizadas y aunque siguen saliendo noticias en los periódicos el asunto sigue hoy en día sin resolver, como muchos de los problemas que aún colean (económicamente hablando) desde que el Ayuntamiento del PP favoreció la cultura del pelotazo en la década de los 2000.

















lunes, 23 de agosto de 2021

Postales desde Praga (I)

Después de mi fantástica visita a Atenas, mi viaje del verano de 2019 fue a Praga, capital de la República Checa. Como de costumbre, he hecho para vosotros una selección de mis mejores fotografías tomadas allí y la he dividido en dos entregas… Los títulos de algunas fotos incluirán enlaces a vídeos relacionados de un canal de YouTube llamado Honest Guide, que descubrí preparándome para el viaje y que me encantó, tanto por su estética y contenido informativo como por la filosofía general subyacente. El canal lo lleva Janek Rubes, un periodista que con su compañero Honza tras la cámara se dedica desde finales de 2014 a publicar un vídeo corto cada semana (y ocasionalmente un directo algo más largo) con consejos para disfrutar de Praga de una manera responsable y sostenible.

No todos los contenidos del canal son recomendaciones sobre lo que hacer o visitar, Janek y Honza también han destapado a lo largo de los años distintas clases de timos y estafas a turistas, corriendo en ocasiones cierto riesgo físico y obteniendo algunos éxitos notables como el cierre de varias oficinas de cambio de divisas con tasas abusivas… Los vídeos que vi durante la preparación de mi viaje me parecieron tan útiles y me gustaron tanto que en Praga compré como souvenir para mis padres el Honest Guide Book, libro que complementa el canal de YouTube, y además he ido siguiendo sus contenidos religiosamente cada domingo desde que volví de Praga (en cierto modo era una manera de no irse nunca del todo).

Lamentablemente, Janek y Honza empezaron su andadura en YouTube como parte de una compañía de turismo de la que luego se desligaron, razón por la cual sus antiguos colaboradores les exigieron hace cuatro meses que retirasen casi todos los vídeos del canal hechos hasta ese momento, por tema de derechos. Debe doler bastante que los vídeos que te ha costado tanto tiempo y esfuerzo preparar ya no puedan ser vistos por la gente… Y es una lástima, porque si aún estuvieran disponibles las entregas desde 2014 casi todas las fotos de mi selección habrían tenido enlaces a vídeos relacionados. Tras este incidente surgieron otros canales de YouTube, algunos ya cancelados por temas de copyright y otros que aún sobreviven (a día de hoy), en los que fans acérrimos subían de nuevo por su cuenta y riesgo algunos de los vídeos originales.

Desde entonces Honest Guide ha seguido creando contenidos nuevos, ya sin problemas de propiedad intelectual. El primer vídeo de la nueva etapa fue un remake bastante fiel de la primera grabación original, sobre cómo llegar al centro desde el aeropuerto usando el transporte público, pero los siguientes han ido más a su aire, sin limitarse a ser copias de lo ya grabado… Supongo que poco a poco irán cubriendo todos los temas de la primera época, aunque en otro orden y de una manera distinta. Dejando de lado estos problemas, os aseguro que pocas ciudades pueden enorgullecerse de tener unos embajadores tan entregados y creativos como Janek y Honza, y os recomiendo que visitéis su canal independientemente de que tengáis o no previsto un viaje a la hermosa ciudad de Praga.

 


Fachada Catedral de San Vito

 


 


Puente Checo

 


Ayuntamiento y Nuestra Señora de Tyn

 


Castillo de Praga

 


Grand Cafe Orient

 


Casa Municipal

 


Puente de Carlos IV y Torre de la Ciudad Vieja

 


Ayuntamiento de Ciudad Nueva

 


Puesta de Sol en Zizkov

 


Sala Filosófica de la Biblioteca Strahov

 


Plaza de la Ciudad Vieja

 


Casa Danzante

 


Casamatas

 


Vistas desde Vysehrad