lunes, 26 de septiembre de 2022

Pelotazo

 

La entrada de hoy es una selección de quince de mis fotos de la Avinguda de les Corts Valencianes, una zona relativamente nueva de la ciudad con edificios de alto standing y un par de hoteles de lujo en la que se halla también el Palacio de Congresos. Parece mentira que las fotos sean de junio del 2013, casi de los primeros tiempos del blog; yo tengo la impresión de haberlas tomado hace menos años… Y francamente no sé si desde entonces la zona habrá cambiado mucho o no, ya que no suelo frecuentarla en mis paseos urbanos. Lo que seguro que no ha cambiado es el esqueleto del estadio del Nuevo Mestalla: por aquel entonces las obras ya estaban paralizadas y aunque siguen saliendo noticias en los periódicos el asunto sigue hoy en día sin resolver, como muchos de los problemas que aún colean (económicamente hablando) desde que el Ayuntamiento del PP favoreció la cultura del pelotazo en la década de los 2000.

















lunes, 12 de septiembre de 2022

No Todo el Oro Reluce (II)

 

Seguro que recordaréis que hace dos meses os estuve hablando de la primera de las rutas guiadas con LUCE y Eva Bravo, que tratan de poner de manifiesto los nexos de unión entre el artista urbano e Ignacio Pinazo. Este domingo se clausuraba la exposición de la obra de Lucas en el IVAM, así que aprovechando la circunstancia la segunda ruta, esta vez por el casco antiguo, tuvo lugar el día anterior. Me quedé de nuevo en lista de espera, a pesar de haber estado comprobando la web a diario durante todo el verano, pero tampoco hubo problema esta vez en que me añadiese al grupo asistente, entre el cual tuve la suerte de encontrar a dos buenas amigas con las que estuve charlando y poniéndome al día entre parada y parada.


Empezamos, como la vez anterior, en el primer piso del IVAM, donde Lucas hizo un resumen rápido de la exposición, y después bajamos al enorme mural de la parte trasera del edificio en el que nos habló, entre otras cosas, de su colaboración con Escif a la hora de llenar la fachada con mensajes.




Desde allí fuimos a la Plaza del Ángel, a pocos metros de los restos de la muralla árabe en los que Eva estuvo trabajando hace años, y allí LUCE nos dio detalles sobre una de sus piezas hechas con madera reutilizada. El artista, que sigue viviendo en el casco antiguo de la ciudad, nos comentaba que, aun siendo un vecino más, el entorpecer el paso en sus estrechas callejuelas con actividades como esta le hacía sentirse como un turista.



Como siguiente etapa subimos (los que nos sentimos con fuerzas) a lo alto de las Torres de Serranos para contemplar la iglesia de Santa Mónica y la calle Sagunto, zona en la que en su día vivió Pinazo. Es cierto que a pesar de tenerlos muy cerca muchos valencianos nunca han visitado monumentos como este, o tal vez lo han hecho hace tanto tiempo que ya ni se acuerdan… Por culpa del turismo están relegados a ser solo lugares de paso, a ser no-lugares.




De camino hacia la Plaza de la Virgen pasamos por la Plaza Cisneros, donde Lucas comentó que hubo una época en la que proliferaron en la ciudad los robos de aldabas, y otro asistente a la visita nos describió los códigos que se utilizaban, antes de que existieran los porteros automáticos, para dejar claro a qué puerta llamabas por medio de golpes y repiques.

Llegamos al Centro Arqueológico de l’Almoina, en cuya lámina de agua depositamos, a modo de performance, tres impresiones enmarcadas de fragmentos de la exposición de Pinazo que hay en el IVAM. La metáfora buscada era la del agua en movimiento impidiendo ver con claridad el texto, la pintura y el dibujo, de igual modo que el paso del Tiempo emborrona nuestro conocimiento acerca del Pasado… El problema es que, con la falta de viento, en el primer punto escogido para sumergir las impresiones el agua estaba bastante calmada, así que tras un minuto algo embarazoso las movimos más cerca del chorrito. Desde una esquina cercana nos llegaba una bonita melodía de un músico callejero que sin duda contribuyó a compensar lo incómodo del momento.


Pasando por la recién renovada Plaza de la Reina llegamos a la Plaza Redonda, donde LUCE nos habló de las colaboraciones en sus proyectos artísticos de su abuela, que vive en el piso de abajo en el mismo edificio que él, no muy lejos de allí. Parece ser que tanto la abuela como la bisabuela tuvieron un puesto de material textil en la plaza, aunque en la época de la bisabuela todavía no había casetas permanentes, lo montaban y desmontaban todo cada vez.



Nuestra última parada era la entrada principal del Mercado Central, que a esas horas estaba muy concurrida a pesar del calor. Lucas había construido unas cuñas de madera del tamaño apropiado para colocarlas en los escalones y así ayudar a los carritos de la compra a subir y bajar la escalera de acceso. Entre varios de los asistentes colocamos las cuñas y nos fuimos todos a la acera de enfrente para no llamar tanto la atención. Estuvimos unos diez minutos observando si la gente utilizaba la rampa, y de qué forma lo hacía. Hay que reconocer que la respuesta no fue inmediata; Lucas ya lo había probado otra vez y tuvo algo más de éxito, pero fue entre semana, y parece ser que hay menos carritos los sábados porque la gente del barrio evita las multitudes.


Las dimensiones que había tomado como referencia para las cuñas eran las del carrito de la compra de su abuela, pero por ejemplo eran demasiado estrechas para carritos de bebé… Eso sí, hubo un par de jóvenes que las usaron para subir sus patinetes (¿Estaremos ayudando tal vez a gentrificar el interior del Mercado? ¡Mierda!). Por fin la rampa acabó usándose para pasar un carrito de la compra, y cuando esto ocurrió irrumpimos en aplausos desde la acera de enfrente, para asombro y desconcierto del usuario en cuestión.


Así terminó la ruta, con satisfacción por parte de los asistentes pero con sentimientos encontrados por parte de Lucas y Eva, ya que al fin y al cabo habíamos sido un grupo más de unas treinta personas obstaculizando el paso por las entrechas calles del centro, contribuyendo a aumentar la masa de turistas. Incluso una señora mayor que salía de una tienda nos pidió algo molesta que la dejáramos pasar mientras Lucas hablaba frente a la puerta del Mercado… Para no caer en contradicción es necesario alcanzar un delicado equilibrio y poner el casco antiguo en valor intentando al mismo tiempo no molestar a sus habitantes.

Parece que la próxima excursión con LUCE será en bicicleta, antes de que acabe el año… ¿Y cómo demonios consigo yo una bici en condiciones? Tendré que empezar a estrujarme el cerebro.