martes, 26 de marzo de 2019

Despacito (II)


En la primera entrega de esta entrada múltiple estuvimos hablando sobre todo de Geología, y a partir de aquí nos centraremos en la Astronomía y la Cosmología. Buscaremos ahora patrones cíclicos relativos a los cambios de posición de la Tierra dentro de nuestro sistema estelar y de nuestra galaxia. La semana pasada ya comentamos que el eje de rotación terrestre está inclinado, lo que da lugar a las cuatro estaciones a lo largo del año, pero ahí no acaba la cosa… El astrónomo griego Hiparco de Nicea dedujo un fenómeno curioso hacia el año 130 antes de Cristo. Comparando sus propias colecciones de datos con otras griegas y babilonias de siglos atrás detectó pequeñas diferencias en la posición de los equinoccios, deduciendo que el eje de rotación va cambiando muy lentamente de orientación con el paso de los años.

Hoy en día sabemos que cada 26.000 años se completa un ciclo completo de precesión, similar al de una peonza, en el que el eje de rotación terrestre va girando a lo largo de un cono con veintitrés grados y medio entre su propio eje y la generatriz. Este efecto de precesión se debe a la acción gravitatoria de la Luna y el Sol sobre el exceso de masa del ecuador por la forma achatada del planeta, que a su vez es debida a su propia rotación y a la inercia de dicha masa. También hay un efecto menor y más complicado de explicar debido a los otros planetas de nuestro sistema, pero no nos detendremos en ello aquí.

Esto hace que la referencia que menos se mueve al pasar las horas en el cielo nocturno vaya cambiando con el paso de los siglos, al girar el eje de rotación: hace cinco mil años no era Polaris, la actual Estrella Polar de la Osa Menor (que alcanzó en 2017 su máximo de cercanía al eje de rotación), sino Thuban, en la constelación del Dragón (usada por los egipcios), y dentro de 12.000 años será Vega, en la constelación de Lira. Otra consecuencia bastante chocante es que a día de hoy los trópicos se están acercando al ecuador a razón de catorce metros por año, y los círculos polares se están acercando también a los polos. El Sáhara de hace 5.000 años estaba lleno de vegetación y de agua, y dentro de unos 20.000 en teoría debería volver a estarlo; ahora mismo los cocodrilos del Nilo aguantan como pueden en los oasis, esperando que vuelvan los buenos tiempos.




Hay otros ciclos de periodo más largo que también influyen en el clima, estudiados en los años 20 y 30 del siglo pasado por el geofísico y astrónomo serbio Milutin Milankovich. Aparte de la inclinación del eje y la precesión se puede añadir otro factor relacionado con el movimiento terrestre: la excentricidad de la órbita, que debido a interacciones gravitatorias complejas en el Sistema Solar (principalmente por Venus, Júpiter y Saturno) va cambiando de ser casi circular a un 5% elíptica en un ciclo de unos 413.000 años de duración. Hay otra componente cíclica en la evolución de la excentricidad, con un periodo de unos 100.000 años, que se combina con el de 413.000 y que permite explicar bastante bien las cuatro glaciaciones del último medio millón de años. Estos ciclos largos hacen que los efectos de otros ciclos más cortos se agudicen más (en la fase elíptica) o menos (en la fase circular, que es donde estamos ahora), pero son estos ciclos cortos (como el de 26.000 años, por ejemplo) los que se hacen notar de forma más palpable.

Se puede intentar confirmar las teorías de Milankovich estudiando los diferentes estratos en la roca o en los hielos perpetuos de los polos, que nos dan pistas acerca de cómo era el clima en el Pasado remoto. Por ejemplo, la cantidad relativa de oxígeno y nitrógeno en las burbujas de aire atrapadas en el hielo nos informa de la cantidad de radiación solar recibida en cada época. También es importante saber si esta radiación incide sobre el agua o sobre los continentes, y tener en cuenta que la mayor parte de las tierras emergidas se concentran en el hemisferio norte… El problema es complicado porque el número de factores a considerar es grande; la órbita terrestre tanto pasada como futura se puede predecir bastante bien, pero el clima del Planeta ya es harina de otro costal. Además, las enormes cantidades de dióxido de carbono que hemos soltado a la atmósfera en el último par de siglos se hacen notar más que cualquiera de los ciclos antes citados; el calientamiento sufrido podría hacer que no volvamos a experimentar otra glaciación de las que suelen darse cada cien mil años.




Hay otros ciclos lentos relacionados con la Tierra, como los intercambios de los polos norte y sur magnéticos del Planeta, conocidos como inversión geomagnética. Estos cambios del Pasado remoto pueden rastrearse porque las rocas volcánicas de los correspondientes estratos, al enfriarse, quedan magnetizadas en la dirección del campo magnético terrestre en esa época, y algo similar pasa con los sedimentos de los fondos marinos. Los científicos intentaron averiguar si estas inversiones, durante las cuales el campo se debilita pero no se anula, se producían de forma cíclica, pero parece que son bastante aleatorias, pudiendo durar una fase (también llamada cron de polaridad) desde solo doscientos años hasta varias decenas de millones. Ha habido 183 inversiones en los últimos 83 Ma, siendo la más reciente de hace 780.000 años. Como nota a pie de página, decir que también se han observado inversiones magnéticas en el Sol.

Recordemos por qué la Tierra tiene un campo magnético: las corrientes convectivas de hierro fundido en el interior del Planeta generan corrientes eléctricas, y estas a su vez dan lugar al campo por efecto dinamo. Al parecer, el campo magnético de Marte desapareció por solidificarse su núcleo al ser más pequeño y disipar calor más rápidamente; esto hizo que la radiación solar eliminara su atmósfera y se evaporase el agua que hubo allí en el Pasado… En cuanto a las alteraciones en el campo magnético terrestre, podrían ser debidas a eventos ajenos al propio magma, como el impacto de un asteroide en el exterior o la subducción de una placa tectónica, que alteran los flujos convectivos y desajustan el campo, que poco a poco puede volver a estabilizarse con la misma polaridad o con la contraria, de forma aleatoria. Se han hecho estudios para tratar de averiguar si las extinciones masivas están relacionadas con estas inversiones, pero aún no hay conclusiones claras al respecto, así que no tiene sentido preocuparnos demasiado por la próxima, que llegará más tarde o más temprano.




Pasemos al último fenómeno natural de velocidad superlenta del que hablaremos hoy. Hace exactamente trescientos años el astrónomo británico Edmond Halley fue el primero en darse cuenta de que comparando las constelaciones de entonces con las registradas por los griegos mil seiscientos años atrás (tal y como hizo Hiparco en su día) se observaban pequeñas diferencias en la posición de algunas estrellas (también el color y el brillo de los astros experimentan cambios, pero no nos metamos en detalles). Por tanto, las constelaciones han ido cambiando de forma con el paso del Tiempo. La explicación radica en que las estrellas que forman cada constelación están a muy distintas distancias de la Tierra y se mueven en varias direcciones a distintas velocidades, aunque tardan mucho en cambiar de posición aparente por estar tan lejos de nosotros y a lo largo de una vida humana no se nota la diferencia.

En cuanto a las constelaciones del zodiaco, son aquellas por las que pasa a lo largo del año la línea imaginaria que une la Tierra y el Sol. Los babilonios llevaron a cabo hace tres milenios la asignación entre las constelaciones del zodiaco y los doce meses del año, ignorando ya desde entonces la constelación de Ofiuco y algunas otras más pequeñas para que les cuadrase todo mejor. No todas estas constelaciones tienen el mismo tamaño; por ejemplo, la línea imaginaria apunta a Virgo durante cuarenta y cinco días y a Escorpio solo durante siete, pero se escogió a Escorpio antes que a Ofiuco por tener estrellas más brillantes y una forma más reconocible… En la actualidad el cambio en el eje de rotación de la Tierra ha hecho que cambien las fechas del año correspondientes a cada constelación, y por tanto a cada signo del zodiaco. No hace falta decir que este hecho no afecta para nada a la efectividad de los horóscopos: siempre ha sido nula y lo seguirá siendo.




Por tanto, podemos concluir que lo que nos cuentan los libros de texto del colegio sobre cosas aparentemente inmutables como las constelaciones, la estrella polar, las estaciones, el clima, los polos magnéticos o la forma de los continentes describe tan solo cómo están ahora mismo; es como una instantánea del Presente en la evolución de un Mundo siempre cambiante, aunque no nos demos cuenta a primera vista por ser nuestras vidas demasiado cortas comparadas con la duración de estos procesos o ciclos.

Con el paso de los siglos el alineamiento de algunas pirámides egipcias o mayas y de ciertos monumentos megalíticos, que señalaban con precisión y de forma a veces muy poética la llegada de los solsticios o equinoccios, ha perdido en parte su sentido porque tomaban como referencia las estrellas, la Luna y el Sol tal y como se comportaban en aquel momento… Estos monumentos, prueba de la destreza de estas antiguas civilizaciones para predecir el movimiento de los astros a lo largo del año, se quedan obsoletos tras el paso de varios milenios… Al menos hasta que se complete un ciclo de larga duración y vuelvan a “dar la hora” correctamente. Como todavía queda bastante que contar, lo dejamos para la tercera (y supongo que última) parte de esta entrada. La semana que viene hablaremos de otros procesos cosmológicos periódicos o casi periódicos de duración tan grande que incluso los cuatrocientos mil años del ciclo de Milankovich se quedan minúsculos en comparación.



martes, 19 de marzo de 2019

Despacito (I)


Se llama cíclico a un proceso que se repite regularmente cada cierto tiempo, denominándose periodo a la duración de cada ciclo. Es periódico por ejemplo el movimiento de un péndulo, al que técnicamente se llama oscilador, y también tienen una doble periodicidad espacial y temporal las ondas, que se pueden entender como un conjunto de muchos osciladores conectados entre sí. En las ondas mecánicas, como las que se propagan por la superficie del agua o las sonoras, son las partículas del medio (sólido, líquido o gaseoso) las que oscilan y se van pasando la energía de unas a otras. En las ondas electromagnéticas, como la luz visible o las ondas de radio, son los campos eléctricos y magnéticos los que oscilan propagando la perturbación. En el caso de las ondas gravitacionales es el propio Espacio-Tiempo el que oscila, y la gran dificultad para detectarlas estriba en su minúscula amplitud cuando llegan a la Tierra, pero de eso ya hemos comentado algo anteriormente en el blog.

Algunos de estos fenómenos muestran su carácter periódico de manera evidente, pero en otros casos el proceso es tan lento o tan rápido que resulta difícil detectar el patrón repetitivo. También hemos hablado antes en el blog de lo pequeño, lo grande, lo simple y lo complejo, así que me he propuesto para la entrada múltiple que comienza hoy reflexionar sobre lo lento: analizaremos distintos procesos naturales cíclicos de larga duración, partiendo de una escala de Tiempo biológica (al nivel de los individuos) y pasando después a la geológica (con los cambios en las montañas y continentes, de orden de magnitud similar al de la escala evolutiva y los cambios en las especies) y a la cosmológica (con la evolución de las estrellas y galaxias). Ya hablamos de estas escalas temporales en la entrada en la que resumimos todo nuestro Pasado en una sola cronología logarítmica… Tal vez más adelante dediquemos otra entrada a hablar de los procesos más rápidos conocidos en el Universo.




No nos pararemos mucho a analizar el ciclo natural más familiar para nosotros, que es la sucesión de los días y las noches debida a la rotación de la Tierra, con la correspondiente variación en la luz y la temperatura ambiente que determina los ritmos circadianos de animales, plantas y bacterias. En humanos son muchas las variables que se ajustan a estos cambios diarios, como la fase de sueño, sensación de hambre, temperatura corporal, presión arterial, secreción de hormonas, actividad intestinal… También tienen periodos de veinticuatro horas las mareas en algunas zonas del planeta, aunque hay otras que presentan dos subidas y bajadas cada día.

Las estaciones y el clima siguen ciclos de un año de duración, debidos a que el eje de rotación de la Tierra no es perpendicular al plano de su trayectoria alrededor del Sol, lo que hace que la inclinación de los rayos de luz visible e infrarroja cambie según la zona del planeta y la época del año. Pese a lo que pueda parecer, es la inclinación y no la cercanía o lejanía lo que determina que haga más frío o más calor, ya que en nuestro invierno estamos algo más cerca de nuestra estrella; esto explica también por qué cuando en un hemisferio es invierno en el otro es verano y viceversa. El ángulo de incidencia de la radiación junto con la distinta absorción del calor por parte de las masas de tierra y las de agua es lo que genera los cambios de los que se ocupa la meteorología: variaciones de temperatura y humedad, lluvias, monzones, huracanes… Esto determina a su vez el comportamiento de muchos animales y plantas y el ciclo de las cosechas. Y de las actividades ganaderas y agrícolas deriva el calendario laboral anual y las vacaciones, junto con las festividades, que en su día fueron paganas y después se reconvirtieron a religiosas.




Dentro del campo de la Biología me voy a parar solo en un ejemplo de los muchos posibles, el del ciclo migratorio de las mariposas monarca en Norteamérica. Lo curioso del caso es que hacen falta unas cuatro generaciones para completar un ciclo completo. Las tres primeras generaciones (a veces son cuatro) viven unas seis semanas cada una y van migrando poco a poco, a partir de la primavera y durante el verano (marzo, mayo, julio), hacia el norte de Estados Unidos y el sur de Canadá. La generación de invierno, nacida hacia septiembre, puede vivir bastante más, entre seis y ocho meses: con ayuda de una misteriosa brújula interna migra miles de kilómetros al sur, hacia climas más cálidos en México y California, de donde salieron sus bisabuelas o tatarabuelas, e hiberna durante los meses más fríos para ahorrar energía, buscando pareja al llegar la primavera e iniciando el ciclo de nuevo.




Centrémonos ya en los procesos cíclicos (o cuasi-cíclicos) de más larga duración… Algunos fenómenos como ciclones especialmente destructivos o inundaciones se repiten a veces de forma regular, haciendo más fácil el predecir la fecha aproximada del próximo evento aunque no se conozcan exactamente los mecanismos que lo desencadenan. En lo referente a erupciones volcánicas y terremotos, la presión acumulada en las cuencas volcánicas o en los puntos de contacto entre placas tectónicas se va liberando de forma más o menos periódica. Sin embargo, en muchas ocasiones la Naturaleza es más compleja de lo que nos pensamos y las predicciones no funcionan. Es famoso el caso del segmento de Parkfield en la Falla de San Andrés, que había experimentado corrimientos en los años 1857, 1881, 1901, 1922, 1934 y 1966, es decir, cada veintidós años con un margen de error de tres. Este patrón indicaba que el siguiente terremoto se produciría probablemente en 1988, y en cualquier caso no más tarde de 1993, y sin embargo no tuvo lugar hasta 2004.

También en Estados Unidos, y más concretamente en Wyoming, está la Caldera de Yellowstone, reserva natural bajo la que duerme uno de los treinta supervolcanes del planeta, con un tamaño de 55 por 72 kilómetros, del que se conoce que entra en erupción cada 600.000 a 800.000 años (lo ha hecho tres veces en el último par de millones de años). Si esto volviese a ocurrir, aparte de las posibles víctimas directas por la lava o las nubes piroclásticas, la erupción cubriría de ceniza la mitad de América y cambiaría el clima en todo el Mundo. Las pérdidas económicas por las infraestructuras dañadas, las ciudades incomunicadas y las cosechas y ganado perdidos serían incalculables, por no hablar del daño medioambiental de un invierno volcánico que podría durar años… Seguramente no sería el principio del fin de nuestra especie, como tal vez ocurrió con los Neandertales hace 39.000 años por la erupción de los Campos Flégreos en Nápoles, pero sí cambiaría nuestra civilización radicalmente y supondría una extinción masiva de otras especies. Hace 640.000 años que Yellowstone está tranquilo: es una bomba de relojería de mecha muy, muy lenta. Y os recuerdo que hay otros tres o cuatro volcanes latentes tan peligrosos como este en América, Indonesia o Nueva Zelanda, y que no podremos hacer nada por evitar la catástrofe cuando ocurra, tan solo huir a tiempo de sus consecuencias más inmediatas.




Pasemos ahora a hablar de intervalos de tiempo algo mayores. Hace 12 millones de años (Ma, para abreviar) Europa era una zona de clima tropical, pero a partir de ese momento se produjeron una serie de lentos cambios que dieron lugar a un clima más árido. Hace 6 Ma unos corrimientos de placas produjeron una elevación en el Estrecho del Rif, cerrando este punto por el que se conectaban el Atlántico y el Mediterráneo, y poco después se cerró una segunda entrada que había más al norte, en la actual Cordillera Bética, con lo que el Mediterráneo quedó aislado. La evaporación de agua era mayor que los aportes de los ríos, así que el Mar se secó poco a poco, bajando más de un kilómetro en algunos puntos en tan solo dos mil años.

Debido al depósito de sales aparecieron muchas zonas de marismas salinas en la cuenca mediterránea, y también hubo grandes intercambios de fauna terrestre entre África y Europa. Por otra parte, al disminuir la presión sobre el fondo marino por la desaparición del agua aumentó la actividad volcánica en la cuenca. A este periodo se le conoce como la Crisis Salina del Messiniense. Poco a poco el Atlántico erosionó desde el otro lado una cresta rocosa en el punto donde actualmente está Gibraltar y al final, hace unos 5,3 Ma, el agua irrumpió de nuevo dentro de la cuenca seca, que se llenó en unos pocos meses, un instante en términos geológicos: sin duda debieron ser unas cataratas impresionantes… La deriva continental, que mueve a España hacia el sudoeste a razón de un par de centímetros anuales, hará que tarde o temprano se vuelva a cerrar el Estrecho de Gibraltar y esta historia se repita de nuevo.




Y seguimos hablando de deriva continental, pero esta vez a más largo plazo, si cabe. Aunque las placas se desplacen unos pocos centímetros por año, de forma prácticamente imperceptible, al cabo de decenas de millones de años las distancias recorridas pueden ser enormes. Creo que ya antes os he hablado del subcontinente de la India, que se separó de África Oriental hace unos 160 Ma y chocó con Eurasia hace unos 55 Ma. Fruto de esta colisión a cámara superlenta (que se sigue produciendo ahora mismo) es la elevación de la cordillera del Himalaya, que antes era el fondo marino entre Eurasia e India, como prueban los fósiles de ammonites encontrados en las cimas.

Considerando en su conjunto la deriva de todas las placas continentales se ha hipotetizado un comportamiento cíclico según el cual las masas de tierra emergidas se concentran en un supercontinente, fragmentándose después con la formación de nuevas cuencas oceánicas y continentes distintos a los del ciclo anterior. ¿Cuántas veces se han juntado y separado estas masas de tierra seca en su deriva? Todos los expertos coinciden en que hace 600 Ma había un supercontinente llamado Pannotia, que se dispersó en varios fragmentos que hace 300 Ma colisionaron de nuevo formando el supercontinente de Pangea, el cual a su vez se separó hace 200 Ma en Laurasia y Gondwana y más tarde en los continentes actuales, aún en fase de dispersión, con un océano Atlántico cada vez más grande.

Una de las teorías para lo que ocurrió en épocas anteriores afirma que antes de Pannotia hubo otros varios supercontinentes: Vaalbara (bastante pequeño, de entre 3.600 y 2.800 Ma de antigüedad), Ur (hace unos 3.000 Ma), Kenorland (2.700-2.100 Ma), Columbia (1.800-1.500 Ma) y Rodinia (1.250-750 Ma). Esto da como resultado un Ciclo Supercontinental de entre 300 y 500 Ma de duración, en el que los continentes se juntan y se separan muy despacito, en un lentísimo efecto rebote. Hay varias teorías acerca de cuál será el próximo supercontinente que se forme, una de las cuales es la de Pangea Próxima o Neopangea, bastante similar en forma a Pangea, que se formaría dentro de unos 250 Ma… Lo dejamos aquí por hoy. Hasta ahora nos hemos centrado en las dinámicas internas del Planeta, hasta remontarnos casi a su formación; la próxima semana buscaremos patrones repetitivos de puertas afuera, relativos a los cambios de posición de la Tierra dentro del Sistema Solar y de la Vía Láctea, o incluso anteriores a su existencia.



lunes, 11 de marzo de 2019

Distracciones y Feedback


A veces, cuando me dirijo a pie a uno de mis destinos habituales en la ciudad, intento aprovechar el tiempo del trayecto reflexionando sobre alguna de esas cuestiones importantes pero no urgentes que se nos van presentando en la vida (sentimentales, laborales, de salud…), sopesando pros y contras y tratando de aclarar mis ideas. El noventa y nueve por ciento de esas veces no llego a ninguna conclusión porque acabo distrayéndome con los minúsculos detalles del entorno y las pequeñas cosas que suceden a mi alrededor: el color vivo de los árboles florecidos, interesantes edificios antiguos en los que no había reparado antes o alguna mujer hermosa que se cruza en mi camino… No puedo evitarlo, ya os he dicho otras veces que soy una persona muy sensorial, que me dejo llevar enseguida por lo que perciben mis sentidos. Para reflexionar de verdad y poder tomar decisiones importantes sin perder el hilo de mis razonamientos necesito hacerlo en casa, dando vueltas por el comedor y sin distracciones de ningún tipo.




Esto me pasa también cuando intento poner mis pensamientos por escrito en el blog. A menudo intento acometer alguna de las entradas más difíciles, con más carga filosófica, pero se me echa el tiempo encima y al final las dejo aparcadas para más adelante. Entre semana me absorbe mi trabajo hasta el punto de que prácticamente no me dedico a otra cosa (aquí sí consigo que no me afecten las distracciones por la cuenta que me trae, ya que recibo feedback tanto de lo bueno como de lo malo); me quedan tan solo un par de horas libres por la noche para desconectar con una película de la tele o con vídeos de YouTube y así poder dormir a gusto y relajado. El fin de semana tengo algo más de tiempo, pero gran parte del mismo lo dedico a pasear por Valencia, asistir a eventos culturales o visitar las exposiciones más recientes de los museos de la ciudad, o (si hay suerte y surge algún plan) a quedar con uno de mis grupos de amigos. Prefiero esto a pasarme los dos días encerrado en casa documentándome y escribiendo, sobre todo habida cuenta de que el número de comentarios en el blog tiende a cero últimamente.

Hace poco os propuse varias posibles ideas para entradas, algunas de las cuales son costosas de preparar, pero no he recibido ningún feedback, así que me vais a permitir que hoy recurra a este texto más corto y sencillo. Teniendo en cuenta que la semana pasada escribí dos mil seiscientas palabras que podría haber partido perfectamente en dos para cubrir hoy el expediente, supongo que sabréis perdonarme. El número de visitas al blog nunca había sido tan alto como ahora, así que es de suponer que hay bastantes personas (como mínimo una docena) que leen las entradas regularmente; a vosotros, lectores y lectoras habituales, os vuelvo a pedir por favor que participéis de forma un poco más activa y no tengáis miedo de darme vuestra opinión en los comentarios, aunque sea tan solo con un par de líneas… Los contenidos serán más interesantes si me confirmáis que el blog realmente os interesa. El fin de semana próximo tendré algo más de tiempo por las vacaciones de Fallas, así que intentaré publicar un texto un poco más elaborado… siempre y cuando el ruido de los petardos desde la calle no me distraiga demasiado.



lunes, 4 de marzo de 2019

Inglés Inventao (II)


Concluimos hoy esta entrada doble sobre mis cassettes con canciones, en particular los más antiguos, con temas grabados directamente de Los 40 Principales a mediados de los años 80… Por fin hoy algunas de estas canciones perdidas saldrán a la luz después de años enterradas en el fondo de mi memoria. Os recuerdo que la gracia del asunto estaba en seleccionar los títulos en inglés inventao que les puse cuando aún no conocía bien la lengua, algunos de los cuales son un galimatías incomprensible, e intentar averiguar en YouTube a qué canciones corresponden sin haber escuchado las cintas, en una especie de traducción inversa con interferencias, una suerte de juego del teléfono roto en versión musical. Aquí tenéis la segunda parte de mi lista de apuestas.




(13) “Shirit with my Movie” / Woody Boogie – Baltimora (1985) / No tengo ni idea de cuál es el tema correcto, pero espero que no sea este, por favor. Si lo fuera, tened en cuenta que lo grabé a los diez años, ni siquiera me habían salido pelos en… el bigote. Tal vez por eso me gustaba ese estribillo con la risa del Pájaro Loco que tanto me ha enervado al escucharlo ahora.
(13) “Elves You Up” / Dress You Up – Madonna (1985) / Mira que Madonna tiene temazos en su extensa carrera, pero esta canción se me había olvidado por completo (precisamente por no ser una maravilla, que digamos).
(13) “Sol Kiss” / Soul Kiss – Olivia Newton-John (1985) / Debe ser esta canción, aunque casi no la recuerdo. A veces la clave te la dan pequeños detalles: en este caso es la voz que responde a Olivia al final de las estrofas (“and beg you baby…”) la que me quiere sonar.
(13) “No Time No Space” / No Time No Space – Franco Battiato (1985) / El título es correcto, se trata de un tema de Franco Battiato. Las estrofas no están mal, por cierto, aunque el estribillo es un poco más convencional. Hace poco una amiga que toca en un par de grupos me hizo redescubrir a este artista; no sabía que en los setenta su obra había sido tan experimental y tan distinta a lo que la gente conoce más…




(14) “Painsly Park” / Paisley Park – Prince (1985) / Relativamente fácil, por ser casi el título correcto… La canción está bastante bien, y de hecho estuve a punto de utilizarla hace poco para las entradas sobre el Parque Central de Valencia.
(14) “Look Mama” / Look Mama – Howard Jones (1985) / El título no tiene fallos. La canción me suena pero muy vagamente, y la verdad es que no está nada mal, aunque los pelos ochenteros del tipo en el vídeo son de traca.
(14) “Animal Night Live” / Love is Just the Great Pretender – Animal Nightlife (1985) / En este caso lo que apunté en la solapa del cassette fue el nombre del grupo. Quiere sonarme, pero no sé si realmente lo había oído antes o solo me lo estoy imaginando; es de sobra conocido el gran poder de la autosugestión para modificar nuestros recuerdos o incluso crear recuerdos falsos.
(15) “Strench Hammer” / Sledgehammer – Peter Gabriel (1986) / Este título ha sido muy fácil de adivinar, porque Peter Gabriel me sigue gustando mucho hoy en día: estoy seguro de que mi suposición es correcta. La canción es un auténtico temazo, y en su época estos vídeos de Gabriel eran lo más de lo más, muy creativos y visualmente impactantes.




(17) “Girly, Girly” / Girlie Girlie – Sophia George (1986) / No me he ido mucho del título original esta vez (se nota que poco a poco iba aprendiendo más inglés en el cole). El tema no está mal, pero tampoco me mata, no soy muy de reggae. El vídeo es cutre a más no poder, pero es que en aquella época no le daban tanta importancia a esas cosas, y menos aún en Jamaica.
(17) “I Want to be Your Property” / I Want to be Your Property – Blue Mercedes (1987) / El título era correcto, cosificación aparte… La canción es perfectamente olvidable, así que no me extraña que no me sonara en absoluto. Me ha llamado la atención ver en el vídeo la aparición estelar de Cyd Charisse, algo madurita ya pero todavía con buenas piernas por aquella época.
(20) “Holiday Rub” / Holiday Rap – Miker G & DJ Sven (1986) / Pocas dudas a la hora de identificar la versión rapeada del tema de Madonna. Los arreglos musicales de este mix son casposos, pero es que la pinta de los dos mendas ya se sale de la escala del cutrerío…
(21) “Time Will Crowl” / Time Will Crawl – David Bowie (1987) / Este título casi lo acerté, me falló una letra… No me acordaba de la canción, pero la verdad es que no está mal. Las imágenes del vídeo sí que me suenan: es ochentero pero a la vez artístico y original, como solía ser habitual en Bowie.




(23) “Regenaith” / Reggae Night – Jimmy Cliff (1983) / Podría ser esta, pero no estoy muy seguro porque el año 1983 me parece muy antiguo para la cinta nº 23. Ya veremos…
(24) “Mire al Presidente” / Meet El Presidente – Duran Duran (1986) / En este caso mi confusión es comprensible, porque el título correcto es una mezcla de inglés y español. ¡Qué ganas de liar a la gente! La canción, así como el disco Notorious del que procede, son muy buenos.
(31) “Hart of Ghoul” / Heart of Gold – Johhny Hates Jazz (1988) / La intuición me dice que Heart of Gold es el título correcto, y me aparecían en YouTube varios temas con este nombre, pero apuesto por el de Johhny Hates Jazz. La canción está bastante chula y me quiere sonar, y el vídeo está muy bien hecho, supongo que con captura y repetición del movimiento de la cámara; se nota que eran ya finales de los ochenta y había más medios y mejores herramientas de edición.
(48) “Judy in the Skies” / ¿? / No tengo muy claro cuál puede ser esta. ¿Tal vez Lucy in the Sky with Diamonds de los Beatles? ¿O Judy in Disguise de John Fred and his Playboy Band? Ni idea, de los ochenta no me sale nada con un título parecido. Si fuera la de los Beatles creo que la habría escrito bien, así que en este caso no me mojo, no me decanto por ninguna. Por cierto, habréis notado por la numeración de las cintas que a estas alturas cometía menos errores con mi inglés, ya que estos aparecen cada vez más espaciados entre sí…
(51) “Under Pleasure” / Under Pressure – Queen (1982) / Estoy casi seguro de que esta última será la canción de Queen con David Bowie. El único detalle que me hace dudar es el año, demasiado temprano, pero resulta que Pressure de Billy Joel (otro temazo) es también del 1982, así que me decanto por Mercury y companía.




Una vez vistas mis propuestas para los temas de título misterioso, pasemos a desvelar el enigma. Este pasado sábado estuve en casa de mis padres y dediqué un rato a escuchar las cintas (en un reproductor de cassette y con unos auriculares no ya de treinta, sino de cuarenta años o más) y apuntar los aciertos y los fallos, intentando recabar más información en este segundo caso. Como curiosidad, deciros que yo mismo hacía de disc-jockey en las primeras dos o tres cintas editando a lo bruto, con un cassette que reproducía enfrente de otro que grababa, y presentando las canciones, haciendo bromas e incluso imitando voces y acentos graciosos… En cuanto a las estadísticas, mi suposición era correcta en 27 de las 35 canciones, lo que me da un porcentaje de aciertos del 77%, que no está mal. A continuación paso a enumerar mis ocho errores (la mayor parte se acumulan en las primeras cintas de la colección, con los títulos más crípticos y surrealistas), incluyendo la información de las canciones que había grabadas realmente.

El caso del tema llamado “Tontería”, en la cinta nº 2, tal vez no debería clasificarse como error… Con este ya podía ponerme a buscar, que no lo iba a encontrar en Internet por más que me esforzase: se trata de una breve melodía mía muy sencilla, sin acordes ni nada, tocada en un Casio PT-80 y acompañada de rasgueos de una cítara que habían traído mis padres de no sé qué viaje, mientras otra persona (o tal vez yo mismo a dos manos, en plan Nacho Cano) agitaba una lámina grande de plástico simulando el sonido de una tormenta distante. Para tener yo nueve años no estaba mal, así que lo de llamar a esta pieza “Tontería” pone de manifiesto la gran humildad que me caracterizó ya desde pequeño… Pero sigamos con los fallos propiamente dichos.




(2) “Main in the Theme” / Ghostbusters Main Title Theme – Elmer Bernstein (1984) / Aquí me quedé bastante cerca, el tema correcto era mi segunda opción. Se trata de la música orquestal que aparece en algunas escenas de Los Cazafantasmas.
(3) “Wond do Wond” / Bongo Bongo – Steve Miller Band (1984) / Me equivoqué con Spandau Ballet, y la verdad es que salimos perdiendo con el cambio porque este otro tema es bastante más simplón y cargante, se ha quedado muy anticuado para mis gustos actuales. Y si os digo la verdad, no me acordaba en absoluto de la música cuando la he escuchado.
(4) “I’m Complaining” / Ain’t Complaining – Status Quo (1988) / Gracias a que el disc-jockey decía el nombre del grupo al final de la canción he podido encontrar los datos muy fácilmente. El típico Rock&Roll facilón de Status Quo: ni malo ni una obra maestra, simplemente aceptable.
(6) “Suluculuche (J.M. Jarre)” / Zoolookologie – Jean-Michel Jarre (1984) / Pues me daba en la nariz que sí, pero al final no he acertado… El disc-jockey pronuncia claramente el título de la canción tres veces, dejando de manifiesto que lo de Souvenir de Chine también me lo inventé yo la semana pasada, así que he tenido que buscar un poco más entre la discografía del artista… Este otro tema, una vez oído, sí me suena más que mi anterior suposición, tengo recuerdos claros de haberlo escuchado antes.




(12) “Andecup” / Endicott – Kid Creole & The Coconuts (1985) / Al final no era Nellie the Elephant, y lo peor es que en la cinta no se nombraba al grupo de la canción correcta, y el título (el nombre del protagonista de la historia) se repetía mil veces pero no he sido capaz de descifrar su transcripción correcta. Sin embargo no me ha hecho falta saber nada de esto: me ha bastado con teclear en Google entre comillas un par de líneas de la letra que se entendían claramente (y que no eran topicazos demasiado comunes) y me han salido todos los datos… Internet es una herramienta maravillosa si la sabes usar bien (lo que no tengo muy claro es si buscar estas chorradas se clasifica como usarla bien, pero ya me entendéis…). En cuanto a la canción de los Toy Dolls, también aparecía varias veces en mis cassettes, aunque bajo el nombre de La Marcha de Joe Elephant (que por lo tanto también debe ser incorrecto por mi parte o inventao por parte de los disc-jockeys de Los 40).
(13) “Shirit with my Movie” / City Rhythm – Shakatak (1985) / Tampoco aquí el DJ daba datos, y el estribillo era difícil de descifrar porque la cantante se respondía a sí misma en una especie de canon que mezclaba las dos voces y no me dejaba entender bien las palabras (tampoco ayuda la calidad de sonido de unas cintas de treinta años en unos auriculares de cuarenta que solo se oyen por el lado izquierdo). Pero en este caso también me ha bastado con teclear un par de trozos de la letra para obtener el nombre de la artista y la canción. Es un tema bastante convencional, nada del otro mundo, pero me suena a gloria bendita comparado con los simplones Baltimora… ¡Maldita música Italo-Disco, cómo la odio!




(48) “Judy in the Skies” / Lucy in the Sky with Diamonds – The Beatles (1967) / Resulta que cuando confeccioné la lista de títulos inventaos, llegando ya casi al final, iba con un poco de prisa y no caí en la cuenta de que la cinta nº 48 había sido antes de mi padre (no recuerdo si me la apropié por el morro o si me hice una copia), y tenía en una de sus caras grabado el disco completo de Sergeant Pepper, pero sin el nombre de las canciones. De pequeño deduje (y escribí) el de algunas de ellas, pero otras líneas las dejé en blanco, y este título en particular lo escribí mal… No haber tenido claro al 100% desde el principio que eran los Beatles ha sido un error bastante tonto que debería haber subsanado con tan solo fijarme un poco más, pero que me permite acabar la sección de audio de esta entrada por todo lo alto, con la fabulosa música de los cuatro de Liverpool.




En vista del bajo porcentaje de errores se puede decir que más o menos sí me acuerdo de la música que escuchaba de pequeño, aunque en algunos casos necesite refrescar mi memoria. En cuanto a si esta música me sigue gustando, ya os he dicho que hay canciones que a día de hoy me parecen muy cutres y simplonas, pero he notado algo curioso: o bien es el estribillo lo que no me gusta o bien son las estrofas, pero nunca ambas cosas a la vez. En otras palabras, todas estas canciones olvidadas y redescubiertas siguen teniendo algo que para mí valga mínimamente la pena, algo que se salve; en todos estos años mis gustos se han refinado y han cambiado, pero la semilla ya estaba ahí desde mi infancia.

Volviendo a la facilidad para identificar canciones en Internet sin tener el nombre o el autor, incluso aunque no entendieses una sola palabra de la letra o fuese un tema instrumental hoy existen aplicaciones que te reconocen la música (de entre un catálogo de millones de canciones) si la “escuchan” a través del micro, e incluso si tú mismo tarareas la melodía con un mínimo de afinación. En conclusión, Internet es un recurso poderosísimo, es brutal la cantidad de información que contiene y lo fácil que resulta encontrarla, pero como ya hemos dicho antes es una herramienta, y por tanto debe ser utilizada con sentido común y responsabilidad. Del mismo modo que la Red sirve para la transmisión de la Verdad y el Conocimiento, también puede hacer que se propaguen el odio, la ignorancia y las mentiras… pero de eso ya hablaremos otro día. Yo quiero creer que la Verdad, al igual que la buena música, es la que acaba prevaleciendo. Infinidad de canciones viejas y rancias que no lo merecían se han vuelto inmortales gracias a Internet, pero solo los temazos serán los que con los años la gente busque más a menudo y los que aparezcan en los puestos altos de las listas de sugerencias de YouTube… El Tiempo es un juez implacable que al final pone a cada uno en el lugar que le corresponde.