lunes, 29 de febrero de 2016

Catarro


Vaya por delante, y creo que ya os lo he comentado más de una vez, que mi estado de salud es bastante bueno en general y que no tengo ninguna tecla realmente importante, pero eso no impide que un par de veces cada invierno me coja un resfriado de los que, sin ser como para quedarse en casa, te tienen una o dos semanas estornudando, sonándote y tosiendo, con dolor de cabeza y la garganta como papel de lija, durmiendo mal de noche y cansado durante el día. Ahora mismo estoy con el pañuelo en la mano, pasando uno de ésos, y francamente espero estar más cerca del final del túnel que del principio… En cualquier caso, he decidido echar un vistazo a mis fotos tomadas en Valencia o en los viajes de verano y hacer una selección de las que más me sugerían el calvario de estos últimos días. Que las disfrutéis con salud.






















lunes, 22 de febrero de 2016

Play that Funky Music, White Boy


La música funky, nacida a mediados de los años sesenta principalmente de la mano de artistas afroamericanos, es un estilo musical que particularmente me encanta, me transmite muy buen rollito y unas ganas tremendas de seguir el ritmo y ponerme a bailar. Algunos de mis grupos y artistas favoritos tienen en mayor o menor grado influencias del funk: Red Hot Chili Peppers, Extreme, Prince, Michael Jackson, Faith No More… Aparte, claro está, de los clásicos de los años setenta e incluso el funk de producción patria.

También entre mis preferidos se encuentra Jamiroquai, grupo fundado en Londres a principios de los noventa y enmarcado en las corrientes del funk, la música disco y el acid jazz. Su vocalista y líder indiscutible es Jason “Jay” Kay, y aunque hay un par de componentes de la banda que están desde 1994, no queda ninguno de la formación original aparte de él. Sus tres primeros discos me los he puesto cientos de veces en mi adolescencia y juventud, y los puedo cantar casi de memoria desde la primera hasta la última canción… Así que he decidido dedicar la entrada de hoy a hacer un resumen de su discografía mediante una selección de sus mejores temas.

Los siete álbumes de estudio que llevan publicados desde 1993 tendrán más de ochenta canciones en total, de las cuales unas cuarenta son bastante o muy buenas, y yo de entre ésas he dejado la selección en veinte. Algunos de sus mejores cortes ya los he usado en el blog y otros tengo pensado usarlos más adelante, así que no los incluiré para no repetir. También me centraré principalmente en los temas más alegres y marchosos, pensados para bailar, descartando por tanto la mayoría de las baladas (algunas de las cuales son excelentes también, ojo). Por último, intentaré poner las versiones íntegras de las canciones, las que aparecen en los discos, ya que los vídeos de los singles que han ido apareciendo suelen usar versiones abreviadas de unos cuatro minutos para ajustarse al modelo de la radiofórmula y de la MTV, quitándole toda la gracia al asunto… ¡Abrochaos los cinturones, que arrancamos!




El primer disco del grupo, Emergency on Planet Earth, es de 1993. Jay Kay y sus compañeros, por entonces unos yogurines, presentan en este álbum y en el siguiente un sonido más étnico, incluyendo algunos temas instrumentales protagonizados por el didgeridoo típico de los aborígenes australianos. Como el propio título indica, las letras son bastante combativas en relación con el deterioro del medio ambiente y el frenesí de la vida moderna. He seleccionado canciones más rápidas como Too Young to Die o Emergency on Planet Earth junto a otra de tempo más lento, Blow your Mind.

Un año después se publica The Return of the Space Cowboy, que continúa con el sonido funk y acid jazz y con las letras en tono de protesta del disco anterior. A destacar, temas como Light Years o Mr. Moon, y también uno de los singles, que tuvo algunos problemas de censura en determinados medios por hablar abiertamente del consumo de marihuana: Space Cowboy.

En 1996 llega Travelling Without Moving, el disco de mayor éxito de Jamiroquai, y el álbum de funk más vendido de la historia, con doce millones de copias. Sin duda uno de mis preferidos, tiene una gran cantidad de temazos, algunos de los cuales me guardo para más adelante, en otras entradas del blog… Para esta selección han quedado (sin desmerecer un ápice) Cosmic Girl y el corte de aires brasileños Use the Force, además de Alright.




Tres años más tarde sale a la venta Synkronized… El estilo de este álbum se aleja del acid jazz, siendo el sonido más funky y más electrónico. También a partir de este disco se abandona en parte el contenido social de las letras, pasando Jay Kay a centrarse más en sí mismo y en sus experiencias de juventud… Llegados a este punto, no puedo dejar de comentar que, si bien me encanta la música del grupo, los vídeos son harina de otro costal: salvo honrosas excepciones me parecen casi todos iguales, una continua plasmación de las obsesiones de Jay en la que se suceden discotecas (que hasta ahí, bien, porque al fin y al cabo esta música es para bailar), carreras en coches deportivos, deportes de riesgo y fiestas con muchas chicas guapas en bikini. ¿Cómo cuadran los deportivos de lujo con el rollo de salvar las ballenas que se traían en los primeros discos? En fin… Como ya os he comentado otras veces, yo no me suelo fijar mucho en las letras, así que sencillamente escucho las canciones sin ver el vídeo y disfruto de la música, que es lo que realmente importa. Pero a lo que vamos: en la selección de este disco entran Black Capricorn Day y Soul Education, bastante animadas, junto con una más lenta titulada Falling.

En el 2001, y aprovechando esta fecha tan señalada (por la película de Kubrick, se entiende, no por el atentado de las Torres Gemelas), sale al mercado A Funk Odyssey, el quinto disco del grupo, con una influencia más clara de la música disco. Entre otros buenos temas podemos destacar Little L o Love Foolosophy.

Tendrían que pasar cuatro largos años hasta que en 2005 se publica Dynamite; aunque su éxito a nivel de ventas fue más moderado, este disco es, junto con Travelling Without Moving, el que en conjunto tiene las mejores canciones, en mi opinión… Tanto es así que he decidido dedicarle cuatro de los puestos de mi selección, con temazos como el homónimo Dynamite, o Seven Days in Sunny June, o Black Devil Car. Para el cuarto tema os incluyo un vídeo en el que, tomando como base el audio de (Don’t) Give Hate a Chance, la joven Marta Altesa dobla la pista del bajo con innegable habilidad… Esta veinteañera catalana afincada en Londres colgó algunas otras covers de temas del grupo en YouTube, con tan buena suerte que Jay Kay la vió y le gustó mucho, invitándola a tocar con el grupo en una prueba de sonido y a salir de fiesta con ellos (y en vista de la afición de Jay por las chicas jóvenes en bikini, supongo que la pobre se pasó toda la noche intentando espantárselo cual si fuera un moscón en época de celo).




El último álbum de estudio que han publicado por ahora los Jamiroquai es el Rock Dust Light Star, de 2010… Es curioso comprobar cómo en la mayoría de los grupos de éxito los discos que van sacando están cada vez más y más espaciados, tal vez porque los miembros tienen ya mucho dinero y se vuelven perezosos, o bien porque quieren más dinero en el reparto del pastel y acaban peleándose y en los tribunales. No sé a cuál de las dos razones obedecerá el retraso en el caso que nos ocupa, pero sí sé que han trascendido algunas declaraciones de Jay Kay a la prensa expresando su descontento con las discográficas del grupo; de hecho, en los últimos años ha habido un par de cambios de compañía, lo cual puede haber sido la causa de que la parte creativa se resienta un poco… Aunque me pese decirlo, creo que éste último es el disco más flojo del grupo, y además bastante repetitivo en las melodías, a veces incluso en canciones que aparecen juntas en el listado, con lo cual la cosa se nota aún más. De todos modos el que tuvo retuvo, y también aparecen aquí y allá pequeñas joyitas como All Good in the Hood o Two Completely Different Things.

Desde 2010 han pasado ya seis años, así que según el patrón temporal a que nos tiene acostumbrados el grupo debería faltar poco para la salida del nuevo álbum. De hecho, hay rumores de que efectivamente puede que ocurra a lo largo de 2016. La verdad es que tengo algo de mono, me apetece oír temas nuevos de Jamiroquai… Ojalá este muchacho de Suffolk (muchacho ya bien entrado en los cuarenta, a estas alturas) no se haya despistado últimamente pensando en coches y en chicas y se haya concentrado más en la música, para que el nuevo disco sea al menos tan bueno como el penúltimo… ¡No dejes de tocar esa música funky, chico blanco!



lunes, 15 de febrero de 2016

Lo Pequeño, lo Grande, lo Simple, lo Complejo (IV)


Después del pequeño paréntesis de la semana pasada, recapitulemos un poco antes de seguir adelante… En las dos primeras entregas hablamos de las distintas escalas y de las potencias de diez del metro hacia lo pequeño y hacia lo grande. Una vez concluida esta parte del viaje en palabras, podéis acudir de nuevo a la web que originó la entrada y hacer el viaje completo en imágenes y sin escalas (expresión que es en sí misma un contrasentido en este caso), de un tirón desde los quarks hasta el Universo conocido sin parar… Alucinante, ¿verdad? Una vez refrescada la memoria, la pregunta que me hago para concluir esta entrada múltiple es si existe esa fórmula sencilla y elegante de la que hablaba ya en la primera entrada del blog, esa fórmula que nos permita explicar la compleja totalidad del Universo, saberlo todo acerca de todo… Y creo que la respuesta es sí.




Pongamos el ejemplo de una gran empresa multinacional que opera en varios continentes, tocando distintos sectores industriales y comerciales… ¿Cómo puede llegar a coordinarse sin acabar sumida en el mayor de los caos? Pues gracias al organigrama, a los distintos grados en el escalafón y a la existencia de jefes y subordinados en cada uno de los niveles. Los distintos rangos en la jerarquía y el hecho de que cada persona tenga varios empleados a su cargo es lo que permite el correcto flujo de información y de asignación y control de tareas en progresión geométrica, de modo que el magnate propietario de la empresa pueda coordinar eficientemente, de manera indirecta y a base de delegar, a decenas de miles de empleados con muy distintos tipos de trabajos, cual director de orquesta conduciendo la interpretación de una compleja melodía.

Haciendo un paralelismo con la totalidad del Cosmos, la solución a mi pregunta está en los distintos órdenes de magnitud que en él encontramos y en los niveles de complejidad creciente de las estructuras propias de cada uno de ellos: quarks, protones, átomos, moléculas, células, tejidos, órganos, personas, sociedades… Los mecanismos básicos a pequeña escala son sencillos, pero la multitud de capas que separan el mundo subatómico de nuestra propia escala y la gran cantidad de elementos en cada capa añaden una enorme complejidad al problema. Se trata, como dijo una vez Richard Fenyman, de una partida de ajedrez con un tablero muy grande y con infinidad de piezas, de modo que, aunque las reglas del juego son simples, es casi imposible predecir el resultado de cada partida.




Ya hemos comentado algunas veces que la Sencillez es elegante: la mente humana interpreta el Mundo a base de simplificarlo, y la buena Ciencia busca siempre explicar las cosas de forma sencilla. La complejidad intrínseca de la escala humana hace que las conclusiones de los grandes teoremas científicos sean a veces muy poco intuitivas, muy diferentes a lo que nuestros sentidos están acostumbrados a experimentar desde nuestro pequeño y caótico rincón del Espacio-Tiempo; esto hace que a veces dichas conclusiones sean difíciles de comprender y de aceptar por algunas personas. Por ejemplo, la primera ley de la Mecánica Clásica de Sir Isaac Newton dice que todo cuerpo sobre el cual la fuerza resultante es cero se mantiene en reposo o, si se estaba moviendo, lo sigue haciendo a la misma velocidad y en la misma dirección indefinidamente, cosa que a primera vista nos resulta algo chocante. Nuestra errónea suposición de que las fuerzas no cambian el movimiento sino que lo permiten parte de la inadvertida complejidad del Mundo en el que hemos nacido y crecido, siendo como somos seres al fondo de un océano de aire de veinte kilómetros de profundidad: acostumbrados al rozamiento, se nos olvida incluirlo entre los factores relevantes para nuestro problema.

Para poder ver más allá del caos de lo observable, apartar una a una las distintas capas de complejidad y contemplar en funcionamiento las leyes primigenias, básicas, sencillas del Universo se hace necesario, irónicamente, diseñar experimentos muy complicados… Es lo que decíamos en su día de variar uno solo de los factores cada vez, manteniendo los demás factores controlados; esto a veces es un verdadero reto, y resulta un trabajo muy duro, por lo que no mucha gente se ve capaz de hacerlo. Como muestra, un botón: el Gran Colisionador de Hadrones de Ginebra es un gigantesco y carísimo anillo de imanes superconductores de veintisiete kilómetros de circunferencia cuya misión es la de descubrir las características de quarks, leptones, bosones… las partículas más pequeñas conocidas.




Por tanto, la clave para comprenderlo todo acerca de todo radica en ser consciente de los distintos niveles de funcionamiento del Cosmos y de las reglas que se aplican en cada uno de ellos. Por lo general los problemas que estudia la Ciencia son complicados por el gran número de detalles a tener en cuenta simultáneamente, no porque sea difícil entender estos detalles uno por uno; simplemente hace falta tener paciencia y ser metódico y cuidadoso. Por supuesto, cuál sea el objeto de estudio determina en gran medida la probabilidad de éxito: ya en otra ocasión vimos que es más fácil hacer predicciones acertadas en el campo de las Ciencias Naturales que en el de las Ciencias Sociales, precisamente porque estas últimas implican un mayor nivel de complejidad y un número mucho mayor de factores a tener en cuenta. Por eso las fórmulas utilizadas en la Química o la Física suelen ser más o menos simples pero en cualquier caso fiables, mientras que las de la Psicología o la Economía son más complejas, o bien más sencillas precisamente por ser aproximadas… Todo este tema en general da muchísimo juego, y podríamos enlazar sin ir más lejos con un interesante ejemplo de generación de estructuras muy complejas a partir de reglas muy simples, cambiando sólo las condiciones iniciales, el punto de partida: se trata de los fractales, pero no nos meteremos en este jardín ahora mismo; tal vez en otra ocasión.

El que unas reglas sencillas den lugar a un gran número de formas y estructuras distintas en el Universo es posible, por tanto, gracias a la coexistencia de muy distintos órdenes de magnitud en el Espacio (estructuras pequeñas se combinan entre sí y dan lugar a otras más grandes) y también en el Tiempo (normalmente los procesos asociados con el mundo microscópico son muy rápidos y los del campo de la Astrofísica mucho más lentos). Y no sólo es precisa la existencia de varios niveles, sino también disponer de una cantidad grande de Espacio y dejar que pase el Tiempo suficiente para que, por pura probabilidad estadística, se alcancen los hitos que permiten entrar en una nueva fase de complejidad mayor, a veces en puntos muy concretos del Universo. Precisamente de los umbrales que se han ido atravesando para llegar al Presente en nuestro caso particular nos habla en una interesante charla TED David Christian, especialista en Gran Historia.




Nos cuenta Christian que tras el Big Bang el Universo estaba compuesto por nubes de gas muy poco complejas, iguales en aspecto y propiedades en todas direcciones. Poco a poco las pequeñas diferencias en densidad y temperatura fueron originando concentraciones localizadas de Hidrógeno, que eventualmente dieron paso a las primeras estrellas. En la fusión de sus núcleos se generaron los elementos químicos de peso medio, y en las explosiones de supernovas los elementos pesados, con lo que la complejidad aumenta más. Estos elementos más pesados dan lugar a los planetas rocosos, algunos de los cuales están en una zona templada de su sistema y tienen agua líquida (al menos en nuestro caso es agua), lo que permite reacciones químicas cada vez más complicadas, orgánicas, y posteriormente la aparición de Vida: muy sencilla, sí, pero con ADN, que tiene un nivel de complejidad mucho mayor que el de todo lo que había antes.

Con el paso del Tiempo la cantidad de especies se multiplica con la Explosión Cámbrica y la complejidad de nuestro planeta aumenta todavía más. Una de las especies, el Homo Sapiens, desarrolla su cerebro y alcanza un nivel de sofisticación cada vez mayor: lenguaje, civilizaciones, escritura, comunicaciones y transportes cada vez más rápidos, Internet… Ahora mismo somos como un solo organismo de más de 7000 millones de mentes conectadas entre sí; nuestra civilización actual, a la que hemos llegado con ayuda de la Ciencia y la Tecnología, es quizás, junto con el resto de especies de la Biosfera con las que interactúa, el sistema más complejo del Universo, y sin duda el más complejo de entre los que nosotros conocemos por ahora.




Por consiguiente, la Ciencia nos ayuda a desentrañar la Verdad acerca de cómo funcionan las cosas, convirtiendo una realidad muy complicada en una superposición de distintos procesos sencillos de explicar… Y ya hemos visto, cuando alguna vez hemos explorado el Mapa del blog, que tanto la Verdad como la Sencillez son fuentes de Belleza: es precisamente la gran diversidad surgida a partir de lo simple la que hace que el Universo sea tan hermoso… Resulta curioso que tanto en la escala de los protones, neutrones y electrones como en las grandes distancias de los filamentos galácticos el grado de diversidad estructural sea más bien bajo, y que la mayor complejidad se dé en torno a nuestro tamaño, y unos pocos órdenes de magnitud por arriba y por abajo. También es curioso que, exceptuando los conceptos teóricos de las minúsculas cuerdas y la espuma cuántica, todas las distancias que hayamos citado en las dos primeras entregas oscilen entre 10-24 y 1027 metros, estando por tanto el tamaño de nuestros cuerpos justo a medio camino entre las cosas más pequeñas y las cosas más grandes que conocemos, en una escala logarítmica.

Y ya como última curiosidad: revisitando las imágenes escogidas para el blog estas pasadas semanas me he dado cuenta de que la penúltima foto de la primera entrega, con la representación artística de la espuma cuántica, tiene un aspecto bastante similar a la última de la segunda entrega, con la simulación por ordenador de los filamentos galácticos… Tanto las arrugas del Espacio-Tiempo como el Universo a gran escala parecen igualmente uniformes y carentes de detalles y complejidad… ¿Qué habrá más allá de ambos extremos? ¿Cuándo haremos el siguiente descubrimiento que nos permita avanzar un poco hacia las cosas más pequeñas o hacia las cosas más grandes? ¿Tendrá fronteras nuestro Universo? ¿Habrá partículas aún más diminutas? ¿Qué nuevas estructuras llegaremos a conocer, y qué características tendrán? ¿Serán algo nunca antes visto, o llegará un momento en el que se cerrará el círculo y toda la secuencia comenzará de nuevo? ¿Quién sabe? Tal vez los extremos se tocan: puede que todo nuestro Universo esté dentro de un átomo de otro Universo más grande con distintas leyes físicas, o que cada pompa de nuestra espuma cuántica contenga todo un nuevo Universo en su interior… Quizás algún día lleguemos a averiguarlo, guiados como siempre por nuestra gran curiosidad por esos pequeños detalles.