Este sábado
pasé por la Plaza del Ayuntamiento y pude contemplar, a medio montar, la falla
municipal que se planta todos los años fuera de concurso, y que suele ser uno
de los monumentos más grandes y más bonitos. Mientras pasaba de largo unos hombres
con un carrito me ofrecieron a modo de publicidad varias caretas de cartón con
un dibujo bastante esquemático de la cara de un oso, formada por triángulos de
colores chillones. Los distintos fragmentos de la falla, algunos ya en su
sitio, otros todavía en el suelo, también mostraban este patrón multicolor a
gran escala. En ese momento no caí en la cuenta, pero ya en casa me acordé de que
había visto antes esa combinación cromática, en varias piezas de arte urbano en
mi visita a Nueva York.
En concreto una de ellas, a la que le hice una foto en la zona de Chinatown,
era muy similar a la careta pero con una cabeza de perro
en lugar de un oso. Me he informado en Internet y resulta que este año el
Ayuntamiento le ha encargado el diseño de la falla a Okuda, un famoso graffitero cántabro, que ha aprovechado para montar también
una exposición en el Museo del Carmen…
Es posible que mientras pasaba el sábado por la plaza el propio artista
estuviese supervisando el montaje del monumento, aunque de todos modos no lo habría reconocido si lo hubiese
visto.
Me llama la
atención que Okuda presuma en una entrevista del periódico de que pocas veces se habrá visto tal colorido en
una falla… Se nota que este hombre no ha visto muchas fallas en su vida. Supongo
que le habrán llamado por su fama mundial, pero me pregunto por qué no
contratan a artistas urbanos de Valencia para proyectos así. Me consta que, al
igual que muchos músicos valencianos de jazz, pop o rock se dedican en estas
fechas a ganarse un dinerete extra tocando en bandas por la calle, también
algunos graffiteros han formado a veces parte del mundo de las Fallas. Por
ejemplo, recuerdo que Julieta XLF
ha colaborado varios años en los diseños de algunos monumentos infantiles.
Pocos meses antes de las Fallas de 2015 pude conocer personalmente a uno de
mis artistas urbanos favoritos, Escif.
Siempre ha guardado el anonimato acerca de su identidad (y de hecho aparece
unos segundos en Exit Through the Gift Shop, pintando con una máscara azul de lucha libre mejicana
puesta, hasta que le detienen dos policías), así que para mí fue completamente
inesperado descubrir que iba a encargarse del diseño de la falla Mossen Sorell – Corona, que suele
ser bastante atrevida y experimental. El día que se presentó el proyecto para el diseño de la falla
yo me pasé por allí con curiosidad, pero aunque él estaba entre la gente no se
hizo de notar, ni se anunció su presencia a bombo y platillo. Afortunadamente,
gracias a un amigo común que nos presentó, pude saber quién era y hablar un
poco con él después de la presentación… Por supuesto, no pienso deciros aquí su
nombre ni tampoco qué aspecto tiene. Lo que sí puedo compartir con vosotros,
después de esta larga introducción, es la décima selección de mis fotos de arte efímero en la ciudad que cada año levanta casi
mil monumentos, algunos de ellos igualmente hermosos y todos ellos igualmente efímeros.
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