martes, 26 de diciembre de 2017

Energía (I)


Ya hemos hablado en el blog de conceptos tan básicos e importantes como el Tiempo y el Espacio (este último desde el punto de vista de la escala y la complejidad), así que he pensado que podíamos dedicar una entrada exclusivamente a la energía. No es la primera vez que hablamos de ella aquí, pero en concreto me apetecía hacer un resumen de las distintas fuentes de energía que la Humanidad ha ido descubriendo a lo largo de su Historia. La palabra energía viene del griego “enérgeia”, que significa actividad: en su acepción científica es la capacidad de la materia de producir trabajo o, más coloquialmente, de hacer cosas, ya se trate de arrastrar, elevar, romper, calentar… No me molestaré en hablar de cómo algunos se han apropiado de esta palabra para tratar de justificar sus dudosas pseudociencias; eso lo dejamos para otra ocasión. Aquí nos centraremos en la energía cuyos efectos se pueden explicar, cuantificar y predecir con exactitud.

La unidad de energía es el julio, que es lo que cuesta levantar una masa de cien gramos a una altura de un metro (no es mucho, como veis). La energía total estimada del Universo observable, incluyendo la debida a la masa de las partículas, es de unos 1070 julios (es decir, un uno seguido de setenta ceros), y se ha mantenido constante desde el Big Bang, cambiando solo de tipo y de distribución en una hermosa danza que dura ya 13.800 millones de años… Aunque el resto de la historia es apasionante, aquí nos centraremos sobre todo en la parte en la que nuestra especie, el Homo Sapiens, ha hecho uso de una parte ínfima de toda esa energía: el último millón de años.




En los albores de la especie el abanico de fuentes de energía disponibles era bastante reducido; básicamente teníamos la radiación infrarroja procedente del Sol, que nos daba calor desde el exterior durante el día, y podíamos hacer uso de la energía química contenida en aquello que comíamos, ya fuesen plantas o animales. Solo las plantas pueden transformar la luz del Sol (o cualquier otra luz) en energía asimilable por los animales, gracias a la fotosíntesis. La Evolución nos ha hecho omnívoros, con lo que podemos comer carne, una fuente de energía más concentrada y fácil de digerir que las plantas, de manera que con el paso de las generaciones nuestro tubo digestivo se hizo más corto, permitiendo al cerebro crecer poco a poco en tamaño.

Son principalmente los hidratos de carbono los que, tras llegar a nuestras células, se mezclan con el oxígeno del aire que inhalamos dando lugar a la respiración celular, en la que se libera, aparte del vapor de agua y dióxido de carbono que exhalamos, la energía contenida en los enlaces, que es la que hace que nuestros músculos se contraigan y se relajen (permitiéndonos correr, saltar, golpear o levantar peso) o que nuestro cuerpo genere calor interno, manteniendo constante su temperatura. Las grasas ingeridas también pueden almacenarse para ser usadas como fuente de energía a más largo plazo. Hace menos de un millón de años se produce el uso de las primeras herramientas rudimentarias de piedra y madera, que nos permiten usar la energía de nuestros músculos de forma más eficiente y por tanto cortar o machacar mejor.




Otro de los primeros avances casi exclusivos de nuestra especie es el dominio del fuego, pudiendo así utilizar la energía almacenada por un árbol o arbusto en la madera de su tronco y ramas mediante la fotosíntesis. Tanto los reactivos como los productos de la combustión son muy similares a los de la respiración celular: se trata de un proceso de oxidación en el que las moléculas orgánicas de la madera, al mezclarse con el oxígeno circundante, se transforman en dióxido de carbono y vapor de agua liberando energía calorífica. La progresión fue seguramente muy lenta hasta tener el proceso perfectamente controlado, hace unos 200.000 años. Primero se empezó a aprovechar los fuegos fortuitos, creados al caer un relámpago, hasta que se extinguían. Otro día os contaré con más detalle la historia de los que tal vez fueron los primeros científicos de la especie, individuos curiosos que intentaron comprender el comportamiento de este extraño “animal amarillo”, domarlo y utilizarlo en beneficio propio. Con el tiempo el Hombre aprendió a preservar estos fuegos fortuitos, cuidándolos por turnos para que no se apagaran, y más adelante consiguió generarlo desde cero incrementando la temperatura mediante rozamiento.

Gracias al fuego podemos tener luz y calor en las noches frías y cocinar nuestra comida (lo que evolutivamente aumenta aún más el tamaño del cerebro). Cocinar la carne, además de matar las bacterias nocivas, hace que podamos asimilar una mayor cantidad de hidratos de carbono. El fuego nos permite también, más adelante, cocer recipientes de cerámica o fundir herramientas de metal. Toda fuente de energía tiene beneficios y desventajas, pudiendo estas últimas estar relacionadas con las dificultades de generación, almacenamiento o transporte y con los materiales de desecho a que da lugar. En el caso del fuego, la cantidad de energía liberada es mayor que la necesaria para empezar la combustión (es decir, la requerida para frotar los trozos de madera o para producir la chispa golpeando dos piedras, y los desechos (un poco de dióxido de carbono, vapor de agua y cenizas) no suponen un gran peligro; el problema está en el almacenamiento y transporte, sobre todo antes de haberse dominado la técnica para encenderlo.




Hace unos 10.000 años se produce la domesticación de distintas especies de animales, con lo que a partir de entonces podemos aprovechar también la energía de lo que esos animales han comido, bien para comérnoslos nosotros sin gastar energía en la caza, para que arrastren o levanten ellos el peso, para que aren la tierra o para que nos transporten en las distancias largas. Sus pieles también nos son útiles para conservar mejor nuestra propia energía corporal si hace frío. El descubrimiento de la agricultura en la misma época nos permite obtener más alimentos (y por tanto más energía) de una manera más fácil. Cada vez podemos hacer más cosas, construir monumentos y edificios más altos y tener ciudades más grandes; es el inicio de la Civilización y la población mundial aumenta de forma imparable. Otros avances tecnológicos importantes son el de usar la energía del viento para llevarnos lejos en barcos y el de aprovechar la fuerza del viento o del agua de río para moler el grano y hacer harina, por ejemplo… En torno al 1100 de nuestra era el uso de molinos de viento estaba ya generalizado en Europa.




Hace 300 años el crecimiento de la población y la construcción de casas y barcos, combinadas con una época de temperaturas especialmente bajas, habían agotado prácticamente las reservas de madera en Inglaterra y el norte de Europa, lo que hizo necesario buscar una fuente de calor alternativa. Esto llevó al descubrimiento del carbón, que ya se había usado en China hace dos mil años, aunque no de forma tan generalizada. El carbón es madera fósil con una gran cantidad de energía concentrada, procedente de árboles de hace 300 millones de años, del periodo carbonífero, árboles cuya lignina no podían descomponer los microorganismos, que se acumularon durante varios millones de años y quedaron sometidos a altas presiones por los sedimentos de encima.

Es la Ciencia la que, junto al uso del carbón, permite el inicio de la Revolución Industrial. Hasta entonces el calor liberado al quemar madera se dispersaba en todas direcciones y no se podía utilizar para mover objetos. En las máquinas de vapor perfeccionadas por Thomas Newcomen o James Watt a mediados del S.XVIII, la combustión del carbón calienta agua y la pone a hervir, generando vapor que queda encerrado en un cilindro con un pistón móvil para que, mediante una serie de engranajes, la energía se transmita en forma de fuerza en una determinada dirección; de esta manera se consigue convertir el calor en trabajo, la energía térmica en mecánica, y los animales de tiro son sustituidos por locomotoras y otras máquinas de funcionamiento similar. No todo son ventajas, sin embargo: el carbón es una fuente muy concentrada de energía y fácil de almacenar, pero es costoso de extraer y transportar, y quemarlo genera bastante contaminación (tenemos como ejemplo la ciudad de Londres, que durante muchas décadas fue prácticamente inhabitable por el gran número de fábricas que emitían su humo a la atmósfera).




El carbón es solo uno de los tipos de combustible fósil: el petróleo se descubre hace unos 150 años en Estados Unidos, pero se empezará a usar masivamente a finales del S.XIX, sustituyendo a otros tipos de grasas y aceites animales. Procede de grandes acumulaciones de restos de gambas microscópicas en el fondo del mar hace unos 75 millones de años, que dieron también origen al gas natural, compuesto principalmente por metano. El uso del petróleo coincide en el tiempo con la aparición del coche automático (auto-móvil, es decir, sin caballos) y el motor de combustión interna. El petróleo y el gas, al ser fluidos, son más fáciles de transportar que el carbón, usando tuberías desde el lugar donde se extraen y refinan hasta el punto donde se necesita la energía. El petróleo tiene también sus desventajas: aparte de la contaminación que produce quemarlo, es costoso de extraer, puede filtrarse a los ecosistemas afectándolos negativamente y la mayoría está localizado en zonas concretas del planeta, lo que aumenta la tensión entre países, en competencia por los recursos.

De 1880 data la primera central eléctrica alimentada por carbón, diseñada por Thomas Edison. En ella, el vapor de agua generado por el calor mueve una turbina conectada a un generador de corriente continua, y la transmisión de la energía eléctrica se realiza a través de cables metálicos (en este caso los cables alimentaban el alumbrado de la zona de Wall Street, en Manhattan). En la misma época surgen las centrales hidroeléctricas, menos contaminantes, en las que se aprovecha la energía potencial gravitatoria del agua de los embalses, con turbinas movidas por el agua que cae al abrir las compuertas de la presa. La energía eléctrica es difícil de almacenar pero muy fácil de transmitir a largas distancias; el problema está en las pérdidas por el calentamiento de los cables. El uso de corriente alterna propuesto por Nikola Tesla (en oposición a Edison, en lo que se conoció como la Guerra de las Corrientes) hizo posible un transporte más eficiente de la energía, reduciendo el calentamiento de los cables al realizarse a altos voltajes. Tanto los generadores que transforman el movimiento rotatorio de las turbinas en electricidad como los transformadores que suben y bajan el voltaje de la corriente hacen uso del magnetismo, fenómeno íntimamente ligado a la electricidad del que la Ciencia aprendió mucho a lo largo del S.XIX.




Todos estos avances en el Conocimiento se utilizan no solo en la transmisión de energía sino también en la de información, en la que no importa tanto la cantidad de energía que se transporta como la variación temporal de una señal de magnitud más pequeña, que puede comunicar datos de acuerdo con un código común acordado entre emisor y receptor. Así van surgiendo el telégrafo, el teléfono, y más adelante las ondas electromagnéticas como la radio, que ni siquiera precisan de cables. Las comunicaciones son, por tanto, cada vez más fáciles y rápidas. Con las mejoras tecnológicas realizadas, la cantidad de recursos energéticos disponibles aumenta exponencialmente, dando lugar a un desarrollo brutal, a veces fuera de control. En las primeras décadas del S.XX se duplica cada diez años la cantidad total de energía utilizada, sin pensar en la eficiencia, el agotamiento de los recursos, la contaminación o el cambio climático, y durante el resto del siglo el nivel de derroche y consumismo en los países desarrollados no hará sino aumentar.

Hagamos un alto aquí. En las fuentes de energía de las que hemos hablado hasta ahora, ya fuesen vegetales o animales, coetáneas o fósiles, la energía estaba encerrada en enlaces de tipo eléctrico covalente propios de la química orgánica, basada en compuestos de Carbono, Hidrógeno y Oxígeno principalmente (No hemos hablado de las pilas, en las que dos electrodos metálicos inmersos en un ácido nos permiten almacenar energía química inorgánica). La próxima semana, en la conclusión de esta entrada, hablaremos de un tipo completamente distinto de enlace que ya hemos mencionado antes en el blog y que contiene una cantidad infinitamente mayor de energía, y veremos que a pesar de haberlo descubierto la Ciencia a principios del S.XX, paradójicamente había sido la fuente de casi toda nuestra energía desde el nacimiento no solo de la especie, sino del planeta.



lunes, 18 de diciembre de 2017

Rollete Triste (Cara B)


Seguimos con mi cinta recopilatoria hecha seguramente hacia 1996 y refinada en torno a 1999, con canciones que, a pesar de tener la tristeza y la soledad como denominador común, resultan irresistiblemente hermosas por la Verdad que destilan acerca de la condición humana. La semana pasada os hice la relación de los temas de la Cara A y hoy nos toca darle de nuevo al Play y repasar, en el mismo orden que en la original, las canciones de la Cara B.




Tracy’s Flaw – Skunk Anansie: Ya hemos hablado antes de este grupo en el blog, y de cómo descubrí su fantástico directo cuando estuve en el Doctor Music Festival en los Pirineos, en julio de 1997. El álbum Post Orgasmic Chill, su tercer trabajo, es del 1999, así que esta debe ser una de las canciones que cambié al preparar la versión 2.0 de la selección. Después de este trabajo hicieron un parón bastante largo y en la última década han sacado tres discos más, pero no he tenido tiempo de seguirles la pista; intentaré solucionar ese problema lo antes posible. De esta canción en particular destaco la brillante transición que hacen del flojo al fuerte y otra vez de vuelta al flojo (quizá le dediquemos una entrada a este concepto en el Futuro), incluyendo la voz de Skin, que cambia de registro con una facilidad pasmosa.

My Antarctica – Duran Duran: Igual que The Wedding Album, el Liberty de 1990 tampoco es un trabajo redondo de Duran Duran, pero contiene muchas canciones estupendas, sobre todo en su primera cara. Este tema en concreto me gusta mucho, y es uno de los que se me da muy bien cantar, incluyendo los trozos de falsete de los estribillos. Me parecen preciosas en especial la bajada de 2:50 y la manera tan delicada y a la vez tan abierta en la que acaba la canción… Otros temas suaves y bonitos de este grupo son, por si los queréis buscar, A Matter of Feeling, Serious, Mediterranea o la mitad de las canciones del estupendo álbum Big Thing (¡ese sí que es redondo!), como Land, Too Late Marlene, Palomino o Do You Believe in Shame?




Spend a Lifetime – Jamiroquai: Ya en su día dijimos que el estilo funky de este grupo generaba sobre todo buen rollete y ganas de bailar, pero que también tenían canciones lentas muy conseguidas. Por cierto, abriendo un paréntesis: en este mismo 2017 han sacado por fin su octavo álbum de estudio, Automaton, con algunos temas bastante chulos. Spend a Lifetime está sacada del Travelling without Moving de 1996, un excelente trabajo y el álbum de música funk más vendido de la historia (La seleccionada para la versión 1.0 era Half the Man, del disco anterior, pero cuando retoqué la lista este tema me pareció más apropiado, más lento y más triste). Me encanta el formato clásico de balada que tiene, con sección de cuerdas y piano, pero a la vez con el toque tan particular de la voz de Jay Kay.

Mmm Mmm Mmm Mmm – Crash Test Dummies: Como en el caso de Jeff Buckley y Grace, también vi este vídeo musical en la MTV, que por entonces se pillaba en casa de mis padres, y me gustó tanto la canción que me compré el disco. De hecho, el vídeo en cuestión ya lo he usado antes en otra entrada del blog… Las armonías son muy originales, la voz de Brad Roberts (con esa tesitura tan grave) es alucinante, la letra es aparentemente inocente aunque tira con bala en contra del fanatismo religioso, y ¡qué podemos decir del título! Con dos cojones, sí señor. Al pasar los años esta formación ha ido perdiendo fama, pero como ya he dicho siguen sacando discos y algunas de sus últimas canciones siguen siendo muy bonitas.




Out of Tears – Rolling Stones: Yo siempre he sido más de los Beatles que de los Rolling, pero este tema del Voodoo Lounge, disco del 1994, es para mí un auténtico himno, y de mis favoritas de esta selección. Lo que me transmiten la música y la letra del estribillo es que el protagonista no llorará la ausencia de la mujer que le hizo sufrir porque se ha quedado sin lágrimas; en otras palabras, que ella no se merece ni una lágrima más (al menos así lo entiendo yo). Curiosamente, el tempo sosegado, las armonías y los preciosos arreglos de piano, guitarra (incluyendo el slide) y cuerda destilan tristeza pero a la vez también calma, resignación y paz interior, como si nuestro protagonista, después de haber sufrido mucho por Amor, comprendiese al fin que lo importante es sentirse a gusto con uno mismo, que más vale estar solo que mal acompañado. Y hablando de solos… impresionante sin duda el solo de guitarra que empieza en el 3:00. En resumen, una canción que transmite tristeza pero a la vez un cierto punto de optimismo, y desde luego muchísima Belleza, con mayúscula.

Honesty – Billy Joel: No he seguido mucho la carrera de este artista, pero tenía un par de álbumes suyos en cassette y este tema de 1978 me gustaba bastante, así que lo incluí. De hecho, es una de las piezas que sabía tocar en el piano de mi madre (otra de ellas era Black Hole Sun) cuando aún tenía tiempo para practicar; seguro que a estas alturas ya se me habrá olvidado. Como anécdota curiosa, tiene narices que Billy Joel escribiese una canción quejándose de la falta de honestidad de la gente y que años más tarde se enterase de que su antiguo manager, cuñado y padrino de su hija le había sisado treinta millones de dólares de sus cuentas bancarias para “tapar unos cuantos agujeros”. No hay nada como la familia…




If You Wear that Velvet Dress – U2: Ya he hablado otras veces en el blog de que mis álbumes favoritos de U2 son Achtung Baby, Zooropa y Pop, más complejos en cuanto a superposición de capas sonoras, y en este caso en particular la canción está sacada del tercero de ellos. Me encanta esa introducción tan larga y tan delicada (podríamos considerarla los preliminares), y que la cosa no coja realmente cuerpo hasta el 1:45. También me gusta mucho ese solo de guitarra tan lisérgico del 2:32 (recomiendo oírlo con cascos), y lo bien que lo enlazan con la última parte… Todo en este tema me parece extrañamente hermoso y sensual, como salido de un sueño, o de la más húmeda de las fantasías; una auténtica delicia escucharlo.

She’s Suffering – Manic Street Preachers: No es la primera vez que menciono esta canción en el blog; oírla me recuerda un par de historias sentimentales que pudieron haber sido y no llegaron a ser durante mi época de estudiante universitario. Ya os dije la semana pasada que descubrir este álbum me había impactado mucho; me acuerdo de escucharlo en la cama, con mis cascos, justo antes de dormirme, y haber experimentado en varias ocasiones lo que podría denominarse un estado alterado de la consciencia, una especie de éxtasis, trance o arrebato estético en el que me veía envuelto por completo por la Música y tenía alucinaciones inspiradas por esta, como soñando despierto, incluso con lágrimas en los ojos… No sé exactamente cómo describirlo, pero era una mezcla de emociones brutal.




Secretly – Skunk Anansie: Otra joyita del Post Orgasmic Chill; sí, sé que está en la misma cara que Tracy’s Flaw, pero lo que me importaba a la hora de hacer la selección era que estuviesen suficientemente alejadas una de la otra a la hora de poner la cinta en auto-reverse. La intro con los violines siempre me ha parecido estupenda, muy original, y la potencia del bajo no se aprecia bien si no te pones los auriculares: os recomiendo que lo hagáis. El final también es interesante, tonalmente muy ambiguo. Me gusta el sonido de este disco y de los dos anteriores, Paranoid & Sunburnt y Stoosh, porque no tienen complejos a la hora de mezclar una instrumentación cañera con una voz muy suave (muy suave a ratos, porque cuando quiere, Skin sabe tener serrín en la garganta)… Supongo que por eso al estilo se le llamaba Power Pop.

Every Breath You Take – The Police: Para cerrar la selección, un clásico en toda regla, sacado del excelente disco Synchronicity de 1983, quinto y último de la banda. ¿Qué decir de esta canción que no se haya dicho ya? La música es preciosa, pero los que algunos no saben es que la letra no es tan romántica como parece… Sting la compuso después de su traumática separación de la actriz Frances Tomelty, tras seis años de relación, y no hace falta saber mucho inglés para darse cuenta de que habla de celos y de posesión; es la amenaza del amante despechado de que no perderá de vista a su antigua pareja, de que la estará vigilando… Bastante siniestro, si te paras a pensarlo. Queda demostrado pues, con esta y con muchas otras de las canciones, que esta selección no es en absoluto sensiblera ni romanticona; el hilo conductor no es el Amor idealizado y empalagoso de los cuentos de hadas, sino más bien el Amor no correspondido, o el Amor que es entendido de distinta forma por ambas partes, o el Amor que se fue para no volver, más en consonancia con lo que suele pasar en la vida real.




Me he dado cuenta, buscando para el blog las fechas de publicación de los discos, de que además de una exploración musical del sentimiento de melancolía este cassette supone en cierto modo un viaje por la música pop y rock de mediados de los noventa. ¿Han cambiado mucho mis gustos musicales desde entonces? ¿Habría añadido o eliminado algún corte de la selección después de todos estos años? Por supuesto que he descubierto muchos temas tristes y hermosos en el nuevo milenio, pero repasando esta lista me parece que no haría falta cambiarla ni quitar canciones; ninguna de ellas se me ha quedado emocionalmente obsoleta… Tal vez se podría hacer más larga, usando una TDK de 120 minutos (aunque esta sí se ha quedado anticuada), pero creo que está bien como está.

Me ha resultado agradable recordar todas estas melodías que me retrotraen a aquella época confusa y atormentada en el terreno sentimental; agradable porque sentir algo de forma tan intensa, aunque sea tristeza, rabia, el dolor de la herida, te recuerda que estás realmente vivo, que no te conformas con las migajas del día a día, que aún aspiras a formar parte de una Belleza mayor. Esta confusión y este inconformismo no han desaparecido hoy en día, aunque ahora están algo más atemperados por la sabiduría que proporcionan los años y la experiencia; sigo buscando a mi compañera ideal, pero sé que si no la encuentro hay otras fuentes de Belleza a las que puedo acudir. A veces se hace angustioso seguir buscando sin éxito la auténtica Belleza en otra persona sabiendo que el Tiempo pasa inexorablemente, pero el mero hecho de experimentar esa angustia y comprobar que aún no te has rendido en tu búsqueda, que no te has vendido a una bonita mentira, que sigues fiel a tus principios, proporciona cierto consuelo y te reconcilia al menos contigo mismo… Más adelante seguiremos hablando de esto en el blog y explicaremos qué es exactamente la Nostalgia del Futuro.



martes, 12 de diciembre de 2017

Rollete Triste (Cara A)


Haber reflexionado sobre el Miedo estas últimas semanas me hizo acordarme de que hace ya tres años y medio que publiqué la anterior entrada sobre mis selecciones de canciones con un determinado estado de ánimo como denominador común. No sé si recordaréis que las grabé en mi adolescencia y juventud, hace un par de décadas, en cassettes vírgenes TDK que normalmente eran de 90 minutos, 45 por cara. Ya conocéis mi selección de buen rollete, con mis canciones alegres favoritas de aquella época, y la selección de mal rollete, con temas que me generaban inquietud o directamente miedo (de ahí que me haya acordado ahora).

A la tercera de este tipo, de la que nos encargaremos hoy, la llamé en su día selección de “Canciones Suaves”. Se trata de canciones que me despiertan una cierta sensación de melancolía, de añoranza por los amores perdidos del Pasado o por los que ni siquiera llegaron a hacerse realidad. ¿Podríamos llamarlas románticas? Esa denominación me parece algo cursi, pero sí podríamos decir que son temas tristes y a la vez muy hermosos. Sabéis que yo me fijo más en la Música que en las letras, y en eso me basé para hacer mi selección: suelen ser canciones en modo menor, y con un tempo habitualmente lento, aunque hay un poco de todo; me gusta pensar que es una colección bastante ecléctica, ya me diréis si vosotros opináis lo mismo.




Recuerdo que grabé una primera selección en torno a 1995 ó 1996, y dos o tres años después, al hacer una copia como regalo para una amiga, vi que había ampliado bastante mi colección de cintas y decidí cambiar un par de canciones por otras del mismo grupo o solista que me parecían más melancólicas y por tanto más apropiadas. Aun siendo más reciente, ya os digo que la versión 2.0 tiene como mínimo quince años; en esta entrada doble os describo la versión definitiva de la selección, tal y como la hice en aquella época, y con el mismo orden… Preparando la entrada he notado algo curioso: he oído esta cinta tantas veces que escuchando el final de cualquiera de sus canciones puedo deciros de memoria qué canción es la siguiente. También me he dado cuenta de que muchas de ellas están en mi tesitura vocal, y de que en la mayoría de casos no se me da nada mal cantarlas… Pero pasemos sin más a describir los distintos temas.




Rock with You – Michael Jackson: Por aquella época, después de haber comprado el Bad y el Dangerous, estaba descubriendo los discos anteriores de Michael Jackson; este tema es del Off the Wall, de 1979. Yo aún vivía en casa de mis padres, y recuerdo haber escuchado a menudo este álbum por las noches, en la cama, bien calentito debajo de las sábanas, justo antes de dormirme, usando un reproductor de cassette de mi padre, bastante grande y antiguo pero con muy buena calidad de sonido. No solo la música es chula, también la letra es muy bonita; y el solo de 2:23 siempre me ha encantado, consigue transmitir una sensación de inocencia que lo hace adorable, si es que ese adjetivo puede aplicarse a un solo… Y por cierto: atentos al cambio de tono en la última estrofa.

My Friends – Red Hot Chili Peppers: Recuerdo que este álbum de los Red Hot, el One Hot Minute de 1995, me pareció tan bueno como el Blood Sugar Sex Magik pero a la vez (por influencia de Dave Navarro) muy distinto, más oscuro y desesperado, lo que encajó bien con mi confusión vital de aquella época; por entonces estaba en la Universidad y mi fase de búsqueda de pareja, que empezó algo tarde, estaba en pleno apogeo, con calabazas incluidas de vez en cuando… Esta canción en concreto encaja muy bien en el espíritu del disco, tiene una Belleza triste y desgarradora. El siguiente álbum, el Californication, me pareció algo más flojo, y a partir de ahí los Red Hot ya no volvieron a ser los mismos, en mi opinión; se convirtieron en unos moñas, sacando singles edulcorados y simplones uno detrás de otro, jugando a lo seguro… Pero bueno, que nos quiten lo bailao.




Home – Depeche Mode: Al principio era World In My Eyes, también de los Depeche, la que estaba en la primera versión de la cinta, pero me pareció que su carácter más primitivo, directo y sexual no pegaba con el tono de la selección, con lo que la cambié por esta, que me sonaba más melancólica, más agridulce. Este tema pertenece al Ultra, de 1997, álbum de retorno después de que el cantante Dave Gahan estuviese dos minutos clínicamente muerto por culpa de una sobredosis; y de hecho, según Martin Gore, Home trata sobre la Muerte, aunque yo esto lo he descubierto investigando para el blog. Preciosa orquestación, muy producida y con muchas capas sonoras, como a mí me gusta; por ejemplo el acorde de los violines en 4:14 me pone los pelos de punta cada vez que lo oigo.

Leaving Me Now – Level 42: Preciosos acordes y cambios los de este tema sobre un hombre al que abandona la mujer que amaba. Precisamente estos últimos días, antes de pensar siquiera en redactar esta entrada, he estado escuchando varias veces el disco de grandes éxitos de Level 42; me encantan sus ritmos, el bajo, las armonías y los falsetes de los coros… Tienen muchos otros temas tan bonitos como este: Something About You, Lessons in Love, It’s Over, Children Say, Take a Look… Altamente recomendables en mi opinión.




My Own Sunrise – Crash Test Dummies: Esta es del A Worm’s Life, de 1996. He ido rastreando los discos que los Crash Test sacaron después de su época de más éxito, con God Shuffled His Feet, y la verdad es que valen la pena, y tienen bastantes temas suaves muy bonitos, como este, repartidos por aquí y por allá… En esta canción en concreto, el parón de 2:21 con las sencillas notas del piano y la suave voz de Brad Roberts casi me hacen llorar cada vez que la oigo; ese fragmento es el ejemplo perfecto de que a veces menos es más. No os quepa duda de que tendremos otros cortes de Crash Test Dummies en esta entrada doble.

The Couch – Alanis Morrissette: Este tema está extraído del Supposed Former Infatuation Junkie, disco de 1998; creo que en la primera versión de esta selección había uno del disco anterior, el Jagged Little Pill de 1995 (tal vez era You Learn, no recuerdo bien…). Me parece muy original la percusión de aires orientales que usa aquí y el formato, muy repetitivo, como si de un mantra se tratara; de hecho, creo que antes de grabar este disco Alanis pasó una temporada en la India, y de ahí las influencias sonoras, supongo. No es mi favorita de la selección, pero está bastante bien.




This is Yesterday – Manic Street Preachers: Esta canción ya la he usado antes en el blog, y yo intento no repetir, pero permitidme que haga aquí una excepción. En la época en que hice la selección un buen amigo me había grabado The Holy Bible, disco de 1994 de esta banda galesa de rock alternativo, y la verdad es que me impactó como pocos lo han hecho en mi Vida. Durante la grabación de este álbum el guitarra y letrista Richey James Edwards estaba sufriendo graves problemas de depresión, alcohol, autolesiones y anorexia, hasta el punto que el 1 de febrero de 1995 desapareció sin dejar rastro y no se ha vuelto a saber nada de él. El disco, como os podréis imaginar, es oscuro y triste pero también una obra maestra, con unas letras trabajadísimas de gran contenido político y llenas de verdades que duelen como puños… Todo esto se aplica también a este tema en concreto, una amarga añoranza del Pasado, cuando todo era más sencillo, con frases demoledoras como “No oigas una palabra de lo que digo, escucha sólo lo que no consigo callar” o la lamentablemente profética “¿Por qué hacer nada cuando puedes olvidarlo todo?”. Musicalmente hablando la canción suena también triste y desgarradora pero es increíblemente hermosa, y los rasgueos de guitarra del final me parecen sencillamente preciosos… Me quito el sombrero.

Ordinary World – Duran Duran: El álbum sin nombre del 1993, conocido entre los aficionados como The Wedding Album, no es redondo como el Notorious o el Big Thing, pero tiene algunos temazos, como este, por ejemplo. Me gusta lo denso que es el sonido y la cantidad de pequeños detalles que se pueden captar al escucharlo atentamente y con los cascos puestos. Los Duran Duran tienen otras muchas canciones suaves muy interesantes aparte de esta, y de hecho veremos una segunda contribución del grupo en la Cara B de la selección.




Snowbound – Genesis: Ya en su día dedicamos a este grupo un par de entradas del blog, en las que hablamos de otros temazos lentos como por ejemplo Entangled… El corte que aquí nos ocupa (con una inquietante letra sobre el inadvertido sufrimiento de un hombre de nieve al que desmiembran despreocupados unos niños en su juego) pertenece al disco And Then There Were Three, de 1978. La elección de instrumentos, con los sintetizadores simulando el sonido de órganos de iglesia y flautas, le confiere al tema un aire inocente (lo que contrasta con la letra) pero a la vez épico en algunos momentos.

Last Goodbye – Jeff Buckley: Recuerdo que la primera vez que vi a Jeff fue en la MTV, en 1994, con el vídeo de Grace, que me dejó totalmente alucinado, y poco después me compré el disco. El Last Goodbye que incluí en la selección, aparte de ser musicalmente precioso y dejar de manifiesto la increíble habilidad y potencia vocal de Buckley, tiene una letra también muy hermosa pero triste, ya que habla del final de una relación muy intensa que no funcionó. El título de “Último Adiós” resulta doblemente doloroso, porque me hace recordar que Jeff se nos fue el 29 de mayo de 1997: se metió en el río Mississippi para nadar un rato al anochecer, lo atrapó la estela de un barco que pasaba y se ahogó en los remolinos. Se marchó sin haber publicado su segundo disco, My Sweetheart the Drunk, que posteriormente fue completado y sacado al mercado, y que contiene canciones preciosas como Everybody Here Wants You… Tal vez recordaréis que este segundo disco, aun siendo posterior a la selección que hoy nos ocupa, también está ligado a mi propia historia sentimental y me trae recuerdos agridulces cada vez que lo escucho… Pero de eso ya hablamos en su momento y no necesito contároslo otra vez.




Untitled – Crash Test Dummies: A la hora de hacer la selección me quedaban un par de minutos vacíos al final de la Cara A, y quería llenarlos con algo porque muchas veces me ponía la cinta en modo auto-reverse y la escuchaba sin parar, con lo que no quería que hubiese ahí un tiempo muerto; así que encontré esta pieza instrumental, cortita y bonita, para completar los 45 minutos. Precisamente antes hablábamos, con My Own Sunrise, de lo mucho que se puede transmitir con unos sencillos acordes de piano sobre un fondo de silencio, y este es otro buen ejemplo de ello… Me gusta el hecho de que los acordes de la pieza son tristes, pero los dos últimos proporcionan una conclusión serena y reposada, como dejando atrás el dolor y las dudas, como poniendo un punto final lleno de paz… Y hablando de finales, aquí llega el de esta primera entrega; la próxima semana le daremos la vuelta a la cinta y escucharemos la Cara B.