Tal y como prometí, aquí tenéis la segunda entrega de mis fotos de graffiti
en Berlín; espero que os gusten. He de reconocer que me ha resultado
apasionante este periplo de los últimos veranos por las grandes capitales de
Europa. Tal y como hice con Roma,
París
y Londres,
queda pendiente el enseñaros la selección de mis mejores fotos de la capital alemana no relacionadas con el arte urbano. Y ahí no acaba la cosa, porque después de Berlín vino Manhattan… pero no
adelantemos acontecimientos, cada cosa a su debido tiempo.
lunes, 30 de noviembre de 2015
lunes, 23 de noviembre de 2015
Un Paseo por Friedrichshain (I)
Tal vez recordéis que hace un tiempo nos paseamos por Brick Lane
y disfrutamos de una muestra de los fabulosos graffitis londinenses… He pensado
que es un buen momento para enseñaros una selección de las fotos de arte urbano
que saqué en mi viaje a Berlín el verano del año pasado; hoy colgaré las
primeras diez y el lunes que viene la otra mitad. La verdad es que en este
aspecto concreto la impresión que me quedó de las dos ciudades fue claramente
distinta: en general las muestras de buen arte urbano en Berlín
están más dispersas y son zonas más reducidas en tamaño, y los estilos
predominantes también son diferentes a los de Londres, con menos obras a base
de sprays y más uso de pegatinas y papel encolado, frecuentemente en collages
caóticos y abigarrados de piezas pequeñas que en ocasiones no me acaban de
convencer por su aspecto desastrado… De todos modos no os preocupéis, que
también hay muchas piezas magníficas, y son éstas las que he incluido en la
selección.
Podría citar algunas zonas en las que hay piezas interesantes, como
Tacheles, Rosenthalerstrasse, los
alrededores de Mohrenstrasse o la parte de Kreuzberg cerca de Schlesisches Tor;
pero por encima de todas ellas destaca el antiguo distrito de Friedrichshain,
al este de la zona turística de la ciudad. Nada más salir del distrito por su
extremo este llegamos a Wiesenwegstrasse, una calle muy tranquila cerca de un
paso elevado del tren; tanto en ella como en dos de sus perpendiculares pude
encontrar la mayor concentración de piezas de calidad de todo el viaje, y casi
todas ellas obra del mismo autor, en el estilo clásico de graffiti que a mí me
gusta, aunque con personajes algo esquizofrénicos y perturbadores como
protagonistas.
Otro lugar que vale la pena visitar, en la parte sur de Friedrichshain, es
la RAW Area, una
antigua zona de reparación de trenes reconvertida a espacio alternativo con
mercadillos, pistas de skate, locales de marcha y salas de exposiciones; tanto
entre los puestos de venta ambulante como en los solares un poco más apartados
se puede encontrar una gran cantidad de piezas muy chulas… Y todavía más al
sur, casi llegando al río Spree, tenemos la East Side Gallery,
un tramo de 1.3 km del Muro de Berlín que en su día, en los años 90, se respetó
para que artistas venidos de todo el mundo pudieran plasmar en forma de murales
en su cara este los nuevos aires de libertad que se respiraban tras la caída
del telón de acero. Estas piezas más antiguas, aun siendo técnica y
estéticamente de menor calidad, tienen un indudable valor sentimental y os
recomiendo que las visitéis si os pasáis algún día por allí… Y si este viaje no
está entre vuestros planes más inmediatos, espero que al menos disfrutéis del paseo
virtual por las calles de Berlín que
os ofrezco a continuación.
lunes, 16 de noviembre de 2015
Bienvenidos al Futuro (III)
Seguimos, en esta tercera y última entrega, hablando de la trilogía de
Robert Zemeckis. El final de la película original, en el que Doc le dice a
Marty que tiene que acompañarle al Futuro para solucionar los problemas de sus hijos, y que acaba con un rótulo
de “To be continued”, no era más que una broma, un guiño al espectador… Pero la
acogida del público fue muy buena y unos pocos años más tarde se puso en marcha
el rodaje de las secuelas a partir de ese mismo punto de la narración, con
Marty y Doc llegando al 21 de octubre de 2015, haciéndose tan sólo un par de
ajustes en la historia con respecto a la conclusión de la primera parte… Por
cierto, ¿cómo hay que referirse a estas escenas a partir del 21 de octubre? Teniendo
en cuenta que hace unas pocas semanas que pasó esta fecha, ¿viajan al Futuro o
al Pasado? Bueno, da lo mismo… Al principio a Zemeckis no le gustaba la idea de
plantear la acción en el Futuro, porque es imposible predecir cómo será exactamente,
y hasta maestros de la talla de Stanley Kubrick habían metido la pata en
algunos detalles con anterioridad. Efectivamente, como dijimos en la primera
parte de esta entrada, la fecha famosa ya ha llegado y Zemeckis estaba en lo
cierto: en general las cosas no son como nos imaginábamos.
La segunda entrega tenía bastantes más tomas de efectos especiales, hechos
todos de manera artesanal, utilizando cables o por métodos ópticos, porque el
trucaje digital estaba en pañales en aquella época. En particular las escenas
partidas utilizando la técnica del Vista Glide,
en las que aparecía el mismo actor por duplicado o triplicado interpretando a
distintos personajes que incluso interactuaban unos con otros, eran algo que
nunca se había visto hasta entonces. También el argumento se complica un poco
en este caso, con más idas y venidas en el Tiempo e incluso la aparición de
varias realidades alternativas. Aunque no deja de ser ciencia ficción bastante
soft, hay que recalcar que hasta el mismo Carl Sagan alabó la verosimilitud de
la trama con las distintas líneas temporales.
Si no he perdido la cuenta, en total aparecen en la trilogía seis Hill
Valleys distintos: el de 1885, el de 1955, tres variantes de 1985 (la original,
la buena y la alternativa mala) y finalmente el de 2015. Parece ser que el
tercer acto de la segunda película iba a transcurrir inicialmente en 1967, no
en 1955 de nuevo, y que los padres de Marty estarían a punto de concebirlo,
pero la idea era que fuesen hippies, y los guionistas pensaron que para entonces
ya serían demasiado mayores como para que eso fuese creíble… Me parece que
salimos ganando con el cambio, porque toda la parte del Baile del Encantamiento
Bajo el Mar contada desde un segundo punto de vista,
con dos Martys distintos bambando por ahí (uno para propiciar su futuro
nacimiento, el otro para recuperar y destruir el almanaque deportivo), es en mi
opinión de lo mejorcito de la trilogía. Tampoco se queda atrás el emocionante
final de la peli, con Doc desapareciendo misteriosamente en el Tiempo para acto
seguido recibir Marty una carta escrita setenta años atrás…
Aprovechando un parón largo en la grabación de Enredos de Familia, que
estaba a punto de finalizar, la segunda y tercera partes de la trilogía fueron
rodadas de manera ininterrumpida en un total de once meses, con un descanso de
sólo tres semanas entre una y otra. Michael J. Fox tuvo un hijo y perdió a su
padre durante este año de rodaje, así que fue una etapa bastante intensa de su
vida. También debió ser intensa la experiencia de Robert Zemeckis, que durante
tres semanas voló a diario de Los Ángeles, donde se hacía el montaje de la
parte 2, al norte de California, en Jamestown, donde se estaba rodando la parte
3 de forma simultánea (él mismo confiesa que el montaje de la segunda se
resintió un poco por esto). Las películas se estrenaron en 1989 y 1990, y
cuando la segunda llegó a las pantallas ya tenían rodadas bastantes escenas de
la tercera, con lo que confeccionaron un trailer que se proyectaba justo al terminar, tras el rótulo que
indicaba “To be concluded”. En esta época yo ya tenía edad para ir al cine a
verlas de estreno, y el trailer me pareció alucinante, me dejó con unas ganas
tremendas de conocer el final de la historia.
Sin necesidad de recurrir al trailer, la camisa estampada de Doc en la
parte 2, con vaqueros a caballo y un tren a todo gas, ya nos va adelantando
algo de lo que ocurrirá en la última peli. En este caso Marty usa el DeLorean,
que había permanecido oculto en una mina abandonada durante varias décadas,
para viajar a la época del Salvaje Oeste, en 1885, y así impedir que Doc sea asesinado
por Buford “Perro Rabioso” Tannen, un forajido antepasado de Biff. Ambos amigos
tendrán que ingeniárselas para que el DeLorean alcance los 140 km/h
con el depósito de gasolina agujereado. Asistimos a los comienzos de Hill
Valley, la construcción de los juzgados y la puesta en marcha del reloj que se
pararía setenta años después, en la noche de la gran tormenta eléctrica… Es
bastante inquietante pensar que estos decorados de Jamestown quedaron destruidos
en 1996 a causa de un incendio iniciado precisamente por un rayo.
Curiosamente, aunque Marty es siempre el hilo conductor de la historia, el
peso a nivel dramático recae siempre en otros personajes: la primera película
gira en torno a la historia de amor de George y Lorraine, mientras que la
tercera gira en torno a Doc y Clara. Tiene gracia también que en esta última
parte Mary Steenburgen interprete a Clara Clayton, una mujer del S.XIX que se
enamora de Emmett Brown, un viajero del Tiempo del S.XX…
Años atrás, en 1979, Mary ya había participado en Los Pasajeros del Tiempo
interpretando a Amy Robbins, una mujer del S.XX que se enamora de H.G. Wells,
un viajero del Tiempo del S.XIX.
Antes de que se me malinterprete, diré que la peli original me encanta,
pero sus minutos finales tienen un ligero tufillo materialista, típico de los
años 80, con los dos coches en el garaje típicos del sueño americano, que no me
acaba de gustar… Y la segunda parte tiene un final totalmente abierto,
satisfactorio sólo porque sabes que en un año se estrenará la siguiente. Por
eso la conclusión de la tercera me parece la más conseguida; en general toda
esta película es más sencilla, romántica y humana, y tiene ese encanto especial
de las partes finales de cualquier trilogía. Cuando aparece en pantalla el
rótulo con las palabras “The End”
te quedas con muy buen rollito en el cuerpo.
Desde que se estrenaron he visto estas películas infinidad de veces, ya sea
por la tele o en los DVDs de la caja que me compré en la FNAC (Jamás olvidaré
aquel día: no sé si se habían vuelto locos con las ofertas o si alguien se
había equivocado con el precio de la etiqueta, pero me llevé el pack de tres
DVDs con extras incluidos por sólo 11 ó 12 euros… ¡Chollazo!). Siempre que las
veo descubro nuevos detalles, pero documentándome para esta entrada me he
enterado de un montón de cosas que me habían pasado inadvertidas hasta ahora…
Por ejemplo, ¿sabíais que, aunque sean casi clavaditos, Marty McFly tiene los
ojos claros y su hijo Marty Junior los tiene marrones? Si os fijáis bien, en los
primeros planos se puede apreciar. O esto: el camión de estiércol en el
que acaba el coche de Biff Tannen en 1955 lleva pintado el nombre “D. Jones”, y
en el carro de estiércol en el que cae su antepasado Buford “Perro Rabioso” en
1885 puede leerse “A. Jones”… Hay cosas que nunca cambian,
por más que pase el Tiempo. También me he enterado de curiosidades como que al
volver a 1985 por última vez Marty era exactamente 14 días, 3 horas y 27
minutos más viejo, o que en la tarde del 12 de noviembre de 1955 hubo simultáneamente
tres o cuatro DeLoreans en Hill Valley.
En definitiva, se trata de tres películas divertidas, emocionantes y hechas
con cariño que han causado un gran impacto en la cultura popular
de los últimos treinta años, tanto en Estados Unidos como en España,
y que forman parte de los recuerdos más entrañables de mi adolescencia… Termino
ya con un detalle que me parece interesante. En la segunda película, después de
visitar la casa del Marty adulto del Futuro, Doc se da cuenta de lo arriesgados
que son los viajes en el Tiempo y toma la determinación de destruir el DeLorean
y dedicarse a estudiar el otro gran enigma del Universo: las Mujeres. Justo en
la misma escena lamenta no poder visitar su época favorita, el Salvaje Oeste…
Él no sabe todavía que en la tercera parte cumplirá sus dos mayores sueños:
vivir en el Hill Valley del S.XIX y conocer a la mujer de su vida. Pero lo que
me parece más curioso es que, a la luz de esta escena, podemos afirmar que las
dos grandes pasiones de Emmett Brown eran el Amor y la Ciencia
o, en otras palabras, la Belleza y el Tiempo. Fíjate tú, qué casualidad…
lunes, 9 de noviembre de 2015
Bienvenidos al Futuro (II)
Hace una semana, y para conmemorar la reciente llegada de Marty McFly a
nuestro Presente, estuvimos hablando de si es posible viajar en el Tiempo desde
un punto de vista científico, y hoy nos centraremos en la trilogía de Regreso al Futuro desde el punto de vista
cinematográfico (y con spoilers, así que los que no las hayáis visto quedáis
avisados). Su principal responsable es Robert Zemeckis,
director de otras grandes películas como ¿Quién engaño a Roger Rabbit?, Forrest
Gump, Contact o Náufrago, y a punto de estrenar una nueva, El Desafío. Bob Gale y el propio Zemeckis se
encargaron de escribir los guiones de las tres películas, y Steven Spielberg participó
en calidad de productor ejecutivo.
Aunque estoy seguro de que la mayoría de vosotros conocéis el argumento, os
hago un resumen rápido de la
primera parte, estrenada en 1985: el científico Emmett “Doc” Brown le enseña a
su joven amigo Marty McFly la máquina del Tiempo que acaba de inventar, y Marty
viaja por accidente al Hill Valley de 1955 conociendo a Lorraine y George, sus
padres adolescentes, con tan mala suerte que su madre se enamora de él. Si sus
progenitores no acaban juntos y Marty impide su propio nacimiento podría
crearse una paradoja que destruiría el Espacio-Tiempo en su totalidad, así que
tiene que apañárselas para intentar arreglar el desbarajuste, y de paso inventar el Rock’n’Roll y el monopatín,
entre otras cosas. La tecnología que permite los viajes en el Tiempo en estas
películas no tiene mucho sentido desde el punto de vista científico, pero Gale
y Zemeckis nunca se plantearon escribir una historia de ciencia ficción dura;
es más bien un relato de aventuras en clave de comedia, con la atención puesta
sobre todo en los personajes. La premisa inicial de los guionistas era ésta: ¿Y
si pudieras conocer a tus padres de jóvenes, en el instituto? ¿Serías amigo
suyo o te caerían mal? Esta primera película saca provecho de la repentina desaparición
de la brecha generacional que propicia el viaje al Pasado.
Inicialmente la idea era que la máquina tuviese la forma de una nevera,
pero se acabó cambiando por miedo a que los niños pequeños, después de ver la
peli, se quedasen encerrados dentro de la suya intentando viajar en el Tiempo.
Se llegó a una solución alternativa con bastante estilo, consistente en
utilizar un coche de la marca DeLorean, que con su
aspecto estilizado y sus puertas de apertura hacia arriba daba mucho juego
porque en los años cincuenta podía ser confundido con un platillo volante.
Aunque sean mentira, mola comentar algunos de los detalles técnicos de la
máquina, como el famoso condensador de flujo (en España se tradujo erróneamente
como fluzo); o los 1.21 gigavatios de potencia requeridos para hacerla
funcionar, y proporcionados primero por plutonio, después por un relámpago (en
el excelente clímax de la primera peli), más tarde por un reactor de fusión
portátil y finalmente por otro relámpago, esta vez imprevisto; o los también
necesarios 140 km/h conseguidos con el motor de gasolina y, en el Salvaje Oeste
en la tercera parte, con los leños modificados que alimentaban la caldera del
tren.
A la cabeza del reparto estaba Michael J. Fox, que como seguramente ya sabréis
empezó años después una dura lucha contra la enfermedad de Parkinson. En
aquella época formaba parte de la serie televisiva Enredos de Familia, con lo
que tuvo que compaginar la grabación de los episodios en su horario habitual
con horas extras de 18:00 a 6:00 para el rodaje de los interiores de la
película, durmiendo un promedio de cinco horas al día. Las escenas de exterior
se rodaron los fines de semana… ¡Menudo tute! Como coprotagonista estaba Christopher
Lloyd, que para interpretar a Doc se inspiró a partes iguales en el director de
orquesta Leopold Stokowski y en
Albert Einstein, del que ya hablamos la semana pasada (como dato curioso, decir
que Einstein murió precisamente en el año 1955). La característica manera de Doc
de agacharse hacia delante al hablar con Marty, que le da un aire todavía más
excéntrico, se debió a la diferencia de altura con Michael J. Fox, que es
bastante bajito.
Otra integrante del reparto es Lea Thompson
como Lorraine; Lea sigue estando igual de guapa treinta años después, parece
como si hubiera venido en una máquina del Tiempo directamente desde 1985.
También está Tom Wilson como Biff, el antagonista de George y por tanto también
de Marty. Y por último, en el papel de George, Crispin Glover, que no participó
en las secuelas porque sus exigencias parecieron excesivas a Zemeckis y a Gale;
por eso matan a su personaje en el 1985 alternativo de la secuela. Mención
aparte merecen Huey Lewis, que escribió un par de canciones para la primera película,
y Alan Silvestri, que compuso las
tres bandas sonoras y que actualmente anda metido en el proyecto de estrenar un
musical basado en la trilogía. En un par de entrevistas Silvestri ha comentado
que Zemeckis estaba preocupado por la falta de espectacularidad de algunas
escenas (la primera parte, aunque no lo parezca, no tiene tantos efectos
especiales como las otras dos), así que le dijo: “Escribe una música que sea emocionante
para que la peli parezca más grande de lo que realmente es”… Yo creo que
funcionó.
De la película original se pueden destacar varias grandes escenas, como
aquella en la que Biff y sus secuaces, montados en su coche, persiguen por toda
la plaza a Marty, que huye en un monopatín;
o el Baile del Encantamiento Bajo el Mar, en el que Marty toca la guitarra con el
grupo de Marvin Berry (el primo de Chuck Berry) intentando que sus padres se
den su primer beso mientras siente que su cuerpo se va desvaneciendo poco a
poco; o la increíble escena de la tormenta eléctrica
en la que el Doc de 1955 tiene que sincronizar la caída de un rayo sobre la
torre del reloj con el paso del DeLorean a toda velocidad para enviar a Marty
de regreso al Futuro… Os invito a que compartáis conmigo en los comentarios
vuestros momentos favoritos de ésta y de las otras dos partes de la trilogía.
Las dos secuelas se rodaron a la vez o, como se suele decir en inglés, “back to
back”, y yo he hecho algo parecido con esta entrada del blog: ya tengo escrito
todo lo relativo a las secuelas, pero me lo reservo para el próximo lunes
porque si lo pongo aquí se haría demasiado larga la cosa… Quedáis por tanto
convocados para la conclusión, de aquí a siete días.
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