lunes, 28 de mayo de 2018

Hasta el Cuarenta de Mayo…


En los últimos años la época de finales de mayo y principios de junio ha resultado siempre muy atareada en mi trabajo, y me ha obligado a recurrir más a menudo que de costumbre a esos pequeños trucos para publicar entradas en el blog sin tener que dedicarles tanto tiempo… Así, en junio de 2013 colgué una selección de fotos de edificios antiguos en Valencia y en mayo de 2014 recurrí a imágenes de graffiti tomadas en las calles de la ciudad. En junio de 2015 publiqué otra entrega de fotografías de arte urbano y eché mano de un poema de Jorge Manrique en el que la parte original mía era la selección de los enlaces a vídeos de YouTube relacionados.

Hacia 2016 la carga de trabajo por estas fechas iba aumentando cada vez más, así que en mayo publiqué dos selecciones de fotos, de lápidas y tumbas de los cementerios de Londres y del interior del Convento de Santo Domingo… Ese mismo junio colgué imágenes de lugares y objetos abandonados y también publiqué una entrada muy breve haciendo varias preguntas sobre la foto de portada del blog (preguntas que no recibieron ninguna respuesta hasta que volví a insistir en el tema varios meses después). El año pasado las entradas de mayo con fotografías fueron sobre el barrio de Benimaclet y sobre el Campus de Vera de la Universidad Politécnica de Valencia (esta última como entrega doble).


En lo que llevamos de mayo este 2018 ya he recurrido a una selección de canciones, relativamente más fácil de hacer, y a las fotos que saqué hace poco en el Museo del Carmen; pero esta semana aún estaba hasta arriba de trabajo, así que no he tenido más remedio que hacer en el último momento este refrito que estáis leyendo, como las telecomedias americanas de los años noventa, estilo El Príncipe de Bel Air o Primos Lejanos, cuando incluían episodios recopilatorios de los mejores gags de anteriores temporadas… Sí, reconozco que es un truco bastante rastrero por mi parte, pero no os preocupéis, que dentro de poco llegará el calorcete para quedarse, y coincidiendo con el inicio del verano ya tendré tiempo para preparar entradas de mayor enjundia… Tened un poco de paciencia.

lunes, 21 de mayo de 2018

Más de lo Mismo


Aprovechando que dentro de pocos días se estrena Solo: A Star Wars Story he querido hacer hoy unas cuantas reflexiones acerca de The Last Jedi, el octavo de los nueve episodios de Star Wars centrados en la familia Skywalker. Este post va a ser un poco más friki de lo habitual en el blog, así que disculpad los que no seáis especialmente aficionados a la saga. En la entrada que mi amigo Sergio Mars dedicó en su blog a la película podéis leer un comentario mío que no es sino una versión aún más friki de lo que aquí podéis leer, con más ejemplos particulares y menos reflexiones a nivel general. Han pasado ya varios meses desde el estreno, pero por si las moscas aviso a los que no la hayáis visto aún que voy a hacer spoilers a mansalva.




El anterior episodio, The Force Awakens, me produjo sensaciones encontradas, porque estaba muy bien hecha pero después de reposarla unos días y dejar pasar la emoción inicial me quedó claro que era un calco de la primera película, el Episodio IV… Me gustó algo más Rogue One, que aunque empieza lenta va cogiendo ritmo en su segunda mitad. Me alegró saber por las noticias que el Episodio VIII sería dirigido por Rian Johnson; además de ser al parecer un gran fan de las películas originales, su anterior film, Looper, me encantó. Y mis esperanzas se cumplieron, porque The Last Jedi es con diferencia el que más me ha gustado de estos últimos tres estrenos… Sin embargo es asombroso que a día de hoy en Rotten Tomatoes tenga un 91% de puntuación de los críticos y sin embargo un mísero 46% del público.

Esta oleada de malas críticas por parte de algunos fans (no son todos, pero sí los más ruidosos y “fanáticos” en el mal sentido de la palabra) se debe a que no se han visto confirmadas sus teorías sobre el malvado de turno, o sobre cómo todo el mundo tiene que estar emparentado de alguna manera… Sinceramente, muchos de estos chicos tienen demasiado tiempo libre y sin embargo sus conclusiones y predicciones carecen de la más mínima originalidad; solo esperan reiteraciones calcadas unas de otras, la misma película una y otra vez con distinto envoltorio, algo que concuerde exactamente con sus expectativas particulares y que les haga sentir punto por punto igual que al ver de niños la trilogía original. Me parece que, paradójicamente, las buenas valoraciones de los críticos y las malas de los fans decepcionados se deben a la misma razón: esta película no es más de lo mismo. Y que conste que ya lo advertía el propio Luke Skywalker a los fans en uno de los trailers: “This is not going to go the way you think…”.




Me centraré aquí sobre todo en el personaje de Skywalker y en los aspectos más directamente relacionados con la Fuerza. La peli muestra a Luke como el último de los Jedi: un héroe en horas bajas, con imperfecciones, que ha fracasado en su tarea de entrenar al hijo de Han y Leia y, desencantado de todo, se ha alejado del conflicto y se ha recluido en una isla remota de un remoto planeta. Yo entiendo en cierto modo la reacción y las quejas de Mark Hamill por los cambios en el tratamiento de su personaje; al fin y al cabo, es un rol en el que se ha pasado cuatro décadas encasillado (doblajes y Joker de animación aparte). Lo que no entiendo es cómo algunos fans se han tapado los ojos y los oídos a partir del momento en el que Luke tira el sable de luz al principio de la película, sin darle a esta ni una sola oportunidad. Aún diría más: son estos mismos fans integristas los que han encasillado a Hamill, los que han convertido a Skywalker en el punto alrededor del cual gira toda la vida de este, haciendo que la evolución del personaje le haya sentado tan mal.

Que Luke tire el sable que Rey le ofrece me parece una jugada muy valiente por parte de Rian Johnson (creo que, aparte de George Lucas en la peli original, Johnson es el único en haber firmado en solitario un guión de la saga; supongo que por eso habrá hecho lo que le ha venido en gana). Hay muchos otros cambios respecto a la trilogía original bastante atrevidos: por ejemplo, la última escena no se centra en los protagonistas, como suele ser lo normal, dando a entender que cualquiera puede ser poderoso en la Fuerza independientemente de su linaje. Y hay muchísimos cambios con respecto a lo trazado en el Episodio VII, lo que Kevin Smith en su análisis llama momentos “Que te jodan, J.J. Abrams”: Luke despreciando el sable de luz, la inesperada muerte de Snoke, la constatación de que Rey no es una Skywalker ni una Kenobi… Ninguno de estos puntos me molestó, me parecieron bien precisamente porque se alejaban de lo previsible, que es lo que yo le pido a una buena película. En el film se exploran además nuevas posibilidades en relación con la Fuerza que pueden dar mucho juego: la comunicación a distancia entre Rey y Kylo (la dinámica entre ellos me parece muy interesante), la proyección astral de Luke, Yoda (confieso que me emocioné cuando lo vi aparecer) lanzando un rayo desde el Más Allá…




Creo que la película tiene varias grandes escenas, de las que permanecen en la memoria… Me gustó el toque de humor al principio, cuando Poe se hace el sordo con el intercomunicador mientras habla con el General Hux; me recuerda a la escena de “Todos bien aquí… ¿vosotros bien?” de Una Nueva Esperanza, aunque sin ser un calco. En cuanto a humor, también es muy buena la escena de la plancha que parece una nave que parece una plancha (si no la habéis visto no sé cómo explicárosla). Me gustó todo el enfrentamiento en el salón del trono de Snoke, con no uno sino dos giros de guión que realmente no te esperas; y entre estos dos, una lucha de sables de luz estupenda que debería haber contentado hasta al más recalcitrante de los haters de Internet… Y el salto al hiperespacio de la Almirante Holdo a través de la flota de la Primera Orden es de esos momentos que quitan el hipo, realmente grandioso.

También hay varias escenas fantásticas con Luke. Kevin Smith, apasionado de la saga desde pequeño, explica que lloró (y además llora de nuevo al recordarlo, como podéis ver en el minuto 22 de su análisis en YouTube) cuando vio la parte en la que Luke se reencuentra con R2-D2 (pensad por un momento en la de cosas que habrían cambiado si el otro androide no se hubiera averiado años atrás, en Tatooine) y este le vuelve a proyectar el holo-mensaje de Leia de la película original… Si lo pensáis, es una imagen muy, muy potente: la última vez que Luke vio el mensaje era un joven granjero, y las palabras de esa desconocida y guapa princesa eran una invitación a unirse a la Rebelión, correr aventuras y huir de la rutina del lugar donde creció; ahora han pasado treinta años y es un Maestro Jedi escuchando las palabras de su hermana, que de nuevo necesita ayuda… solo que ahora él comprende de verdad todo lo que está en juego, y eso lo rompe por dentro… Magistral.




El enfrentamiento de Luke con los AT-AT y con Kylo al final de la película también es memorable (ese momento en el que se limpia el polvo del hombro… ¡qué bueno!). Muchos piensan que habría quedado mejor si Luke hubiera estado allí en persona, y tal vez sea verdad, pero me parece muy valiente por parte de Johnson haberse desviado también aquí del camino más trillado. Muy chula la última frase que le dice Luke a Kylo, “See you around, kid”, precisamente lo que Han Solo le decía a él en la trilogía original… Y muy emocionante la imagen del verdadero Luke en el otro extremo de la Galaxia, desvaneciéndose hacia el Más Allá tras el gran esfuerzo realizado, contemplando unos soles gemelos distintos de los que le vieron crecer en Tatooine, y con ese peaso de música sonando

En resumen: que a mí sí me ha gustado mucho la peli, aunque no sea perfecta, y que no entiendo cómo algunas personas pueden ser tan obtusas y cerradas de mente… Es un hecho contrastado que la industria del Cine (al menos la americana) arriesga cada vez menos: de las veinticinco películas más taquilleras del año pasado, solo dos tenían un guión original, mientras que el resto eran todas remakes, secuelas, reboots o adaptaciones de cómics o libros. En un panorama como este, es de agradecer que Johnson le haya dado un soplo de aire fresco a una de las franquicias más asentadas de las últimas décadas, ahora en manos de la todopoderosa Disney; ha sido valiente y ha llevado la historia en nuevas direcciones, consiguiendo sorprender al público y generando un debate al respecto como jamás habría cabido esperar.




Son varios los mensajes que se pueden sacar de la película para aplicarlos a nuestra vida cotidiana. En lo referente a Rey, Johnson deja claro que lo que define a un personaje no es su apellido familiar o su Pasado, sino sus acciones y su potencial de cara al Futuro; este tema de que nos define lo que hacemos y no lo que somos ya se tocó de forma brillante (con humanos y replicantes) en Blade Runner. En lo referente a Luke, Yoda le dice que no hay que estancarse en el Pasado, que hay que atreverse a mirar hacia delante y evolucionar; y si se fracasa, uno aprende de esos fallos y se vuelve a levantar. Este fragmento con Yoda y otros cuantos a lo largo del film parecen trascender la propia ficción, son mensajes subliminales de Johnson a los fans más inmovilistas para que intenten ver la película sin preconcepciones ni prejuicios… Yo personalmente considero los riesgos corridos por el guionista y director no como un fallo, sino como un gran acierto.

En 1980 también hubo gente a la que no le gustó El Imperio Contraataca por su tono oscuro y alejado del de la primera película, y sin embargo ahora es considerado el mejor capítulo de la serie; supongo que con el paso del tiempo bastantes de los que que odian el Episodio VIII cambiarán de opinión. Algunos de los que ahora echan pestes de él son como esa sobrinita de dos años que te pide una y otra vez que le pongas la misma película de animación… Llega un momento en el que hay que madurar, salir de la zona de confort y arriesgarse con algo distinto.



lunes, 14 de mayo de 2018

Hic Sunt Dracones


Hace unas semanas os dije que quedaba pendiente publicar una selección de las fotografías de mi visita al Museo del Carmen el pasado 6 de abril… Siempre me ha parecido un lugar con encanto, lleno de rincones interesantes en los que husmear y muy agradable y tranquilo para pasear, pero aquel día me sorpendió descubrir en el Claustro Renacentista nada más y nada menos que un dragón, que aportaba al lugar un halo de misterio todavía mayor… Me reservo para más adelante las fotos de la exposición de Okuda que vi ese mismo día; disfrutad por ahora de las que tomé en el resto del museo.












lunes, 7 de mayo de 2018

300


Nos vamos acercando a los seis años de existencia del blog y sigo cumpliendo el compromiso autoimpuesto de publicar una entrada por semana, habiendo llegado con esta a las trescientas. Como ya ocurrió al cumplir cien y doscientas, haré a continuación balance del último centenar de entregas. En lo que respecta al número de entradas asociado a cada etiqueta, se sigue manteniendo el equilibrio entre Belleza y Tiempo, con 119 y 117 respectivamente, al menos hasta el día de ayer. Esto tiene una explicación bastante sencilla: aunque no tiene por qué ser siempre así, las entradas etiquetables bajo el epígrafe de Belleza suelen ser más optimistas y esperanzadoras, y las de Tiempo, aun tratando temas igualmente importantes, pueden resultar algo más serias o inquietantes por recordarnos la decadencia inevitable de todo cuanto nos rodea de hermoso… Por eso me viene muy bien tener a la vista las estadísticas del blog cada vez que elijo tema para la semana siguiente; así, si llevo una temporada con temas más siniestros, puedo contrarrestar con algo un poco más alegre.

En las siguientes posiciones aparecen las etiquetas de Historia (77), Valencia (72), Imagen (72) y Conocimiento (66), que suben todas varios puestos en el ránking con respecto a los inicios del blog. Ya hace cien semanas os comenté que el auge de entradas relacionadas con la Imagen, es decir, con fotografías, se debe a que son algo más rápidas de preparar, lo cual me viene bien a veces porque especialmente estos últimos dos años he ido bastante apurado de tiempo, por cuestiones de trabajo… Las restantes etiquetas del ránking con un número razonablemente alto de entradas son, por este orden, el Inconformismo (65), la Ciencia (58), el Cine (57), el Afecto (45), la Sencillez (42), la Música (35) y el Cerebro (35). De entre ellas han bajado algunos puestos las de Inconformismo, Cine o Sencillez.




En una época como esta en la que gran cantidad de gente ya no revisa a menudo ni sus e-mails, centrados como están en la inmediatez del WhatsApp, el número de comentarios en el blog sigue disminuyendo: de un total de 527 (incluyendo mis respuestas a los comentarios de otros), 242 corresponden a las entradas de la 0 a la 100, 169 a las cien siguientes y solo 116 al centenar más reciente. Sin embargo, las visitas diarias siguen aumentando lentamente, siendo el promedio en la actualidad de 25 ó 30 al día… Proceden sobre todo de España, Estados Unidos, México y Argentina (Rusia aparece en el tercer puesto del top pero no estoy seguro de si contarla o no, porque contribuye casi siempre con unos picos bastante extraños, con muchas visitas de forma muy repentina, como si se tratase de un escaneo automático y no de personas reales). A los que visitáis cada vez más frecuentemente las entradas del blog os doy las gracias de corazón y os vuelvo a pedir que os animéis a comentar un poco más; sé que sois pocos pero valientes, y estoy seguro de que os resultará fácil perder la vergüenza y dar un paso al frente.




En estas últimas cien semanas, desde junio de 2016, he colgado entradas muy interesantes, algunas de las cuales llevaban ya años gestándose: Las Capas de la Cebolla, La Sexta Extinción, Atando Cabos, Amor a Segunda Vista, Energía, Limpieza Preventiva… Supongo que las entradas ya publicadas estarán a salvo de accidentes informáticos en los servidores de Blogger, pero por si acaso hago copias de seguridad tanto en formato .doc como en .html, y cada diez semanas también imprimo una copia en papel, sin la maquetación definitiva pero con el texto y la información más importante… Toda precaución es poca, imaginaos que hubiese un apagón digital. Mirando al taquito de folios (que empieza a ser ya bastante gordo) me pregunto si sería viable en el futuro escoger una selección de las entradas más relevantes y hacerles una revisión a fondo para convertirlas en algo más coherente, más publicable en formato papel… ¿Quién sabe? Por el momento no me lo planteo en serio, es tan solo una idea peregrina que me ha rondado la cabeza un par de veces.

Consultando mis archivos veo que he enlazado a aproximadamente 565 canciones en el blog hasta ahora… A pesar de las muchas entradas escritas, no suelo tener problemas para seguir encontrando canciones interesantes que tengan que ver con cada tema sin necesidad de repetir, aunque he de reconocer que alguna que otra vez la relación viene algo cogida por los pelos… Muchas de estas canciones ya estaban entre mis favoritas antes de empezar con el proyecto del blog y otras me las he ido encontrando estos últimos años por casualidad, surfeando en YouTube, y he pensado que podría darles uso aquí o allá… Por supuesto, esta sana costumbre de incluir un poco de buena música cada semana se mantendrá en el futuro.




Antes os comentaba que llevo dos años lastrado por la creciente carga de trabajo en mi empleo, hasta el punto de que ya no empiezo a preparar las entradas cada miércoles o jueves, como hacía en un principio, sino el sábado o incluso el domingo; y el hecho de publicar en martes, que antes era la excepción entre una gran mayoría de lunes, se ha convertido ahora en la regla. A veces termino de maquetar incluso después de las doce de la noche, y por lo tanto técnicamente ya en miércoles, pero en esos casos lo que hago es publicar momentáneamente una versión preliminar antes de las doce, pasarla a borrador, pulir los últimos detalles y actualizarla; de ese modo el día de publicación sigue siendo el martes y no tengo la sensación de haberme retrasado toda una jornada al mirar el encabezado de la entrada… Otra más de mis pequeñas manías.

El ligero desánimo asociado a la falta de feedback por parte de los lectores ha hecho que no me duela mucho preferir una cita con los amigos a la confección de entradas más elaboradas; en otras palabras, el tiempo que me quita mi trabajo se lo cojo al blog, y no a mi vida social. Aun así, pienso que la experiencia acumulada en estos seis años me ha permitido sacarle más partido a menos horas de dedicación, y que el nivel de calidad de La Belleza y el Tiempo sigue siendo razonablemente bueno.

Lo que peor me sabe es que hay entradas pendientes muy interesantes cuya redacción voy aplazando una y otra vez, a la espera de tener más tiempo libre para desarrollarlas como se merecen. Ahora mismo tengo en mi documento de Word setenta y siete páginas de ideas y notas en las que aguardan a ser puestas en negro sobre blanco, entre otras, reflexiones acerca del Pensamiento Racional, la existencia de Dios, la historia de los Homínidos, el fin del Universo, la relación entre Música y Matemáticas o la Muerte… ¡Casi ná! A alguna de estas entradas seguro que podré darle salida (valga el juego de palabras) este verano, aprovechando las semanas de vacaciones, así que tened un poco de paciencia… Como decía Super Ratón, allá por los años ochenta: ¡No se vayan todavía, aún hay más!