lunes, 27 de mayo de 2019

Divertidas Consecuencias (II)


Escribo estas líneas aún con la resaca de la jornada electoral de ayer y con una mezcla de emociones encontradas… Han sido varias las ciudades en las que se han decidido los resultados por un puñado de votos, y en Madrid no han tenido mucha suerte, pero afortunadamente en el Ayuntamiento de Valencia, a pesar de no haber obtenido Podemos ninguna representación, nos hemos librado por los pelos de una coalición de derechas: al final han sido diecisiete concejales frente a dieciséis, y se comentaba que en algunos momentos la diferencia había sido de solo seiscientos votos… Me gustaría pensar que uno o dos de esos seiscientos son de personas que se animaron a votar después de leer la entrada de la semana pasada.

Como ya sospechaba, he estado muy liado en el trabajo estos días y no me ha dado tiempo a prepararme la entrada sobre La Resistencia como es debido, así que, teniendo en cuenta que la primera entrega acabó siendo más larga que un día sin pan (tres mil doscientas palabras en total), he decidido hacer hoy una más corta con quince de los mejores vídeos de La Vida Moderna que seleccioné la semana anterior pero que se quedaron fuera porque no acababan de encajar en el texto (la mayoría los protagoniza Ignatius, que es el que da más juego). Os prometo que la semana que viene hablaré de la Resistencia, de David Broncano y de los rasgos que tiene en común conmigo (ya os voy adelantando que son más de dos y más de tres).





















lunes, 20 de mayo de 2019

Divertidas Consecuencias (I)


El pasado miércoles fue 15 de mayo y me acordé de una conmemoración importante (aparte del aniversario del movimiento 15M): hace dos años que se fundó Moderdonia y hace uno que se disolvió. Esto me ha animado a escribir un par de entradas en el blog acerca de La Vida Moderna y el otro programa de humor de David Broncano, La Resistencia, incluyendo además una recopilación de los mejores vídeos de YouTube de cada uno (por cierto, espero que tengáis instalado el AdBlocker o alguna aplicación similar, porque he estado unos días sin él y lo de los anuncios es francamente insoportable).

Hace ya un tiempo os hablé brevemente en el blog de La Vida Moderna, espacio copresentado por Broncano, Ignatius Farray y Quequé. Es un programa de radio de la Cadena SER (o, como dice Broncano a modo de elogio, la puta SER) que se graba en estudio y con público dos veces por semana: los programas de lunes y martes se graban el lunes y los de miércoles y jueves se hacen el miércoles. El audio se pasa por la radio de madrugada pero el programa se cuelga también en YouTube a las ocho de la tarde, incluyendo la imagen (aunque Broncano hace un esfuerzo por describir lo que va ocurriendo, visto tiene mucha más gracia que solo oído). Álex Pinacho es el productor, community manager y zorro, y también en el equipo técnico están Coke Peinado al sonido y Pablo Palacios y Bea Polo a la realización. Yo lo suelo ver todas las noches mientras ceno, a no ser que hagan algo interesante por la tele ese día.




El programa comenzó a emitirse en verano de 2014; creo recordar haber visto hace tiempo un par de vídeos de factura bastante cutre, grabados sin público, que es posible que hasta se hayan retirado de YouTube, porque ahora no consigo encontrarlos. En la primera temporada (en 2014-2015) y creo que también en la segunda el programa era semanal, y luego pasó a tener cuatro entregas por semana. A los asistentes al público de las primeras temporadas se les conoce como Veteran People; algunos llegaron a ir todos los días durante varios meses seguidos. Hasta que el programa despegó pasó un tiempo, e incluso hubo una ocasión en la que solo acudió una persona a verles en directo.

Aunque posteriormente he buscado algunos vídeos de fechas anteriores, yo empecé a ver el programa entero y de manera regular justo hace dos años, coincidiendo con la fundación de Moderdonia el 15 de mayo de 2017, en un programa doble especial grabado en Valdelagua, un pueblo de tres vecinos en Guadalajara, del que previamente se dieron solo las coordenadas para que fuese quien quisiera (por aquel entonces ya eran muy conocidos y acudió un montón de gente). Moderdonia fue un estado imaginario en clave de parodia que se independizó de España (también llamada Antiguonia, en contraposición) y que tenía sus propias leyes y ministros, y a Broncano como dictador (literalmente se hacía “lo que mandaban sus cojones”).




También se confeccionó una bandera de la que se vendieron (al margen del programa, que no vio un céntimo) miles de ejemplares que con el paso de los meses empezaron a aparecer en partidos de fútbol y manifestaciones, y también colgadas en los balcones (era la época de la competencia entre las banderas españolas y las esteladas, por el conflicto catalán). Hasta se compuso un himno (o “ipno”, como ellos lo llamaban) que desbancó en el primer puesto de Spotify en España al Cara al Sol (no me preguntéis por qué estaba el primero, pero no es una buena señal) y a las canciones de Operación Triunfo. Moderdonia duró exactamente un año, y su disolución se hizo oficial justo en lo más alto del fenómeno social en que se había convertido, mediante un comunicado leído en el programa, para claro disgusto de algunos de los asistentes en el público. No sé si se debió a presiones desde arriba, pero me da la impresión de que fue algo que decidieron hacer los tres copresentadores antes de que la cosa se les fuera de madre.

Al empezar el fenómeno de Moderdonia, cuando el programa se emitía por la SER a la 1:30, tenían casi 250.000 oyentes cada noche. En su nuevo horario de las 4:00 de la madrugada esta quinta temporada han caído hasta los 100.000 oyentes, pero aun así los vídeos que se cuelgan en YouTube a las 20:00 siguen teniendo 150.000 visionados en las primeras veinticuatro horas, y ocupan siempre puestos importantes en Tendencias del país… Seguro que se contabilizan también otros formatos pero yo ahora no estoy muy al loro del asunto. Al éxito de público se le sumó también el de crítica y La Vida Moderna ganó en el 2018 el Premio Ondas al mejor programa de radio.




Paso a hablaros a continuación de los colaboradores del programa (de Broncano os contaré cosas con más calma en otra entrega). En primer lugar tenemos al salmantino Héctor de Miguel, más conocido como Quequé, humorista que lleva trabajando en teatro, radio y televisión desde finales de los 90. Hijo de un reputado catedrático de Literatura Española, parece que proviene de una familia bastante ilustrada; no en vano presenta también actualmente el programa La Lengua Moderna, sobre el uso correcto del idioma, con Valeria Ros. Es además la cara visible de LocoMundo, que antes presentaba Broncano.

En el programa interpreta a veces el personaje del rico burgués acomodado que intenta hacer el mínimo esfuerzo para prepararse su sección, pero por otra parte aparece en ocasiones como el maestro del cancaneo, que es básicamente la juerga nocturna improvisada entre semana y sobre la marcha. Broncano alterna las alabanzas hacia él con las puyitas, y del mismo modo que un día le dice que locuta muy bien y que tiene una voz muy sexy, al día siguiente le echa en cara que está un poco gorrrdu. En cuanto a su sección diaria, suele consistir en un comentario humorístico de noticias recientes, que por cierto muchas veces se solapan con los monólogos de Buenafuente… ¡A ver si os coordináis para no repetir contenidos! También en ocasiones se convierte en Quequé Ferreras y hace un poco de análisis político medio en broma medio en serio, con una clara orientación de izquierdas que no trata de disimular lo más mínimo.




Continuamos con Juan Ignacio Delgado, más conocido como Ignatius Farray, mi preferido de los tres en este programa. Este padre separado tinerfeño miope con miocardiopatía hipertrófica lleva trabajando como humorista y guionista desde hace unos veinte años, cuando empezó a interpretar al Loco de las Coles en La Hora Chanante. Aunque su serie Divertidas Consecuencias, sobre las desventuras del trío presentador desencadenadas por un incidente con una oveja, todavía no se ha hecho realidad, el año pasado estuvo nominado a los premios Emmy internacionales por la segunda temporada de El Fin de la Comedia, otra serie (esta vez bien real) basada en sus propias vivencias pero ficcionada en algunos aspectos.

Igual que otros grandes comediantes de stand-up, como Richard Pryor, Andy Kaufman o Lenny Bruce, utiliza elementos de su vida (algunos de ellos no muy agradables) como material para sus monólogos, riéndose de sí mismo; por ejemplo, a veces habla sobre sus problemas de salud, o sobre el juicio por la custodia compartida de su hijo de nueve años y cómo el niño le dice continuamente que José Mota es más gracioso que él, situación que ha desembocado en la solicitud por parte del humorista manchego de la custodia humorística del chaval (con divertidas consecuencias).




Muy tímido y afable en la vida real, cuando se pone la metafórica máscara de payaso se transforma y es capaz de soltar las burradas más gordas, hasta el punto de que a veces sus compañeros tienen que frenarle… Su costumbre de no tener filtro en sus actuaciones en directo o a la hora de publicar un tweet le ha metido en situaciones delicadas, y son famosas las polémicas que ha tenido con Juan Echanove o con Arturo Pérez-Reverte en las redes sociales. Ha creado para La Vida Moderna todo un universo surrealista en el que hace de chamán de la diosa Shiva, de puente con la dimensión de la Commedia… Sus dos compañeros le recriminan a veces que recicla muchos de sus tweets para el programa, pero la verdad es que a mí me parece que es el que aporta los contenidos más originales y trabajados de los tres.

Hay quien al verle en acción se queda en la superficie y solo ve a un tío que se dedica a rascarse los huevos o sonarse con su camiseta, a hacer el grito sordo, a chupar pezones o a practicar lucha libre con el público o con los invitados al programa, bajo su identidad de Pollito de Troya… Pero si prestas más atención ves que detrás de la fachada de bufón hay un hombre culto y muy inteligente, creativo e iconoclasta, que muy a menudo y con la excusa del humor dice verdades como puños… precisamente como los bufones de antaño, que eran los únicos con derecho a faltarle al respeto al rey en su cara. En una misma sección puede pasar de lo más elevado a lo más escatológico, desde hablar de filosofía de la Vida y hacer un resumen perfecto de qué es la política a explicar lo que es un superperfect en el baño o una paja triste… Al principio resulta algo mareante esta montaña rusa intelectual, pero una vez te acostumbras a la dinámica resulta una experiencia fascinante.




En cuanto a las secciones del programa, han ido variando a lo largo de las cinco temporadas y también cambian según el día de la semana, pero por lo general se empieza con los monólogo (así, sin “s”) de Broncano, luego va la sección de Quequé y después la de Ignatius (hubo unos meses en que se cambió el orden, pero no llegó a cuajar la cosa). Otras secciones habituales son: A Pijo Sacao (comentando en directo noticias del teletipo de la SER), Grandes Respuestas (a cargo de Quequé), La Ingeniería (donde Broncano pregunta chorradas a especialistas en presas, puentes o turbinas), La Familia (en la que gente del público cuenta sus historias) o Mamadas al Azar (en la que un asistente al público ofrece su móvil y se hace una llamada a un número aleatorio entre sus contactos). También llaman por teléfono a gente conocida, lo que en unas ocasiones sale bien y en otras acaba resultando una ópera bufa. Y a veces traen a invitados conocidos al estudio para entrevistarles, aunque últimamente lo hacen menos… Será que la gente ya sabe que estos tres trolls le toman el pelo a cualquiera que se atreva a ir.

Más arriba os hablaba del AdBlocker y de lo pesada que resulta la publicidad en YouTube, pero en el caso de La Vida Moderna la promosió se hace mucho más amena, como bien pueden atestiguar José Luis Siroco, el de las gafas Siroco, o las buenas gentes que comercializan los productos para el afeitado Lea… Y si no, que se lo pregunten a Martín, un chico que fue de público y al que le abrieron una brecha en la frente por lanzarle demasiado fuerte un paquete con productos Lea… Eso sí: luego, para compensarle, se fueron a hacer un programa especial en Dublín, donde Martín reside actualmente. Otra cosa de la que me he dado cuenta es que Broncano y compañía están continuamente hablando de las distintas regiones de la geografía española: Canarias, Salamanca, Galicia, Jaén, Huelva, Murcia, Extremadura… Igual te hacen no uno sino dos monólogo sobre buitres asesinos en Palencia que otro día te cuentan la historia de two motherfucking pollos from Zamora.




¿Cuál es el secreto del gran éxito del programa? Sin duda la complicidad con los seguidores (oyentes, suscriptores… como queráis llamarlos) es una de sus mayores bazas: al público asistente se le hace protagonista de algunas secciones, se habla de la región de donde vienen (aunque a veces sea mal, en plan broma), se dedica un tiempo a explicar qué regalos o qué comida han traído, se les obsequia con gafas Siroco… Tanto las noventa plazas de público en directo, dos veces por semana, como las del La Vida Moderna Live Show, que va girando por distintas ciudades españolas desde 2016, se agotan siempre con rapidez.

Ya hemos comentado en ocasiones en el blog que es difícil alcanzar el punto justo de equilibrio, y en el caso de La Vida Moderna esto se nota también en la relación con el público. A veces acuden a las grabaciones flipaos (o como los llama Quequé con todas las letras, subnormales) que se pasan todo el rato enseñando a la cámara algún mensaje escrito en la pantalla de su móvil. En una categoría similar están los que se traen a sus hijos pequeños al programa, cuando está bien claro que los contenidos, aun siendo muy divertidos, no son aptos para niños (Esto, sin embargo, no hace que los presentadores se corten ni un pelo; el problema no es suyo sino de los padres irresponsables)…

Cosas como estas han llevado a que en la quinta temporada algunos de los programas se graben en formato sashimi, crudo, sin público, con las luces bajas y recurriendo lo mínimo posible a la tecnología, solo con Broncano, Quequé e Ignatius hablando de lo que les apetece durante media hora. Hay mucha gente que prefiere los programas de cocido, y antes de empezar a ver el vídeo del sashimi en YouTube le dan a dislike por sistema, aunque luego les guste el programa… Por cierto, aprovecho para decir aquí que este es el canal de YouTube con los comentarios más ingeniosos que he leído nunca; a veces son casi tan graciosos como el programa en sí, vale la pena leerlos.




La gracia del asunto está en que los tres humoristas tienen una complicidad muy especial que saben utilizar a su favor, explotando a la vez con acierto el contraste en lo que les diferencia… Trabajan en equipo y a la vez se complementan muy bien: son como Los Vengadores o La Patrulla X de la Commedia. En resumen, estamos hablando de un programa inteligente, rompedor y original, lleno de autenticidad… pero llegados a este punto tengo que hablar también de algunas cosas que no me gustan de él; me parece bien que Broncano y compañía sean transgresores y un poco faltones, pero a veces rozan, en mi opinión, los límites del buen gusto.

Hay cosas a las que me he ido acostumbrando, aunque al principio me descolocaron un poco; por ejemplo, sueltan bastantes tacos durante el programa, insultando a veces (de forma cariñosa) incluso al entrevistado, lo que hace que el público joven los vea como gente normal y cercana, y esa frescura es otra de las claves de su éxito. Tampoco me indignan algunas de las performances de Ignatius, como aquella vez que buscó un ángulo muerto de las cámaras en el estudio para enseñar la polla al público, o hace poco, cuando pesándose en una báscula encima de la mesa se le salió un huevo (esta vez sin querer)… Que el pasado jueves el canario se haya cambiado de pantalones sin llevar calzoncillos en medio de la grabación (en la penumbra del sashimi, eso sí) y que todo el mundo se lo haya tomado ya como algo normal nos da una idea de lo alto que está el listón en cuanto al nivel de provocación del programa.




Tampoco me molestan las bromas que hacen a menudo sobre ciertos colectivos desfavorecidos porque las hacen claramente sin ánimo de ofender, aunque haya gente de piel muy fina que no lo entienda. De hecho es un programa muy inclusivo en el que se le da voz y protagonismo a gente de todo tipo mucho más a menudo que en otros, quitándole hierro al problema y ayudando a normalizar la situación de inmigrantes, discapacitados de nacimiento o por accidente y casi invidentes como Diego, el Veteran People, que es uno más de la familia… Y en esta época del Me Too, en la que los ánimos andan algo crispados con respecto a temas de género, se atreven (sobre todo Ignatius) a hacer broma con el feminismo… Ahora que se habla tanto de los límites del humor, la suerte les ha sonreído y por el momento no han tenido ningún encontronazo importante con la Justicia, como los del rapero Valtonyc o Dani Mateo… De hecho, Quequé (que es un vago y no quiere trabajar) ya lo propuso alguna vez: aprovechando que aún estamos a tiempo, ¿qué tal si lo dejamos?

Y llegamos al meollo de la cuestión: hay detalles y momentos concretos algo ofensivos a los que ni me he acostumbrado ni me quiero acostumbrar. No me gusta que frivolicen con la muerte de la gente cuando sacan la caja del amoche y me dio bastante asco cuando los Venga Monjas le tiraron un lapo a Ignatius en la boca o cuando este dibujó una flor con una mierda de perro… Pero una cosa es que no me gusten detalles del programa (o de La Resistencia), y estoy en mi perfecto derecho de expresarlo; y otra muy distinta que les diga a Broncano, Ignatius y Quequé (o a Jorge Ponce y compañía) lo que pueden o no pueden decir, o sobre qué pueden o no pueden hacer humor. En esta época en la que las redes están llenas de ofendiditos y se respira un ambiente puritano y retrógrado que puede ir peligrosamente a más si se sientan precedentes, en esta época en la que la extrema derecha y la intolerancia están triunfando en algunos países que en principio parecían civilizados, estoy totalmente a favor de la libertad de expresión.




Para ir terminando por hoy, os dejo con la música de la cabecera del programa, Highway Tune de Greta Van Fleet… Resulta algo irónico que tres cuarentones (bueno, dos y medio) haciendo humor millennial hayan escogido para la canción del principio a un grupo de adolescentes que suenan como los septuagenarios Led Zeppelin; está claro que la creatividad y el verdadero arte no entienden de edades… Y un recordatorio importante, ya para concluir: ¡Id todos a votar el próximo domingo! Asegurémonos de que no haya ninguna “chorprechita” de última hora en las elecciones municipales; a veces la abstención puede tener consecuencias que no son divertidas, precisamente… Informaos sobre los distintos programas electorales y votad a quien os apetezca, pero ¡no dejéis que nos coman los fachas! Hagamos entre todos que sea posible seguir disfrutando de espacios de humor como La Vida Moderna… La semana que viene, si me da tiempo, os cuento más cosas de Broncano y hablamos de La Resistencia.



lunes, 13 de mayo de 2019

Postales desde Florencia (II)


Toca hoy la segunda entrega de la selección de mis fotos tomadas en Florencia, que, como ya os dije, está ahora mismo la primera en mi ranking de ciudades más bonitas visitadas. Incluso a pesar de la aglomeración de turistas en algunos momentos, me producía una increíble paz de espíritu el contemplar las fabulosas vistas de la ciudad desde San Miniato o el Piazzale Michelangelo, pasear por las calles de la zona antigua o disfrutar de las hermosas esculturas de la Galleria dell’Accademia, el Museo del Bargello, la Piazza della Signoria o la Loggia dei Lanzi.

En lo que respecta al río Arno, no solo eran preciosas las puestas de sol desde el Ponte Vecchio: recuerdo como si fuera ayer la imagen del propio Ponte Vecchio iluminado, de cuya contemplación disfruté una de las noches sentado en el pretil del Ponte della Santa Trinitá, tomándome un delicioso helado de stracciatella, mientras a la izquierda, más allá del Duomo, a lo lejos en el norte, se vislumbraba una silenciosa pero violenta tormenta eléctrica que finalmente no llegó a tocar la ciudad… Fue sin duda uno de esos momentos especiales en los que todo resulta perfecto y el Tiempo se detiene, en los que la Belleza con mayúsculas te rodea de tal forma que casi la puedes sentir como una amante que te estrecha tiernamente entre sus brazos.



Arno


Piazza della Signoria


Forte di Belvedere


San Miniato al Monte


Duomo


Galleria dell'Accademia


Chiesa e Museo di Orsanmichele


Ponte Vecchio e Corridoio Vasariano


Murate di Porta San Frediano


Piazza del Duomo


Museo del Bargello


Cimitero delle Porte Sante


Battistero del Duomo


Loggia dei Lanzi


Firenze