martes, 14 de abril de 2020

Pandemonium (III)


El diccionario define Pandemonium como “reunión de demonios” o “capital imaginaria del reino infernal”, pero incluye también la acepción de “lugar en el que hay gran confusión y ruido”, lo cual no se aplica a las calles ahora mismo pero sí a las redes sociales, los medios de comunicación y en general la sociedad española. Me propongo hoy continuar esta trilogía sobre Enfermedad, Aislamiento y Estupidez con mis impresiones sobre el comportamiento de los españoles durante la presente epidemia de Covid-19, y lo que esta situación excepcional pone de manifiesto de nosotros como civilización.

Lo siento mucho por las personas mayores que están muriendo, por supuesto (la tasa de fallecimientos llegó a duplicarse respecto a lo normal en los peores días), pero hay que reconocer que como experimento sociológico y psicológico esta cuarentena es muy valiosa para aprender acerca de la manera de ser de la gente, sacando lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros… Sin duda es el momento ideal para que los filósofos saquen algunas conclusiones interesantes. Parece que el pico de fallecimientos ya ha quedado atrás… ¿Se puede decir que a nivel psicológico lo peor está aún por ver? Pasado posiblemente el ecuador del confinamiento todavía no se ha desatado la locura en los más débiles, al menos en mi barrio, pero el último par de semanas podría ser el más difícil.


Pájaros encerrados en jaulas


Allá por principios de marzo a los de las noticias de la tele les pilló por sorpresa que uno de los temas tratados, como de costumbre, de forma alarmista y apocalíptica acabase siendo realmente grave para nosotros, no solo de boquilla… Varias semanas después, fieles a su filosofía, se pasan el día actualizando las cifras de muertos y contagiados, con letreros llamativos de “Urgente” o “Última Hora”, como si realmente fuese algo que necesitásemos saber para garantizar nuestra superviviencia… Es puro sensacionalismo, pura búsqueda del morbo incluso en una situación como esta. Hasta se ofrecen imágenes y testimonios de los enfermos en el hospital, con el consiguiente riesgo de contagio para el resto de personas que tratan luego con los reporteros… El proceso de recuperación del país es forzosamente lento pero en la tele se empeñan en tratarlo como si fuera una película de acción, para entretener al personal que está aburrido en casa.

Yo me fijo más en las noticias solo los días importantes, cada vez que se activa o desactiva la hibernación o el estado de alarma, para enterarme del resumen de la normativa aprobada, y el resto del tiempo intento seleccionar otros programas que no tengan que ver con “El Tema”. No es bueno obsesionarse tanto, hay que estar al día pero sin pasarse. Al inicio del confinamiento, antes de que los anunciantes pudieran reaccionar, me llamó la atención lo desconectada que se había quedado la publicidad de nuestra nueva Realidad: “¡Consume, disfruta, ve a donde quieras y haz lo que quieras!” Los únicos anuncios que se volvieron realistas fueron los de coches conduciendo en solitario por el centro de una gran avenida, cual vehículos propiedad de trabajadores esenciales… Con el paso de las semanas la publicidad ha cambiado en dos direcciones: están los nuevos anuncios de bancos y compañías energéticas, aportando el optimismo y esperanza necesarios para fidelizar a la clientela, y por otra parte las telepromociones cutres y spots de Galería del Coleccionista, que han ocupado los nichos abandonados por los anunciantes más serios.


Rajoy saltándose el confinamiento en Al Rojo Vivo


Otra de las cosas que me jode ver, en los escasos momentos en que no estoy deslomado con mis tareas para el teletrabajo, son los retos y los vídeos virales (nunca mejor dicho) que graba la gente en su casa y que llegan a las noticias y a los programas de entretenimiento… Es alucinante la de tíos y tías que hay en su salón grabando chorradas, disfrazándose o ensayando coreografías, en vez de ponerse a leer un libro; hay mucho tonto suelto por el Mundo con poca faena y un móvil con cámara… Y lo bueno es que esto ya se hacía desde el mismo principio del confinamiento; me hace gracia esta gente que llevaba solo cuatro días en casa y se creía que llevaba ya cuatro años.

La tele tampoco ayuda, porque selecciona a diario los vídeos más estúpidos o con los comportamientos más incívicos, induciendo a la imitación y retroalimentando el problema (citar las multas que les caen a algunos de los susodichos es un atenuante, pero ni aun así…). ¡Es como si aburrirse fuese más peligroso que contagiarse! Ya os dije que los vecinos de mi patio interior de manzana no salen a las ventanas a hacer el chorra, así que hay una clara brecha entre la Realidad y los contenidos que seleccionan los medios. Es más, no me extrañaría que a veces fuesen los propios periodistas los que animaran desde abajo a los vecinos a hacer el ridículo en el balcón… La tele, como siempre, dando ideas, pero casi ninguna buena.


Futbolistas haciendo el challenge del papel higiénico


Ya en otras ocasiones hemos hablado en el blog de que la mayoría de la gente no sabe estarse quieta sin hacer nada, necesitan mantenerse ocupados… Es como si tuvieran miedo a escuchar sus propios pensamientos y reconocer que a veces vienen épocas malas en las que apenas controlamos la situación; se limitan a tirar para delante e ignorar los problemas, dejando que se enquisten en lugar de afrontarlos… Este mismo razonamiento se podría extender al Problema con mayúsculas, el de la fugacidad de nuestra existencia: incluso en medio de una pandemia muchos se niegan a ser conscientes de la insoportable levedad del Ser, a reconocer que no vivirán eternamente, a prepararse para una buena Muerte con la conciencia tranquila, llegue esta cuando llegue (tarde o temprano escribiré en el blog sobre este tema, pendiente ya desde hace mucho Tiempo).

En vez de aprovechar este periodo de reclusión para reflexionar sobre si en general estamos haciendo las cosas bien o no, sobre si nuestras decisiones en la Vida han sido las correctas, nos pasamos el rato contando las muertes (las de los demás; de la nuestra, ni hablar) y los minutos que faltan para que “todo esto pase”… Una cosa más para zanjar el tema de los challenges: el verdadero reto es pararse a pensar en cómo puedes ayudar de verdad a los demás, donando dinero a las causas apropiadas o echando una mano con la compra (sin que nadie más tenga que enterarse) a esa vecina mayor que está sola, en lugar de pedir casito por Redes e intentar ganar un puñado de followers.


Vecinas aplaudiendo en la ventana con pelucas y globos


Acabo de utilizar una de esas frases-cliché que se repiten una y otra vez y que tanta rabia me dan: “Cuando todo esto pase, que pasará”… Hay otra que también me hace bastante gracia: “Estamos juntos en esto”… ¡No, hombre, no! ¡Precisamente hay que estar separados! Ya sé que la expresión se utiliza por contraste, para mayor efecto dramático, pero no deja de recordarnos que realmente NO estamos juntos… Llamadme tiquismiquis, pero también me tocan un poco las narices esas frasecitas sensibleras estilo Paulo Coelho que se ponen algunas personas en su usuario de WhatsApp, y sobre todo la dichosa cancioncita de “Resistiré”, que parece que va bien para todas las crisis y de la que estoy ya hasta el gorro… ¡Tengamos un poquito más de originalidad, por favor!

Las maneras de responder a la pandemia a nivel individual han sido muy diversas, y no siempre ejemplares. Están los que adoptan perros para poder salir a la calle o alquilan los suyos por Internet para sacar tajada de la situación… Seguro que hay jóvenes que se han pasado estas semanas jugando sin parar a videojuegos online; están en su salsa, sí, pero por miedo a enfrentarse al Mundo real, igual que ocurría antes del Covid-19. Están los que echan de menos quedar con los amigos y luego los que están hartos de convivir 24 horas al día, 7 días a la semana con su familia o su pareja (o peor aún, con su expareja)… La cuestión es quejarse siempre por algo, y a ser posible en algunos casos salir por la tele haciéndolo, contando unas “desgracias” que en realidad no son para tanto con el fin de ser el centro de atención. Últimamente se habla mucho de héroes, y en verdad os digo una cosa: héroe es el que se queda en casa, sí, pero el que lo hace manteniendo la normalidad, sin volverse medio loco, sin ponerse tan intenso como se ponen algunos y sin lamentarse tanto.


Portada del single Resistiré del Dúo Dinámico


Por lo general los ciudadanos del Primer Mundo hoy en día no tenemos paciencia. Hay gente que se pone de los nervios por estar retenida en casa con espacio de sobra, luz, agua, comida, wifi, televisor, consola, libros… Hay otros que no tienen esas comodidades y aun así se tienen que quedar encerrados en un espacio de diez metros cuadrados, hacinados y sin ventanas a la calle… Porque sigue habiendo clases incluso en el encierro, no nos engañemos. La manera que algunos tienen de tomarse una situación como esta pone de manifiesto lo ridículos que son ciertos aspectos de la sociedad occidental actual; si no sabemos pensar a largo plazo y aguantar siquiera unas semanas de arresto domiciliario entonces somos una sociedad de histéricos, y definitivamente hay algo que no estamos haciendo bien… Y menos mal que tenemos Internet, con la posibilidad para algunos de teletrabajar o recibir clases online, y para todos de comunicarnos a distancia sin problema; imaginaos esta misma pandemia en una fecha tan reciente como 1995, sin World Wide Web, compartiendo un teléfono fijo por vivienda y con una oferta de ocio mucho más limitada (ahí la gente sí habría tirado más de libros, seguro).


Mujer brasileña con sus dos hijos en una vivienda humilde


Como ya dije en la primera entrega, esta no es ni la primera pandemia que sufrimos como especie, ni de lejos la más catastrófica: durante la Plaga de Justiniano, en el año 541 de nuestra era, la peste se cobró 50 millones de víctimas, más o menos las mismas que la Viruela llevada a América por los colonizadores (a lo largo de varios siglos) o la Gripe Española hace cien años; y la Muerte Negra, la pandemia de peste del S.XIV, produjo unos 200 millones de muertos. En comparación, los 120.000 fallecidos por Covid-19 en todo el Mundo hasta el momento no parecen tantos…

Que sí, que está claro que la actual epidemia sigue siendo un duro golpe para la gente más vulnerable, y que esos sí tienen motivo para preocuparse y lamentarse… Pero aquellos que no hayamos perdido el trabajo y estemos bien de salud relajémonos un poquito, por favor, que no es el Fin del Mundo… Esta conclusión de la entrada sobre el Coronavirus se me ha alargado más de la cuenta, así que dejaremos para la próxima semana una serie de consideraciones realizadas desde una perspectiva algo más amplia, y hablaremos de capitalismo, globalización, decrecimiento, resiliencia, memoria, humildad y pensamiento racional.


Ilustración del mundo en llamas e invadido por demonios

8 comentarios:

Susana Mar dijo...

Gracias una vez más por la entrada!!. Una vez más, comulgo con tus pensamientos y reflexiones. Por cierto...me interesa mucho mucho esa futura entrada sobre prepararse para una buena Muerte con la conciencia tranquila...

Kalonauta dijo...


De nada, Guapa... Acerca de cómo morir en paz con el Mundo y contigo misma, a menudo voy dejando pinceladas aquí y allá en el blog: resumiendo a grandes rasgos, se trata de tomar tus decisiones en la Vida pensando más en el "Todos-Mejor-Siempre" que en el "Yo-Más-Ahora"... Pero de todos modos cuando escriba esa entrada desarrollaré el tema en mucha más profundidad y, ¿quién sabe?, a lo mejor al hacer un esfuerzo consciente por pensar en el asunto llegaré a otras conclusiones nuevas que ni yo mismo me esperaba... Todo a su Tiempo.

Por cierto, aprovecho este comentario tan serio para llamarte la atención sobre un detalle más divertido: no te pierdas el primero de los dos enlaces musicales que he usado para esta entrega, creo que te sonará de algo ... 😉

¡Un abrazo! 😀

elo dijo...

Tienes toda la razón, Juan

Kalonauta dijo...


¿Qué tal, Elo? ¡Qué bien verte por aquí! Me alegro mucho de que te haya parecido interesante... ¡Cuídate, espero que nos podamos ver pronto! ¡Besos! 😘

HOPE dijo...

Totalmente de acuerdo con tu punto de vista, que además me alivia, porque ya pensaba que me estaba volviendo loca o que debo de ser la aguafiestas del mundo pensando esto.
De todas formas no es de extrañar que ocurran estas cosas, no es por el encierro ni la pandemia; Me explico: ya sabes que una de mis "rarezas" es que no veo la tele, pero si alguna vez lo he hecho por acompañar a mi pareja, basta hacer un poco de zapping para ver que hay realmente poco de interesante y profundo. La gente se divierte cada vez más viendo y criticando la vida personal de los demás (cuando probablemente deberían hacer un buen autoanálisis de la suya); Si voy a ver deporte como el fútbol, contra más hago el tonto y el fanático, mejor seguidor soy de mi equipo,y contra más bebo y llego al coma etílico más héroe soy de mi pandilla ...etc Y luego , en situación normal a diario ¿Qué hace la gente cuando sale de trabajar? (no digo todos, pero la mayoría), solucionar lo mínimo obligatorio en casa y sentarse con el mando de la tele en el sofá, y llega el fin de semana, si quieres quedar con amigos, a veces cuesta quedar para ir a ver un museo, o la feria del libro, o simplemente pasear por el río, siempre hay que quedar "a tomar algo", porque el resto, a pocos contados les interesa.
El aprovechar el tiempo para seguir creciendo de cualquier manera, no está en los planes de la mayoría ni en pandemia ni fuera de ella, por eso se sigue el mismo patrón "impuesto", ahora se lleva master chef, voy a aprender a cocinar, se lleva la costura, voy a aprender a coser (viendo la tele claro), ¿Para cuando un programa que nos enseñe a pensar? ¿que nos enseñe a argumentar y sobre todo algo que hace mucha falta hoy que nos enseñe a contrastar la veracidad y a forjar una opinión solida?
Estoy deseando leer la continuidad...Me quedo a la escucha-letura ;)

Kalonauta dijo...


¡Hola, Hope, Guapa! ¡Qué alegría verte por aquí de nuevo! 😀

Tu comentario me parece, como de costumbre, muy acertado... De hecho, puede que te hayas dado cuenta de que una de las frases que he incluido en esta entrega, con la lista de todas las comodidades que tenemos en casa durante el confinamiento, la he tomado prestada casi literalmente de tu comentario de hace tres semanas; espero que no te importe.

Sí, es verdad que a la gente que intenta ir contra la tendencia general por creer que no es apropiada se la considera una aguafiestas, pero no hay que callarse si crees que tienes razón; que sean más los que dicen lo contrario, o que lo griten más fuerte, no significa que estén en lo cierto. A menudo, cuando despotrico sobre algo en el blog, releo el texto y a veces me entran ganas de suavizar un poco las aristas y eliminar algunas partes, pero casi siempre acabo dejándolo tal cual porque después de pensar en ello por segunda vez, más detenidamente, me sigue pareciendo importante decirlo.

Creo que una de las principales causas de los problemas del Mundo es la pereza intelectual de la gente; y lo peor es que el anhelo de sentirse aceptados por el grupo hace que algunos rebajen sus estándares en lugar de intentar tirar de los demás para arriba... Como se suele decir, la manada de elefantes va al ritmo del elefante más lento (y los hay realmente MUY lentos). Por eso creo que no hay que callarse cuando se opina de forma diferente, o la mediocridad acabaría dominándolo todo.

Con respecto a lo que dices de que siempre hay que quedar con los amigos necesariamente "a tomar algo", a lo mejor recuerdas que hace unos años escribí una entrada titulada Desde El Otro Lado precisamente acerca de eso. Lo de que te guste más ir a un museo, o a la feria del libro, o a pasear por un parque, creo que se debe a tu herencia francesa; no nos engañemos, Francia siempre ha sido un poco más europea y civilizada que España. 😉

Es una lástima que la mayoría de personas tengan miedo de ser ellos mismos y se suban al carro de la última moda, por tonta que esta sea... De todos modos no hay que verlo todo de color negro, también hay gente intelectualmente muy válida con la que poder relacionarse y ofertas de actividades o contenidos interesantes, solo hay que esforzarse un poco más para encontrarlos; es verdad que en la tele los mejores programas no suelen ponerse en prime time.

Y con respecto a lo que dices de aprender a contrastar la veracidad de una afirmación o a forjarse una opinión propia, solida, coherente y razonada, sobre un tema determinado, te juro que casi me has leído la mente: es precisamente de lo que tratará la siguiente entrada del blog, una vez haya terminado (el próximo lunes o martes) de poner a caer de un burro a todos los perezosos intelectuales de la cuarentena. 🤣

¡Un fuerte abrazo! ¡Y sigue comentando, que es un auténtico gusto leerte! 😘

Topittle dijo...

Amén y Amén a los comentarios. Como comenta tu amiga Hope yo también me siento un bicho raro en esta situación. Me he salido de varios grupos de WhatsApp, no veo canales de televisión, aunque tampoco lo hacía antes...aún así la infodemia me persigue, me obsesiona y me arrastra muchas veces. Si más gente se diera cuenta de que estos momentos pueden usarse sabiamente como enriquecimiento personal a lo mejor tendríamos menos saturadas las redes sociales y más gente mejorando como persona, dejando vía libre a la gente que sí necesita atención primaria. En fin...la situación es extraña y por todas partes aparecen doctorados en pandemias, medicina y economía en una triple titulación de cuñadismo que les otorga la verdad en todo lo que dicen...contra eso, poco vamos a poder hacer, me temo. Gracias, Juan, sabía que me encantaría esta entrada de tu blog, nunca me defraudas.Cuidate mucho.

Kalonauta dijo...


¡Hola, Topittle, gracias por comentar! 😀

Me gusta ese nuevo término, que no sé si has acuñado tú: "Infodemia"... El de los bulos que van saliendo y que se propagan por Internet y por WhatsApp (gracias a los cuñaos que no se paran a comprobar las fuentes) es otro tema del que no voy a hablar mucho (porque ni tengo datos ni quiero tenerlos; creo que mis fuentes son fiables y las otras ni las miro), pero que tiene tela... Y en cuanto a lo de la saturación de las Redes Sociales, aún me parece que Internet está aguantando muy bien para lo que podría haber sido... Espero que resistan los servidores y no haya ningún problema en uno de los cables gordos de fibra óptica que pasan por el fondo del Atlántico, porque entonces sí que se lía parda.

Aprovecho para poner a Topittle como ejemplo de un caso que no me he parado a comentar en el blog: desde antes del confinamiento ella ha sido siempre de las que de vez en cuando sí se montan un challenge gracioso, o se disfrazan y participan en algún vídeo, pero es que además le da tiempo para interesarse por la Ciencia y la Cultura, tomar decisiones sabias e informadas y preocuparse por los demás e involucrarse en las causas más serias... Y yo con eso no tengo ningún problema, a tope con ello... Es más, la envidio y la admiro porque a mí, por mi forma de ser tan perfeccionista, no me da la Vida para hacerlo todo, y por eso me concentro solo en el segundo bloque de cosas... Lo que califico en esta entrada como "hacer el chorra" es tener las prioridades completamente cambiadas, dedicar mucho tiempo a las facetas divertidas y muy poco o nada a las más trascendentes, pero ese no es su caso... Ojalá hubiera en el Mundo más gente como ella, capaz de alcanzar el justo punto de equilibrio entre la diversión y la sensatez.

¡Un abrazo muy fuerte, Guapísima, y cuídate mucho también tú y los tuyos! ¡Nos seguimos leyendo! 😘