lunes, 1 de junio de 2020

Espejismos (III)


Estaba releyendo la anterior entrega y me he dado cuenta de que podría haberla llamado “Haciendo Amigos”… En solo cinco párrafos, hacia el final, he conseguido ponerme en contra a la gente religiosa, los que usan cualquier tipo de medicina alternativa, los que creen en conspiraciones varias o en fenómenos paranormales, los meramente supersticiosos… lo que seguramente debe abarcar un noventa por ciento de la población mundial. Pues a continuación voy a intentar aumentar un poco el porcentaje de gente a la que no le caigo bien, metiéndome con los que piensan que la verdadera magia existe.

No me acaba de gustar cómo algunas personas recurren a la palabra “magia”: “Me encantó la gala final de Operación Triunfo, fue algo mágico”… “Odio usar preservativo cuando practico sexo, se rompe la magia del momento”… Suele ser la gente menos racional la que la usa más. Recuerdo que cuando estaba en la Sociedad Tolkien Española hace diez años había algunos socios más jóvenes que se preocupaban no tanto por la poesía, la lingüística o el verdadero mensaje de la obra de Tolkien, sino por los aspectos más superficiales, como competir por quién llevaba el disfraz más conseguido o la réplica de espada más grande, o emborracharse y hacer el capullo en las cenas de gala que se celebraban en las convenciones anuales… Normalmente estos colaboraban poco en la organización de los eventos, pero luego se les llenaba la boca diciendo que todo había sido “mágico”, como si fuese cosa de un sortilegio y no del esfuerzo y compromiso de los socios más “serios”… Esto hizo que poco a poco me fuese descolgando de la asociación.


Actriz que interpreta a la Reina Malvada de Blancanieves en Disneyland, mirándose en un espejo


Tal vez las personas que abusan de la palabra “magia” son demasiado perezosas para intentar comprender por qué les gusta lo que les gusta (o demasiado cobardes para reconocerlo). Ya decía el escritor de Ciencia Ficción Arthur C. Clarke que cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia, precisamente porque no la entendemos; lo mismo se podría decir a veces de un nivel de compromiso intelectual suficientemente alto para tus estándares… Recurrir a este comodín es muy cómodo (valga la redundancia) para los que no quieren someterse a las reglas de la lógica a la hora de exponer sus razonamientos: cuando no entendemos un fenómeno meteorológico, por ejemplo, simplificamos el asunto en exceso diciendo que “Ha sido un OVNI” y así podemos dejar de pensar en ello. Es como tomar un atajo y declararse incompetente, quedarse fuera de manera voluntaria, darse por vencido y pasarle la patata caliente a otro… Y a veces ni siquiera pasar la patata, intentando imponer tu conclusión precipitada a los demás para impedir que puedan llegar a una explicación racional y te dejen en ridículo… Una de las principales causas de los problemas del Mundo es sin duda la pereza intelectual de la gente.

Pasemos de lo más general a algo un poco más concreto y maticemos la diferencia entre magia e ilusionismo. El ilusionista reconoce que su espectáculo está basado en la habilidad, la práctica y el uso de trucos, aunque estos no se revelen. Algunos embaucadores hacen creer a su público que no hay truco y que realmente tienen poderes sobrehumanos, por lo general para sacar luego tajada económica de ello. El ilusionista sin embargo no quiere engañar a nadie, es un mentiroso honesto porque no tiene reparos en reconocer públicamente que es un mentiroso. Precisamente algunos famosos escépticos desde finales del siglo XIX han sido ilusionistas de profesión, empezando por el mismísimo Harry Houdini.


Imagen de El Truco Final con Hugh Jackman haciendo un número de magia con una paloma junto a Scarlett Johansson


Quiero detenerme sobre todo en la figura de James Randi, mago canadiense que de joven hacía números de escapismo al estilo de Houdini, bajo el nombre artístico de El Asombroso Randi. Yo escuché su nombre por primera vez porque era el encargado del atrezzo y los trucos en las giras de Alice Cooper en los años 70: Randi interpretaba al verdugo encapuchado que colocaba a Cooper bajo la guillotina, simulando su ejecución y levantando luego del cesto la cabeza ensangrentada del cantante, mostrándola al público enfervorecido… Más tarde me enteré de que había compaginado sus actividades como ilusionista con su empeño por desenmascarar a farsantes y embaucadores de los que se aprovechan de la gente. Ya en los 70 le plantó cara a Uri Geller, desvelando sus trucos para partir cucharas (Hasta mi abuela paterna comentaba en su día que con la visita de Geller al programa de Íñigo ella misma había doblado una cuchara en su casa… Hay que ver lo que hace la sugestión).

En 1996 creó la Fundación Educativa James Randi para intentar analizar fenómenos paranormales de forma sistemática y controlada. Desde hace muchos años mantiene el siguiente desafío: dará un premio de un millón de dólares a cualquiera que pueda demostrar, bajo condiciones controladas de experimentación, ser poseedor de poderes paranormales… Hasta la fecha nadie ha llegado a pasar siquiera las pruebas preliminares. Cuando le preguntan si tiene miedo de que alguien lo gane, el todavía lúcido nonagenario dice que su dinero nunca ha estado más seguro.


Imagen del ilusionista y escéptico canadiense James Randi


También se han dedicado al tema del Escepticismo la pareja de magos Penn & Teller (Penn es siempre el que habla y Teller está permanentemente callado), en un programa de televisión llamado Bullshit!, al que siguió otro llamado Fool Us (Engáñanos) en el que distintos ilusionistas tienen que hacerles un truco de magia que no sepan desenmascarar, y por el que pasó por ejemplo Jandro… En lo que respecta a España, no me he parado a investigar si Juan Tamariz o el Mago Pop son escépticos, pero tenemos por ejemplo a Andrés Carmona, que además de ser ilusionista tiene estudios de Filosofía y colabora activamente con el movimiento escéptico patrio.

Carmona fue uno de los ponentes en el I Congreso Escéptico celebrado en Alfàs del Pi, en Alicante, del 7 al 9 de octubre de 2011, y en el que dieron charlas también J.M. Mulet o Javier Armentia, coordinador de la colección de libros ¡Vaya Timo! de la editorial Laetoli. Este congreso supuso mi primer contacto con el entorno escéptico; fui con unas amigas de la Sociedad Tolkien, una de las cuales estaba también metida en este mundillo. Si mi memoria no me engaña, fue en los meses siguientes a este congreso que tanto ella como yo acudimos a una reunión informal de cuatro o cinco personas en un bar para intentar poner en marcha una serie de charlas sobre Escepticismo en Valencia, aunque ninguno de los dos nos enganchamos, básicamente por falta de tiempo.


Logotipo de la serie de charlas sobre pensamiento racional Escépticos en el Pub Valencia


Este proyecto, auspiciado por la ARP-SAPC (Alternativa Racional a las Pseudociencias - Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico) acabó haciéndose realidad bajo el nombre de Escépticos en el Pub Valencia. La primera charla oficial, sin contar una especie de protoensayo que se había hecho a principios de 2011, fue una de José Blanca en junio de 2012, titulada El Tomate Mecánico. Esta y creo que también la siguiente me las perdí, pero a partir de la tercera he asistido prácticamente a todas las citas, que se han realizado mensualmente (excepto en julio y agosto) hasta sumar alrededor de unas setenta charlas… 
Como ya he comentado alguna vez en el blog, no estoy muy implicado en la organización por tener un horario bastante apretado; me gusta más picotear de aquí y de allá, y ver los toros desde la barrera… La verdad es que por aquel entonces estaba además un poco escarmentado de las tareas organizativas en grupo, por mis últimas experiencias en la Sociedad Tolkien, y prefería centrarme en un proyecto en solitario en el que pudiese controlar todos los detalles: ya le estaba dando vueltas en mi cabeza a la idea de La Belleza y el Tiempo… Afortunadamente, tanto el blog como las charlas en el pub salieron adelante y se mantienen bien vivas ocho años después.


Interior del pub celta Max Max, en la zona de la Plaza Xúquer de Valencia


Este tipo de iniciativas que mezclan divulgación científica y cerveza en un entorno distendido e informal se iniciaron en Inglaterra en los años 90, y se celebran también en otras ciudades españolas. En Valencia las charlas se suelen hacer a las ocho de la tarde un viernes al mes, aunque al principio algunas de ellas caían en jueves. El primer local donde se realizaron fue el Ben’s Inn de la Plaza de Honduras, con una asistencia media de unas noventa personas, y ahora se hacen en el pub celta Max Max de la Plaza Xúquer, donde se suele superar el centenar de asistentes… Tras la epidemia de Coronavirus puede que tengan que cambiar algunos detalles, pero ya iremos viendo.

Cada mes se trata un tema distinto, no solo sobre pseudociencias y Escepticismo, sino sobre Ciencia y Conocimiento en general. Primero un orador experto en la materia da una conferencia de aproximadamente una hora, ayudado de una presentación de PowerPoint, y después hay un turno de preguntas y respuestas de una media hora. La entrada es libre y gratuita, solo se recomienda realizar una consumición en el pub que amablemente se pone a nuestra disposición. Al terminar, algunos de los asistentes nos vamos de cenita por esa misma zona, la mayoría de las veces con el ponente, con el que seguimos conversando un poco más. Las charlas se graban en vídeo y muchas de ellas están colgadas en el canal de YouTube; además estas últimas semanas, aprovechando la cuarentena, se han ido subiendo varios de los vídeos atrasados que estaban por editar… Echadles un vistazo, que valen la pena.


Cartel anunciador de la charla de Elena Pinilla en Escépticos en el Pub Valencia


Pasemos a hablar brevemente de los ponentes más memorables o más habituales. Y empezamos, cómo no, por José Blanca; no sé si le dará vergüenza que lo diga aquí, pero es una de las personas más inteligentes que conozco. Además de trabajar muy duro en la organización, ha dado ya muchas charlas, tanto en Valencia como en otras ciudades, y siempre participa en los coloquios. Además se encargó de dar desde su casa la primera charla de Escépticos en el Salón Valencia, sobre la COVID-19, emitida por streaming el pasado 16 de marzo, recién decretado el estado de alarma. Como ya os dije, ha contribuido a la redacción de la primera entrega de esta entrada pasándome un capítulo de su libro aún no publicado para que resumiese los puntos más importantes.

También en el núcleo duro de la organización está Jesús López, que suele ser el presentador de las charlas y el moderador de los debates posteriores; recuerdo una conferencia muy divertida que dio sobre las distintas religiones actuales. Otro colaborador que aparte de dar algunas charlas ha servido de contacto para traernos a ponentes interesantes es Javier Cavanilles; ya en otra ocasión os hablé en el blog de su charla sobre Los Caras de Bélmez, y recuerdo también otra sobre el asesinato de JFK. Luego está Antonio Monforte, genetista de plantas asiduo a las conferencias y protagonista de un par de ellas; me pareció especialmente interesante una que dio sobre epigenética… Y por supuesto José Miguel Mulet, que ha venido varias veces para presentar sus interesantes libros, y también alguna suelta como público. Mulet ostenta el récord de asistencia de Escépticos en el Pub Valencia, pero no recuerdo si fue en la charla de Medicina Sin Engaños o en la de ¿Qué es la Vida Saludable?


Fotografía del investigador y divulgador escéptico José Miguel Mulet rodeado de plantas


Hablando sobre temas de Física hemos tenido por ejemplo a Miguel Ángel Sanchís, otro asistente habitual, o a David Ibáñez. Rafael Sentandreu, catedrático de Farmacia ya mayor pero muy simpático, ha dado alguna también. Al menos en una ocasión se ha acercado a Valencia como ponente Fernando Frías; este abogado, muy activo a nivel nacional en la ARP-SAPC, es además antiguo amigo mío de la Sociedad Tolkien Española… Otros nombres que podría citar son por ejemplo Francisco Monfort, Fernando Ballesteros, Víctor Guisado o Fernando Cervera. Quiero detenerme un poco más al hablar de Julián Rodríguez, que perdió en 2013 a su hijo Mario cuando enfermó de leucemia y un naturópata le hizo creer que se podía curar sin necesidad de quimioterapia. Julián ha publicado el libro Homicidio de un Enfermo, en el que se narra el proceso de la enfermedad y muerte de Mario y la inacción de la administración ante el problema de las pseudoterapias, y fue durante un tiempo presidente de la Asociación para la Protección del Enfermo de Terapias Pseudocientíficas, viniendo algunas veces a Escépticos en el Pub para hablarnos de su experiencia o simplemente como público.

Es obvio, si se repasa la lista de ponentes, que no se han ofrecido para dar charlas tantas mujeres como sería deseable, pero supongo que este error se irá subsanando con el tiempo. Entre las chicas que han venido tenemos a Paula Tuzón (que nos habló de Ciencia y Educación), Elena Pinilla (Física asidua también entre el público), Esther Samper (colaboradora habitual de varios medios de comunicación y revistas) y Rocío Vidal, La Gata de Schrödinger (youtuber que casi batió el récord de asistencia de Mulet, y que durante la firma de libros estuvo muy amable, atendiendo a todos sus fans un buen rato)… Actualmente Escépticos en el Pub lleva un par de meses parado por culpa de la COVID-19; a la espera de ver si se pueden volver a hacer charlas en directo en julio o septiembre, José Blanca ha decidido hacer un segundo Escépticos en el Salón con una versión actualizada de la ya legendaria conferencia El Tomate Mecánico… En resumen, puedo decir que en este entorno he conocido a gente supermaja, y me atrevería a decir que, si bien por un estrecho margen, es el grupo de amigos con el que más a gusto me siento.


Fotografía de la médica y comunicadora científica Esther Samper en una frutería


Durante la etapa de redacción de la anterior entrega, hace pocos días, me di cuenta de que el tema de los sesgos cognitivos y el Escepticismo se podía relacionar con la Alegoría de la Caverna, desarrollada por Platón en el Libro VII de su obra La República. No os la voy a relatar con detalle, podéis leerla por vuestra cuenta si no la tenéis fresca en la memoria… Las sombras imperfectas que se proyectan sobre la pared de la caverna a la luz del fuego podrían asociarse con la visión distorsionada de la realidad que tiene la gente irracional, y las cadenas de los prisioneros podrían ser los sesgos que les impiden acceder a la Verdad sobre el Mundo. Aquel que hace un esfuerzo intelectual por superar sus propias carencias y guiarse por la Razón es el prisionero que se libera y sale al exterior de la caverna.

Ser completamente racional no es fácil, y por eso este prisionero se ve al principio cegado por la luz del Sol (Usar el cerebro para razonar sobre cuestiones difíciles es como usar los músculos en el gimnasio: el primer día te quieres morir por las agujetas, pero al cabo de unas semanas le coges el tranquillo e incluso el cuerpo te pide más marcha). Al descubrir que es mucho mejor (aunque costoso al principio) llegar a vivir sin mentiras, este hombre decide regresar a la caverna a liberar a sus compañeros, lo que equivaldría a intentar explicar a los que te rodean qué son los sesgos, cómo razonar de forma lógica y cómo tener discusiones productivas y la mente abierta. Hacer divulgación científica o ser escéptico militante es como volver a la caverna para ayudar a los demás a descubrir la Verdad… ¡Parece mentira la de cosas que sabían estos griegos hace ya dos mil cuatrocientos años!


Ilustración de la Alegoría de la Caverna, de Platón, con los prisioneros encadenados viendo sombras proyectadas en la pared


Espero que esas últimas frases no hayan sonado muy arrogantes, en plan “Los escépticos somos seres especiales escogidos por el Universo para traer la luz del Conocimiento a las masas ignorantes”… Soy consciente de que he puesto a caer de un burro al 90% de la población mundial, de que la semana pasada destapé las vergüenzas de mi madre con la homeopatía y de que hoy he puesto en duda los poderes de mi abuela para doblar cucharas, pero eso no quiere decir que aquí el menda esté libre de pecado… Estoy seguro de que yo también tengo sesgos, aunque me resulte más difícil detectarlos precisamente por ser los míos (ya sabéis, lo de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio). Sé que no soy perfecto, que seguramente todavía me dejo confundir por espejismos en algunos aspectos, y que me quedan muchos prejuicios de los que no soy consciente… Pero si alguien me ayuda a detectarlos y a mejorar como persona yo se lo agradeceré, por supuesto.

Os pongo un ejemplo que me viene a la cabeza: cuando hace unos tres años la Real Academia Española de la Lengua propuso dejar de usar la tilde diacrítica en las palabras “solo”, “este”, “ese” y “aquel” yo pensé que se trataba de una blasfemia y que no iban a cambiar mi manera de escribir así como así… hasta que leí un artículo en que se aportaban razones de peso para ello (básicamente, que el contexto de la palabra en la frase nos puede dar su significado sin necesidad de la tilde, como viene ocurriendo en otros muchos casos a los que sí estamos acostumbrados), lo que me hizo cambiar de idea… Ya sé, no es que sea gran cosa el ejemplo, pero mejor esto que nada, ¿no? En resumen: el que seamos conscientes de los sesgos de los demás pero no de los nuestros es lo que hace imprescindible el trabajo en equipo para poder mejorar… Es como tener a alguien que te rasque la espalda cuando tú no llegas. Animo pues a los lectores que me conocen a que señalen en los comentarios alguno de mis defectos, a ver si puedo corregirlo.


Dos caballos, uno blanco y el otro castaño, rascándose mutuamente la espalda con los dientes


Para finalizar quiero extenderme sobre algunas de las observaciones que José Blanca incluía en el texto que me pasó para la primera entrega, añadiendo algunas contribuciones mías… Si los Homo Sapiens, a pesar de tener un cerebro privilegiado capaz de pensamiento abstracto, no somos seres completamente racionales, ¿cómo es posible entonces que la Ciencia que hacemos funcione? A lo largo de estos últimos doscientos mil años hemos ido progresando, aumentando paulatinamente nuestros conocimientos sobre el Universo y la materia, creando herramientas y contruyendo sociedades y civilizaciones de gran complejidad. Desde el punto de vista filosófico no hemos llegado a obtener una seguridad absoluta en el Saber obtenido, pero tampoco nos hace falta porque en la práctica hay muchos aspectos de los que estamos seguros más allá de toda duda razonable.

Este nivel de Conocimiento se ha alcanzado, como decía dos párrafos más arriba, gracias a la cooperación y el trabajo en equipo… Tal vez en los tiempos de Tomás de Aquino, hace ocho siglos, los más sabios pudiesen aspirar a reunir en su cabeza todo el Saber existente, pero hoy en día podemos llegar como mucho a ser expertos en un área muy concreta de una determinada disciplina. La comunidad conoce colectivamente más que lo que puede conocer cualquiera de sus miembros, y por muy inteligente que se sea siempre habrá alguien que sepa más que uno mismo. Estamos subidos a hombros de gigantes: somos herederos de una tradición, del trabajo de incontables pensadores y científicos que fueron abriendo camino antes que nosotros, configurando el conjunto de herramientas y procedimientos necesarios para superar nuestros sesgos y limitaciones, ganando Conocimiento acerca de todo lo que nos rodea. Y también en el momento presente serán nuestros mentores y colegas los que nos ayudarán a mejorar señalándonos nuestros errores de forma constructiva. 


Jardín con flores y árboles reflejado en un ventanal de cristal en la fachada de un edificio


Tal vez algunos podrán tener el espejismo de que el progreso es algo natural que se da por sentado, pero no lo es: requiere un esfuerzo constante por parte de la especie. El Pensamiento Crítico no es algo biológico e innato, no sabemos cómo codificar la racionalidad en el genoma; la solución es necesariamente cultural y por tanto es muy importante dedicar los esfuerzos que sean necesarios para garantizar un sistema educativo de calidad para todos y luchar contra la pereza intelectual. Tanto en los colegios como en la Universidad falta todavía mucho por mejorar: los currículos de las carreras y asignaturas suelen limitarse a una mera enumeración de datos y hechos que hay que memorizar sin terminar de comprenderlos…

Si realmente queremos superar los grandes retos que se nos plantean como Civilización, cada nueva generación debe aprender a pensar crítica y racionalmente, de forma sistemática, identificando y evitando sesgos de cualquier tipo y dominando el uso de herramientas como la Lógica, las Matemáticas y Estadística o los protocolos experimentales más básicos. Cuanto más conozcamos y utilicemos estos procedimientos, mayor será nuestra capacidad de entender el Mundo y de tomar las decisiones correctas a nivel tanto profesional como personal, tanto individual como colectivo; sin una Educación adecuada la especie corre el riesgo de desandar el camino andado y volver a la oscuridad de la caverna, víctima de sus sesgos naturales. Lo que necesitamos es funcionar como una sola Comunidad cuyo objetivo principal sea la búsqueda del Conocimiento, en combinación con una educación ética y en valores igualmente necesaria.


Portada de la revista El Escéptico de la ARP-SAPC sobre pensamiento crítico en las aulas

4 comentarios:

Juanjo Conejero dijo...

Enhorabuena Kalonauta.
Estas tres entradas sobre el escepticismo y el pensamiento crítico me han resultado de lo más interesantes.
Lástima que en los tiempos que corren cada vez requiere de más energía y empeño poderlo aplicar en nuestras vidas. Discriminar cuales son las fuentes fiables de información no es trivial, además de la energía que hay que poner en el empeño que no es despreciable.
Se agradecen los enlaces que vas diseminado en el desarrollo de los artículos para ampliar la información.

Enhorabuena,un gran trabajo.

Kalonauta dijo...


Me alegro mucho de que te hayan gustado, Juanjo; y gracias por los enlaces que me pasaste también tú para documentarme sobre el asunto, me resultaron muy útiles... Espero que nos podamos ver pronto en persona (con las debidas precauciones) en un nuevo evento escéptico.

¡Un abrazo! 😀

HOPE dijo...

Muy interesante, como siempre debo darte las gracias por lo mucho que aprendo gracias a tu generosidad, con estos grandes trabajos que haces.

Me he asomado a las charlas a través de youtube, y la verdad, me han parecido interesantes, aunque he de reconocer que en más de un momento me pierdo, ya sabes me faltan códigos, Pero seguiré intentando no quedarme en la cueva con todas mis fuerzas ;)
Respecto a ser escéptico sobre cualquier cosa es cierto que requiere sobre todo hoy un esfuerzo muy grande, a mi personalmente me cuesta por el "tiempo" que hay que invertir, ya que hay un exceso de información que algunas veces, si quieres profundizar y la investigas toda, te puede producir una indigestión; nadie dijo que fuera fácil, ¿no?

Kalonauta dijo...


Como de costumbre, muchas gracias a ti por leerme y por comentar, Hope. Y no te preocupes por la posibilidad de quedarte encerrada dentro de la cueva de los sesgos cognitivos: los que somos conscientes de que ahí fuera está el Mundo Real de los hechos contrastados ya tenemos recorrido gran parte del camino.

Sí, comprobar la veracidad de las afirmaciones que nos van llegando cuesta tiempo y esfuerzo, pero poco a poco se le va cogiendo el tranquillo y va costando menos... Y hablando de economizar el tiempo: me alegro de haber escrito estas tres entregas porque a partir de ahora, cada vez que un amigo me hable de algún conocido o familiar suyo que es partidario militante de las pseudociencias, me basta con pasarle este enlace para proporcionarle argumentos para la discusión, y así no tengo que perder tiempo extendiéndome sobre el tema... Ya lo hice hace unos pocos días, sin ir más lejos.

¡Un abrazo! 😊