El pasado miércoles fue 15 de mayo y me acordé de una conmemoración
importante (aparte del aniversario del movimiento 15M):
hace dos años que se fundó Moderdonia y hace uno que se disolvió. Esto me ha
animado a escribir un par de entradas en el blog acerca de La Vida Moderna y el
otro programa de humor de David Broncano, La Resistencia, incluyendo además una
recopilación de los mejores vídeos de YouTube de cada uno (por cierto, espero
que tengáis instalado el AdBlocker o alguna aplicación similar, porque he
estado unos días sin él y lo de los anuncios es francamente insoportable).
Hace ya un tiempo os hablé brevemente en el blog de La Vida Moderna, espacio
copresentado por Broncano, Ignatius Farray y Quequé. Es un programa de radio de
la Cadena SER (o, como dice Broncano a modo de elogio, la puta SER)
que se graba en estudio y con público dos veces por semana: los programas de
lunes y martes se graban el lunes y los de miércoles y jueves se hacen el
miércoles. El audio se pasa por la radio de madrugada pero el programa se cuelga también en YouTube
a las ocho de la tarde, incluyendo la imagen (aunque Broncano hace un esfuerzo
por describir lo que va ocurriendo, visto tiene mucha más gracia que solo
oído). Álex Pinacho es el productor, community manager
y zorro, y también en el equipo
técnico están Coke Peinado al sonido y Pablo Palacios y Bea Polo a la
realización. Yo lo suelo ver todas las noches mientras ceno,
a no ser que hagan algo interesante por la tele ese día.
El programa comenzó a emitirse en verano de 2014; creo recordar haber visto
hace tiempo un par de vídeos de factura bastante cutre, grabados sin público,
que es posible que hasta se hayan retirado de YouTube, porque ahora no consigo
encontrarlos. En la primera temporada
(en 2014-2015) y creo que también en la segunda el programa era semanal, y
luego pasó a tener cuatro entregas por semana. A los asistentes al público de
las primeras temporadas se les conoce como Veteran People; algunos llegaron a
ir todos los días durante varios meses seguidos. Hasta que el programa despegó
pasó un tiempo, e incluso hubo una ocasión en la que solo acudió una persona
a verles en directo.
Aunque posteriormente he buscado algunos vídeos de fechas anteriores, yo
empecé a ver el programa entero y de manera regular justo hace dos años,
coincidiendo con la fundación de Moderdonia
el 15 de mayo de 2017, en un programa doble especial grabado en Valdelagua,
un pueblo de tres vecinos en Guadalajara, del que previamente se dieron solo
las coordenadas para que fuese quien quisiera (por aquel entonces ya eran muy
conocidos y acudió un montón de gente). Moderdonia fue un estado imaginario en
clave de parodia que se independizó de España (también llamada Antiguonia, en
contraposición) y que tenía sus propias leyes y ministros, y a Broncano como
dictador (literalmente se hacía “lo que mandaban sus cojones”).
También se confeccionó una bandera de la que se vendieron (al margen del
programa, que no vio un céntimo) miles de ejemplares que con el paso de los
meses empezaron a aparecer en partidos de fútbol y manifestaciones, y también
colgadas en los balcones (era la época de la competencia entre las banderas
españolas y las esteladas, por el conflicto catalán). Hasta se compuso un himno
(o “ipno”, como ellos lo
llamaban) que desbancó en el primer puesto de Spotify en España al Cara al Sol (no
me preguntéis por qué estaba el primero, pero no es una buena señal) y a las
canciones de Operación Triunfo. Moderdonia duró exactamente un año, y su disolución
se hizo oficial justo en lo más alto del fenómeno social
en que se había convertido, mediante un comunicado
leído en el programa, para claro disgusto de algunos de los asistentes en el
público. No sé si se debió a presiones desde arriba, pero me da la impresión de
que fue algo que decidieron hacer los tres copresentadores antes de que la cosa
se les fuera de madre.
Al empezar el fenómeno de Moderdonia, cuando el programa se emitía por la
SER a la 1:30, tenían casi 250.000 oyentes cada noche. En su nuevo horario de las 4:00 de la madrugada
esta quinta temporada han caído hasta los 100.000 oyentes, pero aun así los
vídeos que se cuelgan en YouTube a las 20:00 siguen teniendo 150.000 visionados
en las primeras veinticuatro horas, y ocupan siempre puestos importantes en Tendencias
del país… Seguro que se contabilizan también otros formatos pero yo ahora no
estoy muy al loro del asunto. Al éxito de público se le sumó también el de
crítica y La Vida Moderna ganó en el 2018 el Premio Ondas al mejor programa de radio.
Paso a hablaros a continuación de los
colaboradores del programa (de Broncano os contaré cosas con más calma en otra entrega). En primer lugar tenemos al salmantino Héctor de Miguel,
más conocido como Quequé, humorista que lleva trabajando en teatro, radio y
televisión desde finales de los 90. Hijo de un reputado catedrático de
Literatura Española, parece que proviene de una familia bastante ilustrada; no
en vano presenta también actualmente el programa La Lengua Moderna,
sobre el uso correcto del idioma, con Valeria Ros. Es además la cara visible de
LocoMundo, que antes presentaba
Broncano.
En el programa interpreta a veces el personaje del rico burgués acomodado que
intenta hacer el mínimo esfuerzo para
prepararse su sección, pero por otra parte aparece en ocasiones como el maestro del cancaneo, que es básicamente
la juerga nocturna improvisada entre semana y sobre la marcha. Broncano alterna
las alabanzas hacia él con las puyitas, y del mismo modo que un día le dice que
locuta muy bien y que tiene una voz muy sexy, al día siguiente le echa en cara
que está un poco gorrrdu. En
cuanto a su sección diaria, suele consistir en un comentario humorístico de noticias recientes, que por
cierto muchas veces se solapan con los monólogos de Buenafuente… ¡A ver si os
coordináis para no repetir contenidos! También en ocasiones se convierte en
Quequé Ferreras y hace un poco de análisis político
medio en broma medio en serio, con una clara orientación de izquierdas que no
trata de disimular lo más mínimo.
Continuamos con Juan Ignacio Delgado, más conocido como Ignatius Farray, mi
preferido de los tres en este programa. Este padre separado tinerfeño miope con
miocardiopatía hipertrófica lleva trabajando como humorista y guionista desde
hace unos veinte años, cuando empezó a interpretar al Loco de las Coles
en La Hora Chanante. Aunque su serie Divertidas Consecuencias,
sobre las desventuras del trío presentador desencadenadas por un incidente con
una oveja, todavía no se ha hecho realidad, el año pasado estuvo nominado a los
premios Emmy internacionales por la segunda temporada de El Fin de la Comedia,
otra serie (esta vez bien real) basada en sus propias vivencias pero ficcionada
en algunos aspectos.
Igual que otros grandes comediantes de stand-up, como Richard Pryor, Andy
Kaufman o Lenny Bruce, utiliza elementos de su vida (algunos de ellos no muy
agradables) como material para sus monólogos, riéndose de sí mismo; por
ejemplo, a veces habla sobre sus problemas de salud, o sobre el juicio por la custodia
compartida de su hijo de nueve años
y cómo el niño le dice continuamente que José Mota es más gracioso que él,
situación que ha desembocado en la solicitud por parte del humorista manchego de
la custodia humorística del chaval (con divertidas consecuencias).
Muy tímido y afable en la vida real,
cuando se pone la metafórica máscara de payaso se transforma y es capaz de
soltar las burradas más gordas, hasta el punto de que a veces sus compañeros tienen que frenarle… Su costumbre de no tener filtro en sus
actuaciones en directo o a la hora de publicar un tweet le ha metido en situaciones
delicadas, y son famosas las polémicas que ha tenido con Juan Echanove o con
Arturo Pérez-Reverte en las redes
sociales. Ha creado para La Vida Moderna todo un universo surrealista en el que
hace de chamán de la diosa Shiva, de puente con la dimensión de la Commedia… Sus
dos compañeros le recriminan a veces que recicla muchos de sus tweets para el
programa, pero la verdad es que a mí me parece que es el que aporta los contenidos más originales y trabajados
de los tres.
Hay quien al verle en acción se queda en la superficie y solo ve a un tío
que se dedica a rascarse los huevos o sonarse con su camiseta, a hacer el grito
sordo, a chupar pezones o a practicar lucha libre
con el público o con los invitados al programa, bajo su identidad de Pollito de Troya… Pero si prestas más
atención ves que detrás de la fachada de bufón hay un hombre culto y muy inteligente, creativo e iconoclasta, que muy
a menudo y con la excusa del humor dice verdades como puños… precisamente como
los bufones de antaño, que eran los únicos con derecho a faltarle al respeto al
rey en su cara. En una misma sección puede pasar de lo más elevado a lo más escatológico, desde hablar de filosofía de la
Vida y hacer un resumen perfecto de qué es la política a explicar lo que es un
superperfect en el baño o una paja triste… Al principio resulta algo mareante esta
montaña rusa intelectual, pero una vez te acostumbras a la dinámica resulta una experiencia fascinante.
En cuanto a las secciones del programa, han ido variando a lo largo de las
cinco temporadas y también cambian según el día de la semana, pero por lo
general se empieza con los monólogo
(así, sin “s”) de Broncano, luego va la sección de Quequé y después la de
Ignatius (hubo unos meses en que se cambió el orden, pero no llegó a cuajar la
cosa). Otras secciones habituales son: A Pijo Sacao (comentando en directo
noticias del teletipo de la SER), Grandes Respuestas
(a cargo de Quequé), La Ingeniería (donde Broncano pregunta chorradas a
especialistas en presas, puentes o turbinas), La Familia (en la que gente del
público cuenta sus historias) o Mamadas al Azar
(en la que un asistente al público ofrece su móvil y se hace una llamada a un número
aleatorio entre sus contactos). También llaman por teléfono a gente conocida,
lo que en unas ocasiones sale bien y en otras acaba resultando una ópera bufa.
Y a veces traen a invitados conocidos al estudio
para entrevistarles, aunque últimamente lo hacen menos… Será que la gente ya
sabe que estos tres trolls le toman el pelo a cualquiera que se atreva a ir.
Más arriba os hablaba del AdBlocker y de lo pesada que resulta la
publicidad en YouTube, pero en el caso de La Vida Moderna la promosió se hace
mucho más amena, como bien pueden atestiguar José Luis Siroco, el de las gafas
Siroco, o las buenas gentes que comercializan los productos para el afeitado Lea…
Y si no, que se lo pregunten a Martín, un chico que fue de público y al que le
abrieron una brecha en la frente por
lanzarle demasiado fuerte un paquete con productos Lea… Eso sí: luego, para
compensarle, se fueron a hacer un programa especial en Dublín, donde Martín
reside actualmente. Otra cosa de la que me he dado cuenta es que Broncano y
compañía están continuamente hablando de las distintas regiones de la geografía
española: Canarias, Salamanca, Galicia, Jaén, Huelva,
Murcia, Extremadura… Igual te hacen no uno sino dos monólogo
sobre buitres asesinos en Palencia
que otro día te cuentan la historia de two motherfucking pollos from Zamora.
¿Cuál es el secreto del gran éxito del programa? Sin duda la complicidad con
los seguidores (oyentes, suscriptores… como queráis llamarlos) es una de sus mayores
bazas: al público asistente se le hace protagonista de algunas secciones, se
habla de la región de donde vienen (aunque a veces sea mal, en plan broma), se
dedica un tiempo a explicar qué regalos o qué comida han traído, se les obsequia
con gafas Siroco… Tanto las noventa plazas de público en directo, dos veces por
semana, como las del La Vida Moderna Live Show, que va girando por distintas ciudades españolas
desde 2016, se agotan siempre con rapidez.
Ya hemos comentado en ocasiones en el blog que es difícil alcanzar el punto justo de equilibrio,
y en el caso de La Vida Moderna esto se nota también en la relación con el
público. A veces acuden a las grabaciones flipaos (o como los llama Quequé con
todas las letras, subnormales) que se pasan todo el rato enseñando a la cámara
algún mensaje escrito en la pantalla de su móvil. En una categoría similar
están los que se traen a sus hijos pequeños al programa, cuando está bien claro
que los contenidos, aun siendo muy divertidos, no son aptos para niños (Esto,
sin embargo, no hace que los presentadores se corten ni un pelo; el problema no
es suyo sino de los padres irresponsables)…
Cosas como estas han llevado a que en la quinta temporada algunos de los
programas se graben en formato sashimi,
crudo, sin público, con las luces bajas y recurriendo lo mínimo posible a la
tecnología, solo con Broncano, Quequé e Ignatius hablando de lo que les apetece
durante media hora. Hay mucha gente que prefiere los programas de cocido, y
antes de empezar a ver el vídeo del sashimi en YouTube le dan a dislike por
sistema, aunque luego les guste el programa… Por cierto, aprovecho para decir aquí
que este es el canal de YouTube con los comentarios más ingeniosos que he leído
nunca; a veces son casi tan graciosos como el programa en sí, vale la pena
leerlos.
La gracia del asunto está en que los tres humoristas tienen una complicidad
muy especial que saben utilizar a su favor, explotando a la vez con acierto el
contraste en lo que les diferencia… Trabajan en equipo y a la vez se
complementan muy bien: son como Los Vengadores o La Patrulla X
de la Commedia. En resumen, estamos hablando de un programa inteligente,
rompedor y original, lleno de autenticidad… pero llegados a este punto tengo
que hablar también de algunas cosas que no me gustan de él; me parece bien que Broncano
y compañía sean transgresores y un poco faltones, pero a veces rozan, en mi
opinión, los límites del buen gusto.
Hay cosas a las que me he ido acostumbrando, aunque al principio me
descolocaron un poco; por ejemplo, sueltan bastantes tacos durante el programa,
insultando a veces (de forma cariñosa) incluso al entrevistado, lo que hace que
el público joven los vea como gente normal y cercana, y esa frescura es otra de
las claves de su éxito. Tampoco me indignan algunas de las performances de
Ignatius, como aquella vez que buscó un ángulo muerto de las cámaras en el
estudio para enseñar la polla al público,
o hace poco, cuando pesándose en una báscula encima de la mesa se le salió un huevo (esta vez sin querer)… Que el
pasado jueves el canario se haya cambiado de pantalones sin llevar calzoncillos
en medio de la grabación (en la penumbra del sashimi, eso sí) y que todo el mundo se lo haya tomado ya como algo normal
nos da una idea de lo alto que está el listón en cuanto al nivel de provocación
del programa.
Tampoco me molestan las bromas que hacen a menudo sobre ciertos colectivos
desfavorecidos porque las hacen claramente sin ánimo de ofender, aunque haya
gente de piel muy fina que no lo entienda. De hecho es un programa muy
inclusivo en el que se le da voz y protagonismo a gente de todo tipo mucho más
a menudo que en otros, quitándole hierro al problema y ayudando a normalizar la
situación de inmigrantes,
discapacitados de nacimiento o
por accidente y casi invidentes como
Diego, el Veteran People, que es uno más de la familia… Y en esta época del Me
Too, en la que los ánimos andan algo crispados con respecto a temas de género, se
atreven (sobre todo Ignatius) a hacer broma con el feminismo…
Ahora que se habla tanto de los límites del humor,
la suerte les ha sonreído y por el momento no han tenido ningún encontronazo
importante con la Justicia, como los del rapero Valtonyc o Dani Mateo… De
hecho, Quequé (que es un vago y no quiere trabajar) ya lo propuso alguna vez: aprovechando
que aún estamos a tiempo, ¿qué tal si lo dejamos?
Y llegamos al meollo de la cuestión: hay detalles y momentos concretos algo
ofensivos a los que ni me he acostumbrado ni me quiero acostumbrar. No me gusta
que frivolicen con la muerte de la gente cuando sacan la caja del amoche
y me dio bastante asco cuando los Venga Monjas le tiraron un lapo a Ignatius en la boca o cuando este dibujó una flor con una mierda de perro… Pero
una cosa es que no me gusten detalles del programa (o de La Resistencia), y
estoy en mi perfecto derecho de expresarlo; y otra muy distinta que les diga a
Broncano, Ignatius y Quequé (o a Jorge Ponce y compañía) lo que pueden o no
pueden decir, o sobre qué pueden o no pueden hacer humor. En esta época en la
que las redes están llenas de ofendiditos
y se respira un ambiente puritano y retrógrado que puede ir peligrosamente a
más si se sientan precedentes, en esta época en la que la extrema derecha y la
intolerancia están triunfando en algunos países que en principio parecían civilizados, estoy totalmente a
favor de la libertad de expresión.
Para ir terminando por hoy, os dejo con la música de la cabecera del
programa, Highway Tune de Greta Van Fleet… Resulta algo irónico que tres
cuarentones (bueno, dos y medio) haciendo humor millennial hayan escogido para
la canción del principio a un grupo de adolescentes que suenan como los septuagenarios Led Zeppelin; está
claro que la creatividad y el verdadero arte no entienden de edades…
Y un recordatorio importante, ya para concluir: ¡Id todos a votar
el próximo domingo! Asegurémonos de que no haya ninguna “chorprechita”
de última hora en las elecciones municipales; a veces la abstención puede tener
consecuencias que no son divertidas, precisamente… Informaos sobre los
distintos programas electorales y votad a quien os apetezca, pero ¡no dejéis que
nos coman los fachas! Hagamos entre todos que sea posible seguir disfrutando de
espacios de humor como La Vida Moderna… La semana que viene, si me da tiempo, os
cuento más cosas de Broncano y hablamos de La Resistencia.
2 comentarios:
Se nota que te gusta el programa Juan...
Has hecho un análisis genial. Nosotros lo vemos de vez en cuando por youtube.
Yo soy más fan de Buenafuente pero me gustan todos! por suerte tenemos una plantilla de humoristas buenísima en España, no te parece?
Me alegro de que te guste la entrada, Irene. También veo a Buenafuente por YouTube, y últimamente me parto de risa con Cimas o con Maldonado... Hace un par de años escribí una entrada sobre Late Motiv, te pongo aquí el enlace:
https://labellezayeltiempo.blogspot.com/2017/03/late-motiv-buenafuente.html
La diferencia entre las entrevistas de Buenafuente y las de Broncano es que en La Resistencia te ríes más, pero al final no te enteras de nada sobre el invitado... Hablaré de esto con calma la semana que viene (o la otra, que ahora mismo voy muy liado de faena y no sé si me va a dar tiempo).
¡Un abrazo muy fuerte y gracias por comentar, nos vemos!
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