martes, 4 de agosto de 2020

Palimpsestos (I)

La primera vez que oí la palabra palimpsesto fue en la película Contact de Robert Zemeckis, basada en la novela homónima de Carl Sagan sobre el programa de búsqueda de vida inteligente fuera de la Tierra. En el capítulo 6 de la primera parte de la novela se nos habla de este mensaje oculto dentro de otro mensaje: inicialmente se trata de pulsos de ondas de radio que representan una secuencia de números primos repetida una y otra vez, pero tras un análisis más cuidadoso se descubre que codificada debajo está la reproducción de la primera retransmisión humana de radio suficientemente potente como para atravesar la ionosfera, que corresponde a un vídeo de las Olimpiadas de la Alemania Nazi en 1936. Aunque en la película los detalles son algo distintos, en el libro son las modulaciones de la polarización y de la fase de las ondas de radio las que permiten descubrir todavía más capas del mensaje, incluyendo las instrucciones para construir un dispositivo de transporte interestelar.


Fotografía de Adolf Hitler en el Estadio Olímpico de Berlín en 1936


La definición más habitual de palimpsesto tiene que ver con los distintos soportes para la escritura. La palabra viene del griego antiguo y significa “raspado y listo para usar de nuevo”; sirve para hacer referencia a un manuscrito que conserva en su soporte trazas a veces imperceptibles de una escritura original que se ha borrado expresamente para dar lugar a la actual. Esta práctica de reutilizar un determinado soporte es bastante antigua, pero se hizo más frecuente entre los siglos VII y XII a causa de la dificultad para importar papiro de Egipto, y sobre todo de lo costoso y escaso que era el pergamino (recordemos que el papel se empezó a usar habitualmente como soporte después de los otros dos tipos). En la Alta Edad Media el texto original se borraba con una mezcla de leche y avena, apareciendo de nuevo tenuemente con el paso de los años. Posteriormente la tinta del texto original pasó a rasparse con piedra pómez, cual si de una goma de borrar se tratase, aunque a veces quedaban algunos restos por eliminar.

A partir del S.XIX algunos eruditos y filólogos empezaron a idear métodos para hacer visibles y poder transcribir los textos ocultos debajo de otros que frecuentemente eran de menor interés. Al principio esto se hacía mediante la aplicación con un pincel de tinturas o reactivos químicos, y en la actualidad tenemos medios menos agresivos de conseguirlo, con el uso de distintas variedades de luz especial (ultravioleta, rayos-X) que permiten ver los trazos que no se aprecian bajo la luz visible. Gracias a estos métodos se han redescubierto fragmentos de textos de los grandes autores clásicos griegos o romanos, como Homero o Cicerón, que se habían perdido debajo de otros textos medievales de temática religiosa. Habitualmente las obras originales no suelen estar enteras, al haberse mezclado hojas sueltas de varias de ellas para dar lugar al nuevo libro, pero en contadas ocasiones sí se consigue rescatar la obra completa, como es el caso del Palimpsesto de Arquímedes.


Hoja de pergamino con un palimpsesto, en la que se aprecian simultáneamente dos textos de épocas distintas


Algo similar ocurre en la pintura: igual que algunos novelistas reescriben partes de sus obras, también los pintores cambian detalles en sus cuadros, siendo detectables estos cambios a posteriori por distintos métodos. Este fenómeno se conoce con el nombre de pentimento, que significa “arrepentimiento” en italiano. A veces la corrección se ejecuta por voluntad propia y a veces son el mecenas o la opinión pública los que hacen al artista cambiar el cuadro. Puede tratarse de un elemento de la obra (por ejemplo una cabeza, una pierna o una mano) en una posición ligeramente diferente, o de un elemento completamente eliminado después de haberse pintado. Algunos pentimenti pueden notarse a simple vista analizando el cuadro de cerca y con atención, y otros se hacen visibles con el paso de los años al adquirir cierta transparencia las capas más superficiales de pintura. Un tercer tipo de arrepentimientos solo pueden ser vistos mediante métodos modernos tales como las radiografías (que hacen visible el plomo de ciertos pigmentos blancos ocultos) y la reflectografía infrarroja (que afecta a pigmentos negros basados en el carbón).

En algunas ocasiones puede que no se trate de detalles sueltos, y que una obra oculte otra completamente nueva para reaprovechar el soporte, como ocurre en los palimpsestos escritos: Picasso, por ejemplo, reutilizaba los lienzos porque pintaba compulsivamente, y Van Gogh porque no tenía dinero para comprar otros nuevos… Hablando de artistas consagrados, Velázquez hizo también multitud de correcciones a sus obras, a veces mucho tiempo después de pintarlas (tengamos en cuenta que convivía con ellas, ya que era pintor de cámara del rey Felipe IV)… Hasta Las Meninas tiene algún que otro pentimento: en la posición en la que aparece el autorretrato del pintor había antes una figura femenina (lo que ha dado lugar a algunas interesantes teorías para explicarlo), y además la cruz de la Orden de Santiago que luce su pecho en el cuadro fue añadida a posteriori… Con esto lo dejamos por hoy; la semana que viene, en la segunda entrega, me centraré en los palimpsestos arquitectónicos y arqueológicos que podemos encontrar paseando por las calles de Valencia.


Pentimento de Madame X, del pintor John Singer Sargent, comparando la versión final con la del tirante caído


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