lunes, 20 de julio de 2020

Depre Prevacacional

Hace unos días, revisando en las estadísticas del blog las selecciones de los lectores, tropecé con una entrada de la que ya casi no me acordaba llamada Depre Postvacacional, que escribí a finales de agosto de 2016. En ella hablaba de esas ocasiones en que por azares de la vida la vuelta al trabajo se te junta con otros varios pequeños problemas, lo que te hace sentirte durante un par de días algo apático, sin ganas de hacer nada. Esto me hizo recordar los últimos programas de la sexta temporada de La Vida Moderna, emitidos hace unas tres semanas, en los que se notaba claramente que Ignatius Farray estaba algo deprimido, seguramente ante la perspectiva de llegar a las vacaciones sin ningún plan interesante a la vista, sin pareja y tal vez sin la compañía de los amigos habituales.

En esta época del año en la que se cogen vacaciones uno puede descansar del duro trabajo, lo cual es genial, pero también pierde el contacto con los compañeros de faena y con los amigos que tienen sus propios planes y se marchan fuera de la ciudad. Sobre todo las personas que vivimos solas podemos llegar a sentirnos realmente solas y experimentar un ligero bajón durante unos pocos días, hasta que cambiamos el chip y pillamos la marcheta de las vacaciones: esta variedad de la llamada depresión o síndrome prevacacional la he sufrido yo también algunas veces… Este año en particular puede ser aún más duro que de costumbre a causa del Coronavirus porque el contacto con compañeros y amigos en los últimos cuatro meses ha sido sobre todo online y por tanto de menor calidad, y porque muchas de las actividades culturales y de ocio disponibles en Valencia en julio y agosto se están celebrando a medio gas o directamente se han cancelado, a lo que se suma la posibilidad de nuevos confinamientos y la incertidumbre general acerca de qué va a pasar en el Mundo en los próximos meses.


El personaje Tristeza de la película de Pixar Del Revés, tumbada en el suelo con aire apático


Por todo esto (y porque en el trabajo hemos hecho un par de cursillos sobre el tema) he pensado que podía compartir con vosotros algunas técnicas y sugerencias para combatir esta tristeza pasajera, por si os resultan de utilidad… Una de las formas más eficaces de sentirse bien cuando ni se trabaja ni se viaja es mantener una cierta rutina diaria: intentar acostarse y levantarse aproximadamente a las mismas horas, tener preparadas ciertas actividades de ocio para hacer en casa mientras apriete más el calor, dedicar un rato a hacer algo de ejercicio, intentar salir un poco a la calle todos los días por la mañana o cuando el sol esté ya más bajo y hablar con amigos o familiares también a diario, aunque sea por WhatsApp.

Es importantísimo favorecer en la medida de lo posible que nuestro sueño sea reparador: actividades más relajadas antes de acostarse, una cena ligera, una ducha fresca o abrir un poco las ventanas para que haya corriente nos ayudarán a conseguirlo. En mi caso concreto, los nuevos vecinos cubanos de arriba se han calmado un poco tras el fin del confinamiento, pero todavía son algo ruidosos de vez en cuando, así que si el niño pega carreras por el pasillo durante el día me pongo música con los auriculares si estoy en el ordenador, y además he comprado unos tapones de silicona moldeable para los oídos, para las noches concretas (a lo mejor una a la semana) en que tienen amigos de visita hasta tarde y hay un poco más de jaleo.


Una mujer durmiendo plácidamente en su cama


Es crucial recordar que cuerpo y mente están conectados, y que cómo tratemos a nuestros otros órganos puede influir bastante en el buen estado de nuestro cerebro. Por ejemplo es muy aconsejable que nuestra dieta sea sana y equilibrada; a este respecto yo sigo ciñéndome al menú semanal que me confeccioné al empezar el estado de alarma. Ya he hablado también del ejercicio diario: pueden ser estiramientos o pesas en casa, un poco de running o simplemente un paseo por la calle. Si por lo que sea en algún momento estamos un poco agobiados, la sensación de nudo en el estómago puede eliminarse practicando la relajación muscular activa, respirando profundamente y de manera controlada durante un par de minutos… Y cuidar los pequeños detalles asociados con los cinco sentidos también puede ayudar a que nos sintamos mejor: una habitación luminosa, música agradable, un olor que nos guste especialmente (recuerdo por ejemplo un gel desinfectante perfumado que me prestó una amiga el otro día y que relajaba solo con olerlo), ropa cómoda para el calor o algo tan sencillo como mantenerse hidratado con un trago de agua fresca.

También es imprescindible mantener la conexión con tus amigos durante las semanas de vacaciones, preferiblemente en persona, o como mínimo online; yo por ejemplo, aparte de mis quedadas ocasionales y de los vecinos del barrio que me voy encontrando en mis paseos, tengo un par de planes pendientes con mis compañeros del grupo de Escépticos y con los del trabajo que espero que se puedan llevar a cabo… Y no hay que tener miedo de comentarle a la gente que te sientes algo solo o aburrido estos días; no es algo de lo que haya que avergonzarse, y menos aún en esta nueva normalidad (que de normal no tiene nada, aunque a lo mejor lo que ocurre es que todavía no hemos llegado a ella).


Ilustración de unos amigos charlando alegres en la calle, sentados o de pie en unas escaleras de acceso


Hay que evitar darles vueltas una y otra vez en la cabeza a los aspectos negativos de la situación o a los problemas que se tengan, a no ser que se haga calmada y racionalmente para intentar resolverlos; y con las cosas que no tengan remedio es mejor no obsesionarse. Tampoco debemos compararnos con otras personas que aparentemente están mejor que nosotros, sobre todo sin tener toda la información; seguro que nuestra visión está sesgada y esa gente a la que envidiamos también tiene sus propios problemas y lucha por solucionarlos. Hay que animarse y dedicar algo de tiempo cada día a la gratitud, a verbalizar la parte positiva de la situación, a recordar los pequeños detalles agradables, los momentos alegres que hemos disfrutado recientemente, las cosas buenas que hay en nuestra vida y que pasamos por alto… Parece ser que llevar a cabo actividades de tipo artístico o creativo (como en mi caso redactar las entradas del blog) es también muy beneficioso y nos aporta una mayor estabilidad mental.

Es bueno planificar una lista personalizada de consejos y de actividades interesantes con antelación al inicio de las vacaciones o nada más empezar estas, y proceder de forma activa a poner en práctica estos consejos al detectar el menor síntoma de apatía, tristeza o nudo en el estómago… Este “plan de acción para el bienestar personal”, como podríamos llamarle, ya sea una breve lista de anotaciones telegráficas garabateadas en un trozo de papel o un archivo más elaborado en formato digital y con distintas subsecciones, puede y debe estar en constante proceso de evolución, refinamiento y mejora, y nos ayudará a vencer la sensación de soledad.


Pieza de arte urbano con las palabras “DON’T WORRY” hechas de espejos y pegadas en una pared llena de graffiti, reflejando las ramas de unos árboles


En la segunda parte de la entrada os voy a describir mi lista de actividades para combatir el aburrimiento en verano; seguro que algunas de las propuestas os pueden ser útiles también a vosotros. En primer lugar, y como ya he dicho antes, voy a chatear regularmente con la familia y los amigos, incluyendo algunos con los que no he hablado desde hace tiempo… En este sentido, reconozco que el haberme puesto WhatsApp hace un año al cambiar de móvil me ha venido muy bien no solo para mantener el contacto en verano sino también para los meses de confinamiento. También intentaré en la medida de lo posible hacer quedadas en persona, tomando las correspondientes precauciones relacionadas con la Covid-19: veré a mi familia en el apartamento de la playa algún día suelto, tengo medio pendiente una partida de rol en mesa con unos colegas (hacía muchos años que no jugaba pero me apetece, puede ser divertido) y he hecho un par de ofrecimientos para servir de guía amateur en una visita al casco antiguo de Valencia, que ya veremos si se concretan o no…

Cuando no haya nadie disponible para actividades en grupo siempre puedo recurrir a mis reconfortantes paseos por el citado casco antiguo, por el Parque Central, por las calles de Russafa o por los terrenos de huerta que llevan a La Punta. En cuanto a los museos de la ciudad, algunos interesantes que están funcionando ahora mismo, y que además tendrán entrada gratuita al menos hasta final de año, son el de San Pío V, el Centro del Carmen, el IVAM o el MHV. También podéis ir a l’Almoina los domingos por la mañana o a la Fundación Bancaja los martes por la tarde si queréis aprovechar los horarios de acceso libre. Este año no hay Gran Nit de Juliol, ni cine en el MuVIM, ni en el edificio de La Nau, pero acaba de empezar un ciclo de proyecciones en V.O.S. de comedias europeas en el claustro gótico del Centro del Carmen que puede estar bien… El aforo es limitado (aunque os advierto que no hay apenas distancia entre asientos), así que os recomiendo que no tardéis en inscribiros si os interesa. En agosto, y aquí sí supongo que con las sillas más separadas, tendremos una nueva edición de la Filmoteca d’Estiu.


Sillas y pantalla de la Filmoteca de Verano de Valencia, con el Palau de la Música al fondo


En cuanto a cosas que puedo hacer en mi propio piso, tengo un montón de vídeos de YouTube que he ido guardando en mi lista de pendientes y a los que iré dando salida… Aparte de vídeos sueltos de muy variada temática, quiero también ponerme al día con entregas antiguas de mis canales de YouTube favoritos, como por ejemplo la temporada 3 de La Vida Moderna. También quiero intentar ver los trece episodios de Mundos Posibles, la tercera temporada de la serie Cosmos, presentada, como la segunda, por Neil DeGrasse Tyson (los tres primeros episodios ya han caído y están francamente bien). Tengo aún por ver la última temporada de Black Mirror, pero no sé si con la situación actual están los cuerpos como para distopías; creo que por ahora la voy a dejar aparcada. Y añadiría algunas películas de mi lista de pendientes: un par de Richard Linklater y de Rian Johnson, y también Once Upon a Time in America, de Leone (por cierto, el otro día vi Once Upon a Time in Hollywood de Tarantino y me gustó mucho).

Hacia el final de mi lista está también la pila de libros pendientes, aunque sé que en este caso del dicho al hecho hay un trecho, porque me cuesta un poco centrarme a la hora de leer textos muy largos (por eso los libros están al final de la lista)… De todos modos algunos de ellos, como por ejemplo los tres tomos de la Valencia Desaparecida, se componen de secciones cortas independientes entre sí que se pueden despachar en muy poco rato, así que no descarto echarles mano. También quiero escuchar los últimos álbumes de la discografía de Depeche Mode, de los que me quedé un poco descolgado en su día, a ver si valen la pena…


Poster de la película Once Upon a Time in Hollywood, de Quentin Tarantino


Una última actividad a realizar en casa pero con vistas a salir de ella es la de investigar sobre alojamiento en (y trenes a) una ciudad con mucha historia, monumentos y museos, no muy lejos de Valencia (no os digo cuál porque sería spoiler de cara a futuras Postales), con la intención de pasar allí tres o cuatro días a mediados de agosto… Lógicamente, tal y como está el asunto con el Coronavirus no es sensato salir de España, así que intentaré hacer un viajecito más corto y más cerca… Ante los nuevos brotes y la amenaza de un segundo confinamiento por la irresponsabilidad de algunos, ni siquiera esta opción más modesta está asegurada, así que esperaré un poco más y veré cómo evoluciona la situación antes de hacer las reservas; y si al final hay mala suerte y no puede ser, pues al menos haré una visita de un día a Sagunto para ver las ruinas romanas, que hace muchos años que no voy… El que no se consuela es porque no quiere.

Esperemos que la gente se conciencie y tome más precauciones, y que con la obligatoriedad de las mascarillas en la mayor parte del país (incluyendo la Comunidad Valenciana) podamos mantener a raya al virus y los brotes no vayan a más. Sé que los lectores habituales de La Belleza y el Tiempo sois personas con sentido común, y también que muchos de vosotros y vosotras me conocéis personalmente, así que os animo a poneros en contacto conmigo estas semanas para quedar cuando os apetezca (manteniendo por supuesto la distancia y teniendo cuidado), que Internet y los móviles están muy bien pero no hay nada como coincidir en persona y echarse unas risas… Puede que algunos os sintáis también aburridos o bajos de energía en algún momento del verano, y simplemente poder compartir un rato, verse, hablar y escucharse resultará terapéutico para ambas partes… Y aunque no podamos quedar por la razón que sea, al menos espero que estas sugerencias os ayuden a ser un poco más felices estos días; yo estoy encantado de poder compartirlas con vosotros a través del blog… Al fin y al cabo, para eso están los amigos.


Tarjeta con una ilustración de unas flores y una abeja y con las palabras “Feel better soon”


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