Hace cosa de una semana se cerró el plazo para votar en la edición 2018-19
de DecidimVLC, una herramienta de
participación ciudadana que funciona desde hace tres años y con la que se
decide a qué se dedica una parte de los presupuestos del Ayuntamiento de
Valencia destinada a mejorar las dotaciones de los distintos barrios. Ya os he
comentado otras veces en el blog que vivo en la zona de Russafa, perteneciente
al distrito de L’Eixample, y por tanto voté a los proyectos que más me gustaron,
de entre los considerados viables por los expertos para este distrito, hasta
agotar la cantidad total de dinero disponible.
La propuesta que me pareció más útil fue la de ensanchar las aceras en la calle Alicante,
ya que la utilizo mucho para mis idas y venidas al centro de la ciudad
y su estado deja mucho que desear: más de una vez he visto a un coche a punto
de atropellar a algún transeúnte en el estrechamiento a la altura de la Plaza
de Toros y la Estación del Norte,
donde solo cabe una persona en cada lado; y también he sufrido bastante transitando
la casi inexistente acera del lado de los andenes, en la zona más cercana a gran
vía Germanías, para poder ir por la sombra en las calurosas horas del mediodía
de los meses de verano.
En segundo lugar voté al proyecto para dar más seguridad y agilidad a los
viandantes a la hora de atravesar la Gran Vía en el cruce con la calle Ruzafa y la avenida Antic Regne,
que ahora mismo es un peligroso laberinto de pasos de cebra. También en esta
misma zona, voté por dar continuidad peatonal al paseo central de Antic Regne;
y por último, con el dinero que me sobraba de la cantidad disponible, consideré
apropiado apoyar una mejora en el equipamiento de la biblioteca “Nova Al-Russafí”
(yo no la utilizo, pero todo lo que se pueda hacer para apoyar a los lugares de
Conocimiento de cualquier tipo es poco).
De mis elecciones se puede comprobar claramente que voté desde mi condición
de peatón nato, lo cual no es de extrañar; ya sabéis que me gusta mucho callejear por la ciudad,
tanto para llegar rápidamente a mi destino como para pasear tranquilamente en
mis ratos libres. Entre las otras propuestas, me hubiera gustado votar a favor
de equipar el Muelle 3 de las Naves de Ribes,
en la cada vez más avanzada Fase I del Parque Central,
para su posterior uso vecinal, pero desgraciadamente el elevado presupuesto
necesario era incompatible con otras opciones que me tocaban más de cerca, como
la de la calle Alicante…
En cualquier caso, la lista de actuaciones que se pondrán en marcha en 2019
ya está disponible en la web:
la mayoría de votantes ha coincidido conmigo en lo tocante al paseo central de Antic
Regne y la biblioteca, pero las aceras de la calle Alicante seguirán siendo
estrechas por ahora… Los vecinos han preferido que se remodele la plaza del
Barón de Cortés, junto al Mercado de Russafa,
habilitando otra zona de aparcamiento para la carga y descarga del género y
conquistando ese espacio para la gente, lo cual me parece estupendo también,
siempre y cuando esa gente incluya a todos los vecinos, y no solo a los hipsters y los turistas
que puedan permitirse una consumición cara en la terraza de un local pijo de
nueva apertura… Ya veremos.
Mi objetivo para la entrada de hoy era contaros cuáles son mis
desplazamientos más habituales por Valencia como peatón. Ya os he comentado en
otra ocasión que si yendo a pie a mi destino tardo menos de treinta minutos intento
evitar el transporte público, y que trato de seguir una línea lo más recta posible, consultando previamente
el mapa de la ciudad para tomar el camino más corto
y optimizar así mi tiempo. Hace poco leí un artículo en la prensa según el cual
uno de los ejercicios más sanos que hay es el de andar a buen ritmo,
lo que explica mi buen estado de salud, ya que cada semana hago en promedio dos
viajes de ida y vuelta, con una duración total de unas dos horas, a un ritmo de
un kilómetro cada diez minutos (o
algo más rápido, depende de la prisa que tenga). Haciendo memoria de los sitios
que frecuento más habitualmente me he dado cuenta de que son sobre todo museos
y lugares donde se proyectan películas… A continuación os describo las calles
de la zona centro que utilizo como lugar de paso hacia cada uno de estos
destinos.
Empezamos por los cines Yelmo, el único negocio aparte del Decathlon que ha
conseguido funcionar en el fallido centro comercial de Campanar, y que
frecuento más que otras salas de cine porque programan muchas películas en versión original… La mayor
parte del camino para llegar allí es una larga línea casi recta, por la calle
Cuba, cruzando el recientemente renovado paso subterráneo bajo las vías del
tren, y por las grandes vías Ramón y Cajal y Fernando el Católico, hasta cruzar
el puente de Ademuz; desde ahí solo hay que caminar un poco hacia la izquierda
por Tirso de Molina. Para ir a los museos de la Beneficencia
o al IVAM uso una variante de la ruta anterior, exactamente igual hasta llegar
al final de Ramón y Cajal, el punto donde las Grandes Vías se acercan más a la ronda interior;
a esta altura giro a la derecha por la calle Cuenca y después continuo la suave
curva de Guillem de Castro, dejando atrás las Torres de Quart.
Los siguientes destinos frecuentes, tomando Russafa como punto de
referencia y moviéndonos en sentido horario, son la plaza del Ayuntamiento, la Lonja,
el colegio mayor Rector Peset y el Centro del Carmen. Para ir al Ayuntamiento
desde mi antiguo piso cogía la calle Cuba y seguía hasta el final de la calle
Alicante, cruzando el paso de peatones de la Plaza de Toros y recorriendo la
calle Ribera, peatonal, hasta la Plaza. Desde mi nuevo piso (que no está demasiado lejos del anterior,
como ya os dije) puedo utilizar indistintamente la ruta de la calle Cuba u otra
alternativa por la calle Cádiz para ir al Ayuntamiento (la calle Sueca no es
una buena opción para los peatones porque da directa a la rampa del túnel de
Germanías). Tras recorrer Cádiz y cruzar la Gran Vía, sigo una manzana por la
calle Castellón y giro a la derecha, al pasaje Doctor Serra, pasando entre la
Plaza de Toros y el recién inaugurado Primark, cruzando Xátiva y subiendo por
el paseo Ruzafa hasta la plaza del Ayuntamiento.
Independientemente de cómo llegue hasta él, desde el edificio de Correos sigo la acera este de la Plaza y me meto por
la calle María Cristina hasta llegar al Mercado Central y la Lonja. De aquí
puedo desviarme por En Colom y Danzas y llegar al colegio mayor Rector Peset,
donde se hacen las proyecciones de películas del Aula de Cine, o seguir por la
calle Bolsería, plaza del Tossal y calle Alta, hasta casi llegar a la zona de
Na Jordana, atajando después por el callejón del Cabrito hasta la puerta del Centro del Carmen.
Un recorrido que hago prácticamente todos los fines de semana es el de casa
de mis padres, en la zona de Pont de Fusta, para comer la típica paellita
(hecha por mi padre, deliciosa) con la familia. La primera parte del
itinerario, hasta la plaza del Ayuntamiento, es la misma que para la zona
anterior, yendo bien por Cuba o bien por Cádiz, pero a la altura de la calle
Barcas me desvío un poco hacia la derecha y me meto por el paseo peatonal de la
calle Moratín, para evitar las aceras atestadas de gente de la Plaza. Luego
cojo San Vicente Mártir y la acera este de la plaza de la Reina, dejando
la Catedral
a mi izquierda por la calle Barchilla y llegando al centro arqueológico de
l’Almoina,
otro de mis destinos habituales en lo que a museos se refiere. Después voy un
poco a mi izquierda y subo por la calle Navellos, cruzando el cauce del río por
el puente peatonal.
Este trayecto lo tengo bien cronometrado y son exactamente trenta y cinco
minutos; hay quien podría pensar que es demasiado para hacerlo andando, pero os
aseguro que entre lo que tarda el autobús en llegar a la parada
y el rodeo que pega luego el tiempo total es prácticamente el mismo que a pie,
si no más… El hecho de que la línea recta que une mi casa con la de mis padres
pase justo por las zonas más turísticas del centro es a la vez un privilegio,
por las bonitas vistas de las que voy disfrutando, y una maldición, por la cantidad de turistas que tengo que ir esquivando
en las terrazas de Russafa o de las calles Ribera y Moratín, o en las plazas
del Ayuntamiento, de la Reina y de la Virgen… Por eso evito siempre la acera
oeste de la Reina o la calle del Micalet, que están siempre a rebosar. Para
colmo, últimamente hay que tener cuidado también, al cruzar la calle Xátiva,
con los ciclistas que se saltan el semáforo en rojo
en el carril bici; jamás podré olvidar a aquella venerable anciana de pelo
blanco que hace unos meses pasó como una exhalación a diez centímetros de mi cara
y encima tuvo la desfachatez de gritarme “¡Gilipollas!” mientras se alejaba, con
un acento holandés bastante marcado…
Seguimos barriendo el mapa de la zona centro en sentido horario, para
dirigirnos ahora hacia el edificio de La Nau y alrededores… En este caso enfilo
la calle Vivons, peatonal pero también plagada de terrazas con mesas, hasta
llegar al Mercado de Russafa, que dejo atrás a mi derecha. Pasando las plazas
del Barón de Cortés y del Doctor Landete, llego por la calle San Valero hasta
Antic Regne, y después cojo Gregorio Mayans hasta la gran vía Marqués del
Turia. Continúo por Félix Pizcueta y, tras cruzar Colón, por Pascual y Genís,
bajando finalmente por Pintor Sorolla hasta la calle de la Universidad y la
entrada principal del edificio cultural y centro de exposiciones de La Nau,
donde también se hacen las proyecciones de Nits de Cinema
cada mes de julio. Desde aquí no están lejos el centro cultural Bancaja
o el palacio de Cervelló, yendo por la calle de la Paz o por las callejuelas al
norte de ella, pero cuando me dirijo directamente a estos sitios me desvío de
la ruta anterior a la altura de la calle Colón, bordeando el casco antiguo
hasta la plaza de los Pinazo, donde tomo la calle Poeta Quintana, pasando luego
entre el Parterre y la Glorieta por la calle General Tovar hasta la plaza de Tetuán.
Todos los meses de agosto asisto a varias de las proyecciones de la Filmoteca d’Estiu,
en el antiguo cauce del Turia, a la altura del Palau de la Música. Aunque desde
mi ubicación actual podría ir por la avenida Peris y Valero, la verdad es que resulta
bastante ruidosa por el tráfico y no muy agradable para pasear, con lo que
prefiero enfilar Literato Azorín, que se convierte después en Pedro III el
Grande, cruzar la avenida Antic Regne, seguir casi en línea recta por la calle
Reina Doña Germana, bajar por la rampa al cauce del río y rodear por la
izquierda el estanque hasta llegar a las taquillas del cine al aire libre.
Muy pocos de mis destinos habituales están al sur de Peris y Valero, pero puedo
destacar por ejemplo el Museo de Ciencias,
en el conjunto de edificios emblemáticos diseñados por Santiago Calatrava. Para
llegar allí de la manera más rápida posible voy por la avenida Doctor Waksman y
después por la avenida de la Plata, cruzando la antigua General Urrutia, ahora renombrada Amado Granell,
y desviándome después a la derecha en la calle Huerto de San Valero. A
continuación atravieso dos tranquilos jardines encajonados entre altos
edificios, en las plazas Bandas de Música y Miguel Asins Arbó, hasta llegar a
la Ciudad de la Justicia, recorriendo la calle Antonio Sacramento y la avenida
López Piñero hasta el cruce con Ricardo Muñoz Suay. En este punto solo resta
bajar al antiguo cauce a través del Umbracle y entrar por el extremo noroeste del museo.
Por tanto, salvo contadas excepciones como la Ciudad de las Artes y las Ciencias,
la zona de Valencia que frecuento más a menudo (y por la que me muevo andando deprisa) está delimitada por las grandes
vías Fernando el Católico y Ramón y Cajal, la avenida Peris y Valero y el
antiguo cauce del río Turia. Teniendo en cuenta que los itinerarios que os he
descrito se extienden de forma radial desde Russafa, si los dibujáramos todos juntos
en el callejero nos recordarían en cierto modo a un abanico abierto… Lo cual es
apropiado en más de un sentido, ya que los museos, monumentos y salas de cine
que aquí he citado me proporcionan continuamente (a mí y a cualquiera que lo
desee) un amplio abanico de posibilidades
para aprender, entretenerme y disfrutar de la Belleza de las calles valencianas.
Espero que esta información os ayude también a vosotros a sacar más partido de
la oferta cultural de la ciudad.
4 comentarios:
M'he quedat bocabadat, com que som veïns i també jo soc habitualment peató. Trobe que els meus trajectes són clavats als teus, incluïnt la ridicula vorereta del carrer d'Alacant, quan anem buscant l'ombra en ple estiu. Ara encara que tu no parles, jo si tinc itineraris d'estiu i d'hivern, en algunes ocasions tan sols consistixen en anar per la vorera dreta o esquerra, segons l'estació de l'any, peró molt sovint canvie inclús de carrers per evitar les solanes.
he disgrutat en la lectura i en la coincidència circulatòria
Una abraçada
Vicent
Moltes gràcies pel teu comentari, Vicent! :-)
La verdad es que no he entrado en más detalles porque me estaba quedando muy largo ya el texto, pero sí, minimizar la distancia a recorrer no es el único factor que tengo en cuenta a la hora de escoger mis itinerarios. De evitar las aglomeraciones de gente sí he hablado un poco en la entrada: los dos puntos donde lo noto más son la calle Ribera, donde si te descuidas te puedes comer a uno de los camareros que entran y salen de los restaurantes, y la Plaza de la Reina y calle Micalet, en las que a mesas al aire libre, transeúntes y turistas se les unen los puestos de venta ambulante, músicos callejeros y performers varios, que hacen la zona prácticamente intransitable... Para colmo, a veces hay guiris que tienen la feliz idea de meterse con las bicis por la calle Micalet, pero no me tiréis de la lengua, que me caliento... En este caso basta con ir por la derecha de la Catedral, que no está tan congestionada y también es una zona bastante bonita.
Otro factor a tener en cuenta y que efectivamente apenas he esbozado es el de la época del año y el calor que pueda hacer yendo por el sol... En los meses de verano escojo siempre las aceras donde haya más sombra, aunque a veces se pone difícil la cosa: por ejemplo en según qué fechas la calle Navellos a eso de las dos y media apenas tiene medio metro de sombra pegadita a las paredes, y hay que hacer malabarismos entre las mesas de las terrazas para evitar el sol (a lo que se añade la nula sombra del Pont de Fusta, justo después). La calle Alicante es otro punto caliente, en efecto: muchas veces, buscando que la sombra de la larga marquesina del tren me protegiese al menos la cabeza, he tenido que andar por los treinta centímetros de la acera oeste cual artista del Circo del Sol, o incluso por el arcén, vigilando que no viniesen coches... Afortunadamente, mi nuevo piso pilla más a mano de la calle Cádiz, con lo que si hace mucho sol voy por este otro camino en lugar de por Alicante...
Para que te des cuenta de lo mucho que tengo en cuenta el tema del sol, un último ejemplo curioso: la gran vía Ramón y Cajal no la cojo siempre a la misma hora, con lo que a veces no sé cuál de las dos aceras va a tener sombra, así que antes de salir del pasaje subterráneo miro la dirección de la sombra de los coches que entran por el túnel y así sé si me conviene más coger las primeras escaleras y pasar a la acera derecha o continuar recto un poco más, subir por las escaleras del metro y mantenerme en la acera izquierda.
El ruido del tráfico es otro factor a tener en cuenta, aunque mis itinerarios habituales por suerte no suelen incluir zonas demasiado malas; de todos modos, siempre es una gozada poder coger una calle peatonal más o menos tranquila y en sombra, como Moratín o el paseo Ruzafa a mediodía. A veces, para evitar el ruido de gran vía Marqués del Turia, cojo Cirilo Amorós, que es mucho más bonita y tranquila (aunque la mayoría de gente echa un tufillo a pijo que tira de espaldas... pero de eso ya hablaremos otro día). También he comentado en la entrada que una alternativa a Peris y Valero que uso a veces es Literato Azorín / Pedro III el Grande, o Centelles / Matías Perelló, bastante más tranquilas; o si tengo que moverme por Monteolivete, utilizo Organista Plasencia y Lluís Oliag, justo al sur de Peris y Valero, que aparte de ser tranquilísimas tienen un encanto añejo muy especial.
Hablando del encanto: un último factor que tengo en cuenta es la Belleza de los lugares por los que paso... En mis desplazamientos rápidos con un destino concreto no es la característica más determinante, pero a igualdad de todos los demás factores sí tiene un cierto peso, lógicamente; y cuando estoy simplemente paseando por las calles de la ciudad, sin prisas ni destino fijo, la Belleza de los rincones se convierte en mi principal brújula... Y lo dejo aquí, que una vez más me ha salido un comentario que casi podría ser una nueva entrada.
Una abraçada, Vicent, ens veiem!
Esta tarde me he animado a marcar los itinerarios en un mapa y los he añadido como imagen a la entrada para que pudiérais comprobar qué aspecto tienen visualmente... La calidad no es estupenda que digamos, pero el tiempo no da para más... De nada. ;-)
Os juro que este es el último comentario que hago en mi propia entrada, pero es que se me han quedado en el tintero un par de cosas sobre el tema que no quería dejar pasar...
En primer lugar, transmitiros un par de conclusiones que he sacado mirando el mapa de mis itinerarios. Queda bastante claro que el principal obstáculo que hace que algunos trayectos se alejen de la línea recta son las vías del tren, que de la calle Xátiva hacia fuera solo se pueden salvar en un par de puntos (el túnel de las Grandes Vías o la pasarela peatonal más allá del Scalextric). Con el mapa en la mano y una regla he comprobado si todas mis rutas seguían el camino más corto, y me he dado cuenta de que desde mi nuevo piso había dos que se podían mejorar... A partir de ahora ya no cruzaré el túnel para ir a La Beneficencia o el IVAM, lo haré por el camino de la calle Cádiz que va hacia la Lonja, girando a la izquierda en la calle Corona en lugar de seguir por la calle Alta... El túnel, de todos modos, sigue siendo la mejor opción para ir al MuVIM.
Y en cuanto al trayecto a casa de mis padres, tal vez acortaría un poco haciendo como si fuera a La Nau y siguendo por Poeta Querol después de Pascual y Genís, llegando a la plaza de la Reina por la calle de la Paz, pero he decidido que voy a mantener mi itinerario habitual por cuatro razones: 1) Porque con él paso por la plaza del Ayuntamiento y me entero de si hay alguna actividad en marcha en la explanada. 2) Porque incluye varios tramos peatonales que, aparte de ser más tranquilos, seguramente me permiten ganar algo de tiempo por no esperar en los semáforos. 3) Porque incluso sin haber probado el trayecto alternativo me da la impresión de que la diferencia no sería de más de cinco minutos. 4) Porque, a pesar de tener que esquivar a algún que otro turista, el itinerario que sigo ahora es más bonito y más agradable de recorrer, que la prisa no tiene por qué estar reñida con la estética...
Para terminar, un par de enlaces relacionados: El primero es un programa de la televisión autonómica valenciana sobre los beneficios de pasear, en el que entrevistan, entre otros, a mi buen amigo de la época de Desayuno con Viandantes, el arquitecto David Estal:
https://apuntmedia.es/va/a-la-carta/programes/vist-en-tv/felicitat-3.0/29-09-2018-caminar
Es curioso que en este programa aparezca también Hamish Fulton, un inglés que ha hecho del caminar un arte, conocido por sus happenings en los que pone a los participantes a hacer un determinado recorrido, a veces a una velocidad bastante lenta:
https://www.youtube.com/watch?v=boMHQhj2UuA
Fulton tiene ahora mismo una exposición en el centro Bombas Gens, en la avenida de Burjassot, y precisamente había apuntado en mi agenda (tal vez me pase, si no me coincide con otro compromiso que tengo en el aire) una actividad que el artista coordinará con los caminantes que quieran asistir... Será el sábado 20 de octubre a las 18:30 en el cauce del río, a la altura de la calle Ricardo Micó, por si os animáis. Aquí os dejo un vídeo sobre la exposición:
https://www.youtube.com/watch?v=U47qxcnycYE
Hala, ya no os doy más la brasa. ¡Que ustedes lo paseen bien! :-)
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