Hace tiempo que no escribo acerca de los misterios del Cerebro, así que he
decidido poner en negro sobre blanco mis ideas acerca de la película Inside Out
(en español se llamó Del Revés) y lo que de ella podemos
aprender sobre la Tristeza. Tengo que avisar de que habrá algún que otro
spoiler, aunque es más que probable que la hayáis visto ya, siendo de 2015… Pixar
nos tiene acostumbrados (y esta no es una excepción) a películas de animación
de gran calidad que destacan no solo por lo divertido de sus gags y su
presentación visual sino también por su contenido, tratando temas importantes
de manera magistral, y siendo por tanto interesantes no solo para los pequeños
de la casa sino también para los adultos. En cuanto al origen de la idea, Pete Docter,
co-director y co-guionista del film, tenía una hija pequeña siempre alegre y
feliz que sin embargo en 2009, al cumplir once años, se volvió reservada y a
ratos algo triste y taciturna, lo que le impulsó a investigar el porqué y empezar
un largo proceso de documentación que culminó en la realización de esta peli.
La protagonista de la historia es otra niña de once años llamada Riley y lo
novedoso del asunto es que podemos ver lo que pasa dentro de su cabeza. Cinco
emociones principales antropomorfizadas se encargan de dirigir su comportamiento
desde la sala de control de su mente: Alegría, Tristeza, Asco, Ira y Miedo.
Al principio de la película se nos muestran algunos momentos de los primeros
años de Riley, y resulta muy gracioso comprobar que cuando era un bebé el panel
de control constaba simplemente de un solo botón muy gordo que iban pulsando por
turnos las distintas emociones, dando lugar a los rápidos cambios de humor
típicos de los bebés. El día a día en esta sala de control consiste en la
creación de recuerdos a corto plazo, esferas teñidas del color de alguna de las
cinco emociones (amarillos los alegres, azules los tristes, etc), que durante
la noche se envían al archivo de recuerdos a largo plazo, un área enorme llena
de pasillos con estanterías. A veces se generan recuerdos esenciales tan
importantes que pasan a determinar los distintos rasgos de la personalidad de
la niña, representados por islas temáticas
que se ven en la distancia a través de las ventanas.
El conflicto empieza cuando un hecho traumático (en este caso mudarse a
otra ciudad dejando atrás amigos, casa, escuela y otros lugares asociados a
bonitos recuerdos) desencadena un episodio de confusión y depresión del que la
protagonista tendrá que salir con ayuda de sus padres. Este episodio se traduce
en la mente de la niña en una mayor influencia de Tristeza en su comportamiento,
el deterioro de algunos aspectos (o islas) de su antigua personalidad y un
accidente en el que Alegría y Tristeza son expulsadas accidentalmente de la sala
de control por el sistema de transmisión de recuerdos, y recorren, en busca de
algunos recuerdos esenciales perdidos, varias “zonas” del cerebro: la
imaginación, los sueños,
el pensamiento abstracto, el subconsciente, el olvido…
En las primeras etapas del conflicto Alegría trata de mantener alejada a
Tristeza de las palancas de control y de los recuerdos que Riley tiene de su
antiguo hogar, que se van volviendo azules, pero la conclusión que sacamos al
final de la historia es que ni Alegría tiene siempre la razón ni las acciones
de Tristeza son siempre negativas, y que lo mejor para Riley es que ambas
trabajen en equipo. En las últimas escenas de la
película la consola de control es más grande y con más mandos, para que quepan
varias emociones simultáneamente en lugar de pelearse por dirigir el
comportamiento de Riley; y los recuerdos están teñidos simultáneamente de
varios colores, reflejando la mayor complejidad de la forma en que la joven experimenta
el Mundo a su alrededor… Es una buena manera de explicar de forma sencilla lo
que supone crecer, madurar. Este y otros hallazgos igual de ingeniosos le valieron
a la película las buenas críticas que recibió.
El film está
muy bien documentado
aunque tiene, como es lógico, algunas incorrecciones; al fin y al cabo es una
película para niños y son necesarias ciertas simplificaciones. El argumento se basa en la teoría de las emociones universales del psicólogo Paul
Ekman, que hizo de asesor durante la escritura del guión; de hecho, según esta
teoría hay dos emociones más que están presentes en casi todas las sociedades
humanas, Sorpresa y Desprecio, que se eliminaron para no complicar la trama ya
que eran similares a Miedo y Asco respectivamente (dependiendo
de los especialistas consultados se pueden catalogar hasta veintisiete emociones distintas).Otro de los asesores del director fue el profesor Dacher Keltner.
Uno de los
detalles que no queda del todo claro en la peli es que nuestras acciones no se
rigen solo por las emociones sino también por el pensamiento racional.
La sala de control, más que la consciencia de la niña, sería el equivalente a la
zona límbica (que contiene la amígdala y el hipocampo, donde residen las
emociones y la formación y recuperación de recuerdos), y sería razonable pensar
que no es el cuartel general sino uno de los distintos centros de control que determinan
el comportamiento de Riley. En lo referente a la memoria, sí es verdad que
recordamos mejor los episodios de nuestra Vida que tienen un componente más emocional,
pero los pasillos en los que se lleva a cabo el almacenaje de recuerdos a largo
plazo equivaldrían al neocórtex, una región distinta y evolutivamente más moderna que la
límbica.
Siguiendo con
las imprecisiones, por ejemplo, los recuerdos reales son mucho más maleables
que las grabaciones de las esferas que se nos presentan en la peli (tienen que
ver más bien con la activación simultánea de determinados patrones de neuronas en
distintas áreas cerebrales), y cada vez que los recuperamos de nuevo podemos
estar cambiando detalles concretos de los mismos, no solo las emociones de las
que están teñidos… De todos modos, si no intentamos hilar muy fino, el film nos
proporciona muchas metáforas visuales que pueden ayudarnos a entender y verbalizar
nuestras propias emociones, lo cual siempre es útil tanto para los espectadores adultos como para los niños.
Una de las
conclusiones más importantes que se puede sacar de la película es que la Tristeza, al igual que el Miedo
y las demás emociones, puede resultarnos útil en determinados momentos. Por una
parte, mostrar abiertamente que estamos tristes envía señales a los que nos
rodean para que sientan empatía y
compasión e intenten animarnos y ayudarnos: por tanto la Tristeza favorece la
conexión de unos con otros y el trabajo en equipo. Cuando un amigo está triste
a veces la solución no radica en intentar alegrarlo, sino en sentarse a su
lado, abrazarle y dejar que llore a gusto y se desahogue;
compartir experiencias con los demás y darte cuenta de que no eres el único
que ha pasado por malos momentos, y de que podrás salir del bache igual que
otros lo hicieron antes, ayuda bastante a sobreponerse.
Otra lectura
que se puede hacer de la peli es que la Tristeza que sentimos hoy por las cosas
buenas de nuestro Pasado nos ayuda a ser más conscientes de lo importantes que
eran en nuestra Vida, a darnos cuenta de lo felices que fuimos con ellas y a
afianzar en la memoria el recuerdo de aquella Alegría, de aquella Belleza, recuerdo
que nos acompañará siempre. Son precisamente el paso del Tiempo y la nostalgia del Pasadolos que convierten nuestra Vida en una experiencia agridulce,
mezcla de Alegría y Tristeza no como opuestas sino como complementarias, tal y como
se refleja en los recuerdos esenciales multicolores
que aparecen al final de la película.
Intentar
sentir siempre Alegría, ignorando los conflictos o cerrándolos en falso, es
básicamente fingir, y hay mucha gente que no se da cuenta de ello en ciertos
sectores de la sociedad actual, obsesionados por la continua apariencia de diversión y Felicidad,
por la tendencia a instagramizarlo todo;
gente aparentemente perfecta por fuera pero infeliz por dentro, luciendo
sonrisas forzadas que más que sonrisas son muecas. Creo que ya hemos hablado
antes en el blog del enorme contraste entre las fotografías antiguas,
en las que los sujetos aparecían muy serios, conscientes del carácter de
perdurabilidad de las mismas, y los selfies actuales en los que demasiado a
menudo salimos forzando una sonrisa de oreja a oreja o haciendo el payaso, aparentando
ser lo que no somos… Todos tenemos problemas y conflictos en nuestra Vida, y el
que diga que no los tiene está mintiendo, simple y llanamente. Por tanto, hay un punto de Verdad inherente a la exteriorización de la Tristeza que le aporta cierta
Belleza, que la hace buena en dosis moderadas y en su justo equilibrio.
En resumen, no
deberíamos empeñarnos en ocultar nuestras emociones, sean estas cuales sean; a veces es bueno expresarlas
abiertamente y experimentar una catarsis que nos permita aceptar las cosas tal
y como son y sentirnos mejor. Los problemas no hay que barrerlos bajo la
alfombra; hay que reflexionar acerca de ellos, racionalizarlos, articularlos en
palabras, compartirlos con otras personas si es necesario, superar la fase de
duelo y sacar conclusiones para poder madurar, pasar página, adaptarse a los cambios
y seguir adelante. Nuestra condición de seres mortales, la constatación de que
nada dura para siempre, hace que
la Tristeza sea imprescindible para poder aceptar nuestra propia realidad y tener así una
Vida fructífera y completa, una Vida verdadera. La idea de que la melancolía por
lo que hemos perdido nos hace valorar, por contraste, las cosas buenas que todavía
tenemos no nos resulta en absoluto novedosa; vamos así a parar de nuevo a uno
de los temas principales del blog: otros términos posibles para referirnos al
binomio de Alegría y Tristeza son
sin duda los de Belleza y Tiempo.
Seguimos hablando del grupo de música electrónica Depeche Mode, cuyo nombre
podría traducirse del francés, teniendo en cuenta que “depeche” significa
“despacho” en el sentido de “informe”, como “Noticias sobre Moda” o “Novedades de Moda” (de hecho,
hay una revista que se llama así). La semana pasada describimos muy brevemente
la trayectoria de los ingleses hasta su época de mayor éxito. El descontento de
Alan Wilder por no ver suficientemente reconocido su trabajo y las discusiones
durante la grabación de Songs of Faith and Devotion hicieron que finalmente
este abandonara el grupo en 1995, siendo el trío de Dave Gahan, Martin Gore y
Andrew Fletcher la formación oficial desde entonces… A esto se añadieron los
problemas de Gahan con las drogas, que le llevaron en 1996 a una sobredosis
tras la que estuvo dos minutos clínicamente muerto.
Tras el proceso de rehabilitación del vocalista se publica el álbum Ultra
(1997), que sigue teniendo muy buenas canciones (compuestas como de costumbre
por Gore) aunque ya no es redondo al 100% como los anteriores. Y lo mismo se
puede decir del Exciter (2001), también bueno pero no perfecto; más o menos
hasta esta época les seguí la pista de cerca, e incluso pegué en la pared de mi
cuarto un poster con la portada del disco. Comparando los directos del Exciter
Tour con los del Devotional Tour de 1993 se puede notar claramente que los
excesos de Gahan durante esos años hicieron mella en la calidad de su voz. A partir
de este momento mi pasión por el grupo se enfrió un poco.
Con los siguientes discos, Playing the Angel (2005) y Sounds of the
Universe (2009), me ocurre que repaso los nombres de las canciones y ya no soy
capaz de recordar la música, salvo en un par de excepciones. Cuando salió Delta Machine
(2013) compré el CD (o tal vez me lo regalaron, no recuerdo) y quería encontrar
el momento adecuado para escucharlo con calma y dedicarle toda mi atención, pero
entre pitos y flautas al final lo tuve prácticamente un año sin abrir encima de
mi mesa, lo cual es bastante sintomático. Tanto este disco como los dos
anteriores me parecen demasiado fríos, sin alma, como una vuelta a su excesiva
sencillez de principios de los ochenta, pero no por falta de medios, sino de
ganas; con un sonido algo más sofisticado, sí, pero demasiado mecánicos y
rutinarios al fin y al cabo. Su último trabajo, Spirit (2017), ya no lo he
comprado y ni siquiera lo he escuchado aún (me puse el single en YouTube un par
de veces cuando salió, pero se me olvidó seguirle la pista a la salida del
álbum al mercado); ya que estoy escribiendo esta entrada aprovecharé para oirlo
en cuanto tenga un rato (parece que tiene buenas críticas),
y ya de paso darle otra oportunidad a los tres anteriores.
Respecto a esta falta de conexión con sus últimos discos, no sé si es su
estilo musical el que ha cambiado tanto o si en realidad soy yo el que ya no tengo
suficiente tiempo para dedicarlo a su escucha, o simplemente mi vida ya no
tiene tantas emociones intensas que poder asociar a su música como cuando era
más joven… Tal vez se trate de una combinación de todo ello. En cualquier caso,
volvamos a su época dorada y sigamos con la segunda cara de mi selección de
canciones favoritas de su discografía.
En ocasiones os he dicho que gran parte de la música que oigo me gusta
independientemente de lo que se cante, pero en el caso de los Depeche las
letras me parecen también muy interesantes; incluyo por tanto, igual que la
semana pasada, enlaces con los subtítulos en castellano.
Fly on the Windscreen: Esta
es del Black Celebration, pero para incluir los subtítulos os enlazo a la versión
en directo del Devotional Tour, que también es muy buena. El mensaje es
desasosegante: Somos como moscas que chocan contra el parabrisas de un coche,
podemos morir en cualquier momento y sin previo aviso. Aparece de nuevo la combinación,
tan típica en Depeche Mode, de desesperanza y sexo, con mi parte favorita de la
canción: “Ven aquí, bésame, tócame, ahora…”. En otras palabras, la Vida es
corta y por tanto hay que aprovecharla mientras se pueda; es como una versión
más elegante del conocido dicho valenciano “Folleu, folleu, que el Món s’acaba”…
Es irónico, porque nos abandonamos al sexo para olvidarnos de que todos
desapareceremos tarde o temprano, y a veces al orgasmo femenino se le llama precisamente
“la pequeña muerte”.
The Love Thieves: Una de mis
canciones favoritas del Ultra. Todavía se notaba aquí la influencia de la época
de Alan Wilder en la producción, con un sonido atmosférico, muy rico y lleno de
pequeños detalles aquí y allá. Me encanta la selección de instrumentos y
timbres y la sensación de paz y melancolía que transmite el tema, y cada vez
que escucho los últimos compases se me ponen los pelos de punta. Recuerdo
escuchar hace veinte años este disco entero con los cascos en la cama, antes de
dormirme, y entrar en una especie de trance, de éxtasis estético potenciado por
la sensación de duermevela… Una obra maestra, sin duda.
Halo: Un temazo del Violator,
aunque no de los más conocidos. Os pongo el enlace al vídeo musical, bastante
original y artístico, como suele ser habitual en el caso de este grupo: trata
sobre un triángulo amoroso en un circo
y cuenta la historia de la payasa que vivía con el hombre forzudo pero en
realidad estaba enamorada del payaso… Musicalmente es una canción impecable,
fascinante, arrebatadora. El inteligente uso de los sintetizadores y los
samplings de violines es muy original, y la transición de 1:44 es fantástica.
Como anécdota aparte, comentar que la traducción al español de “violator” no es
“violador”
sino “infractor” o “transgresor”, pero aun así de joven me daba vergüenza dejar
este CD muy a la vista, por si mis padres veían el título y se pensaban algo
raro…
Never Let Me Down Again:
Abría el Music for the Masses, y fue uno de los hits más grandes de la banda a
finales de los ochenta. El enlace es del directo del Exciter Tour de 2001: no
es mi versión favorita, pero tampoco está nada mal y además tiene subtítulos. Ya
en otra entrada, al poco tiempo de empezar con el blog, dije que esta canción me
trae muy buenos recuerdos de la adolescencia,
cuando en un Mundo lleno de confusión los amigos eran algo tan importante, algo
seguro a lo que aferrarse: estando solo te sentías perdido pero junto con ellos
eras el rey del Universo… Y aun así el mismo título de la canción, “No Vuelvas
a Fallarme”, deja la puerta abierta a la parte negativa, a la cruda realidad
que a veces se abre paso y desbarata nuestros castillos en el aire: algunas de
estas amistades que parecían indestructibles no nos duran el resto de nuestras
vidas… Por cierto, es impresionante la imagen de miles de brazos en el público moviéndose a izquierda
y derecha al unísono, en una especie de comunión musical, hacia el final del
tema.
Stripped: Otro corte del Black
Celebration. Parece ser que, según palabras de Martin Gore, la letra no trata sobre sexo, sino sobre la vuelta a
la Naturaleza y a la sencillez, huyendo del ruido y el caos de la ciudad; se
trata de una desnudez metafórica más que literal. Es un tema sobre la verdadera
comunicación entre dos personas y sobre pensar por uno mismo, olvidando los
mensajes alienantes de la televisión y la publicidad. Este mensaje sigue muy
vigente hoy en día, ampliado a Internet y a las redes sociales digitales: con
los móviles estamos más conectados que nunca pero también más aislados, en un
continuo zapping vertiginoso pero superficial y sin sustancia alguna.
Here is the House: Igual que
Stripped, esta también es del Black Celebration. En mi selección las puse
seguidas tal y como aparecían en el disco original porque este álbum tenía
transiciones entre una canción y la siguiente,
en las que distintos ritmos y efectos sonoros (como el tic-tac de un reloj, en
este caso) se solapaban unos con otros para fundir los temas, y no quería que
el corte fuese brusco para no estropear la experiencia estética. El vídeo del enlace
incluye una sencilla animación que el grupo utilizó en una de las giras. En
cuanto a la canción, las armonías vocales son preciosas y la temática es
básicamente positiva: la letra habla de la conexión, la confianza y la complicidad
entre dos personas que están muy a gusto juntas, tanto en lo físico como en lo
intelectual y espiritual.
Waiting for the Night: Tema
perteneciente al Violator cantado prácticamente a dos voces, con Martin Gore constantemente
doblando las frases de Dave Gahan. Habla de la búsqueda de la paz y la tranquilidad
por la vía de la soledad
y el aislamiento voluntario; el protagonista celebra la llegada de la oscuridad
porque le permite olvidar sus problemas del día a día. En cuanto a la música,
destaca el uso casi exclusivo de sintetizadores, con pocos arreglos acústicos. Muy
interesantes los efectos de sonido que juegan con la propia voz, enfatizando
ciertos fonemas en los comienzos y finales de palabras, como la t que enlaza “descend” con “to my
surprise”, o la k de “everything’s dark” y “from the stark”… La Belleza está en
los pequeños detalles.
Home: Corte del Ultra, cantado
por Martin Gore. Lo incluí también en mi selección de canciones melancólicas,
de la que ya os hablé en su día. Tiene un aire optimista pero a la vez agridulce,
y de hecho Gore ha comentado alguna vez que, aunque la letra es bastante
críptica, trata sobre arreglar cuentas con uno mismo y sentirse en paz en el momento de la Muerte,
al atravesar la puerta hacia el Otro Lado… Tiene una excelente producción y una
gran densidad de capas sonoras; a destacar los preciosos arreglos de cuerdas,
con momentos concretos realmente estremecedores, como el de 4:13.
World Full of Nothing: Este
es el último tema de la selección sacado del excelente Black Celebration. Se
trata de nuevo de una letra cruda y brutalmente sincera, con una vision nada
romántica y nada idealizada de la realidad. Nos habla del descubrimiento del
sexo en combinación con la confusión de la adolescencia y la sensación de vacío
ante el Mundo; de la necesidad de aferrarse a alguien para no hundirse en la depresión.
La protagonista nos describe su soledad y la urgencia que tiene de sentirse
querida y deseada, de poder ver el Mundo a través de los ojos de otra persona.
Como hemos visto ya en otras canciones de la selección, la letra es dura pero deja
un pequeño resquicio a la Esperanza: “Aunque no es Amor, significa algo…”. La
melodía y los acordes también reflejan esta dicotomía entre lo positivo y lo
negativo, con fragmentos más alegres y otros (como en 1:21) algo más tétricos.
World in My Eyes: Precisamente
en el anterior hablábamos de ver el Mundo a través de otros ojos… Este es el primer
corte del Violator, aunque aquí he enlazado a la estupenda versión en directo del
Devotional Tour. Es de nuevo un tema sobre el sexo como algo bueno y placentero, sobre
abandonarse a la sensualidad, al imperio de los sentidos,
y olvidarse de todo lo demás por un momento.
El Mundo (entendido como “todo lo que necesitas”) está ahí, en esa habitación (paralelismo
evidente con In Your Room), con esa persona… Musicalmente es una canción estupenda,
con detalles como el alucinante efecto, reproducido hacia atrás, de 2:48, o la
repetición de la misma melodía cambiando los acordes (y por tanto el efecto a
nivel emocional) a partir del 4:20, algo que ya habíamos visto en otros temas
del grupo… Os vuelvo a recomendar que, una vez leídos los subtítulos, escuchéis
una versión de mejor calidad con los auriculares puestos para percibir la
potencia de los graves y cómo se entrelazan las distintas capas sonoras… En el
disco se acaba con un fade out, pero los Depeche siempre se han caracterizado
por currarse mucho las versiones para los directos, y la de este enlace no es
una excepción, con un final a la altura de las circunstancias.
Como suele ser costumbre, voy a tratar de terminar la entrada sacando
algunas conclusiones más generales. En el momento en que hice la selección de
canciones, hace años, pensé más en la música que en lo cantado, y lo mismo ocurrió
hace poco cuando decidí escribir esto para el blog… Sin embargo, a posteriori
me he dado cuenta (y vosotros os habréis fijado también) de que en las letras hay
varios temas clave que se repiten continuamente. Además me he dado cuenta de
que muchas de las etiquetas del blog (que os presenté de nuevo en el Mapa hace un par de semanas)
pueden asociarse de una u otra forma con la música o las letras del grupo, o
con su trayectoria artística y su manera de entender su oficio; de hecho, me
costó mucho decidir cuáles asignar a la primera parte de la entrada porque me
salían demasiadas… Así que tratemos de ver cuántas etiquetas podemos llegar a
contar (me ayudaré de las mayúsculas para que os sea más fácil seguir la
enumeración).
A lo largo de su carrera los Depeche Mode siempre han sido muy Coherentes
con ellos mismos y han tenido un sonido propio, la Libertad y la Autenticidad han
sido sus señas de identidad. Sus letras nos dibujan unas imágenes mentales Sencillas
pero a la vez muy potentes, muy poéticas. Han sido Inconformistas y en lugar de
pintar las cosas de color de rosa, como hacen muchos artistas del montón para
vender discos más fácilmente, han mostrado la realidad tal y como es,
con sus contradicciones, sus conflictos y su parte más oscura…
En sus letras hay por tanto mucha Verdad con mayúsculas; supongo que por eso
conectaron tan bien con tantos jóvenes y adolescentes en los ochenta y
principios de los noventa. Y no solo han cuidado su Música y sus textos
sino también su imagen a nivel de
Fotografía, Vídeos, presentación de los discos físicos y conciertos en directo.
Su música rezuma Belleza por los cuatro costados y sus canciones hablan de la
búsqueda de Afecto y de nuestra indefensión ante el paso inexorable del Tiempo.
En total son doce de las veinte etiquetas del Mapa, lo cual no está nada
mal… Y podrían ser trece porque vuelvo a recalcar, como hice la semana pasada,
que el contraste entre Belleza y Tiempo, que es uno de los temas principales
del Blog, lo es también del trabajo de Gore, Gahan, Fletcher y Wilder, aunque
nunca antes había sido tan consciente de ello como ahora que he escrito esto…
Seguramente esa es la razón por la que me ha gustado siempre
(tanto antes como después de empezar con el blog y poner las etiquetas en negro
sobre blanco) la música de Depeche Mode: porque está íntimamente relacionada
con muchas de las cosas que me parecen importantes en la Vida… Con esto yo creo
que ya está todo dicho. Más adelante volveremos a escuchar por aquí a los
Depeche; pero no ya los temas de los álbumes oficiales, sino las remezclas de sus maxi-singles, que
exploran las distintas combinaciones de las capas sonoras generando a partir de
cada original varias canciones completamente diferentes y en muchos casos todas
igualmente buenas.
Hace algún tiempo os dije que un día dedicaríamos una entrada del blog
exclusivamente a la música de Depeche Mode, y ese
día ha llegado. Ya he comentado antes aquí que el cuarteto (actualmente trío)
de Basildon ha sido siempre uno de mis grupos favoritos, así que comienzo con
un breve repaso a su discografía hasta llegar al momento más álgido de su
carrera. Su disco de debut es Speak & Spell (1981); como suele ser típico
de los inicios, sus temas no son demasiado buenos, ni siquiera el conocido hit
Just Can’t Get Enough. El segundo disco, A Broken Frame (1982), también es
flojo, y el siguiente, Construction Time Again (1983), empieza a tener buenas
canciones pero es también algo irregular.
Some Great Reward (1984) es para mi gusto un trabajo más sólido, marcando
el inicio de la madurez del grupo. Pero en mi opinión Black Celebration (1986) es
su primer álbum redondo, que se puede escuchar de principio a fin sin que baje
la calidad en ningún momento; sin embargo, cuando se publicó yo era aún
demasiado joven para apreciar este tipo de música y lo descubrí a toro pasado,
así que no me ha dejado el mismo impacto emocional que los tres discos
siguientes, sin duda obras maestras… Estamos hablando de la que fue su época de
mayor popularidad, con Music for the Masses (1987), Violator (1990) y Songs of Faith and Devotion (1993), de cuyos temas hablaré luego con más detalle.
El objetivo de esta entrada doble es repasar la selección de las mejores
canciones pertenecientes a los álbumes de estudio de Depeche Mode, que grabé en
uno de mis famosos cassettes (precisamente el número 101 de
mi colección) en algún momento entre el final del siglo pasado y el principio
de este, ya que contiene temas del Ultra (1997) pero no del Exciter (2001).
Esta recopilación de temas escuchada hoy en día sigue teniendo para mí tanta
vigencia y tanta fuerza como hace dos décadas. De manera consciente decidí
dejar fuera de la selección algunos de los mayores hits del grupo para dar
cabida (en los noventa minutos de la cinta TDK) a otras canciones más
desconocidas que me gustaban tanto como los himnos más mainstream.
No suelo repetir canciones en los enlaces de audio del blog, y varias de
estas ya han aparecido en entradas anteriores, pero aun así quiero dedicar una
breve reflexión a cada una de ellas con las sensaciones que me despierta o los
recuerdos que tengo asociados. Uno de los puntos fuertes de Depeche Mode
son sus letras, muy sinceras y directas, y basadas a veces en los instintos más
primarios del ser humano, pero a la vez hermosas y poéticas. Por esta razón, en
los enlaces de audio incluyo los subtítulos en castellano para que podáis
sacarles a las canciones todo su jugo. Dado este condicionante, en una o dos ocasiones
puede que la calidad de sonido del enlace no sea perfecta, pero no os
preocupéis, que en YouTube podéis disfrutarlas en todo su esplendor sonoro sin necesidad
de rebuscar mucho. Pasemos sin más a la lista.
Everything Counts: Desde el
punto de vista estrictamente musical esta canción queda bastante lejos de la
perfección, pero está entre mis favoritas por motivos sentimentales.
Seguramente debe ser el primer tema de Depeche Mode que escuché en mi vida,
durante mi preadolescencia a mediados de los ochenta, en el Jukebox de los salones recreativos Gölo, cerca de mi casa. Supongo que sería la versión original del
Construction Time Again, aunque posteriormente me marcó también la versión en
directo del 101, disco grabado en 1988, con los asistentes al concierto en el
Pasadena Rose Bowl coreando el estribillo mientras el vocalista Dave Gahan los
escucha durante lo que parece una maravillosa eternidad… Por cierto, ya
en 1983 los Depeche apuntaban maneras en lo que sería uno de sus puntos fuertes
más adelante: cambiar las notas del bajo
(es decir, los acordes) sin alterar la melodía de la voz para dar un
significado totalmente distinto al conjunto… En este caso lo podéis comprobar comparando
el primer estribillo, en 1:02, con el último, en 3:07.
I Want You Now: Esta canción
del Music for the Masses interpretada por Martin Gore es un ejemplo perfecto de
otra de las buenas cualidades del grupo, su capacidad para tratar en las letras
temas delicados como el sexo sin hipocresía ni dobles sentidos estúpidos y a la
vez de forma elegante y hermosa. En este caso los jadeos y las respiraciones
profundas ponen ritmo a una exploración de la pulsión sexual como parte
integrante de la angustia existencial inherente al ser humano, como forma de
huida ante la insoportable levedad del ser.
Sacred: También del Music for
the Masses es esta canción que toca el tema del fervor religioso, tratado por
el grupo (no sé bien si de forma literal o metafórica) en varios de sus
álbumes; baste recordar, sin ir más lejos, que uno de ellos se llama Canciones
de Fe y Devoción. Muy chula la intro, con esos coros angelicales, y otro
ejemplo más, al final de la canción, de cambio de acordes sobre la misma
melodía, siendo el resultado superior a la suma de las partes que se combinan.
Somebody: Este precioso tema
abría la cara B del Some Great Reward, con Martin Gore a la voz y un sencillo
acompañamiento de piano. La letra es un resumen perfecto de cómo debería ser
una relación sentimental; lo es hasta tal punto que ya he utilizado antes este
enlace con subtítulos en el blog, en una entrada múltiple sobre los pequeños detalles que me enamoran de una mujer.
Hay un pequeño giro al final del tema que pocos habrán notado, incluso entre
los fans del grupo: a partir del 4:05, y casi en el fade out, se escuchan muy
discretas, al fondo, las notas de Something To Do, primera canción de la cara A
del mismo disco, que trata sobre el vacío, el aburrimiento y la depresión de la vida moderna… Es un cruel contrapunto a la ternura de todo lo que hemos
escuchado antes, una especie de oscuro presagio: incluso aunque encuentres una
compañera perfecta como la de la canción, esa Conexión desaparecerá con los
años y la rutina o, lo que es peor, con la llegada de la Muerte, de la que
nadie puede escapar… Una reflexión que no podría estar más en la línea de La
Belleza y el Tiempo, y uno solo entre la multitud de detalles que convierten a
este grupo en uno de los grandes.
One Caress: Extraída del Songs
of Faith and Devotion y cantada de nuevo por Martin Gore, trata varios de los
temas de los que ya hemos hablado: la búsqueda de la sensualidad como forma de
escapar del tedio; el coqueteo con el pecado y con lo prohibido en
contraposición a una existencia vacía regida por absurdas convenciones sociales
y obsesionada por el “qué dirán”… Me encantan los arreglos de cuerdas, que si
no recuerdo mal eran algo novedoso para el grupo por aquel entonces. Otro
detalle que me viene ahora a la cabeza, sin relación con este tema en concreto,
es que mi tesitura vocal es muy parecida a la de Martin Gore y Dave Gahan, así
que se me da muy bien cantar las canciones de Depeche Mode (las de esta
selección me las sé prácticamente de memoria); tal vez esa es otra de las muchas
razones por las que me gusta este grupo.
The Landscape is Changing: Sacada
del Construction Time Again, esta canción transmite un mensaje ecologista bastante
más obvio que el de las anteriores de la selección, más típico de sus comienzos
en la primera mitad de los 80. Por supuesto, estoy de acuerdo con la idea de
que hay que cuidar del Medio Ambiente, pero me parece que la letra es bastante
simplona y carece de esa poesía y ese misterio que tienen sus composiciones
posteriores… De esta canción me gusta más la música, que ya iba mostrando
indicios de lo que serían sus siguientes discos.
Blasphemous Rumours: El tema
que cerraba el Some Great Reward tenía una letra durísima sobre lo irónico y cruel
que puede ser a veces el Destino. Cuenta la historia de una joven de dieciséis
años que, cansada de la Vida, intenta suicidarse pero fracasa. Dos
años después ha encontrado por fin la paz de espíritu y recuperado las ganas de
vivir refugiándose en la religión, con tan mala suerte que la atropella un
coche y acaba conectada a una máquina de soporte vital hasta que muere al poco
tiempo… ¡La alegría de la huerta, vamos! En cuanto a la música, ya por
la época del Some Great Reward las canciones de Depeche Mode se caracterizaban
por una gran densidad de capas sonoras y riqueza de detalles, y este tema es
una clara muestra de ello; especialmente escalofriantes son los sonidos
escogidos para representar a la cuchilla deslizándose por las muñecas de la joven
(en 0:21, con un suave rasgueo de arpa) y a la máquina de respiración
artificial (en 2:41, con la melodía infantil de una caja de música, cuyo modo
mayor contrasta con el menor del resto del tema para causar más efecto, mezclada con
borboteos y sonidos de engranajes). En el enlace tenéis la versión en directo
del 101, que es la que he podido encontrar subtitulada en castellano, pero cuya
calidad no desmerece mucho de la original.
Higher Love: Último tema del
Songs of Faith and Devotion, esta canción bien podría haber quedado fuera de la
presente selección, pero supongo que la incluí porque su duración era justo la
apropiada para completar los cuarenta y cinco minutos de la primera cara del
cassette y así poder dejar la cinta sonando en bucle continuo (mientras hacía
los deberes, por ejemplo) sin que quedaran trozos en silencio… Aun así, me
gusta bastante. Recuerdo que el vídeo de este tema interpretado en directo (era
el que usaban para empezar los conciertos del Devotional Tour, en 1993) tenía
una potencia brutal, con Dave Gahan cantando toda la canción oculto tras unas cortinas
translúcidas sobre las que se proyectaban las sombras de los componentes, y que caían al suelo con los últimos compases… En cuanto a la temática, es bastante
habitual en las canciones del grupo: se describen las sensaciones de un éxtasis
casi místico pero no se detalla si es de tipo religioso, sexual, psicotrópico o
de algún otro tipo.
And Then…: Otro de los
escasos temas de la primera época del grupo que entraron en mi selección; del Construction
Time Again, para ser más exactos. Trata sobre los problemas que la Civilización
ha traído al Mundo y sobre volver a empezar de nuevo para no cometer los mismos
errores. La letra, como en el caso de The Landscape is Changing, es bastante
obvia y simple. Aunque está bastante chulo el juego rítmico del principio, por
el que se convierte en sincopada una melodía que no lo parecía inicialmente, la
música tampoco es como para tirar cohetes; supongo que esta canción está en la
selección más que nada porque, vista en su contexto, representa una evolución
hacia delante con respecto a las demás de su álbum, un atisbo de lo que vendría
después.
In Your Room: Para cerrar la
primera cara, este temazo del Songs of Faith and Devotion, una de mis favoritas
entre las favoritas, aunque el enlace no es de la versión del álbum sino del
estupendo directo del Devotional Tour. Ya he hablado antes de esta canción en
el blog destacando su fantástica densidad de capas sonoras
y el gran cuidado puesto en la producción, pero es que toda alabanza se queda
corta; la fuerza de este sonido está a años luz de sus tímidos comienzos doce
años antes. Os recomiendo que la oigáis con unos buenos auriculares y el
volumen alto para poder apreciar la potencia de los bajos, la infinidad de
pequeños detalles y cómo los distintos sonidos van viajando de un lado a otro de tu cabeza. Por destacar algún momento concreto, la transición del 3:10 me
parece de lo mejor que he oído en mi vida, y describe de forma excelente mediante
sonidos la espiral de decadencia de la que nos habla la canción.
En cuanto a la letra, de nuevo se trata de unos versos elegantes pero
directos que nos hablan sin tapujos de la sensualidad y el erotismo, no de
forma romántica, sino desde el punto de vista de la perversión, la dominación, el instinto animal… Tanto letra como música ilustran perfectamente este
abandono a la pasión desenfrenada e irracional que experimenta el protagonista.
Escuchando este tema me vienen de golpe a la memoria la confusión y la mezcla
de emociones a flor de piel (la angustia existencial, el despertar de la carne)
de mi adolescencia… No sé si algún día publicaré en el blog una entrada sobre las
experiencias sexuales más intensas que he tenido, pero en caso de hacerlo están
claras dos cosas: una, que intentaré redactarla de forma elegante y poética y
con el máximo respeto hacia mi ex, como harían los Depeche; y dos, que la
versión del álbum de In Your Room será la que utilizaré como “banda sonora”… Lo
dejamos aquí por ahora; la semana que viene escucharemos la segunda cara de la cinta.