Volvamos al
Primer Mundo para hablar de los aspectos sociológicos y psicológicos de la adicción a las nuevas tecnologías,
y para despejar la incógnita de si al final me voy a cambiar de móvil y de
portátil, y por qué. Ya en la segunda mitad de la primera entrega
hablamos de cómo muchas personas recurren a las redes sociales como una forma
de obtener fácilmente una gratificación instantánea,
en un constante zapping de un tema a otro y sin profundizar en nada, dando
prioridad a lo superficial frente a lo sustancial. También adelantamos que,
frente al amplio abanico de canales y formatos que revisar, la gente se centra
más en el WhatsApp y ya no lee los e-mails… La consecuencia de que todo el
mundo disponga de tarifa plana para comunicarse desde el móvil es que ya casi no
se concretan planes ni con un día de antelación; la inmediatez en la recepción
de los mensajes es la excusa que muchos utilizan para cambiar de opinión en el
último momento, y por tanto ya nadie se compromete a nada ni con nadie.
Da pena ver
por la calle a grupos de amigos que miran cada uno su pantallita, como zombies,
porque en realidad no tienen nada interesante que decirse, o porque tienen
miedo de salir de su zona de confort y hablar con los demás cara a cara… Y me
duele todavía más cuando son parejas, hipnotizado cada cual con su móvil,
o padres con niños en carritos que los ignoran por completo
porque están mirando Internet… También llama la atención ver a adolescentes y a
jóvenes con móviles de última generación que parecen demasiado caros para su
extracto social, y se pregunta uno qué sacrificios habrán tenido que hacer
ellos o sus padres solo para poder estar a la moda, gastando un dinero que
podrían haber utilizado para cosas más importantes (en la misma línea, más
adelante podemos hablar de los tatuajes). Otro hecho chocante es la gran
cantidad de pantallas rajadas y sin reparar que se ven por ahí… Un ejemplo más
de la diferencia abismal que hay entre los anuncios de móviles y la cruda
realidad.
El mismo contraste entre la teoría y la realidad se produce con el uso de
las redes sociales:
ante la multitud de opciones la gente está más confusa que nunca y va saltando de formato en formato, siguiendo la moda y sin
aprender la lección, echando pestes de la penúltima plataforma
y pensando siempre que la siguiente será la que solucione sus problemas y su
soledad por arte de magia, sin darse cuenta de que la clave no está en las
formas sino en el fondo, que lo importante no es poder compartir chorradas de
forma instantánea y en cualquier momento, sino transmitir ideas con contenido,
ideas más meditadas bajo una perspectiva más amplia, centrándose en la verdadera
conexión con los demás y no en una búsqueda de atención narcisista, guiándose antes
por el Todos-Mejor-Siempre que por el Yo-Más-Ahora.
Es posible que
teniendo hoy en día más medios de comunicación que nunca nos estemos comunicando menos que nunca
con los demás, al perdernos en los detalles… En otras palabras, los árboles no
nos dejan ver el bosque. Cuando desaparece momentáneamente la imagen de la
pantalla del móvil o del portátil nos quedamos sorprendidos mirando a esa cabecita que se refleja en el espejo negro
y nos damos cuenta de que somos nosotros mismos, y que a pesar de la falsa
ilusión de estar conectados seguimos estando solos.
Volviendo al uso de las redes para algo útil como es quedar en persona con
tus amigos, me saca de mis casillas esta tendencia a
la modernidad líquida,
esta cultura de lo instantáneo… ¿Qué hay de malo en intentar planificar tu
agenda con al menos un par de días de antelación? Cada año que pasa me resulta
más difícil hacerlo con algunos de mis conocidos. Yo no soy de esas personas
que, no importa a dónde vayan, cada cinco minutos están ojeando su pantalla,
por si acaso se están perdiendo alguna otra actividad mejor que se está
desarrollando al mismo tiempo en otro lugar; yo me olvido de mi móvil y disfruto del momento,
vivo el Presente… A lo largo del año hay docenas de interesantes actividades
socioculturales a las que he podido acudir sin tener datos en el móvil y sin
necesidad de enterarme media hora antes, simplemente planificándome un poco…
A saber: exposiciones
en museos y charlas de la Academia de Bellas Artes; conferencias del Colegio de Arquitectos, actividades de las Semanas
de la Arquitectura y del Urbanismo, un curso sobre Historia de la Ciudad y visitas
guiadas dentro y fuera del casco antiguo (a veces en calidad de asistente y
otras en calidad de guía informal, con amigos míos); ferias científicas y conferencias
en el Museo de Ciencias;
charlas de Escépticos en el Pub,
coloquios del Grupo Humanista y actividades de la Plataforma per Russafa; conciertos
de música (normalmente de grupos de amigos) y veladas de karaoke; proyecciones
de películas en Cinema Jove, la explanada del MuVIM,
Nits de Cinema
en el claustro de La Nau o la Filmo d’Estiu;
y otros festivales como el Photon, Intramurs o el Russafart… Y mis viajes de
verano los hago siempre con el móvil apagado durante una semana, y nunca he
tenido un problema ni un imprevisto porque me los organizo con cuidado antes de viajar,
me basta con mis dos o tres hojitas-resumen con la información básica… Creo que
es la mejor manera de desconectar realmente de la rutina diaria y volver a casa
descansado y renovado por dentro.
Muchas de las
actividades que he citado en el párrafo anterior me las he podido planificar
porque, al ser auspiciadas por entidades serias y profesionales, se proporciona
la información con antelación suficiente, meses a veces… Pero ¡ojo! Empiezo a
notar un peligroso cambio en la tendencia. Recuerdo al menos dos ejemplos este
último año (Open House y Vociferio) en los que la web anunciando el evento, con una maquetación exquisita y unas fotos estupendas,
está disponible mucho tiempo antes, pero completamente vacía de contenido,
anunciándose los detalles de la programación tan solo a dos o tres días de la fecha
de inicio, con el consiguiente caos posterior en cuanto a reserva de plazas, planificación,
etc. ¿Se está propagando la falta de seriedad del nivel de lo personal al de lo
profesional? ¿Ya no podemos confiar ni en las empresas supuestamente serias con
subvenciones importantes? Si es la sociedad entera la que se está
WhatsAppizando y no sabe organizarse a largo plazo, nos dirigimos a un Futuro
distópico realmente deprimente.
Ya sé, algunos
pensaréis que soy demasiado negativo, pero me limito a destacar algunas
tendencias que observo para aportar mi granito de arena y evitar, en la medida
de lo posible, que estas actitudes se generalicen cada vez más. Ya sé que hay
gente que está pendiente de las nuevas tecnologías y a la vez son competentes y
dignos de confianza, pero también hay un número creciente de personas que no lo
son. Los móviles, por supuesto, tienen muchas cosas buenas
pero hay que aprender a utilizarlos sabiamente; una herramienta tecnológica tan
potente como Internet y las redes sociales conlleva una gran responsabilidad
que en muchas ocasiones no estamos teniendo. La tecnología se ha democratizado
y está al alcance de todos, lo cual está muy bien, pero si estos avances no van
de la mano de una buena educación con respecto a la importancia del esfuerzo y
al compromiso de ofrecer siempre lo mejor de ti, a la toma de decisiones
razonadas y a intentar mantenerse fiel a esas decisiones, nos convertiremos en un
Mundo lleno de aficionados, de tarugos incompetentes
en los que no se podrá confiar, y de ahí al desastre hay un paso.
Ya en la recta
final de esta entrada múltiple, volvamos a hablar un poco de mí y de este blog
personal… Muchas veces me he quejado de que el número de comentarios en La
Belleza y el Tiempo ha ido cayendo poco a poco
con los años, y tenía mis sospechas acerca de la razón para ello, pero las he
visto confirmadas al documentarme estas semanas… WhatsApp se lanzó en 2009 y su crecimiento ha sido imparable
estos últimos años. Las siguientes cifras describen la evolución de los
millones de usuarios en todo el Mundo entre 2013 y 2018: 200, 400, 700, 1000,
1200 y 1500. La Belleza y el Tiempo comenzó a funcionar a mediados de agosto de
2012, y en los primeros cinco meses hubo un total de 67 comentarios. Esta es la
evolución en el número de comentarios entre 2013 y 2018: 120, 122, 84, 69, 52 y
35… La correlación es clara. Os aseguro que este descenso no se debe a que la
calidad de las entradas haya ido decayendo; algunas de las más interesantes y
trabajadas se han publicado cuando ya se notaba esta tendencia a la baja, y
todavía me quedan muchas ideas interesantes por usar.
En las entradas de 2019 hay solo 8 comentarios (y la mitad son míos; es decir,
solo cuatro personas han participado en los últimos seis meses).
Varios
lectores me han comentado en persona que los temas tratados son a veces
demasiado elevados como para poder contestar al mismo nivel. Yo no os pido que
dediquéis tanto tiempo como yo a documentaros, o que escribáis un ensayo para
responderme, pero un par de líneas dándome vuestra opinión aunque sea por encima se agradecerían mucho… Está claro
que si la gente no participa es porque hay otras alternativas de intercambio
social online que son más rápidas, fáciles y atractivas, si bien más
superficiales… Reconozcámoslo: los blogs ya no están de moda,
el grueso del rebaño se ha movido hacia otros pastos más verdes. La gente se ha
vuelto perezosa para escribir, sobre todo teniendo en cuenta que el teclado pequeño
e incómodo de un móvil es apropiado para frases cortas y emojis, pero no para
mandar un e-mail (y mucho menos para escribir entradas de dos mil palabras como
esta, no quiero ni imaginármelo…). Muchos de mis amigos me recriminan, medio en
serio medio en broma, que en cuanto a tecnologías me he quedado estancado en el
siglo XX, y tienen razón; me he quedado atrás y los demás han seguido hacia
delante (no sé si en la dirección correcta, pero digamos que hacia delante), lo
que hace que a veces me sienta un poco solo.
Mi intención
es seguir expresando ideas complejas en el blog para tratar de entender por mí
mismo el Mundo que nos rodea, pero a la vez quiero sentirme un poco más conectado
con mis amigos, con lo que me gustaría tener WhatsApp… Por otra parte, he
estado investigando y he averiguado que la versión de Android en mi móvil es la
2.3.6, y que la aplicación de mensajería dejará de funcionar en todas las versiones anteriores a la 2.3.7
en febrero del próximo año. A esto se añade que la batería del móvil, aunque todavía
funciona bien, ya está dando los primeros signos de fatiga y haciendo alguna
cosa rara (solo se deja cargar con el móvil apagado, y a veces la pantalla
muestra carga casi completa cuando en realidad está solo a mitad).
Para más inri,
mi cámara digital compacta (de la que no hemos hablado aquí, pero que también
tiene su tiempo, al menos una década) también está empezando a mostrar
achaques, así que cuando se rompa necesitaré otro aparato que haga fotos
decentes… Ya sabéis que soy bastante meticuloso y cuadriculado,
así que en caso de haber cambios en mis dispositivos electrónicos, para mí es
mejor hacerlos en los meses de verano porque tengo más tiempo libre para
informarme bien, tomar las decisiones correctas y acostumbrarme a las
novedades. Y tengamos también en cuenta que la vida media de un portátil oscila
entre tres y cinco años y la de un móvil ronda los dos, así que yo ya he
cumplido más que de sobra, con mis ocho años en ambos casos (heredando además
de segunda mano el móvil de mi padre).
Por tanto he
tomado la decisión de hacer caso a mi hermano (y a varios de mis amigos) y he
empezado las gestiones para adquirir un móvil nuevo… He cambiado mi tarifa de
fibra de 20 a 100 megas haciendo una portabilidad de mi número e incluyendo los
datos del móvil, y básicamente por la misma cuota mensual que pagaba antes. En
cuanto al terminal, he escogido uno bastante reciente pero de gama media, sin
pijadas, que tras el conveniente regateo no me ha salido mal de precio. Si todo
va bien, en algún momento a lo largo de esta semana me llegarán el terminal y
la nueva SIM, y me pondré manos a la obra con la configuración (intentando proteger mi privacidad
dentro de lo posible) y las aplicaciones. Me instalaré WhatsApp pero trataré de usarlo con cabeza
y no meterme en demasiados grupos, sobre todo si tienen mucho spam y fotos de
gatitos en vez de información útil… Pero ¿quién sabe? La voluntad es débil, y a
lo mejor le cojo el gustillo a eso de intercambiar chorradas y dejo de escribir en el blog…
Al fin y al cabo, ¿cuánta gente queda que lo siga de verdad? Los lectores que
me echéis de menos podéis iniciar un chat conmigo y nos intercambiamos emojis
de cuando en cuando, para no perder el contacto.
En cuanto al
ordenador portátil, por ahora no me voy a comprar uno nuevo, voy a aguantar con
el que tengo. Está por ver si el cambio de 20 a 100 megas le sienta bien o mal
al hardware al entrar en Internet; espero que sea lo primero… Por de pronto le
he hecho una revisión a fondo (hasta donde yo llego, que no es mucho) para
limpiar basurilla y aumentar el rendimiento,
reduciendo el número de programas que se ejecutan al iniciarse Windows,
eliminando archivos temporales, defragmentando el disco… Voy a ver si le puedo
hacer un par de apaños adicionales o si le pido a algún amigo informático que
le eche un vistazo y me diga qué más se puede cambiar para que me dure más
tiempo. Me parece que al Windows 7 no le queda mucho de seguir recibiendo actualizaciones,
pero ahora mismo no quiero pensar en eso, las cosas una detrás de otra…
A veces me
entra una ligera sensación de culpa a fin de mes cuando miro mi cuota de la
fibra óptica y pienso que tengo suerte por disfrutar de estos lujos del Primer
Mundo… Afortunadamente, esa sensación se disipa en parte cuando recuerdo que,
como ya os comenté una vez,
también dedico un pequeño porcentaje de mi sueldo a colaborar con Oxfam
Intermón, porcentaje que haciendo la división sale más o menos a 1,20€ cada
día. Uno de los países en los que trabaja Oxfam es precisamente la República Democrática del Congo,
de cuya crisis os hablé la semana pasada… A lo largo de los últimos años han
ayudado allí proporcionando agua segura a la población, difundiendo información
básica sobre higiene para detener el brote de ébola,
construyendo cien puntos de lavado de manos que son utilizados por 120.000
personas y colaborando en la mejora de las instalaciones hospitalarias… Más adelante,
si todo va bien y veo estabilidad en mi futuro laboral, tengo el propósito de aumentar
mi cuota de Oxfam para que sea mayor que mi cuota de Internet y móvil, que
ronda los 1,50€ diarios; tal vez no sea suficiente, pero yo al menos habré
hecho mi parte… Al ritmo que vamos, no sé cómo estará este mundo de locos
dentro de cincuenta años, pero una cosa es segura: pienso
irme de aquí con la conciencia tranquila y la cabeza bien alta.
6 comentarios:
Molt rebé, al remat tots acabem donant el pas i a mi el darrer em va suposar una millora extraordinaria en quant a posibilitats funcionals, accés ràpida a qualsevol aplicació/informació, qualitat immillorable de les fotografies, dureació de la beteria, .......
Benvingut a la nova tecnologia, que pel que sembla en el 5G a les portes ja és antiga
Vicent de Russafa
Ahora mismo estoy configurando mi nuevo terminal... A ver si consigo hacerlo funcionar todo.
Respecto a lo que os comentaba la semana pasada de la facturadora de 1k de mi padre; aquí tenéis otro dato interesante... Ayer estuve en una conferencia sobre el 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna. ¿Sabéis cuánta memoria tenía el ordenador de a bordo del Apolo 11? Pues unos 350k... ¡Chúpate esa!
Una abraçada, Vicent!
Me aterroriza que sugieras que vas a cerrar el blog! Ya casi no quedan, y el tuyo es una joyita. Confieso que raramente comento, porque lo leo en una app agregadora de noticias RSS (te recomiendo Press, para Android) y no se puede comentar directamente. Pero es solo una excusa, claro, porque facilmente puedo clicar en abrir en navegador y poner el comentario, como he hecho ahora, aterrorizado por la posibilidad e que el "último cronista de Valencia" desaparezca. Viva la belleza y el tiempo! Vivan los blogs! Y viva que finalmente te hayas actualizado 😁
¡Hola!
Como ya he dicho muchas veces, no cuesta tanto mandar un comentario; y no tiene por qué ser superextenso (que tampoco estaría mal, pero no pidamos peras al olmo), si no tenéis tiempo me basta con que mandéis un par de líneas diciendo si os ha gustado la entrada o aportando telegráficamente vuestra opinión sobre el tema. No te preocupes, que mientras haya algún comentario de estos de vez en cuando el blog no se cierra.
Y sí, ya tengo más o menos controlado el tema del móvil nuevo en los aspectos más básicos, aunque todavía me quedan un montón de chorraditas por aprender... pero bueno, como son chorraditas no hay prisa, iremos poco a poco.
¡Gracias por los halagos, Dani, me alegro mucho de que te guste el blog!
Un saludo
Buenas Kalonauta, esta es la primera vez que me atrevo a dejar un comentario y lo voy a hacer en una entrada de verano porque me estaba poniendo al día de algunas que me había dejado sin leer y esta, por algún motivo, ha hecho click en mí. Sigo tu blog, mejor dicho, el tuyo es el único blog que sigo, y ya cuando nos lo mostraste (hace unos meses) me registré para recibirlo directamente en el email. Con ello pierdo la posibilidad de hacer comentarios que aunque, como bien dice Daniel arriba, podría ir al blog desde el email, en este mundo de prisas y gratificaciones instantáneas, pues me ha costado meses hacer...excusas, sí, pero no por ello menos ciertas. Sólo quería comentarlo porque es posible que fuera una seguidora más activa de ver el blog directamente pero me conozco y entonces se me olvidaría mirarlo durante semanas y lo uso como un pequeño tesoro lúdico. Durante el curso escolar no puedo disfrutar de un buen libro porque el poco tiempo no me permite una continuidad así que hace tiempo que me resigno a leer solo en verano. Tu blog me quita esa pequeña espina que me recuerda que era devoradora de libros desde bien pequeña. Ya no me voy más por las ramas! Gracias por tu tiempo y dedicación!
¡Gracias a ti, Topittle, por haberte convertido en una fiel lectora y por los ánimos que me das! Me alegro mucho de que el blog te resulte interesante. ¡Un fuerte abrazo, Guapa! 😊
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