lunes, 23 de marzo de 2020

Pandemonium (I)


En lo referente a este tema, no se ha hablado de otra cosa en semanas; la cantidad de información es abrumadora, y los enfoques pueden ser tan diversos… Así que ¿por dónde empezar? Después de darle algunas vueltas he decidido que haré una primera entrega acerca de las posibles consecuencias sanitarias del virus SARS-CoV-2 (con consejos útiles que pueden ser más urgentes) y más adelante hablaré de mi propia experiencia personal y de las observaciones que he hecho a nivel sociológico (aquí me permitiréis que despotrique un poco acerca de lo cazurra que es a veces la gente)… Os aviso de que no soy un especialista en virus ni en pandemias, pero tengo amigos que saben bastante y me han ido pasando información y fuentes fiables para poder hacerme una composición de lugar. La enfermedad del Coronavirus, o Covid-19, es una afección respiratoria que puede cursar con fiebre, tos y dificultad para respirar, desembocando en los casos más graves en una neumonía (Aquí os dejo un link a un resumen de la información que tenemos a día de hoy, con subtítulos en español).

Se trata de una enfermedad nueva para los humanos, un virus zoonótico que nos ha llegado mutando desde los murciélagos, muy posiblemente a través de otra especie intermedia (pangolín, creo); esta es una razón de peso por la que no hay que comer carne de caza que no esté debidamente controlada y regulada, ni en China, ni en África, ni aquí… Como especie nos iremos acostumbrando a la enfermedad con el paso del tiempo, generando resistencia y anticuerpos, pero el problema radica en los primeros meses. Hay personas que tienen el virus y son asintomáticas, y en caso de aparecer síntomas ocurre tras unos diez días. Esto hace que, siendo menos agresivo que otros virus como el Ébola, se contagie sin embargo más fácilmente, ya que da tiempo a los portadores a que tengan contacto con otros muchos individuos, incluso de otras ciudades y países, en un Planeta tan conectado como el de hoy día. La gente más vulnerable a sus efectos son los ancianos o las personas con problemas previos de tipo respiratorio, cardiaco o inmunitario.


Representación realista del Coronavirus del Covid-19


Como decía antes, al no estar todavía preparados nuestros organismos, el problema ha sido el crecimiento exponencial del número de casos simultáneos y la saturación de los sistemas sanitarios de los países afectados, que obliga a los médicos a hacer triaje, es decir, a decidir quién recibe atención y quién se abandona a su suerte… Se hace por tanto necesario un aislamiento social y la toma de precauciones para evitar nuevos contagios, con la finalidad de “aplanar la curva” y ralentizar la expansión del virus todo lo posible… Ya hace casi tres años publiqué una entrada doble acerca de virus y bacterias en la que daba consejos sobre cómo no pillar un constipado o una gripe común, consejos que se pueden extender perfectamente al Covid-19. Os copio aquí íntegro el párrafo más interesante:

¿Qué consejos hay que seguir para evitar contagios y mantenerse lo más sano posible? En primer lugar, evitar toquetear demasiado objetos de uso comunitario tales como pomos de puertas, pasamanos de escaleras, asideros de autobuses o metros, teclados en salas de ordenadores… Y en caso de haberlo hecho, intentar no tocarse mucho la boca o la nariz después, ya que en las mucosas la temperatura es más apropiada para que los microbios campen a sus anchas y empiecen a multiplicarse. Recuerdo que alguna vez hemos hablado ya de aprender a estornudar bien, colocando delante de la boca el antebrazo o el puño de la camisa en lugar de la palma de la mano, ya que en la manga los gérmenes se mueren al cabo de un tiempo mientras que en la mano aumenta la posibilidad de tocar los objetos antes mencionados y contagiar a otras personas. Por supuesto, es muy aconsejable lavarse las manos con cierta frecuencia: el frotárselas separa los microbios de nuestra piel y la presencia de moléculas de jabón ayuda a que se unan más fácilmente al agua, que se los lleva desagüe abajo… Yo sigo estos consejos a rajatabla y casi nunca me pongo enfermo; ya os dije una vez que no he faltado ni un solo día al trabajo desde que me contrataron en el 2009.


Ala de hospital con camas vacías y enfermeros con máscaras y trajes de protección


Como podréis suponer, sigo cumpliendo estas sencillas normas y sigo sin haber perdido un día de trabajo en toda una década. Los consejos básicos se reducen por tanto a estornudarse y toserse en el codo, lavarse las manos a menudo con jabón, tocarse poco la cara, no ir a zonas o celebraciones con mucha gente y no viajar, pero dejadme que añada algunos trucos y consejos extra, y que os revele mis secretos para evitar contagios… Una cosa que suelo hacer en épocas de gripe es coger los pomos de las puertas muy utilizadas o el asa de los carritos del supermercado por donde no se suelen agarrar; resulta un poco más incómodo pero vale la pena. Para entrar o salir del metro, justo antes de adoptarse las medidas de contención, esperé a que alguien pulsara primero la apertura de puertas. Y también hago un “reparto de tareas” entre las distintas partes de mi mano, usando los nudillos para pulsar el botón del ascensor y la punta de los dedos para rascarme la nariz o frotarme el ojo si no tengo más remedio; cuesta un poco pero al final te acostumbras a no mezclar (Esto me recuerda a esa sabia costumbre tradicional musulmana y de muchas sociedades actuales en vías de desarrollo de comer con la mano derecha para poder limpiarse el trasero con la izquierda… Pero de papel higiénico ya hablaremos más adelante).


Estante de supermercado vacío con solo un bote de gel desinfectante


Hay que tener presente que el virus puede llegar a nuestra boca, nariz u ojos desde otra persona de varias posibles formas: transmisión boca-boca (por eso está mal dar besos en la mejilla o toser o estornudar sin taparse), boca-mano-mano-boca (de ahí que esté mal toser en la mano y estrecharla) o boca-mano-objeto-mano-boca (lo que desaconseja toserse en la mano y después tocar cosas con ella). Y por supuesto, totalmente prohibido sacarse los mocos con el dedo, ahora más que nunca… Es increíblemente difícil evitar el contagio al 100%, y además la gente comete errores de diversos tipos: por ejemplo, ¿es recomendable saludarse con los codos si luego todo el mundo va a acercarse su propio codo al toser? ¿Y por qué hay tanta gente que se pone guantes pero luego no sabe usarlos? Todo objeto que se coja con el guante puesto no debería tocarse luego sin él. ¿Y por qué no entendemos que las mascarillas son sobre todo para los enfermos? El otro día en el metro había una chica con una mascarilla increíblemente aparatosa que sin embargo iba tocando todas las barras con la mano desnuda… Los últimos días antes del confinamiento había gente que le enseñaba a los amigos noticias alarmantes sobre el virus pasando un móvil de mano en mano, algo totalmente contraindicado en estos casos… Y a no ser que acostumbres a besar a menudo la suela de tus zapatos, no debes temer un contagio por esa vía, no hace falta que los dejes fuera de casa.


Gráfico mostrando cómo aplanar la curva del Covid-19


En un caso como este, con billones de enemigos microscópicos e invisibles a nuestro alrededor, la probabilidad de contagio nunca es cero pero hay que intentar reducirla al máximo… Una manera de afrontar el problema es haciendo uso de la Teoría de Redes y considerar a la población mundial como un conjunto de agrupamientos que nunca son estancos, que se comunican entre sí mediante una serie de nodos en los que radica la clave del asunto. Hasta la declaración del estado de alarma en España, el sábado 14 de marzo por la noche, los criterios más razonables a tener en cuenta eran estos: cuanto menos frecuente sea para ti una actividad, más lejos tengas que desplazarte para realizarla y más gente se congregue en ese sitio, menos recomendable es hacerla a efectos de contagio (tuyo o de los demás). También había otras consideraciones de carácter no sanitario a tener en cuenta, como ¿Se trata de una actividad importante para mí, es lo que me da de comer? o incluso ¿Aguantaré bien psicológicamente a largo plazo sin realizarla? A partir del sábado 14, que un determinado trayecto forme o no parte de tu rutina semanal queda supeditado, por encima de todo lo anterior, a las nuevas ordenanzas establecidas por el Gobierno. Si todo el Mundo (los 7.700 millones) siguiera a rajatabla los consejos contra el contagio durante unos quince días, la enfermedad simplemente desaparecería. El problema, como ya os he dicho, es que eso es imposible: siempre hay alguien que por casualidad, despiste o negligencia se acaba contagiando, con lo que el virus va saltando de unos a otros y no nos lo acabamos de quitar de encima.


Cuatro murciélagos colgados boca abajo de una rama en el bosque


No es la primera vez que una enfermedad pasa al Homo Sapiens desde otra especie, ya en otras ocasiones ha habido epidemias y pandemias de gripe aviar o de gripe porcina. Hacia 1920 el retrovirus del VIH se transmitió de chimpancés a hombres en la República Democrática del Congo, tal vez por contacto de la sangre de los animales con heridas de los cazadores, y no se expandió por todo el globo hasta la década de los 80; entre la transmisión de este virus y la aparición de la enfermedad (el Sida) pueden pasar años (Por cierto, hoy en día tenemos ya medicamentos que lo mantienen bajo control, y continuamente se están realizando nuevos avances). También está la mal llamada gripe española de 1918, que apareció inicialmente en los USA y mutó después a una variedad letal, matando en todo el Planeta a más gente que las dos Guerras Mundiales juntas.


Fragmento del cuadro El Triunfo de la Muerte mostrando una epidemia de peste


Si no nos restringimos a los virus, es famosa la epidemia de peste negra que asoló Asia y después Europa a mediados del S.XIV, llegando vía Italia a través de la Ruta de la Seda (curiosamente, un camino muy similar al que ha hecho el Covid-19, solo que este ha utilizado aviones en lugar de barcos). La bacteria de la peste es trasportada por las pulgas de las ratas, y fue la responsable por aquella época de la muerte de un tercio de la población europea… La historia se ha repetido una y otra vez durante los últimos 10.000 años, desde que empezamos a ser ganaderos, debido a la cercanía con los animales domésticos.

Los avances médicos y científicos nos han ido ayudando a resolver estos problemas: sin ir más lejos, a lo largo del S.XIX conseguimos vencer a muchos tipos de bacterias nocivas con algo tan sencillo como la higiene, el lavarnos las manos de vez en cuando. También fue muy importante el descubrimiento de los antibióticos, aunque hoy en día algunas bacterias se están convirtiendo en superresistentes porque la gente los usa sin control… Contra los virus, además de los propios anticuerpos que cada uno genera, tenemos las vacunas, cuya eficacia varía porque (al menos en el caso de la gripe) se hacen a partir de la cepa del año pasado y los virus van mutando cuando se replican. En el caso de la viruela, el acuerdo a finales de los años 50 sobre una campaña coordinada de vacunación a nivel mundial permitió dar por erradicado oficialmente el virus en 1980.


Investigador en un laboratorio manejando una pipeta múltiple


Los expertos ya sabían que tarde o temprano aparecería una pandemia de este tipo, que solo era cuestión de tiempo, pero aun así no se tomaron suficientes precauciones. Ya desde mediados de enero, en cuanto las noticias de Wuhan empezaron a ser alarmantes, los investigadores españoles se pusieron a trabajar en la obtención de una vacuna (yo mismo recibí a través de la lista de correo de la Universitat de València un par de convocatorias). Se han facilitado en todo el Mundo dinero y medios suficientes para acelerar el proceso, así que si todo va bien la vacuna estará lista y testada hacia abril de 2021, con lo que tendremos el problema resuelto… dejándonos lamentablemente a algunos de los más débiles por el camino.

Por cierto, queridos amigos antivacunas: así es como se comporta una enfermedad cuando no existe remedio… o cuando se rechaza este remedio por pura ignorancia y estupidez. Una de las principales conclusiones que deberíamos sacar de todo este asunto es que no hay que hacer caso a los científicos solo cuando ya es demasiado tarde; hay que darles fondos para investigar y reducirles las trabas burocráticas antes de verle las orejas al lobo… y sobre todo hay que usar el sentido común, que a veces brilla por su ausencia. El Conocimiento es Poder, y los problemas aparecen siempre cuando la gente decide ignorar voluntariamente ese Conocimiento… Lo dejamos aquí por ahora; la semana que viene os cuento qué tal me está yendo encerrado solo en casa.


Mapamundi mostrando en tonos de rojo la incidencia del Covid-19 en los distintos países

6 comentarios:

Comeflores dijo...

Gracias por la info profesor ;) que todo nos vaya bien...

Kalonauta dijo...


-Doctor
-Doctor...
-Doctor
-Doctor...
-Doctor
-Doctor...
-¡Qué chorreo!
-¡No va más!
-¿Hacemos otra ronda? 🤣

https://www.youtube.com/watch?v=ECCIymg1kD4

Un abrazo 😀

Susana Mar dijo...

Gracias por la información y datos que nos aportas. Desconocía muchos datos de los que hablas. Ánimo en esta cuarentena!!!

Kalonauta dijo...


Como siempre, gracias a ti por comentar, Susana. Me alegro de que la información de la entrada te haya parecido interesante y comprensible. ¡Mucho ánimo también para ti, seguimos en contacto!

¡Un abrazo!

HOPE dijo...

Muy interesante, deseando leer la continuación. Deseos para todos que vaya bien, y ánimo en la cuarentena.

Kalonauta dijo...


Precisamente en eso estoy ahora mismo, Hope... Si no la subo hoy la subiré mañana a más tardar... ¡Gracias por comentar, Guapa, y mucho ánimo también para ti! 😘