Antes de entrar en detalles sobre los antepasados más antiguos añadidos a
mis registros, dejadme que os cuente algunas cosas sobre la conquista de las Canarias.
Las islas de Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro, con una población indígena
más reducida, fueron sometidas por contingentes normandos a principios del
siglo XV, entre 1402 y 1405, y posteriormente pasaron a formar parte de la
Corona de Castilla. La Palma y Tenerife,
más ricas y pobladas, fueron las dos últimas islas en ser conquistadas, justo
después de Gran Canaria, por iniciativa de los Reyes Católicos y con tropas
comandadas por Alonso Fernández de Lugo, que más tarde ocuparía el
puesto de gobernador.
La Palma fue algo más fácil de controlar, entre 1492 y 1493, pero los
intentos con Tenerife duraban ya desde 1464, aunque la campaña de Fernández de
Lugo tuvo lugar de 1494 a 1496. Los cuatro menceyes (o jefes territoriales) del
sur y el este tinerfeños se mostraron más neutrales y colaboradores (los
llamados bandos de paces), mientras que los cinco menceyes del norte (los
bandos de guerra) se resistieron a la ocupación castellana; los guanches emboscados en los barrancos resultaron
un hueso duro de roer, y les ocasionaron varias derrotas. Acabado el conflicto,
una parte de la población aborigen
(la que presentó más resistencia, supongo) fue vendida como esclava, aunque la
mayoría se integró en la nueva sociedad formada tras la conquista.
¿Y por qué os cuento todo esto?, os preguntaréis… La semana pasada me había
quedado subiendo generación tras generación en la web de Parentescos de
Fernando de Castilla, pero ¿hasta dónde llegué? Los miembros de la generación
más antigua tienen fechas de nacimiento aproximadas de 1475 y de 1500. Empezando por la línea paterna tenemos a Pedro de Fuentes,
y es curioso, porque para llegar hasta él hay que subir cuatro
ciclos seguidos de Pedros Fuentes y Juanes Fuentes, hasta un total de ocho
generaciones (parece que los abuelos tiraban mucho a la hora de elegir nombre
para los recién nacidos). Don Pedro fue uno de los participantes en la conquista
de La Palma y Tenerife, siendo peón (al parecer era soldado de a caballo) de la
compañía del capitán Bartolomé de Estupiñán, de acuerdo con las menciones que
de él hacen Antonio de Viana en el canto undécimo del poema épico Las Antigüedades de las Islas Afortunadas
y fray Juan de Abreu Galindo en su Historia de la Conquista de las Siete Islas Canarias…
circunstancia esta que, sin embargo, no ha podido probarse documentalmente, al
menos hasta ahora.
Lo que sí está más claro es que Pedro de Fuentes obtuvo
por parte del adelantado de Canarias data de repartimiento de tierras en
Velhoco, actualmente una pequeña localidad de unos quinientos habitantes en la
isla de La Palma, a las afueras de Santa Cruz… El segundo individuo de esta
generación, que sin duda me llamó la atención por distintos motivos, es Juan Gómez “El Viejo”, que también obtuvo repartimientos en La Palma; y la tercera es
María Bohorques, esposa de El Viejo (Otra curiosidad: sus nombres recuerdan un
poco a los de Juan y Ángela María, de la undécima generación, en Tenerife). De
esta última generación pero un poco más jóvenes, nacidos en torno a 1500, tenemos
a Diego Guerra (que al parecer murió en Flandes, en la actual zona de Bélgica y
Holanda) y a su mujer Francisca Peña.
No es que pertenecer a una fuerza invasora y colonizadora sea algo de lo
que sentirse muy orgulloso, pero hay que reconocer que resulta emocionante descubrir
detalles de este tipo en un antepasado tan lejano… Si Pedro
o Juan participaron en la conquista de las islas y en el reparto de tierras, eso
significa que probablemente no nacieron en Canarias, pero en la web de Fernando
de Castilla no se especifica su procedencia. Y, por supuesto, tiene narices que
uno de los tres antepasados míos conocidos más antiguos se llame precisamente
Juan Gómez “El Viejo”… ¿Tal vez el Destino me está queriendo enviar el mensaje
de que voy a envejecer casi sin darme cuenta si sigo perdiendo el tiempo
con estas cosas en lugar de salir algo más a la calle?
En fin… Una vez procesados y añadidos los nuevos
datos, mi archivo familiar del Personal Ancestral File consta ya de 724
personas, cuando tras las investigaciones sobre mis antepasados de Malta eran
632. En cuanto a los ascendientes directos, ya conozco 24 por parte de padre y
97 por parte de madre; queda claro que en Canarias la gente es más aficionada a la genealogía que en Cuenca. En lo que
respecta a la pregunta del
millón, no hace falta que monte demasiado teatro para responderla porque ya os
he hecho con el título de la entrada un spoiler como una casa: mientras que con
mis ancestros de Los Silos o de Malta llegué a once generaciones en mi árbol, con
los conquistadores y colonos de La Palma he alcanzado un total de diecisiete
generaciones. A mala idea podría objetarse, tras hacer un sencillo cálculo matemático, que solo
conozco los nombres de 5 de los 65536
(o menos, ya que probablemente hay alguno repetido) ancestros que tengo en esta
última generación, pero yo opino que no está nada mal, que es mucho más de lo
que la mayoría puede decir; pienso que hay que ver siempre el vaso medio lleno.
Al ser consciente de que estas personas normales y corrientes de mi familia
nacieron medio milenio antes que yo, y que aun así sus
nombres han conseguido llegar hasta mí, a la época actual, me hace sentir ese
vértigo del que ya he hablado muchas veces, el que te asalta al asomarte a los
abismos del Tiempo con los ojos bien abiertos, al comprender que no somos más que un capítulo muy corto de
una historia muy, muy larga que en su mayor parte desconocemos… Como ya
hice en su día con el S.XVII, he recabado información acerca de la cronología
de finales del S.XV, en torno a 1475 y en adelante,
que es cuando se supone que nacieron y vivieron… Se trata de una época apasionante
de transición, a caballo entre el final de la Edad Media y el inicio del
Renacimiento. La imprenta acababa de inventarse y era la época de los
incunables,
los primeros libros con tiradas de muchos ejemplares… Antes de 1492 no conocíamos América y todavía había
pobladores musulmanes en la zona de Granada
y judíos en la Península Ibérica.
En 1469 se produce el matrimonio entre Fernando II de Aragón e Isabel I de
Castilla, unificándose un territorio que empieza a parecerse algo a la España
de hoy. En 1475 nace César Borgia, hijo del Papa Alejandro VI;
esta es también la época de la dinastía de los Médici en Florencia, donde vive además
el diplomático y escritor Nicolás Maquiavelo. Ricardo III de Inglaterra,
último monarca de la dinastía de los Plantagenet, muere en 1485, y el príncipe
de Valaquia Vlad III el Empalador, origen del mito de Drácula,
abandona el reino de los vivos en el año 1476. En 1481 tiene lugar el primer
auto de fe de la Inquisición Española, con el dominico Tomás de Torquemada
a la cabeza. Mis antepasados Pedro, Juan y María son coetáneos de exploradores
como Cristóbal Colón, Américo
Vespucio o Vasco de Gama… pero también del artista Miguel Ángel Buonarroti,
el humanista Erasmo de Rotterdam,
el astrónomo Nicolás Copérnico
o el polímata Leonardo da Vinci.
Como podéis ver, una época llena de luces y de sombras, de todo menos aburrida…
Otra de las preguntas a las que teníamos que responder era si hay miembros de
la realeza incluidos en mi árbol familiar… Que Don Fernando de Castilla,
descendiente de reyes, fuese regidor de La Palma en el S.XVI
nos hace sospechar que la conexión no debe ser muy lejana, pero es difícil
averiguar cuál es su grado de parentesco con Felipe y Felipa, y por tanto
conmigo. La web tiene una herramienta que te permite calcular la relación entre
dos personas cualesquiera de la base de datos, pero solo hasta un máximo de
seis generaciones de distancia. Después de algunas pruebas rápidas con resultados negativos,
me da la impresión de que la conexión entre los antiguos reyes y mis
antepasados, aunque existe, no es muy directa, tal vez a través de varios
enlaces matrimoniales… Es otra de las tareas que queda pendiente para otra ocasión.
Me he estado documentando sobre este tema y he
hecho un par de descubrimientos bastante asombrosos… Está claro que los árboles
genealógicos de los distintos individuos vivos hoy en día no son independientes entre
sí, pero resulta que están mucho más interconectados de lo que podríamos pensar. Haciendo un par de
simplificaciones y obviando el aumento de la población y la menor permeabilidad
entre clases sociales y regiones geográficas, una compleja serie de razonamientos
matemáticos ha llevado a los especialistas a deducir que el ancestro común más reciente de toda la
población europea actual vivió hace unos ochocientos años; y la llamada
generación de ancestros idénticos, la generación más reciente que está incluida
al completo en el árbol genealógico de cada europeo actual (exceptuando
de ella a aquellos individuos cuya línea genética se extinguió en algún punto del camino)
vivió hace unos mil trescientos años, lo que significa que, al estar por
ejemplo el Emperador Carlomagno incluido en esa generación, básicamente todos
los europeos (los 740 millones actuales) descendemos de Carlomagno
y por tanto sí tenemos sangre real… Así que ¡misterio resuelto!
Modelos matemáticos más complejos que tienen en cuenta el aumento de la
población y las dinámicas entre las distintas regiones del Mundo, más o menos
aisladas entre sí dependiendo del caso, han llegado a la conclusión de que el ancestro común más
reciente de toda la Humanidad, el padre de todos,
vivió hace no más de tres milenios (probablemente en el este asiático,
aunque no estamos seguros); y que todos los individuos vivos otros pocos
milenios más atrás forman parte de la familia de o bien toda la Humanidad actual
(ancestros comunes) o bien nadie (líneas extintas). En otras palabras: nuestros
árboles genealógicos se entremezclan en un Pasado bastante más reciente de lo
que podríamos pensar, y nuestros antepasados de hace unos siete mil años son
exactamente los mismos para todos nosotros,
para los 7700 millones, independientemente de cuál sea nuestra etnia, lengua,
continente o país… En resumen, que todos formamos parte de una única gran
Familia.
Termino aquí por ahora… Dejo pendiente para más adelante encargar por Internet un
análisis de mi propio ADN y comentar los resultados que reciba acerca de mi
ascendencia genética; cuando hablemos no ya de personas con nombres y apellidos
sino de genes y mutaciones concretas, transmitidos a través de las distintas
ramas del árbol genealógico, podremos rastrearlos mucho más atrás en el Tiempo,
retrocediendo no solo tres siglos o medio milenio, sino tal vez cientos de
miles de años.
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