lunes, 4 de mayo de 2020

Postales desde Atenas (II)


Como os prometí, aquí tenéis el resto de mis fotos tomadas en Atenas hace un par de veranos (reseñas turísticas incluidas), junto con una breve explicación de las impresiones que me causó la visita. Mi hotel estaba en la calle Mitropoleos, muy céntrico como de costumbre, a mitad de camino entre la plaza de la Catedral ortodoxa y la plaza Syntagma… El espacio de la ducha era minúsculo incluso para mí que soy delgado, pero por lo demás la habitación era cómoda y tranquila. Siendo agosto ya supuse que haría bastante calor, así que había planeado mis visitas para ver los monumentos al descubierto (las Ágoras, Keramikós…) a primera hora de la mañana, y los museos y lugares cerrados a mediodía. También me resultó de gran ayuda para moverme por el eje este-oeste del centro el mercadillo de Monastiraki, en el que los toldos y pulverizadores y los aires acondicionados que rebosaban del interior de las tiendas a las estrechas callejuelas te aliviaban de las altas temperaturas. La zona turística era más o menos del mismo tamaño que la de Roma y en principio, sobre el papel, accesible a pie, pero a la hora de la verdad había muchas cuestas y colinas, con lo que después de más de doce horas andando cada día acababa agotado, con verdadero dolor en las piernas por la noche… Entre el cansancio y el calor, llegar al hotel y darse una ducha fresca al final de la jornada era gloria bendita.

Atenas me pareció una ciudad de grandes contrastes, con una zona turística muy cuidada y áreas con mucho encanto como Plaka y Anafiotika, y luego barrios menos céntricos como Omonia o Metaxourgeio, bastante sucios, con malos olores, y con gente sin hogar y drogadictos sentados por las aceras. En la zona de Exarchia, un barrio autogestionado lleno de activistas de izquierdas sentados en los portales y en los bares, había que ir también con un poco de cuidado, sobre todo con las fotos, para no dar lugar a equívocos por el tema de las identificaciones por parte de la policía secreta. En los límites del barrio había un par de autobuses blindados enormes de la policía, llenos de agentes super-mazados, listos para actuar si surgía algún problema… Yo tuve la suerte de no coincidir con ninguna manifestación estando allí, pero parece ser que en Atenas, cuando se monta, se monta gorda de verdad.

La zona más bonita también tenía sus pegas, en concreto las aglomeraciones de gente. Para ver la Acrópolis con tranquilidad y sin todos los turistas de los cruceros el truco era llegar a primera hora de la mañana, a eso de las ocho. Alguna amiga me ha elogiado por WhatsApp, después de ver la primera entrega, mi gran habilidad para “borrar” a los turistas del encuadre… Por cierto: altamente recomendable el Museo de la Acrópolis, construido a propósito a los pies de la colina para que el British Museum les devuelva los mármoles del Partenón, expoliados sin reparos por Lord Elgin hace un par de siglos.

Es verdad que hasta ahora he nombrado algunas cosas malas, pero la Belleza de la zona más céntrica compensa con creces el tener que aguantar el calor, o evitar a los drogadictos y los cruceristas. Además de los fabulosos monumentos y jardines o de las calles con encanto de Plaka recuerdo por ejemplo las preciosas puestas de Sol desde el Areópago o desde el monumento a Filopapos, amenizadas por el sonido de los tambores tocados al ritmo por una docena de músicos espontáneos, en el Paseo Histórico entre las dos colinas… Nombrar el Sol me recuerda también la impresión que me causó, al sobrevolar la extensísima ciudad, la miríada de paneles solares instalados en los tejados de las casas, reflejando la luz del mediodía como las estrellas de la Vía Láctea…

Por las calles se ven colgadas muchas banderas nacionales, y bastante gente lleva prendas a rayas blancas y azules. Hay un alto porcentaje de griegos religiosos, que se santiguan al pasar por delante de las iglesias. Muchos oriundos de la ciudad suelen llevar entre los dedos una especie de rosarios grandes que voltean una y otra vez, con una finalidad que aun hoy se me escapa… Hay muchos gatos en las calles, y en general muchos animales: palomas, periquitos y hasta tortugas de tierra sueltas por el césped del Ágora o por Keramikós. En algunas zonas menos céntricas los nombres de las calles están solo en alfabeto griego, lo que hace bastante difícil orientarse (sobre todo por las vocales, que al menos para mí son más difíciles de identificar). Y en varios puntos encontré mucho y muy buen arte urbano, aunque hablaré de él y os enseñaré fotos más adelante.

Relacionando este viaje más directamente con el tema del Pensamiento Científico y Racional (espero poder empezar con él la semana que viene), he de reconocer que sentí una emoción especial en el Museo Arqueológico Nacional, contemplando a una distancia de apenas unos centímetros los fragmentos originales del Mecanismo de Antikitera, una sofisticadísima calculadora astronómica de hace nada menos que 2100 años… Y también sentí un cosquilleo en el estómago recorriendo el Liceo de Aristóteles: actualmente no queda mucho de él, apenas se entrevén los cimientos de algunos muros y las trazas de la palestra donde los jóvenes practicaban la lucha, pero usando un poco la imaginación es emocionante pensar que hace veintitrés siglos y medio Aristóteles se paseaba discutiendo con sus discípulos exactamente por ese mismo sitio… Es una lástima que seguramente este verano, con el tema de la Pandemia, no pueda realizar ningún viaje como es debido; me consuela saber que muy probablemente el año que viene (y gracias a la Ciencia y a las vacunas) sí podré hacerlo de nuevo.


Vista de la Acrópolis de Atenas desde la colina del Areópago



Escultura funeraria en el Primer Cementerio de Atenas



Palomas junto a un estanque con peces de colores en los Jardines Nacionales de Atenas



Fachada y escaleras de acceso a la Biblioteca Nacional de Atenas



Zona de Technopolis en la ciudad de Atenas a la puesta de Sol



Restaurantes climatizados en el barrio de Monastiraki de Atenas



Detalle de los Propileos en la Acrópolis de Atenas



Interior de la Iglesia de la Santa Trinidad en el Pireo



Arcos del Odeón de Herodes Ático ocultos tras la arboleda en la ladera sur de la Acrópolis de Atenas



Las columnas de las Cariátides junto al Erecteion, en la Acrópolis de Atenas



Réplicas de los mármoles del Partenón en el Museo de la Acrópolis de Atenas, con el propio Partenón al fondo de la imagen



Ceremonia del cambio de guardia en la Plaza Syntagma de Atenas



Estatua de Atenea Promacos en el jardín de la Academia de Atenas



Detalle de una casa en el barrio de Anafiotika de Atenas



Vista del monumento a Filopapos en la colina del mismo nombre, con la ciudad de Atenas y el Mar de fondo


2 comentarios:

HOPE dijo...

Muy bonitas las fotos. Este año viajaremos con la imaginación, la creatividad y el medio ambiente se alegraran. El viaje al interior de nosotros mismos, es un viaje que no siempre se hace, y aunque no se puedan traer fotos, es muy interesante también.

Kalonauta dijo...


Eso que has dicho es muy bonito, Hope... No suelo quedarme sin palabras, pero tú lo has conseguido esta vez. 😀

¡Un abrazo muy fuerte!