Sin más dilación volvamos al árbol genealógico de los Galea
que encontró mi madre en la web de la Asociación de Amigos de Malta: era un
diagrama bastante completo que llegaba hasta principios del S.XX en las últimas
generaciones y que se remontaba hasta el XVII en las más antiguas. Como dato
curioso, el apellido,
que originariamente se escribía “Galea”, pasaba a ser “Galia” durante tres
generaciones y luego cambiaba de nuevo a la forma original. Al menos en mi
familia, “Galea” se ha pronunciado siempre con el golpe de voz en la e, así que
supongo que, aunque el autor no había usado ni una sola tilde en su genealogía,
la forma correcta de escribir la variante sería “Galía”, a no ser que ateniéndose
a las normas de la lengua original no se indicase expresamente el acento…
Un tío mío me había comentado varias veces en el Pasado que el apellido
Galea era originario de la isla de Malta,
pero nunca me había pasado enlaces, documentos o pruebas concretas de que una
rama de nuestra familia procediese de allí… En este caso no había lugar a dudas:
en una de las generaciones de este árbol aparecían Marcelino, Justo, Juan
Bautista e Isabel, cuatro de los hermanos de mi bisabuela Emilia que también
estaban en mi archivo. Sin embargo ni mi bisabuela ni Silvino, otro de los
hermanos, aparecían en la web de los Amigos de Malta, y por otra parte la web
incluía a una tal Bernarda que yo no tenía en mis datos. A pesar de estas diferencias
(debidas sin duda a que el autor de la genealogía y yo habíamos recurrido a
fuentes distintas o habíamos tenido distinta suerte en nuestras investigaciones)
había otros muchos detalles y fechas que podían cotejarse y en los que la
información de la web coincidía con la que me había transmitido en su día mi
abuela materna acerca de los antepasados de su marido. Y si los datos parecían
fiables para la generación de mis bisabuelos, no había motivos para pensar que
no lo serían también con respecto a las generaciones anteriores.
Al parecer fue un tal Josef Galia (Josef o Félix, no está muy claro),
bisabuelo de mi bisabuela Emilia, el que hizo el viaje desde Malta hasta
España. Nacido en La Valeta en torno a 1751, emigró a las costas valencianas y
se casó en 1786 con María Martínez, natural de Xátiva, teniendo la pareja
varios hijos. Las fechas de la genealogía cuadran bastante bien con el periodo
de inmigración generalizada en la segunda mitad del S.XVIII del que os hablé la semana pasada,
lo cual hace que sea bastante probable (aunque no hay datos concretos que lo
respalden) que Josef se dedicase al llegar aquí a la venta de telas. Si esta
estirpe de los Galea habitó a partir de la llegada de Josef en lugares como Xátiva,
Canals o La Pobla Llarga, las generaciones anteriores incluyen como lugar de
nacimiento diversos puntos de la isla como La Valeta,
Mosta o Naxxar.
Por tanto,
gracias al hallazgo de mi madre ahora no solo tenemos datos concretos sobre
nuestra familia de Malta, sino que podemos incluir en nuestro árbol a antepasadas
con nombres tan molones como Flaminia Agius Cauchi o Lucrecia-Grazia Galafato
Borg… ¿Y qué hay del número total de generaciones? El dato más antiguo de esta rama del árbol al que
nos podemos remontar es el matrimonio en 1642, probablemente en Naxxar, de
Domenico Galea y Grazia Portelli, nacidos ambos en torno a 1620. Contando desde
mí mismo hasta esta pareja hay once
generaciones, con lo que la rama de mi abuelo materno empata con la de mi abuela materna,
que ya conocíamos; pero visto que Juan Díaz-Llanos y Ángela María Andrade se
casaron en Tenerife el 17 de agosto de 1671, la de 1642 pasa a ser la fecha
concreta más antigua de todo mi archivo, con lo que sí batimos un récord (Lo de
los treinta años de diferencia para el mismo número de generaciones indica que
por la rama de Malta se lo tomaron con un poco más de calma a la hora de tener
descendencia). Para que os hagáis una composición de lugar, 1642
es el año en el que mueren Galileo Galilei y el Cardenal Richelieu, nace Isaac
Newton y Rembrandt pinta su famoso cuadro Ronda de Noche…
Toda la información de la web de los Amigos de Malta ha sido ya convenientemente
incorporada a mi base de datos del
Personal Ancestral File, que pasa así a tener un total de 632 personas en la
familia.
De este nuevo (y emocionante) episodio de mis investigaciones se puede
extraer una interesante conclusión: todos estamos conectados genéticamente y
ahora, cada vez más, también estamos conectados por Internet…
Vete tú a saber la cantidad de gente que habrá compartido desde 2007 sus
árboles genealógicos en la Red; y algunos de ellos tal vez sean parientes
lejanos míos con antepasados en común, así que puede que haya datos jugosos
sobre mis ancestros que estén a tan solo una búsqueda en Google de mi propio archivo…
Se podría pensar que para encontrar estos datos lo único que hay que hacer es
teclear uno por uno los nombres completos de mis antepasados directos, echar un
vistazo a los resultados y ver si hay otro golpe de suerte, pero la cosa es más
complicada de lo que parece.
En primer lugar, si tecleas el nombre sin comillas los resultados se pueden
referir a esa combinación concreta de nombre y apellidos o a cualquiera de
ellos por separado, lo que hace que la búsqueda sea demasiado vaga y con
multitud de resultados descartables que te hacen perder tiempo… Pero usar las
comillas para acotar un poco
también tiene sus pegas. Si no incluyes el nombre de pila de tu antepasado la
cosa sigue siendo algo vaga y el número de pistas falsas entre los resultados
será grande, pero si lo incluyes debes tomarte el tiempo necesario para cubrir
todas las posibles variantes: que se trate del nombre más usual o del nombre completo
(yo mismo consto con un nombre sencillo en mi DNI y uno compuesto en el Libro
de Familia), que se haya usado la variante más formal o el hipocorístico (como por
ejemplo en el caso de Francisco y Paco),
o incluso que haya algunos nombres que sean dudosos (acordaos de Josef/Félix,
mi antepasado maltés inmigrante).
También los apellidos, que en teoría deberían tener menos variantes que el
nombre, pueden hacer que aumente el número de búsquedas necesarias. En primer
lugar está el uso de apellidos compuestos en algunos casos (como ejemplos en mi
propia familia tenemos Díaz-Llanos, o Rodríguez de la Sierra), a lo que en las
generaciones más antiguas se une el posible uso de conectores arcaicos
(“Ángela María de Andrade y Hernández” en vez de “Ángela María
Andrade Hernández”), y también puede
ocurrir que algunos apellidos se escriban de distinta forma según la generación
o la zona geográfica (ejemplos: Galea/Galia, Luiz/Luis…). Todos los problemas
con las variantes en la búsqueda de Google podrían intentar minimizarse con el
uso de las comillas solo para los dos apellidos, incluyendo el nombre en otras comillas aparte, o el uso
del comodín * o la función AROUND, pero ya os digo que tendría que reflexionar
más sobre el asunto para encontrar el punto óptimo de equilibrio, el método con
mayor probabilidad de conseguir información interesante en la menor cantidad de
tiempo posible.
Además, hay que plantearse seriamente si bastaría con mis antepasados
directos o convendría también buscar a sus hermanos.
Tengamos en cuenta que si ahora mismo teclease con comillas el nombre completo
de mi bisabuela Emilia en vez del de su hermano Marcelino no me saldría nada,
ya que ella no constaba en el árbol genealógico de los Galea que encontró mi
madre. Y estoy recordando también que el descubrimiento de mis antepasados
canarios, por la rama materno-materna, también lo hice en su día gracias a Elia,
esta tía lejana de la que os hablaba, que era nieta de un hermano de mi
bisabuela Micaela… Teniendo en cuenta todo esto, y visto el gran número de
combinaciones que puede llegar a haber incluso para una sola persona, realizar
una búsqueda exhaustiva de datos en Internet requiere mucho tiempo,
organización y paciencia y no es tarea sencilla, como ya os digo.
Aun así, poco antes de publicar esta entrega en el blog me he animado a
hacer unas cuantas búsquedas rápidas (sin cubrir todas las opciones, tecleando
para mis ancestros directos el nombre y los dos apellidos
en su forma más probable, todo entre comillas y sin preocuparme por sus
hermanos) y cuando ya creía que no iba a tener suerte me he encontrado una
pista que enlaza mi árbol genealógico con otra base de datos de casi cien mil
individuos, que se remonta en algunas ramas hasta el inicio de la era cristiana
y que entronca con la mismísima realeza de Castilla…
Tras un vistazo rápido me ha parecido que la conexión entre los reyes de antaño
y mis antepasados es bastante indirecta, seguramente a través de múltiples
enlaces matrimoniales, pero puede que me equivoque… Ahora mismo no tengo tiempo
para analizar esta enorme genealogía como es debido, pero en cuanto pueda
hacerlo con más calma os mantendré informados. Una cosa sí parece bastante
probable: cuando haya procesado los nuevos datos y los haya añadido a mi
archivo el número de generaciones de mi árbol llegará a la docena
y seguramente la rebasará con creces.
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