lunes, 25 de junio de 2018

El Enigma de la Mujer Sin Rostro (II)


La semana pasada estuvimos hablando de cómo Sia Furler comprendió allá por 2011 que no quería exponerse tanto al público, tomando en 2014 la decisión de no aparecer en sus vídeos y ocultar su rostro en los directos para poder conservar en mayor medida su anonimato y tener más libertad en su vida privada. Sia no es el único caso: en el mundo de la música tenemos entre otros al duo francés Daft Punk o al virtuoso de la guitarra Buckethead, y en el campo del arte urbano hay innumerables ejemplos… La diferencia radica en que los Daft Punk y algunos graffiteros como Banksy decidieron ocultar sus rostros casi desde el principio de su actividad pública, mientras que la cantante ya llevaba años dando conciertos y grabando vídeos cuando tomó esta decisión, y todo lo que está en Internet es imposible de borrar. Yo mismo tuve la duda de si poner aquí fotos que mostraran claramente su cara, pero me di cuenta de que no es para tanto, que cualquiera interesado en el tema puede resolver el misterio con una búsqueda rápida de “Sia Furler” en Google Imágenes…

Creo que la clave radica precisamente en esto: solo los que estén realmente interesados se molestarán en hacer la búsqueda y, conociendo el deseo de la artista de ser estrella del pop solo a tiempo parcial, comprenderán que lo mejor para ella es no ayudar a divulgar este secreto a voces, que es preferible guardar ese conocimiento para uno mismo como si fuera un tesoro. De este modo la australiana se asegura de que aunque sus vídeos tengan millones de reproducciones en Internet casi nadie la va a reconocer cuando se crucen por la calle, y los pocos a los que les suene su cara, si son verdaderos fans, la dejarán tranquila o simplemente le dedicarán una sonrisa y un “Hola” o un “Buenos días”.




Relacionemos todo esto con el uso por mi parte de un seudónimo en el blog. En una antigua entrada dejé esbozados los motivos por los que no pongo fotos mías, ni doy mis apellidos, ni hablo de mi trabajo aquí. Suele decir el refrán que “Donde tengas la olla no metas la…” bueno, vosotros ya me entendéis… En otras palabras, que es mejor no mezclar lo personal y lo laboral, para no crear tensiones innecesarias. En el caso de La Belleza y el Tiempo yo estoy muy orgulloso de todo lo que cuento en las entradas, pero considero que en particular mis opiniones políticas y los detalles sobre mi vida sentimental son algo que es mejor no compartir con según qué personas en mi lugar de trabajo… Mis apellidos serían una referencia muy fácilmente localizable con unas simples búsquedas en Internet, y por eso aquí se me conoce simplemente como Kalonauta, el Navegante de la Belleza.

Últimamente el número de visitas es alto, así que estoy seguro de que muchos de los que me leéis esporádica o habitualmente no conocéis mi identidad; pero casi todos los que escribís comentarios sabéis perfectamente cómo me llamo y a qué me dedico. De hecho, algunos de los que me seguís conocéis (aunque los lazos no sean muy estrechos) a gente de mi trabajo, así que estamos hablando de un equilibrio muy, muy delicado que sin embargo se ha mantenido hasta ahora; ocurre como con esos secretos de los famosos, los políticos o la realeza (Que si este tiene una amante, que si el otro es gay y no quiere que se sepa, que si el de más allá defrauda a Hacienda…) que conoce bastante gente y pasan de boca a oreja pero sin embargo, por algún extraño código de silencio, nunca llegan a los medios de comunicación de masas.

Como en el caso de Sia, algunos de mis datos son un secreto a voces, algo oculto a la vista de todos: a más de uno se le ha escapado en los comentarios que me llamo Juan, y yo mismo os he contado que vivo en Valencia, España, y con el tiempo he ido concretando incluso más, hablando de la zona de Russafa. Además, leyendo mis textos se podría deducir que mi profesión tiene mucho que ver con el Conocimiento… ¡Más claro, agua! Mejor dejo de hablar, que ya estoy dando demasiadas pistas.




Una segunda razón por la que, una vez tomada la decisión de usar seudónimo, me gusta contar cosas a veces muy personales y al mismo tiempo mantener oculta mi identidad es que la gente que se interese por el blog será capaz de ver más allá de lo superficial (es decir, si soy guapo o feo) y centrarse en el contenido, que es lo importante. Si Sia puede vender discos por su voz y por su música, sin que la gente le vea la cara, ¿acaso no puedo yo recibir visitas y comentarios sin necesidad de mostrar la mía?

Los lectores y lectoras curiosos que queráis saber algo más sobre mí estaréis movidos por un interés genuino en mi forma de pensar (esa conexión de la que hemos hablado otras veces), y ya solo por eso seréis más dignos de confianza, con lo que no tendría problema en contaros más cosas si me mandáis un e-mail por privado, e incluso enviaros una foto mía para que veáis que además de tener ideas interesantes soy un tío físicamente normal tirando a resultón. Si os gusta lo que escribo y queréis conocer al verdadero Juan, ahora ya sabéis que no es una tarea tan difícil, del mismo modo que los auténticos fans que se esfuercen por resolver el enigma de la mujer sin rostro llegarán a conocer a la verdadera Sia, a la Sia sin adornos y sin máscaras, y seguramente serán más de fiar a la hora de guardar el secreto simplemente por haberse tomado la molestia de tirar del hilo.



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