La semana pasada
os enumeré algunos de los tipos de actividades culturales a las que suelo
asistir, sobre temas de lo más diverso pero siempre relevantes, al menos en mi
opinión. Ya sabéis que no me gusta perder el tiempo y que mi objetivo es
aprender cuantas más cosas interesantes mejor, así que elijo los formatos que a
mí más me funcionan… Por ejemplo, soy una persona muy visual, así que asimilo
mejor los conceptos a través de imágenes, y esto hace que prefiera un buen
documental, una buena película o una exposición de objetos o fotografías antes
que un buen libro. También soy bastante empático, intento estar pendiente de
las personas que hay a mi alrededor, lo que hace que, por una mera cuestión de
respeto, esté más atento y asimile más cuando la comunicación es directa: en
una conferencia, mesa redonda, visita guiada o simple charla informal con
alguien que sabe de algo. Este gusto por el intercambio intelectual directo con
la gente hace que esté al corriente de las actividades de asociaciones de
índole sociocultural tan distintas como el Aula de Cine de la Universitat de
València, la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico o los colectivos
nacidos o fortalecidos al calor del fenómeno 15-M.
Con el paso de los años me he dado cuenta de que, sea cual sea el ámbito
social en el que esté, me gusta aprender de los mejores, así que siempre tiendo
a hacer más amistad con los organizadores de las actividades, con los que más
se mueven en cada campo, que son los que más saben del correspondiente tema. En
cualquiera de estas conferencias o foros de debate veo a la mayoría de la gente
del público que viene con sus amigos de todos los días, habla de sus cosas
mientras se hace la hora, escucha la charla, no hace preguntas y después se va
a seguir hablando de sus cosas con sus amigos de todos los días… Yo, sin
embargo, suelo mantener una actitud mucho más permeable a la actividad:
normalmente llego solo
y me pongo a hablar con los del equipo organizador, cuando no directamente con
el ponente de la charla o, en el caso de un concierto, con los músicos del
grupo, porque es precisamente esa gente a quienes conozco o a quienes he venido
a ver.
Esto hace que a menudo los asistentes me pregunten (antes, después o
durante la actividad) acerca de cuestiones técnicas o logísticas pensando que yo también soy uno de los encargados,
y como es de suponer hay veces que no tengo ni idea, por lo que les tengo que
derivar hacia los verdaderos expertos. En muchos de estos ámbitos tengo la
extraña sensación de estar en una tierra de nadie a medio camino entre los
asistentes y los organizadores, sin quedarme del todo claro si soy el fan
número uno de entre los primeros o el que menos colabora de entre los segundos…
En otras palabras, no sé si soy el alumno más aventajado de la clase o el
profesor más tonto del claustro; como ya dije una vez, aprendiz de todo y
maestro de nada.
Pero no son sólo los asistentes los que me preguntan cosas; también los
organizadores de varios de estos ámbitos me preguntan a veces cuándo me voy a
implicar un poco más en sus proyectos, y me animan diciéndome que puedo aportar
cosas muy interesantes con mi colaboración… Me viene a la cabeza por ejemplo la
gente de Desayuno con Viandantes,
a los que conocí hace dos años y pico (aunque a mí me parece como si hubiera
pasado mucho más tiempo desde entonces). Me hice asiduo de los Desayunos, sin
perderme ni uno solo, y poco a poco trabé amistad con los chicos y chicas que
los convocan. Recuerdo que el año pasado dos de ellos me hicieron una oferta,
medio en broma medio en serio, para formar parte del equipo organizador,
invitación que yo, también medio en broma medio en serio, decliné rápida y
amablemente, a pesar de considerarlo un verdadero honor: demasiada
responsabilidad y muy poco tiempo disponible en mi agenda. La gente de Desayunos hará de nuevo de las suyas
este próximo sábado, 14 de febrero, en el solar de detrás del IVAM, y ante las
previsiones de asistencia al evento me han pedido que les eche una mano en
tareas de apoyo logístico, sólo para ese día, a lo que yo he respondido que por
supuesto allí estaré como un clavo para lo que haga falta… Pero de ahí a
involucrarme de lleno y de forma continuada (incluso con la nueva periodicidad,
más relajada, de sus convocatorias) va un trecho.
En cuanto a los amigos del Aula de Cine, ya se han dado cuenta de que no
vale la pena seguir insistiendo en que presente más películas; tal y como tengo
la agenda, sólo me da tiempo a preparar una al año,
aunque eso sí, no se podrán quejar de que a ésa no le dedique tiempo y esfuerzo
para que todo salga perfecto… De hecho, me documento tan bien que el material
siempre me aprovecha para hacer, además, varias entregas en el blog.
Los del grupo de Escépticos en el Pub también me han animado a preparar alguna
charla para el Ben’s Inn, y Ernesto y los compañeros del 15-M me pidieron que
les ayudase a coordinar los ciclos de proyecciones en la Plataforma per
Russafa; pero yo, sintiéndolo mucho, siempre les digo a todos que no tengo tiempo
para nada… La expresión que utilizo de forma recurrente es que voy “más liado que la pata de un romano”. En fin, que
vaya donde vaya siempre estoy muy solicitado; a veces tengo la impresión de que
soy el hombre más buscado al oeste del Mississippi
(Ya sé, ya sé que a lo mejor exagero un poco, pero dejadme soñar).
Chicos y chicas, impulsores socioculturales que dais vidilla a esta ciudad,
amigos míos todos: sirvan esta entrada y la de la semana anterior como
disculpa, para que si algunos de vosotros las leéis podáis comprobar que
realmente estoy en otras muchas movidas aparte de la vuestra, y que las razones
que os doy para no implicarme más no son meras excusas. Me debo sobre todo a mi
vocación de generalista del Conocimiento, que requiere la máxima Libertad de
acción posible… O quizás habría que decir Libertad de pensamiento: ya he comentado
muchas veces que soy más un hombre de ideas que de acción,
y que mi afán por aprender, por absorber información relevante y darle vueltas
en mi cabeza para sacar conclusiones, me deja poco margen para proyectos
colectivos que requieran una implicación activa y continuada en el Tiempo. Me
cuesta comprometerme a largo plazo precisamente porque soy muy responsable y sé
que tendré que cumplir esos compromisos a pesar de todos los imprevistos extras
que me vayan surgiendo después; y además sé de buena tinta que siempre es más
fácil optimizar la eficiencia y minimizar los imprevistos en proyectos a nivel
individual, así que me lo pienso muy mucho antes de decir que sí a nadie… Esto
no quita para que continuamente esté ayudando a unos y a otros aquí y allá en
proyectos puntuales, pero eso sí, a mi ritmo…
Esta poligamia social, este ir picando de flor en flor, me ayuda a mantener
un punto de vista amplio y a la vez propio, una visión de conjunto auténtica y
genuinamente mía, y a ir haciendo mis propias asociaciones de ideas… Por
dispares que puedan parecer los temas que me interesan, yo los veo como partes
de una misma cosa. Todo está relacionado, seguramente todo es coherente entre
sí aunque haya muchos detalles de los que todavía no soy consciente. Buscar
diferencias y semejanzas, encontrar paralelismos curiosos entre distintos
campos, me ayuda a intentar desvelar ese patrón oculto que tanto me obsesiona.
El fruto de mi trabajo mental lo voy publicando semana tras semana en La
Belleza y el Tiempo, cuya redacción me ocupa una parte muy importante de mis
horas, tanto que podría decirse que es la tercera pata del taburete de mi
Existencia, junto con mi trabajo y mi vida social. Un resumen incompleto y
preliminar de mis conclusiones lo tenéis en el Mapa conceptual
de la columna de la derecha, pero a medida que pasan los meses voy descubriendo
pequeños matices nuevos y elementos adicionales que podrían añadírsele… Soy
como ese investigador criminal que cuelga en la pared de su despacho todas las
pistas, los mapas, las pruebas, los informes y las fotos de los sospechosos y
después va estableciendo las conexiones, uniendo unas chinchetas con otras por
medio de hilos de lana de distintos colores… Los hilos van apareciendo sólo
poco a poco, pero lentamente las conexiones se van haciendo cada vez más claras
y se va perfilando la solución al enigma…
Esta tarea de establecer nexos, de tejer redes, la llevo a cabo no sólo a
nivel intrapersonal sino también interpersonal: en mi interior se va creando tejido
mental, porque conecto ideas, pero a la vez de cara al exterior ayudo a crear
tejido social, porque conecto personas… Dejadme que me explique. Todos estos
encuentros cara a cara de los que os hablo, con unos y otros grupos, me ayudan
a saber dónde tengo que seguir buscando información por mi cuenta sobre los
temas que me interesan, pero también se produce muchas veces transmisión de
información en el sentido contrario: muy a menudo le hablo a gente de un grupo
determinado de lo que está haciendo otro grupo distinto, si creo que puede ser
de su interés, o les envío enlaces a información en Internet, e incluso en
ocasiones he puesto a algunos de ellos en contacto directo para favorecer
colaboraciones entre grupos.
Y, a un nivel distinto, se podría decir que mis entradas de La Belleza y el
Tiempo también sirven para conectar a la gente, ya que en ellas hago referencia
de vez en cuando a estos colectivos; pero esta vocación de conector social
queda patente sobre todo en las listas de Blogs y Enlaces seleccionados de la
columna derecha, justo debajo del Mapa de ideas, listas variopintas que
incluyen a muchas de estas personas y asociaciones de las que os he hablado
para que cualquiera pueda visitarles en la Red. A veces me gusta pensar que mi
humilde contribución, ya sea en persona o vía Internet, me convierte en el
equivalente a un poste señalizador en un cruce de caminos,
una especie de Hombre-Puente entre diversos ámbitos (aparentemente muy
distintos pero todos interesantes) de la sociedad valenciana, lo que en jerga
del 15-M se llama un Nexo; Nexo importante no tanto por la intensidad de los
vínculos que en él convergen, sino por la cantidad de los mismos y la gran
distancia entre los puntos que conecta…
Y gracias al blog hago de Puente no sólo entre gente tan interesante y
maravillosa como Héctor y compañía, Carolina, Ernesto, los Escépticos o los de
Desayunos, sino también entre todos ellos y la gente que me lee (que a lo mejor
no es mucha, pero sin duda tiene muy buen gusto). Tiene gracia, chicos: acabo
de darme cuenta de que hay un claro paralelismo entre los elementos de mis
redes mental y social, porque pensar en vosotros me hace pensar en todo lo que
hay de bueno en el Cine, la Música, la Justicia, la Coherencia o la ciudad de
Valencia, y en definitiva en las distintas formas de Belleza
inherentes a estos conceptos irrenunciables de mi esquema mental.
Por tanto, gente maravillosa que animáis el cotarro en Valencia, permitidme
que os pida una vez más disculpas por aparecer y desaparecer como el Guadiana,
y por echar a veces una bomba de humo y desvanecerme, como si fuera un ninja o el mismísimo Batman, cuando hay que
realizar esas tediosas tareas organizativas previas a las actividades de cara
al público… Tened en cuenta que cuando no estoy ahí con vosotros no es porque
esté en casa echado en el sofá, tocándome las narices, sino porque estoy
colaborando (a medio gas, pero colaborando) en algún otro sitio donde también
puedo ser útil, o quizás escribiendo entradas del blog como ésta y explicando
lo buenos e imprescindibles que sois cada uno en lo vuestro. Pensad que soy como
ese Llanero Solitario que cabalga
hacia el sol poniente en busca de otro pueblo en apuros donde necesiten su
ayuda (otra vez soñando despierto…); soy como ese outsider que anda siempre por
aquí y por allá pero no pertenece a ningún sitio, y que al final de la película se aleja en busca de nuevas
aventuras, de nuevos horizontes, para escribir nuevos nombres en su Mapa del
Mundo. Pensad que cuando no estoy con vosotros es porque estoy tejiendo nuevos
hilos en mi red, que es también la vuestra.
Esta metáfora del tejedor de redes, que me evoca entre otras la imagen del
pescador sentado junto a su barca a la orilla del Mediterráneo, reparando sus
aparejos, me lleva a su vez a pensar en Penélope, la esposa de Ulises, sentada
junto a una ventana que mira al Mar y tejiendo un sudario para el rey Laertes durante
veinte largos años… Esta asociación de ideas es el hilo que nos conduce a la
entrada de la próxima semana, aparentemente independiente de estas dos últimas
pero sin embargo relacionada… como todo aquello que escribo en La Belleza y el
Tiempo.
2 comentarios:
"En Ersilia, para establecer las relaciones que rigen la vida de la ciudad, los habitantes tienden hilos entre los ángulos de las casas, blancos o negros o grises o blanquinegros, según indiques las relaciones de parentesco, intercambio, autoridad, representación. Cuando los hilos son tantos que ya no se puede pasar por en medio, los habitantes se marchan: las casas se desmontan; quedan solo los hijos y los soportes de los hilos. (...) Viajando así por el territorio de Ersilia encuentras las ruinas de las ciudades abandonadas, sin los muros que no duran, sin los huesos de los muertos que el viento hace rodar: telarañas de relaciones intrincadas que buscan una forma". Las ciudades y los intercambios. Las ciudades invisibles. Italo Calvino.
Juan, gracias por acompañarnos en Desayuno con Viandantes.
¡Hola, David!
Vuelvo a repetir que soy yo el que tiene que daros las gracias a vosotros por hacer lo que hacéis y por darle vidilla a la ciudad... Y también gracias a ti en particular por las referencias literarias que aportas en tus comentarios en el blog, que siempre me parecen muy interesantes.
Desconocía la existencia de Ersilia hasta hace unas pocas semanas; encontré precisamente esa misma cita de Italo Calvino al bajarme de la Red la fotografía con la que se cierra esta entrada. La historia comienza así: en los últimos tres meses he visto varias veces, paseando por la ciudad, obras de arte urbano consistentes en esculturas tridimensionales hechas a base de hilos, aprovechando como soportes mobiliario urbano, señales de tráfico o árboles, y utilizando piedras atadas como contrapesos para tensar toda la estructura de elegantes formas geométricas...
La primera la vi en la calle Literato Azorín, en la acera frente a la salida del supermercado; pero la que más me llamó la atención fue una enorme que vi poco después en la rotonda al inicio de la Avenida de Aragón, y que usaba varios árboles como soporte. En cierto modo recuerdan a esos juegos para niños que hay en la playa o en el cauce antiguo, que consisten en una pirámide de cuerdas tensadas... El caso es que no llevaba la cámara y no les pude hacer fotos, así que para cerrar esta entrada estuve buscando si alguien más había colgado alguna en Internet, pero sin éxito. Lo más parecido que encontré fue la foto que ahora veis en el blog, junto con algunas otras bastante chulas también, en http://www.unurth.com/Ersilia-Berlin.
Tal y como dejo esbozado en la entrada, cada vez estoy más seguro de que todo está relacionado tanto en el Tiempo como en el Espacio, pero con el paso de los siglos o con las grandes distancias estas relaciones se van olvidando poco a poco, estos hilos que nos unen a todos y a todo se van volviendo invisibles a nuestros ojos, aunque no por ello dejan de existir. Me parece que una de las claves para tener una Vida plena consiste en ampliar nuestros conocimientos para redescubrir estas relaciones, para hacer visible de nuevo esta red universal de la que formamos parte... Sin duda seguiremos hablando de este tema en La Belleza y el Tiempo.
Un abrazo, David, nos vemos por las calles.
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