Recordaréis que hace tres años os hablé de la ruta realizada por el cauce del Turia con Guiding Architects Valencia y el artista urbano LUCE. Posiblemente sepáis
que la obra de este último consiste básicamente en sutiles intervenciones en el
mobiliario urbano y reutilización de objetos encontrados… Otras de sus señas de
identidad, como la exploración exhaustiva del entorno urbano, fijarse en las
pequeñas cosas, llevar un registro de todo lo que ocurre y ayudarse de la
palabra escrita en su trabajo, las comparte en cierto modo con Ignacio Pinazo,
que ya en la Valencia del siglo XIX era un paseante obsesivo y realizaba
continuamente bocetos a lápiz y notas sobre las interacciones humanas que observaba por la
calle.
Ayer domingo por la mañana tuvo lugar una ruta urbana promovida por el IVAM, también por el antiguo cauce del río, que conectaba la obra de estos dos artistas. Yo me había enterado tarde y estaba en lista de espera pero me pasé por el museo de todos modos, a ver si había suerte y quedaba algún hueco de última hora. Cuando se lo comenté a LUCE él me dejó bien claro que no había problema, sacudiendo la cabeza de lado a lado con los ojos cerrados mientras sentenciaba con firmeza: “¡Aaadelante!” Aquí os dejo una selección de 25 fotos que resumen la mañana. El formato de la entrada es algo distinto: si en la crónica de la ruta de Guiding Architects las fotografías acompañaban al texto, en este caso más que párrafos tenemos pies de foto que acompañan a las imágenes.
El IVAM ha invitado a LUCE a trasladar durante unos meses su taller a uno de los espacios del museo,
justo debajo de las salas con la expo de Pinazo. En este taller-exposición fue
donde empezó la visita guiada.
Eva Bravo es una arqueóloga interdisciplinar que colabora con el IVAM en
otros proyectos,
y que junto a Lucas conduciría la ruta, aportando datos sobre la historia de
los distintos lugares por los que pasaríamos.
El objetivo final de la ruta era estampar la firma de Ignacio Pinazo en el Puente
de la Alameda, con ayuda de un balón al que LUCE había añadido unos relieves a
modo de cuños, y que estaba expuesto en la sala.
Lo primero que hicimos al salir a la calle fue ir, cual si fueran setas, en
busca de gomas elásticas frescas en el suelo, cerca de las marquesinas de
publicidad. Según LUCE el mejor día para encontrarlas en cantidad es el
miércoles.
Llegamos al Puente de San José, que lleva varios años siendo peatonal y sin
embargo todavía conserva unos molestos bordillos. Lucas decidió en su día realizar
una pequeña intervención para evitar accidentes.
De camino al Puente de Serranos pasamos junto a la parcela en que se han plantado
distintos tipos de flores para favorecer la biodiversidad de la zona.
Afortunadamente, a la sombra hacía una temperatura aceptable.
Ya bajo el puente Lucas sacó de uno de los mechinales una silla de las que usaban en su día las familias sudamericanas que asistían a
las multitudinarias barbacoas de los fines de semana.
En su opinión este es un encomiable ejemplo de utilización del espacio
público. Al parecer el Ayuntamiento reguló un poco la situación, pero estas cenas
a la fresca se siguen realizando hoy en otros puntos de la ciudad.
Algunas de las firmas que LUCE deja en los cajetines de los postes de la
luz aparecen más adelante partidas, al intercambiar los operarios las tapas en
un descuido. La ciudad sigue viva incluso mientras dormimos.
En la zona a la altura de San Pío V Eva se quejó de los restos
arqueológicos que a veces el Ayuntamiento deja caer en cualquier sitio sin muy
buen criterio y sin la interpretación apropiada, como mero elemento decorativo.
LUCE nos habló de los distintos tipos de materiales que usa para sus
intervenciones, y de cómo algunas de sus piezas están hechas con madera
encontrada en sus exploraciones y reutilizada después.
Lucas es muy afable y simpático, y contesta con gusto a cualquier consulta
de los asistentes. Le preguntaron por ejemplo por el material que suele cargar
en su bici holandesa cuando va de exploración.
Eva nos habló de la ampliación hacia 1966 del Puente del Real al triple de su
anchura original pero respetando el estilo constructivo, de manera similar a lo
que se hizo con el Palau de la Generalitat pocos años antes.
LUCE nos enseñó su cámara de vídeo que sirve también como proyector portátil,
lo cual le resulta bastante útil para algunas de sus acciones por la ciudad. ¡Y
la consiguió por solo 20€, menudo chollo!
Le preguntaron si pide permiso antes de realizar sus acciones, y contestó que no.
En muchos casos en lo relativo al espacio público, si esperamos a tener todos
los permisos para hacer algo, al final no se llega a hacer nada.
Cuando haces un esfuerzo consciente por estar atento a los pequeños detalles
te llevas sorpresas como la de descubrir estas enormes mudas de cigarra vacías, de casi cuatro centímetros de
tamaño.
Llegamos por fin al Puente de la Alameda. El ambiente a estas alturas
era muy bueno, y en los paseos entre explicaciones íbamos teniendo charlas
informales en grupos más pequeños con los recién conocidos.
Eva nos dio algunos detalles sobre la evolución de la Alameda con el paso de los años y nos habló de los vestigios que todavía hoy quedan de
antiguas construcciones ya desaparecidas.
Y empezó la performance, incluido un pequeño susto… El balón no podía
quedarse ahí arriba, ¡es una pieza de museo! Afortunadamente, alguien tenía a mano un palo selfie y Lucas pudo desencalarlo.
Continuó la acción, con los asistentes pasándose el balón e intentando estampar
la firma de Pinazo en el polvo de la estructura metálica de los bajos del
puente. Parece fácil, pero a veces hace falta un segundo intento.
Al final conseguimos que quedasen varias firmas claramente visibles. Ignacio
Pinazo se paseaba por estos mismos lugares tomando bocetos hace siglo y medio,
y ahora era un poco como si estuviera de nuevo entre nosotros.
Con esto dimos por concluida la visita guiada. Creo que todos los
asistentes quedamos bastante contentos; la única que no debió pasar muy buen
rato fue esta paloma, que tenía su nido a unos diez metros de los balonazos.
Todavía era media mañana, así que volví al IVAM a ver con más calma la
exposición de LUCE, y de paso pude ayudarle a colocar de nuevo el balón en su
vitrina, mientras él la levantaba con unas ventosas.
Sólo por curiosidad, paseando por la ciudad el resto del día me estuve
fijando en algunos de los detalles que LUCE nos había comentado, y confirmando algunas de sus teorías. Coincido
plenamente con su filosofía de que ser capaz de prestar atención incluso a las cosas más pequeñas te ayuda a valorar lo que hay de bueno en tu vida que otros pasan
por alto, y por tanto a ser más feliz. Ya lo decía John Ronald Tolkien en su más celebrada novela: “No todo el oro reluce, ni toda la gente errante anda perdida”…
Parece que habrá más rutas con Lucas y con Eva en un futuro cercano, así que
estaré atento a las convocatorias y si me da tiempo os lo iré contando.
4 comentarios:
Qué interesante!. Gracias por hacer tan bien resumen que parece que haya asistido a la ruta yo también
¡Muchas gracias a ti, como siempre, por comentar, Susana! Como ya digo, es muy posible que haya un par más de entregas de esta serie en un futuro no muy lejano... ¡Besotes!
Me ha llamado la atención esta entrada porque LUCE me gusta mucho 😊
Muy interesante como siempre
Supongo que ya las has visto, Irene, pero si te gusta LUCE mírate la segunda parte de esta entrada, y también otra más antigua que se llama "Río Abajo"... ¡Gracias por comentar!
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