Termino esta entrada múltiple sobre inteligencias múltiples repasando la
lista de Howard Gardner
y comprobando cuáles son mis puntos fuertes en cada una de las ocho categorías.
Vayamos al grano y veamos si soy inteligente sólo en el sentido clásico de
la palabra o en un sentido más general.
Lógico-matemática:
Ya sabéis que a veces mi memoria me falla para según qué cosas, y no he tenido
tiempo de rebuscar entre mis papeles del colegio, de modo que no recuerdo cuál
era mi puntuación en los tests de inteligencia que me hacían de pequeño, pero
me parece que era buena sin llegar a estar fuera de lo corriente. Sí tengo más
a mano mis notas escolares, que eran bastante altas, y mi expediente universitario,
que fue excelente, ya que mi carrera, perteneciente a la rama científica, se
basaba más en entender los conceptos que en memorizar. Mis padres no tuvieron
que preocuparse nunca por pagar las tasas, porque la Universidad me concedía
becas por mis buenos resultados; y no se me olvidará jamás el único notable que
saqué en todos aquellos años, una mancha imborrable en mi currículum… pero
bueno, nadie es perfecto.
Actualmente, en mi trabajo, sigo usando la lógica, las matemáticas y el método
científico cada día y creo que no se me da nada mal.
Lingüística:
Desde que era pequeño he sentido un gran cariño y respeto por mi lengua
materna, el castellano, y aprendí bastante pronto a expresarme con propiedad,
tanto al conversar como por escrito; creo que este blog es prueba suficiente de
ello. Escribir unas dos mil palabras semanales sin errores ortográficos ni
gramaticales y además con cierto estilo no es nada fácil… En cuanto a otros
idiomas, tengo nociones básicas de latín, francés e italiano y sé cositas
sueltas de griego y alemán, pero las que domino de verdad son el valenciano
y también el inglés, que uso a menudo en mi trabajo… Ya de paso, aprovecho aquí
para pedir disculpas a mis lectores no angloparlantes por los enlaces en inglés
que pongo de vez en cuando, pero es que, aparte de que en ocasiones sólo están
disponibles en ese idioma, hay otras veces en que con las prisas ni siquiera
soy consciente de cómo los pongo.
Espacial:
Tengo un buen sentido de la orientación y se me da bien estimar distancias, me
muevo con facilidad por las calles de Valencia (excepto por la zona de Abastos…
otro día hablamos de eso) y también me hago enseguida con la distribución de
las zonas turísticas en las ciudades que visito en mis viajes, hasta el punto
de que al cabo de un par de días ya casi no necesito mirar el mapa. Además soy
muy buen fisonomista, y puedo reconocer a familiares o actores y actrices de cine
en fotos en las que eran muy pequeñitos. Esto es gracias a que sé fijarme en
aquellos detalles que cambian menos con los años, como la estructura craneal,
la separación entre ojos, la posición de la boca… Precisamente por eso soy muy
malo adivinando la edad de la gente: puedo ver por la calle a una chica que me
parece atractiva y a veces no sabría decir si tiene veinte o cuarenta y cinco
años (podríamos decir que veo a la gente no como son ahora, sino más “a largo
plazo”, es decir, también como fueron y como serán). Por último, en fotografía
se me da bien encontrar el ángulo más interesante, y en cine suelo captar
detalles sutiles que a otros se les escapan.
Corporal-cinestésica:
No soy una persona especialmente fuerte, pero sí bastante ágil y con buena
coordinación; he tenido poquísimas lesiones
en mi vida, y ya alguna vez os he hablado de mis andares decididos pero a la
vez elegantes (yo diría que felinos). También tengo un buen dominio de mis
expresiones faciales, tanto cuando estoy serio como cuando hago el payaso.
Aunque a muchos de los que me conozcan les parecerá extraño, he coordinado
talleres de baile de casi cien personas, y no se me da nada mal; precisamente
bailando conocí a mi anterior pareja. Hablando de parejas, y entrando ya en un
terreno un poco más personal, soy bastante hábil con las caricias y sé dar
buenos masajes; creo que en lo referente al sexo no lo hago nada mal, aunque
supongo que esto no deberíais preguntármelo a mí, claro… Aplicando lo dicho al
principio a este tema en particular, digamos que lo que me falta de corpulencia
o fuerza lo compenso a base de pasión, entrega, dedicación y agilidad.
Sin entrar en detalles, os confesaré que soy capaz de estimular a una mujer con
cinco partes distintas de mi cuerpo simultáneamente, de forma armoniosa y muy
placentera; si tenéis curiosidad y queréis saber más, preguntadme por privado,
chicas…
Acústico-musical:
Tengo buen sentido del ritmo (esto entronca también con la inteligencia
anterior) y buen oído para los timbres, las melodías y las armonías. Durante un
tiempo, hace ya muchos años, toqué los teclados en un grupo, aunque hoy en día mis
escasas nociones de piano están bastante oxidadas. También tengo una prodigiosa
facilidad para reconocer una canción con tan sólo escucharla durante una fracción
de segundo. Aunque no me prodigo mucho en público (lo hago sobre todo por casa,
principalmente en la ducha), canto
bastante bien, sobre todo cuando la tesitura es grave, porque a la parte más
aguda me cuesta un poco llegar sin hacer falsete, y por tanto me falla el
vibrato. Me gusta pensar que tengo un tono y una cadencia agradables al hablar,
y todo el mundo me dice que soy muy bueno imitando voces… Para rizar el rizo, hay un estudio hecho en el Instituto Tecnológico de California
según el cual la gente lista escucha, entre otros, a Radiohead, y a mí casualmente me gustan bastante.
Naturalista:
Soy consciente de la Belleza natural que nos rodea y de la que formamos parte,
y tengo un gran respeto por la Vida en todas sus formas, aunque no sé hasta qué
punto a esto se le puede llamar inteligencia (ya os dije en la primera entrega
que la naturalista me parece una categoría un poco pillada por los pelos). El
único ejemplo con cierto sentido que se me ocurre en este apartado es el de la
reacción de las mascotas de mis amigos cuando voy a sus casas: no sé cómo, me
las arreglo bastante bien para que los gatos se me acerquen y para que los perros
se mantengan alejados de mí… ¿Será que tengo esa famosa energía de la que habla
César Millán?
Interpersonal: Para
mí esta inteligencia es muy importante no sólo por su relevancia intrínseca
sino también porque la utilizo a diario en mi trabajo. Sé usarla para ayudar a aquellos
que lo necesitan y también para evitar que los demás se aprovechen de mí o me
induzcan a hacer algo que considero injusto o ilógico (de la asertividad, o
cómo aprender a decir “no” de buenas maneras y con estilo, también hablaremos
otro día). Suelo llevarme bien con todo el mundo y muy raramente me enfado
abiertamente con alguien, y cuando lo hago sé resolver el problema de forma
rápida y eficaz. A no tener que enfadarme me ayuda bastante un sexto sentido
mío que me permite detectar en seguida a los capullos
para poder mantenerme alejado de ellos… Por otro lado, sé ser muy buen amigo de
mis amigos y, cuando alguien realmente se lo merece, sé estar pendiente de
todos esos pequeños detalles que pueden hacer su día un poco más agradable. Mi
vida social es muy activa, rica y variada, y tengo facilidad para hacer amistades
en entornos nuevos para mí… En cuanto a la calidad de mis relaciones, muchos
amigos míos comentan en este blog (de hecho son mayoría), y sus aportaciones
dan fe de que todas y todos son sin duda de lo bueno lo mejor, de lo mejor lo superior.
Intrapersonal: También
en este caso me remito a La Belleza y el Tiempo como prueba principal; una gran
cantidad de sus entradas suponen un ejercicio de introspección que no muchos
sabrían hacer. El blog me ha ayudado bastante a poner en negro sobre blanco lo
que me pasa por la cabeza, a aclarar mis ideas, a dar nombre a lo que siento. Siempre
he estado a gusto conmigo mismo, pero desde que escribo aquí me siento aún
mejor; cada vez tengo menos miedo del Mundo y del Tiempo, cada vez estoy más
seguro de estar tomando las decisiones correctas en la Vida… Y en cuanto a la
imagen que tengo de mí mismo, ¿qué mejor muestra de autoestima que enumerar uno
por uno mis puntos fuertes, tal y como estoy haciendo hoy? Si los demás no
hablan de ellos, tendré que hacerlo yo…
La conclusión
de todo esto es la siguiente: podré tener pegas en otros aspectos, seguro, pero
ha quedado bien claro que soy (modestia aparte) bastante inteligente en todos
los sentidos, independientemente de que sean éstas varias inteligencias
distintas (veinte, ocho o tres) o bien varias manifestaciones distintas de una
sola. Respondamos, a la luz de esta conclusión, a la pregunta que dejamos en el
aire la semana pasada: ya sabéis que para mí la inteligencia es sexy, no cabe
duda, pero ¿lo es también para ellas? A la vista de mis experiencias de estos últimos
años, parece que ser inteligente no ayuda mucho a ligar; ha habido muy pocas
mujeres que me hayan interesado en este tiempo, y a las que me han interesado,
por una razón o por otra, no les he interesado yo.
La inteligencia es sexy, pero lo es sobre todo para la
gente inteligente que sabe intuirla y además se toma después el tiempo y el
esfuerzo necesarios para reconocerla claramente, y esto desgraciadamente no ha
ocurrido aún en mi caso. Precisamente el hecho de que la inteligencia no abunde
es lo que hace que en general esté
infravalorada, lo que hace que a su vez haya menos gente que se preocupe por
cultivarla… ¡Qué cruel paradoja, qué terrible fenómeno de retroalimentación,
qué pescadilla mordiéndose la cola! Algunas de las mujeres que me han atraído
últimamente eran inteligentes en varios aspectos, pero quizás no lo eran lo
suficiente o quizás iban con demasiadas prisas como para darse cuenta de que yo
las podría haber hecho muy felices… Y en otros casos había impedimentos de distinto
tipo: algunas simplemente se encontraban en una etapa de su vida en que
necesitaban estar solas, y otras ya tenían una pareja… con la que podían estar
más o menos a gusto, pero una pareja al fin y al cabo.
Por tanto, podemos decir que ser inteligente ayuda a encontrar la felicidad,
pero no basta sólo con serlo. Si recordáis la etimología de la palabra, la inteligencia es la
capacidad de tomar las decisiones correctas, pero aunque se haya heredado un
buen potencial para desarrollarla y este potencial se haya convertido en una
realidad en la primera infancia, después hay que tener acceso a la información
adecuada y paciencia para informarse bien de las distintas opciones, de modo
que se pueda elegir la mejor… Y para esto a veces es necesario tener un poco de suerte y estar en el
lugar adecuado en el momento apropiado. Así que, como
veis, son muchos los factores
que al final determinan si vas a tener o no una buena vida en general. Y lo mismo pasa con la elección de pareja: saber
escoger la mejor opción no sirve de mucho si a uno no se le presentan buenas
oportunidades, o si ninguna de las opciones vale la pena… A veces la opción más
inteligente consiste en quedarse uno como está y seguir buscando algo mejor,
aunque sin agobiarse.
Haciendo una última comparación con el Middle-Earth Role Playing, del que
hablábamos en la primera entrega, un personaje jugador con muy buenas
bonificaciones en sus características también puede tener mala suerte y sacar una pifia
al tirar los dos dados de diez… Pero ésta no es razón suficiente para dejar de
jugar; las oportunidades no se presentan si uno no se las crea, así que lo que
hay que hacer es seguir tirando los dados hasta tener un golpe de suerte y (¿quién
sabe?) quizás sacar un 100… Ésa es la actitud positiva que ha guiado mis pasos
últimamente, y la que ha hecho que no me lo piense dos veces a la hora de
completar esta entrada (que en principio iba por otros derroteros) con la
entrega de hoy… Al planteárseme el dilema pensé: “Nada de lo que vas a contar
es mentira, y deberías estar orgulloso de ello, así que ¿por qué no incluirlo? ¡A la porra los complejos de inferioridad!”
Y aquí tenéis el resultado, aquí tenéis una parte de mi carta de presentación…
Alguna otra vez he dejado caer ligeras pinceladas de autobombo aquí y allá en
el blog, pero con lo de hoy no cabe ninguna duda: me ha salido un anuncio de
contactos en toda regla… y además un anuncio de unas dos mil trescientas
palabras; seguro que los del Badoo o el Meetic
son un poco más cortos… En fin: las chicas que después de leer todo esto aún no
tengan ganas de conocerme mejor no saben lo que se pierden, la verdad; y las
que todavía no me conocíais bien, por falta de tiempo o de oportunidades, pero ahora
estáis intrigadas por lo que habéis leído… ¿a qué esperáis? Estoy deseando que
contactéis conmigo y me pongáis al corriente de vuestro currículum de
inteligencias múltiples: ¡Deslumbradme!