martes, 31 de marzo de 2015

Inteligencias Múltiples (IV)


Termino esta entrada múltiple sobre inteligencias múltiples repasando la lista de Howard Gardner y comprobando cuáles son mis puntos fuertes en cada una de las ocho categorías. Vayamos al grano y veamos si soy inteligente sólo en el sentido clásico de la palabra o en un sentido más general.

Lógico-matemática: Ya sabéis que a veces mi memoria me falla para según qué cosas, y no he tenido tiempo de rebuscar entre mis papeles del colegio, de modo que no recuerdo cuál era mi puntuación en los tests de inteligencia que me hacían de pequeño, pero me parece que era buena sin llegar a estar fuera de lo corriente. Sí tengo más a mano mis notas escolares, que eran bastante altas, y mi expediente universitario, que fue excelente, ya que mi carrera, perteneciente a la rama científica, se basaba más en entender los conceptos que en memorizar. Mis padres no tuvieron que preocuparse nunca por pagar las tasas, porque la Universidad me concedía becas por mis buenos resultados; y no se me olvidará jamás el único notable que saqué en todos aquellos años, una mancha imborrable en mi currículum… pero bueno, nadie es perfecto. Actualmente, en mi trabajo, sigo usando la lógica, las matemáticas y el método científico cada día y creo que no se me da nada mal.

Lingüística: Desde que era pequeño he sentido un gran cariño y respeto por mi lengua materna, el castellano, y aprendí bastante pronto a expresarme con propiedad, tanto al conversar como por escrito; creo que este blog es prueba suficiente de ello. Escribir unas dos mil palabras semanales sin errores ortográficos ni gramaticales y además con cierto estilo no es nada fácil… En cuanto a otros idiomas, tengo nociones básicas de latín, francés e italiano y sé cositas sueltas de griego y alemán, pero las que domino de verdad son el valenciano y también el inglés, que uso a menudo en mi trabajo… Ya de paso, aprovecho aquí para pedir disculpas a mis lectores no angloparlantes por los enlaces en inglés que pongo de vez en cuando, pero es que, aparte de que en ocasiones sólo están disponibles en ese idioma, hay otras veces en que con las prisas ni siquiera soy consciente de cómo los pongo.




Espacial: Tengo un buen sentido de la orientación y se me da bien estimar distancias, me muevo con facilidad por las calles de Valencia (excepto por la zona de Abastos… otro día hablamos de eso) y también me hago enseguida con la distribución de las zonas turísticas en las ciudades que visito en mis viajes, hasta el punto de que al cabo de un par de días ya casi no necesito mirar el mapa. Además soy muy buen fisonomista, y puedo reconocer a familiares o actores y actrices de cine en fotos en las que eran muy pequeñitos. Esto es gracias a que sé fijarme en aquellos detalles que cambian menos con los años, como la estructura craneal, la separación entre ojos, la posición de la boca… Precisamente por eso soy muy malo adivinando la edad de la gente: puedo ver por la calle a una chica que me parece atractiva y a veces no sabría decir si tiene veinte o cuarenta y cinco años (podríamos decir que veo a la gente no como son ahora, sino más “a largo plazo”, es decir, también como fueron y como serán). Por último, en fotografía se me da bien encontrar el ángulo más interesante, y en cine suelo captar detalles sutiles que a otros se les escapan.

Corporal-cinestésica: No soy una persona especialmente fuerte, pero sí bastante ágil y con buena coordinación; he tenido poquísimas lesiones en mi vida, y ya alguna vez os he hablado de mis andares decididos pero a la vez elegantes (yo diría que felinos). También tengo un buen dominio de mis expresiones faciales, tanto cuando estoy serio como cuando hago el payaso. Aunque a muchos de los que me conozcan les parecerá extraño, he coordinado talleres de baile de casi cien personas, y no se me da nada mal; precisamente bailando conocí a mi anterior pareja. Hablando de parejas, y entrando ya en un terreno un poco más personal, soy bastante hábil con las caricias y sé dar buenos masajes; creo que en lo referente al sexo no lo hago nada mal, aunque supongo que esto no deberíais preguntármelo a mí, claro… Aplicando lo dicho al principio a este tema en particular, digamos que lo que me falta de corpulencia o fuerza lo compenso a base de pasión, entrega, dedicación y agilidad. Sin entrar en detalles, os confesaré que soy capaz de estimular a una mujer con cinco partes distintas de mi cuerpo simultáneamente, de forma armoniosa y muy placentera; si tenéis curiosidad y queréis saber más, preguntadme por privado, chicas…




Acústico-musical: Tengo buen sentido del ritmo (esto entronca también con la inteligencia anterior) y buen oído para los timbres, las melodías y las armonías. Durante un tiempo, hace ya muchos años, toqué los teclados en un grupo, aunque hoy en día mis escasas nociones de piano están bastante oxidadas. También tengo una prodigiosa facilidad para reconocer una canción con tan sólo escucharla durante una fracción de segundo. Aunque no me prodigo mucho en público (lo hago sobre todo por casa, principalmente en la ducha), canto bastante bien, sobre todo cuando la tesitura es grave, porque a la parte más aguda me cuesta un poco llegar sin hacer falsete, y por tanto me falla el vibrato. Me gusta pensar que tengo un tono y una cadencia agradables al hablar, y todo el mundo me dice que soy muy bueno imitando voces… Para rizar el rizo, hay un estudio hecho en el Instituto Tecnológico de California según el cual la gente lista escucha, entre otros, a Radiohead, y a mí casualmente me gustan bastante.

Naturalista: Soy consciente de la Belleza natural que nos rodea y de la que formamos parte, y tengo un gran respeto por la Vida en todas sus formas, aunque no sé hasta qué punto a esto se le puede llamar inteligencia (ya os dije en la primera entrega que la naturalista me parece una categoría un poco pillada por los pelos). El único ejemplo con cierto sentido que se me ocurre en este apartado es el de la reacción de las mascotas de mis amigos cuando voy a sus casas: no sé cómo, me las arreglo bastante bien para que los gatos se me acerquen y para que los perros se mantengan alejados de mí… ¿Será que tengo esa famosa energía de la que habla César Millán?




Interpersonal: Para mí esta inteligencia es muy importante no sólo por su relevancia intrínseca sino también porque la utilizo a diario en mi trabajo. Sé usarla para ayudar a aquellos que lo necesitan y también para evitar que los demás se aprovechen de mí o me induzcan a hacer algo que considero injusto o ilógico (de la asertividad, o cómo aprender a decir “no” de buenas maneras y con estilo, también hablaremos otro día). Suelo llevarme bien con todo el mundo y muy raramente me enfado abiertamente con alguien, y cuando lo hago sé resolver el problema de forma rápida y eficaz. A no tener que enfadarme me ayuda bastante un sexto sentido mío que me permite detectar en seguida a los capullos para poder mantenerme alejado de ellos… Por otro lado, sé ser muy buen amigo de mis amigos y, cuando alguien realmente se lo merece, sé estar pendiente de todos esos pequeños detalles que pueden hacer su día un poco más agradable. Mi vida social es muy activa, rica y variada, y tengo facilidad para hacer amistades en entornos nuevos para mí… En cuanto a la calidad de mis relaciones, muchos amigos míos comentan en este blog (de hecho son mayoría), y sus aportaciones dan fe de que todas y todos son sin duda de lo bueno lo mejor, de lo mejor lo superior.

Intrapersonal: También en este caso me remito a La Belleza y el Tiempo como prueba principal; una gran cantidad de sus entradas suponen un ejercicio de introspección que no muchos sabrían hacer. El blog me ha ayudado bastante a poner en negro sobre blanco lo que me pasa por la cabeza, a aclarar mis ideas, a dar nombre a lo que siento. Siempre he estado a gusto conmigo mismo, pero desde que escribo aquí me siento aún mejor; cada vez tengo menos miedo del Mundo y del Tiempo, cada vez estoy más seguro de estar tomando las decisiones correctas en la Vida… Y en cuanto a la imagen que tengo de mí mismo, ¿qué mejor muestra de autoestima que enumerar uno por uno mis puntos fuertes, tal y como estoy haciendo hoy? Si los demás no hablan de ellos, tendré que hacerlo yo…




La conclusión de todo esto es la siguiente: podré tener pegas en otros aspectos, seguro, pero ha quedado bien claro que soy (modestia aparte) bastante inteligente en todos los sentidos, independientemente de que sean éstas varias inteligencias distintas (veinte, ocho o tres) o bien varias manifestaciones distintas de una sola. Respondamos, a la luz de esta conclusión, a la pregunta que dejamos en el aire la semana pasada: ya sabéis que para mí la inteligencia es sexy, no cabe duda, pero ¿lo es también para ellas? A la vista de mis experiencias de estos últimos años, parece que ser inteligente no ayuda mucho a ligar; ha habido muy pocas mujeres que me hayan interesado en este tiempo, y a las que me han interesado, por una razón o por otra, no les he interesado yo.

La inteligencia es sexy, pero lo es sobre todo para la gente inteligente que sabe intuirla y además se toma después el tiempo y el esfuerzo necesarios para reconocerla claramente, y esto desgraciadamente no ha ocurrido aún en mi caso. Precisamente el hecho de que la inteligencia no abunde es lo que hace que en general esté infravalorada, lo que hace que a su vez haya menos gente que se preocupe por cultivarla… ¡Qué cruel paradoja, qué terrible fenómeno de retroalimentación, qué pescadilla mordiéndose la cola! Algunas de las mujeres que me han atraído últimamente eran inteligentes en varios aspectos, pero quizás no lo eran lo suficiente o quizás iban con demasiadas prisas como para darse cuenta de que yo las podría haber hecho muy felices… Y en otros casos había impedimentos de distinto tipo: algunas simplemente se encontraban en una etapa de su vida en que necesitaban estar solas, y otras ya tenían una pareja… con la que podían estar más o menos a gusto, pero una pareja al fin y al cabo.

Por tanto, podemos decir que ser inteligente ayuda a encontrar la felicidad, pero no basta sólo con serlo. Si recordáis la etimología de la palabra, la inteligencia es la capacidad de tomar las decisiones correctas, pero aunque se haya heredado un buen potencial para desarrollarla y este potencial se haya convertido en una realidad en la primera infancia, después hay que tener acceso a la información adecuada y paciencia para informarse bien de las distintas opciones, de modo que se pueda elegir la mejor… Y para esto a veces es necesario tener un poco de suerte y estar en el lugar adecuado en el momento apropiado. Así que, como veis, son muchos los factores que al final determinan si vas a tener o no una buena vida en general. Y lo mismo pasa con la elección de pareja: saber escoger la mejor opción no sirve de mucho si a uno no se le presentan buenas oportunidades, o si ninguna de las opciones vale la pena… A veces la opción más inteligente consiste en quedarse uno como está y seguir buscando algo mejor, aunque sin agobiarse.




Haciendo una última comparación con el Middle-Earth Role Playing, del que hablábamos en la primera entrega, un personaje jugador con muy buenas bonificaciones en sus características también puede tener mala suerte y sacar una pifia al tirar los dos dados de diez… Pero ésta no es razón suficiente para dejar de jugar; las oportunidades no se presentan si uno no se las crea, así que lo que hay que hacer es seguir tirando los dados hasta tener un golpe de suerte y (¿quién sabe?) quizás sacar un 100… Ésa es la actitud positiva que ha guiado mis pasos últimamente, y la que ha hecho que no me lo piense dos veces a la hora de completar esta entrada (que en principio iba por otros derroteros) con la entrega de hoy… Al planteárseme el dilema pensé: “Nada de lo que vas a contar es mentira, y deberías estar orgulloso de ello, así que ¿por qué no incluirlo? ¡A la porra los complejos de inferioridad!

Y aquí tenéis el resultado, aquí tenéis una parte de mi carta de presentación… Alguna otra vez he dejado caer ligeras pinceladas de autobombo aquí y allá en el blog, pero con lo de hoy no cabe ninguna duda: me ha salido un anuncio de contactos en toda regla… y además un anuncio de unas dos mil trescientas palabras; seguro que los del Badoo o el Meetic son un poco más cortos… En fin: las chicas que después de leer todo esto aún no tengan ganas de conocerme mejor no saben lo que se pierden, la verdad; y las que todavía no me conocíais bien, por falta de tiempo o de oportunidades, pero ahora estáis intrigadas por lo que habéis leído… ¿a qué esperáis? Estoy deseando que contactéis conmigo y me pongáis al corriente de vuestro currículum de inteligencias múltiples: ¡Deslumbradme!



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