lunes, 31 de diciembre de 2012

Sin Aditivos ni Colorantes (II)

Estamos hablando en esta entrada (que iba a ser doble pero va a acabar siendo triple) de la diferencia entre Auténtica Belleza y Apariencia, de los trucos y postizos que utilizan algunas mujeres (y también algunos hombres, aunque no es ése el tema que me interesa) para resultar más atractivas a primera vista, y de cómo a veces nos centramos demasiado en el aspecto externo y nos olvidamos de cosas más importantes… Hablamos pues de la estética con minúscula; otro día trataremos de la verdadera Estética.
Enumeraré hoy algunos de los adornos superfluos que se utilizan de cuello para abajo. Siguiendo en la línea de la semana pasada, mis gustos se basan en la naturalidad, la sencillez y lo práctico: no me atrae especialmente que una mujer use collares o anillos, sobre todo si son aparatosos, y tampoco me gustan las uñas pintadas. Por otro lado, aunque sé que algunas de mis amigas me van a matar por esto, considero que hacerse tatuajes (o tattoos, como se les llama ahora, que queda más chic) es una moda en la que mucha gente se ha gastado un montón de dinero (dinero que a algunos de ellos les vendría muy bien ahora, con la que está cayendo), sufriendo dolor (sobre todo cuando es cerca del hueso) y poniendo en juego su salud (cuando es en la zona de la nuca o la columna) sólo para sentirse diferentes y especiales, cuando en realidad se ha convertido en algo tan común en determinados ámbitos que la verdadera muestra de rebeldía sería más bien no hacérselos.
Si seguimos hablando de la piel, he de decir que me parece bastante tonta la costumbre que tienen algunas mujeres de pasarse cuatro horas al día tumbadas en la playa tomando el sol en cuanto llegan los meses de verano. Un poco de moreno natural resulta muy atractivo, pero ponerse negra como el carbón no sólo conlleva el pasar muchas horas de calor en la arena abrasadora, sino que además demasiada radiación ultravioleta es mala para la salud (luego vienen los cánceres de piel, el llanto y el crujir de dientes); por no mencionar el simple hecho de que estéticamente tampoco es atractivo, aunque ellas parezcan no darse cuenta. En esto, como en casi todo, más no significa mejor, y la clave radica en alcanzar el punto justo de equilibrio (¿Será por eso que cuando pides un entrecot en el restaurante lo pides “al punto”?).
¿Y qué decir de la depilación corporal? La semana pasada ya os comenté que no me desagrada ver unas cejas pobladas, pero que prefiero un entrecejo despejado. Y el caso es que detalles como éste no deberían importarme, pero tengo que reconocer que incluso a los que, como yo, somos conscientes de que este modelo de belleza es algo artificial, meramente cultural, inducido por nuestro entorno, por las fotos de publicidad que nos rodean y por las películas y series que vemos; incluso a nosotros, digo, nos resulta difícil reprogramar nuestras mentes en determinados aspectos después de años y años de lavado de cerebro. Por eso ver pelos en el entrecejo, el bigote o las axilas de una mujer sí es algo que me desagrada, porque he crecido desde pequeño con esa idea. Dejando aparte estas excepciones, la presencia de pelos en el resto del cuerpo no me resulta tan molesta, y me remito a mis directrices generales en temas de estética: dedicadle tiempo a este asunto sólo si creéis que el resultado realmente va a valer la pena, pero no tanto tiempo como para dejar de hacer otras cosas más interesantes… Equilibrio, siempre equilibrio: ésa es la palabra mágica.
Lógicamente, en este tema influyen múltiples factores: una mujer que suela llevar faldas cortas necesitará depilarse las piernas más a menudo, y una mujer con una vida sexual más activa se planteará la idea de hacerse o no las ingles (Siempre me he preguntado cómo se hace esto exactamente; a mí me daría muchísima vergüenza, sea como sea… Mejor no entrar en detalles, yo ya me entiendo). Ya que hablamos de sexo, os confesaré un secreto: en las distancias cortas (que es donde un hombre se la juega), al llegar la hora de la verdad, y para poder maniobrar mejor, yo suelo quitarme las gafas para la hipermetropía, con lo cual los detalles pequeños se me difuminan (precisamente en las distancias cortas) y los pelitos de mi pareja desaparecen como por arte de Photoshop, así que me da igual que haya o deje de haber pelitos. (¿A qué estáis esperando para llamarme, chicas? ¡Os lleváis un auténtico chollo! ¡Ni siquiera tendréis que preocuparos por vuestra depilación íntima! Por no hablar de otras ventajas, también de carácter íntimo, que me reservo para los mails privados…)

Algo que no se puede disimular, ni aun quitándome las gafas, es la diferencia entre unos pechos grandes y otros pequeños. Y aquí es donde llegamos a uno de los grandes males de nuestra sociedad actual: el sujetador con relleno. ¡Cuántas desilusiones, cuántos desengaños e incluso divorcios a largo plazo habrá generado el dichoso Wonder Bra! Una mujer inteligente con los pechos pequeños que quiera resultar atractiva a los hombres debería intentar potenciar otras facetas de su físico o de su personalidad antes que mentir descaradamente sobre el tamaño de su delantera: eso está bien si lo único que quieres es conseguir un rollo de una noche y no te importa la desilusión que se lleve tu pareja ocasional, pero si vas buscando algo a más largo plazo no está bien generar unas expectativas que luego no se van a cumplir… tarde o temprano él tendrá que verte desnuda, y cuanto más tiempo pase hasta ese momento más traicionado puede sentirse él, quedándole una espinita clavada dentro que puede afectar a otros aspectos de la relación… Sinceridad ante todo, tanto con la mente como con el cuerpo. De nuevo, hablando de sujetadores, nos encontramos con algunos casos extremos de total falta de percepción de la realidad: hay chicas que eligen modelos demasiado grandes para ellas y no se dan cuenta de lo evidente, de que gran parte de lo que hay entre el relleno y las costillas no es sino aire. ¿No sería ridículo si los hombres hiciéramos algo parecido y usáramos también postizos? No os entraría la risa floja a vosotras si fuésemos por la calle como Álex y sus drugos en La Naranja Mecánica o como los bailarines de ballet de Top Secret?
Y si el Wonder Bra me parece malo, no es nada comparado con los implantes de silicona, que considero una completa aberración (al igual que cualquier otro tipo de operaciones estéticas, inyecciones de bótox, etcétera: me parece tan obvio que es una estupidez que ni siquiera voy a hablar más de ello). Unos pechos operados sólo parecen naturales si se miran en una única posición; al cambiar de postura no se colocan de manera natural, al moverse no lo hacen de forma natural, al tocarlos no parecen naturales, y dentro de quince años ni siquiera parecerán naturales en su posición original. ¿Por qué intentar cambiar de un día para otro un delicado mecanismo que la Evolución ha ido perfeccionando durante tres mil millones de años, desde la bacteria al Homo Sapiens Sapiens? Y lo peor de todo es que a veces piensan en operarse incluso mujeres con curvas que no lo necesitan en absoluto… No pasa nada porque los pechos de una mujer se vayan un poquito hacia los lados cuando está en posición horizontal: es lo natural, es lo auténtico, y sólo por eso debería parecernos hermoso… y a mí me lo parece. Esto me hace recordar la anécdota de cuando intenté hacerle cosquillas en las axilas a una amiga mía bastante sexy mientras estaba recostada en el sofá de su piso, un día que se había puesto cómoda y no llevaba sujetador… no entro en detalles, ya me entendéis… una vez más. Bueno, pues nada: la próxima semana, la tercera y última (lo juro) entrega de este culebrón.

7 comentarios:

Héctor dijo...

Distancias cortas, mails privados, cosquillitas en las axilas...cualquier día le tienes que poner dos rombos a tu blog. No quiero pensar en qué pasará cuando llegues a la parte de cintura para abajo :)

Y sí, vuelvo a estar de acuerdo en todo lo que dices. Donde esté la belleza natural que se quite todo lo demás. Hemos llegado a un punto en el que se ha perdido la mesura en aras de responder a unos cánones totalmente arbitrarios, absurdos y creados por una industria eminentemente masculina y me imagino que consumidora masiva de porno, y que nos hacen creer (a las sacrificadas mujeres y a los "inocentes" hombres) que las chicas deben ir perfectamente depiladas, con tacones y ropa interior sexy aunque vayan a la vendimia y más pintadas que el trasero de un mandril. Luego, claro, vienen las expectativas defraudadas y las decepciones. Y en el caso inverso lo mismo, ojo, pero me reservo el comentario por si algún día hablas de los aditivos y los colorantes masculinos.

En fin, que me alegro de que reivindiques la belleza natural, pero sobretodo la mesura y el equilibrio. Por suerte, todavía no se pueden poner implantes de inteligencia o de ingenio, así que las que lo llevan de fábrica pueden sentirse tranquilas y orgullosas.

Un abrazo y feliz año!!

Anónimo dijo...

oye, k yo tengo tattoos y están muy bien hechos! :)
Bromas aparte, me ha gustado mucho este post.
Enhorabuena!
Susana

Anónimo dijo...

por cierto, Juan, aprovecho para dejar un dicho que leí no hace mucho y que me gustó mucho: "La belleza exterior es el reflejo de la belleza interior que se manifiesta por el brillo que desprenden los ojos".
un abrazo
susana

Kalonauta dijo...


¡De nuevo por aquí, Héctor! ¡Dichosos los ojos! :-)

En cuanto a los dos rombos, tienes razón en que me están saliendo unos contenidos un tanto picantillos últimamente... Es que el tema de estas entradas se presta bastante. Tal vez debería ponerle al blog una página de entrada con Parental Advisory incluido, como la de la Reina Roja... ;-)

Lo más gracioso del asunto es que los bullet points de estas entradas los esbocé hace unas semanas, pero ahora mismo tengo un catarrazo de aúpa y la líbido por los suelos, con lo que se me está haciendo muy extraño el redactar las entradas completas.

Y sí, efectivamente, la semana que viene hablaremos de la cintura para abajo, y también habrá una o dos perlitas de este estilo... No entro en detalles, ya lo leerás con tus propios ojos.

¡Me ha encantado el comentario de la vendimia y el trasero de mandril! Y tienes toda la razón: podría decirse que el tema de la estética se ha ido realimentando, dando lugar a una escalada en el nivel de obsesión, hasta el punto de haber visto barrenderas con unas permanentes superideales y unos maquillajes dignos de una estrella de cine... ¿realmente hace falta, o nos estamos arreglando por encima de nuestras posibilidades?

No creo que me apetezca hacer una entrada sobre hombres que se arreglan más de la cuenta: en seguida me viene a la mente el programa de "Mujeres y hombres y viceversa" y me da mucho repelús, francamente. Hay gente que ha entendido lo de alcanzar la igualdad de sexos en el sentido de ser todos y todas igual de panolis... En cualquier caso, en estas entradas ya he metido varios enlaces a vídeos en los que los protagonistas son chicos, así que conformaos con eso.

En cuanto a las chicas inteligentes, sensibles e ingeniosas, claro que pueden y deben sentirse tranquilas y orgullosas, pero eso no basta: también nosotros tenemos que fijarnos en ellas, hacerles caso y mimarlas... Y que sea recíproco, claro, que ahí es donde quería yo llegar. ;-)

Lo dicho: me alegro mucho de que leyendo esto encuentres las palabras para expresar lo que ya estaba de manera difusa dentro de tu cabeza... A mí mismo me pasa a veces mientras escribo las entradas. Siempre es bueno poder ponerle nombre a las cosas: nos permite comprenderlas mejor y por lo tanto controlar mejor la situación, tomando las decisiones apropiadas... ¡El conocimiento es poder!

Un abrazo

Kalonauta dijo...


¡Hola, Susana! ¡Qué gusto leerte por aquí!

En cuanto a lo de los tattoos, ya he avisado en el texto de que algunas me ibais a matar, y el que avisa no es traidor... pero si el haberme metido con tus tatuajes ha servido para que comentes en el blog, volvería a hacerlo sin dudar un segundo. :-)

En cuanto a la frase que citas, estoy totalmente de acuerdo, aunque más que de los ojos yo hablaría de toda la cara. En la entrada de "Amor a Primera Vista", hace un tiempo, ya hablaba un poco de ello. Te copio el fragmento aquí:

"La expresión de la cara también aporta mucha información sobre una persona: la posición de la boca, la manera de mover los ojos, el nivel de tensión de los músculos faciales, nos dicen si una persona es de natural tranquila o nerviosa, si es sincera o no… Como suele decirse, la cara es el espejo del alma."

En resumen, la Belleza interior se manifiesta a veces en el exterior a través de la cara... pero también de la postura de todo el cuerpo o de la manera de andar. Esto es lo que el Encantador de Perros llama "Energía tranquila y firme". Sí, lo estás oyendo bien: creo que las teorías que utiliza César Millán con los perros sirven también para las personas... Pero de esto hablaremos con más detalle dentro de un tiempo, que no quiero haceros spoiler.

¡Un besazo, Guapa! ¡Nos vemos muy pronto! :-)

yo, la reina roja dijo...

¡Qué divertido! Lo de los pelos es un capítulo muy muy interesante.
¡Feliz año con poco vello facial! Bs.

Kalonauta dijo...


¡Sobre todo con pocos pelos en la lengua, Carolina!

¡Un abrazote!