Ya adelantábamos la semana pasada que tener un cuerpo de conocimientos demasiado variado y ecléctico
puede suponer un problema a la hora de buscar un grupo de amigos con quienes
compartir y desarrollar tus ideas. Aparte de la compartimentación del Saber de
la que hablábamos entonces, se aprecia además actualmente una excesiva
compartimentación de la sociedad en grupos con unas características bien
definidas y bastante uniformes en cada uno de ellos, de manera que así se
facilita la comunicación e identificación entre individuos del mismo grupo pero
se dificulta la comunicación entre grupos diferentes. Además, muchas personas,
para sentirse aceptadas por su grupo,
adoptan de manera artificial algunas de las características consideradas como
“normales” en éste, e inhiben algunas de sus propias tendencias naturales, con
lo que dejan de ser ellos mismos, dejan de ser genuinos: pasan a tener lo que
mis amigos músicos llamaban en una canción, hace mucho tiempo, una Pseudopersonalidad. Se convierten en un estereotipo,
en un cliché.
Mantener intacta tu propia
personalidad, tu propia esencia, a veces cuesta: en mi caso, no me puedo quejar
de no sentirme acompañado, casi no hay día en el que no me encuentre por
casualidad, paseando por cualquier rincón de Valencia, a algún amigo o conocido
(tal vez son ya muchos años de conocer gente aquí y allá… muchos años o mucho rodaje,
lo que sea). Mi agenda de contactos es extensa, y constantemente estoy quedando
con unos u otros… pero no tengo ninguna persona o personas concretas con las
que quede para salir por defecto todos los fines de semana sin que haya una
actividad concreta que lo justifique, no hay nadie con quien chatee o hable por
teléfono a menudo y de manera intrascendente,
nadie a quien llamar por llamar
cuando me aburro (aunque tampoco se puede decir que me dé mucho tiempo a
aburrirme).
Con todos mis grupos de
amigos paso muy buenos ratos de vez en cuando: con los colegas del Aula de
Cine, los compañeros del 15M, la gente del trabajo, los del grupete de música,
los de la Universidad, los vecinos de la finca, los del grupo de escépticos, los
aficionados a la fantasía y la ciencia ficción… Pero aunque con todos ellos
tengo cosas en común, con cada uno de ellos se ha dado alguna vez una situación
particular en la que todo el mundo está de acuerdo, o tiene la misma reacción,
o la misma respuesta, menos yo. Curiosamente, lo que me hace dar la nota en un entorno
resulta totalmente normal en otro, y viceversa, de forma que, a pesar de no
tener ningún rasgo de comportamiento considerado excéntrico por todo el mundo,
mi manera de ser en su conjunto no acaba de encajar en ninguno de los grupos, y
a veces (sólo a veces) me siento en ellos como un pez fuera del agua,
me siento un poco solo a pesar de estar acompañado de gente estupenda. Me viene
a la mente la imagen de uno de esos juegos para bebés que consisten en una caja
con agujeros para meter distintas formas geométricas de colores; yo y las demás
personas somos esas formas, pero mientras los otros son cilindros, o
paralelepípedos, o prismas triangulares, y van entrando uno a uno en la caja,
yo soy una pieza híbrida, con una forma extraña, mezcla de cuadrado por aquí y
círculo por allá, que no entra por ninguno de los agujeros y al final es la única
que se queda fuera.
Supongo que no soy el único
que tiene esta sensación, pero a veces me pregunto si no seré demasiado
vehemente en la defensa de mi propia manera de hacer las cosas… En el Mapa Conceptual del blog
podréis comprobar que la Autenticidad es una consecuencia de la Libertad ejercida
a la hora de elegir tu estilo de vida; yo soy vehemente a veces porque para mí
perder parte de mi Autenticidad significa perder parte de mi Libertad, que es
una de las cosas que más valoro. Para aquel que no quiere renunciar siquiera a
un ápice de su propia personalidad es difícil establecer lazos sociales
sólidos, sentirse de verdad parte de un grupo,
por la sencilla razón de que a veces acercarte a los demás te aleja de ti
mismo.
Se podría hacer un
razonamiento similar también a nivel de pareja: es difícil encontrar una
persona con un grado de Conexión, de compatibilidad, suficientemente alto como
para poder iniciar una relación sentimental estable, basada en la total sinceridad
y el respeto mutuo. Sólo el Afecto surgido de la Verdad y la Libertad de ambas
personas puede perdurar en el Tiempo; y cuando se encuentra, no sólo constituye
una fuente inagotable de Belleza en sí, sino que hace más intensa la Belleza
que ambas personas podían percibir en el Mundo ya antes de conocerse… Aún
albergo esperanzas de encontrar algún día a mi Papagena,
a mi media naranja, pero mientras tanto prefiero seguir estando solo. Otro día
hablaremos un poco más de la clara relación que existe entre Libertad y Soledad.
2 comentarios:
Hola Kalonauta,
Como ves estoy todavía leyendo entradas que tenía atrasadas;)
Respecto a este tema en concreto:¡No sabes cómo te entiendo! Te aseguro que esto no te ocurre sólo a ti.
Aunque creo que no somos muchos los que no terminamos de "encajar", tampoco somos los únicos.
Si alguna vez encuentras la forma de no quedarte fuera sin el sentimiento de dejar un pedacito de ti, pásame la fórmula :)
Como ya te he dicho otras veces, Hope, no te preocupes y tómate tu tiempo, no te vaya a dar una indigestión de Blog... :-)
En mi opinión es muy difícil que un grupo de personas, todas con inquietudes y con una vida interior rica, coincidan al 100% en gustos, aficiones y costumbres. Sí hay mucha gente que no ha tenido la oportunidad de desarrollar una personalidad más propia, más compleja, y se conforman con poco: partido de fútbol, discoteca, cervecita... Para éstos es más fácil encajar porque van a lo fácil, a las actividades de masas. ¡Menudo aburrimiento!
Ahora me vas a permitir que te haga una puntualización a tu comentario: me parece que sí hay bastante gente que no acaba de encajar con el resto, gente a la que el cuerpo le pide a veces hacer algo distinto de lo que hacen los de alrededor... Lo que pasa es que muchos de éstos, por miedo a quedarse solos, prefieren no escuchar esa vocecita interior y se unen a su grupo en todas y cada una de las actividades que éste lleve a cabo, aunque por dentro no les apetezca mucho.
Esto da lugar a una pérdida de diversidad social, y hace que al final la gente sólo pueda elegir entre un reducido número de tribus urbanas cuyos miembros parecen cortados por el mismo patrón. Como tú bien dices, éstos renuncian a un pedacito de su propia manera de ser a cambio de sentirse acompañados en todo momento, e incluso puede ser que si una determinada actividad les apetece mucho pero no encuentran a nadie que les acompañe, por vergüenza prefieran quedarse en casa a tener que ir solos... lo cual es una pena, porque están limitando su propio crecimiento interior.
Es como si fueran piezas de un puzzle que buscan un sitio donde encajar en la imagen, y como no lo encuentran a la primera prefieren escoger el hueco que más se parezca y meterse a presión entre las otras piezas, quedando medio deformadas en el proceso... Ya no son las piezas que eran antes, han perdido su forma natural.
Los que sí se pueden contar con los dedos de una mano son los que hacen en todo momento lo que les pide el cuerpo, ya sea solos, o en pareja, o con cinco amigos, o con cien... Éstos son gente valiente y segura de sus ideas, gente realmente interesante: los que a mí me gustan, vamos.
¡Pues nada, Hope, nos vemos el próximo día que haya algo por ahí que nos apetezca a los dos! (Y si no, no nos vemos) ;-P :-)
Un besazo
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