El otro día estaba hablando con una amiga de las fotografías de mi viaje
más reciente, en cuyo proceso de clasificación y selección me hallo metido ahora
mismo, y le decía que al ritmo de publicación que llevo no aparecerán en el
blog hasta dentro de dos o tres años. Mi amiga opinaba que eso es demasiado
tiempo, que tendría que subir la fotos con menos retraso, a lo que yo le
respondí que las grandes capitales culturales europeas seguirán estando ahí y
tendrán basicamente los mismos edificios singulares un par de años después de que
yo las visite… Pienso que se trata de un contenido que no caduca,
igual que prácticamente el 95% de las cosas que subo a La Belleza y el Tiempo,
y no creo que los lectores del blog estén especialmente impacientes por verlas tan
pronto como las saco.
Dicho esto, entiendo que reducir el retardo a por ejemplo un año o seis meses
puede hacer los contenidos más atractivos al sector de mi público más atrapado
por la inmediatez de las redes sociales, a la vez que permitirme cierto margen
para racionar y espaciar el material y no cansaros con una saturación del mismo
tema… También he comprobado que a medida que pasan los veranos voy refinando
mis técnicas a la hora de sacarle el máximo partido a estos safaris fotográficos de seis días,
y que por mi mejor planificación, el uso sobre la marcha de una batería
portátil para el móvil y la mayor experiencia a la hora de encuadrar, el número
de fotos realmente buenas que consigo es cada vez mayor. A esto hay que añadir
que, como algunos recordaréis, estos últimos seis años he estado más liado en
el trabajo (y lo que te rondaré, Morena), con lo que no he tenido tiempo ni
ganas de reducir el número de fotos de mis selecciones si consideraba que ya tenían
la suficiente calidad.
Por ejemplo, he comprobado en mis archivos que mi viaje a Roma en 2011 se
tradujo en una primera selección de 120 fotos (las que enseñaba solo a un
reducido grupo de familiares y amigos con más paciencia) de las que destaqué
las mejores 40 (para enseñar a los compañeros del trabajo o a los amigos con
algo más de prisa), de entre las cuales a su vez escogí el Top Ten para publicarlo en el blog (de hecho en 2020 repesqué otras diez para que la colección fuera algo más completa)… y esa era toda la selección que
hacía. Sin embargo mi destino de este agosto (que todavía no desvelaré) ha dado
para una primera selección de 175 fotos de las cuales a su vez he separado las
50 mejores, que pienso publicar en su totalidad llegado el momento (en lo que
vengo llamando entradas de Postales) en dos entregas de 25 cada una…
Pero es que lo de las 175 fotos tiene truco, en realidad son más: los últimos cuatro o cinco años me he ido acostumbrando a generar mini-selecciones temáticas de lugares concretos de la ciudad en cuestión cuando consideraba que el lugar tenía suficientes imágenes chulas por sí solo, de modo que esas 10, 15 o 20 fotos las sacaba de la selección general, aligerándola así un poco. Tanto de Madrid en 2021 como de Barcelona en 2022 saqué tres de estas selecciones adicionales, parte de las cuales ya habéis visto aquí. Este número sube de tres a seis en 2023 y 2024, y seguramente llegará a la docena en 2025…
Esto quiere decir que cada vez tengo más contenido para subir aquí
ya solo con las fotos del viaje estival, y por tanto debería aumentar el ritmo
de publicación de este tipo de fotos para no generar un “atasco”, lo que de
paso reducirá el desfase temporal entre viaje y publicación, como me pedía mi
amiga. Con una docena de selecciones para mi último viaje, algunas de las
cuales tendrán dos entregas, incluso podría llenar casi todo un año de entradas
quincenales, aunque lo más probable es que o seleccione un poco más o vuelva a
publicar todos los lunes, para que haya más variedad… Decidme en los comentarios
qué opináis.
En fin, todo este rollo para justificar por qué hoy y el próximo lunes voy
a dar salida a más fotos de la Ciudad Condal,
en este caso fotos de Arte Urbano tomadas principalmente en la zona de Les Tres Xemeneies (próxima a las
Atarazanas y el Puerto) pero también en el Barri Gòtic y en El Born. Aquí
tenéis las primeras veinte; creo que os van a gustar porque la calidad de
algunas piezas no tiene nada que envidiar a la de ciudades como Berlín o Atenas.
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