Muchas veces he comentado con amigos que las entrevistas de David Broncano
en La Resistencia
no son entrevistas… Si quieres una entrevista propiamente dicha, y enterarte de
la actividad reciente del invitado, mejor vete a Late Motiv,
con Buenafuente, que lo hace muy bien. Dicho esto, hay que reconocer que si
sabes a lo que vas las entrevistas de Broncano resultan muy divertidas; en este
caso el principal objetivo no es la información sino el entretenimiento, reírse y burlarse de todo y de todos.
Independientemente de quién sea el invitado, de su profesión o nivel de fama,
Broncano es siempre rapidísimo tanto para hacer las preguntas como para comentar
las respuestas, con excelentes reflejos humorísticos y un ingenio muy agudo.
Con él no hay momentos muertos, el timing es sencillamente perfecto… De hecho,
a veces el resto del equipo le oculta detalles del guión para que el resultado sea
más fresco y espontáneo, y siempre sabe improvisar con gracia.
Las posibles fases de una entrevista podrían ser las siguientes: primero se
presenta al invitado y este puede traer algún regalo, siendo bastante
frecuentes las tazas de desayuno. Después Broncano repasa los datos biográficos,
recurriendo a menudo a su entrada de Wikipedia. Pueden surgir preguntas desconcertantes,
como cuál es la montaña favorita
o el músculo preferido del invitado (aunque no sean alpinistas ni deportistas).
Luego se hace la promoció, en la que se habla (tampoco mucho rato, no te creas)
del motivo principal por el que esa persona viene al programa (os juro que,
entre lo poco que les dejan hablar de lo suyo y lo cortados que llegan los
vídeos a YouTube, a veces acabo los veinte minutos sin saber todavía quién es
esa persona ni qué coño hace). Después Broncano le pregunta a Castella cuánto
tiempo queda, y este responde indefectiblemente que tres minutos (si miras la
barrita del vídeo ves que siempre queda más).
Por último se le hacen al invitado las dos preguntas clásicas:
en primer lugar (inicialmente solo se hacía esta) cuánto dinero tiene,
cosa a la que muy pocos responden sinceramente (algunos mienten a la baja,
otros rehúsan educadamente responder y los más inteligentes sueltan alguna
gracieta ingeniosa para salir del aprieto con estilo). La segunda pregunta,
algo más reciente, es cuánto sexo ha disfrutado en el último mes
(contabilizando cada paja como 0,2 polvos y el petting como 0,6… hasta ese
punto son, de cochinos). A esto también hay mucha gente que responde con
evasivas, y la verdad es que no me extraña, siendo algo tan personal. Como ya
comenté el otro día, hay veces que al final de la entrevista sale Jorge Ponce
para hacer El Hormiguero Mal. Otros días Ponce sale más tarde para hacer su
propia sección y a menudo aprovecha para meterse con el invitado. Castella y
Grison sueltan pequeñas apostillas de vez en cuando durante la entrevista, casi
siempre muy graciosas (por cierto, mucha gente pide en los comentarios de
YouTube que entrevisten al propio Grison,
pero aún no ha habido suerte). Y no sé quién se encarga de esto exactamente,
pero cada vez que el invitado se pone demasiado emotivo o sensiblero en sus
respuestas el equipo se encarga de pinchar un vídeo de unos perros follando,
para rebajar el nivel de almíbar…
Lo bueno del programa es que a menudo traen a gente poco conocida pero muy
interesante, y aunque Broncano se pase muchas veces por el forro el motivo
principal de la visita, lo que viene a promocionar el invitado, cuando se trata
de un tema que le interesa hace preguntas sobre detalles técnicos y cosas curiosas, que también tienen su
gracia. No tiene miedo y suele arriesgarse, sin importar lo famoso que sea el
invitado; sabe faltar al respeto pero con ingenio y sin pasarse de la raya
(recuerdo por ejemplo cuando vino Ara Malikian, violinista de fama mundial, y a
los dos minutos ya lo estaba retando a hacer veinte flexiones
sin que viniera a cuento). Con Broncano más que una entrevista lo que tiene
lugar es una charla informal, una especie de juego en un ambiente distendido…
Los hace reír, y que se encuentren más relajados hace que caigan ciertas
barreras y veamos a la verdadera persona detrás del personaje entrevistado, con
sus defectos y sus imperfecciones; te das cuenta de que los famosos también son
gente normal. Por ejemplo, recuerdo cuando gracias a Broncano descubrimos que
Blanca Suárez suelta gruñidos de cerdito cuando se encana a reír…
Lo imprevisible de la situación es uno de los grandes atractivos de estas
entrevistas.
Paso a continuación a hacer un resumen de los distintos tipos de invitados
y de los momentos más memorables en estas dos primeras temporadas.
Empiezo por las entrevistas menos interesantes, por tratarse de campos que
Broncano no domina. Están por ejemplo los actores y actrices de teatro, cine o
televisión, como Najwa Nimri o Jean
Reno, que animó un poco la cosa con su desparpajo, pronunciando en perfecto
acento andaluz aquella mítica frase de “¿Tú shupa pila?”.
También es reseñable la visita hace pocos días de Fernando Colomo, director de
ocupación y arquitecto de profesión…
En una categoría similar entrarían los periodistas Iñaki Gabilondo y Jordi Évole
o el escritor Santiago Lorenzo.
También recuerdo el embarazoso momento que le hicieron pasar al hispanista Ian
Gibson con el perfil de Grindr que le hizo el equipo a Federico García Lorca.
Algo más de juego han dado los músicos, algunos ya consagrados como Coque Malla, que habló sin tapujos del
palo económico que le había metido su exmujer después del divorcio. Dani Martín resultó ser bastante simpático y
además ayudó un par de semanas después a Broncano a entrar en El Hormiguero con su tarjeta platino, justo el día
que había ido allí a divertirse Rosalía. Laura Pausini demostró no tenerle
ningún miedo a Broncano y tomó las riendas de la entrevista, declarando al
final sin la más mínima vergüenza que tenía más millones que cualquier otro invitado hasta el momento.
John Petrucci y James LaBrie de Dream Theater quedaron un poco en ridículo
después de preferir en una cata a ciegas el agua del grifo de Madrid
antes que la que suelen tomar ellos a diez euros la botella. También a reseñar
las visitas de otros artistas más recientes y menos conocidos como Zahara, Nathy Peluso
o Toundra.
Hablemos por un momento de otros personajes, invitados enfocados hacia el
público más joven, que han pasado por el programa sin hacerme demasiada gracia
(y no soy el único, a muchos de ellos en los comentarios de YouTube les han
dicho de todo menos bonicos). Tenemos por ejemplo al gamer Lolito Fernández o al youtuber Wismichu, que
protagonizó una de las entrevistas más surrealistas y al que todavía se le
reclama que pague la taza que rompió
(¿Quién se ha creído que es, Ignatius?). Otra de las que ha pasado a formar
parte de la mitología del programa y de las bromas privadas en los comentarios
(que los recién llegados no pillan, lógicamente) es la Zowi,
trapera con las neuronas justas para pasar el día… Y un segundo trapero para
darle de comer aparte es Yung Beef, que vino con un amigo, igual que
la Zowi, para juntar entre los dos al menos un cerebro.
Luego están los invitados que consiguen trolear y descolocar al propio
presentador, como Albert Pla y
Adriana Ugarte; o los frikis como
Alejandro Cao de Benós, embajador
de Corea del Norte en Europa y flipao number one, y Marzenna Adamczyk,
embajadora de Polonia y bastante más simpática… Otro tipo distinto de friki,
este orgulloso de serlo, es Salva Espín,
dibujante actual del comic de Deadpool; Salva, con su verborrea incontenible,
su excentricidad y su entusiasmo, gustó tanto en su primera visita que, por
petición popular en los comentarios de YouTube, ha venido por segunda vez el pasado Día del Orgullo Friki con
un montón de sorpresas preparadas para el programa, entre ellas la presentación
de un comic de Deadpool de edición limitada, centrado en La Resistencia, que
Marvel le ha dejado publicar.
También han pasado por el programa humoristas como Javier Cansado
(de hecho su hija trabaja en La Resistencia, creo que como guionista), Andreu Buenafuente y Silvia Abril, Darío Adanti y Edu Galán de Mongolia,
los Venga Monjas (sí, los del
gapo en la boca a Ignatius) o Facu Díaz y Miguel Maldonado…
Pero sin duda los que más juego han dado, por interesarle a Broncano más el
tema, han sido los deportistas. Han estado allí figuras de los deportes de
masas como los futbolistas Julen Lopetegui
o Gerard Piqué (en este caso la
entrevista la pidió él motu proprio, y estuvo bastante majo y cercano), el
baloncestista Willy Hernangómez o
el piloto de motos Pol Espargaró
(al que prácticamente sacaron del plató en volandas en mitad de entrevista para
llevárselo a otro compromiso). También han ido tenistas como David Ferrer (el famoso día en que le salió al
otro a pagar la Renta) o el ídolo de Broncano, Roger Federer (en realidad en este
caso no vino Roger sino que fueron a él los del programa, y la cosa duró tan
solo unos minutos, pero mejor eso que nada).
La Resistencia también ha hecho un trabajo increíble dando más visibilidad
a deportes menos mediáticos
o a las figuras del deporte femenino, que no son tan conocidas como deberían.
Recuerdo como muy entretenidas (aunque no es mi tema para nada) las entrevistas
a la karateka Sandra Sánchez o la
boxeadora Joana Pastrana. También
muy interesantes las charlas con el escalador Adam Ondra
y con el corredor y alpinista Kilian Jornet
(recordemos que Broncano es aficionado a subir montañas, y de hecho cuando
Jornet fue al Late Motiv hace un tiempo el pachacho pidió participar en la entrevista). Si no me equivoco,
el invitado de más edad en La Resistencia ha sido por ahora el ciclista Federico
Martín Bahamontes (buenísimas sus historias sobre cómo estaba el patio en la
postguerra: casi no había para comer, y para participar en la Vuelta a Asturias
tenían que ir desde Madrid… en bicicleta, en un día).
También quiero destacar lo simpáticos que me han resultado los deportistas
negros, como la atleta gallega Ana Peleteiro
o el futbolista vasco Iñaki Williams. Por último, hacer mención de las
entrevistas a deportistas con discapacidad como el nadador ciego Enhamed Enhamed (que fue con su perrete)
y la atleta paralímpica Desirée Villa,
que se prestó a las bromas con su pierna ortopédica.
De nuevo me he dado cuenta de que todavía queda mucho por comentar y ya
casi llevo dos mil palabras, así que lo dejo para la semana que viene, que esta
vez sí será la última, os lo prometo (no es la primera vez que os digo eso de
“Cinco y no más, Santo Tomás”).
En la conclusión de esta entrada múltiple describiré la última de las
categorías en las que se puede agrupar a los invitados (en este caso invitadas)
de La Resistencia, el famoso Tinder de Broncano, hablaré (¡por fin!) de las
diferencias y similitudes entre él y yo y trataré de averiguar si en mi fracaso
con las mujeres me parezco más a Broncano o a Ignatius.
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