En teoría tendría que cambiar de tema hoy, pero el recién inaugurado Parque Central ha
acaparado bastante mi atención estos días… Me he pasado por allí un par de
veces más a distintas horas, y este sábado, con un sol radiante, cielos despejados
y una temperatura muy agradable, saqué más fotografías (esta vez con calma) de
las que he hecho una selección de otras veinte, que procedo a publicar en el
blog en dos entregas adicionales. Para que no os quejéis de que tiro
exclusivamente de imágenes con el fin de trabajar menos, acompañaré las fotos
con algunas otras reflexiones sobre el Parque.
La hora de apertura son las ocho de la mañana, y se cierra a las siete en
invierno y a las nueve en verano. Hay varias puertas de acceso por el barrio de
Russafa al este y por el de Malilla al sur. En la parte oeste se pueden ver
desde ciertos puntos elevados, tras un discreto y sencillo muro, los materiales
sobrantes de las obras y las cercanas vías del tren, recuerdo del 60% de zona
verde que falta por hacer realidad todavía. A continuación describiré los
distintos sectores de esta primera fase del proyecto diseñado por Kathryn Gustafson
moviéndome en sentido horario, desde Russafa hacia Malilla.
Al norte, cerca de las vías y paralela a ellas, tenemos la gran zona
transitable con surtidores de agua intermitentes en el suelo para que jueguen
los niños (el sábado a mediodía, aunque hacía bastante sol, escuché a varias madres
advirtiendo a sus hijos que no se mojaran la ropa para no pillar un resfriado).
Junto a la fuente están las cuatro Naves diseñadas en su día por Demetrio Ribes, que se dedicarán a usos
deportivos, sociales, culturales y educativos
(Es un detalle bonito que estas Naves estén unidas prácticamente en línea recta,
a través de la calle Literato Azorín, con el Palau de la Música en el antiguo cauce
del río). Este sector acaba en su zona más cercana a Russafa con una placita,
con bancos y un estanque, que cae fuera de las verjas del Parque y por tanto sigue
siendo accesible de noche para los jóvenes y los vecinos.
Moviéndonos hacia el sur tenemos un sector de jardín inspirado en la Huerta valenciana,
con multitud de especies y algunas plantas aromáticas de olor muy agradable (incluyendo
romero y tomillo, que en un principio y estando más acostumbrado a la ciudad
que a la Huerta me parecieron otra cosa).
Dando a la calle Filipinas está el Muelle de Russafa, edificio alargado que por
ahora solo contiene los lavabos públicos y unas láminas informativas sobre el
proceso de construcción del Parque. Aproximadamente en el eje de simetría de
esta primera fase está el llamado jardín romántico, un paseo algo más elevado
con un largo estanque lineal que conduce, en dirección a la parte interior, a
los jardines de flores con las mesas para picnic. El paseo romántico está
flanqueado por dos preciosos jardines verticales que acaban en la esquina del
Parque donde está prevista la construcción de dos bloques triangulares de
viviendas.
En el sector más cercano a Malilla hay dos grandes explanadas de césped,
una de las cuales incluye el rocódromo,
y en la zona más exterior el área de juegos para niños, las mesas de ping-pong,
el área para perros y el Muelle de Malilla. Por lo que he leído en prensa, parece
que este Muelle y su gemelo de Russafa se utilizarán en el futuro para tiendas,
cafeterías y locales de restauración… El jardín vertical de la parte sur tiene
un trozo de muro aún sin terminar, en la zona más cercana al Muelle y al paso
elevado de Giorgeta, retraso ocasionado por conflictos con el parking del concesionario de coches
que había en ese punto.
Mientras hacía las fotos las explanadas de césped me parecían lugares muy
tranquilos y agradables para pasear, pero al bajar las escaleras de vuelta
hacia la zona de la Huerta me di cuenta de que había un mayor silencio, y no
solo por la algarabía de los niños en el área de juegos: los jardines
verticales y el paseo elevado sirven de barrera acústica para el rumor
constante de los coches en el “scalextric” de Giorgeta…
En otras palabras: no nos libraremos completamente del ruido del tráfico hasta
que no se soterren las vías del tren (esperemos sentados,
vuelvo a recordar) y los coches puedan moverse a nivel de calle. En cualquier
caso, alegrémonos de lo que hemos conseguido por ahora: es realmente estupendo
tener tanta Belleza al lado de casa para poder darse una vueltecita, recargar las
pilas, olvidar por un momento los problemas del día a día y pasar una tarde perfecta.
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