lunes, 4 de agosto de 2014

Economía de Medios (II)

Ya os he comentado anteriormente en el blog que a veces me quedo embelesado contemplando la Luna, que me fascina la combinación de su poder evocador y del conocimiento científico que de ella tenemos, que me gusta disfrutar de su Belleza a muy distintos niveles… Y sin embargo, aunque parezca mentira, a pesar de haberla observado muchas veces con prismáticos o telescopios de mala calidad, hasta hace unas pocas semanas nunca había tenido la oportunidad de verla a través de un telescopio profesional. Fue en el Pantano de Loriguilla, con unos buenos amigos que habían decidido hacer unas prácticas de fotografía nocturna y de paso un poco de observación del cielo, lejos de la contaminación lumínica de la ciudad.
La Luna, que aquella noche estaba en cuarto creciente, era al principio difícil de localizar en el ocular del telescopio (al menos para mí, que no estoy muy puesto en astronomía práctica). Una vez localizada se veía invertida y grande, ocupando todo el campo visual e incluso saliéndose un poco; había un ligero temblor en la imagen, debido al gran aumento y a las corrientes convectivas de la atmósfera terrestre. Otro detalle que me llamó la atención fue que se movía realmente rápido y había que irla siguiendo, corrigiendo continuamente el ángulo de observación, para no perderla de vista (en realidad somos nosotros los que giramos alrededor de nuestro eje y ella está bastante más quieta)… Pero lo que más me fascinó fue la claridad con que se apreciaba el relieve de sus cráteres y los juegos de luces y sombras en la frontera entre su mitad iluminada y la zona en oscuridad; casi parecía que si alargaba el brazo hacia ella sería capaz de tocarla. De repente dejó de ser una mera imagen bidimensional y se convirtió, también para mis ojos y no sólo para mi mente, en un lugar mucho más real de lo que nunca antes me había parecido.
 
 
La segunda entrega sobre Moon la vamos a dedicar a los detalles científicos y tecnológicos de la historia. El film de Duncan Jones se enmarca en el género de la Ciencia Ficción más o menos dura, en el que los guionistas se esfuerzan por especular de la forma más racional posible sobre aquello que pasaría realmente en entornos remotos (como en este caso la Luna) y en tiempos futuros (un futuro no muy lejano en Moon, pero futuro al fin y al cabo). Rastreando hacia atrás en esta tradición encontramos antecedentes tan ilustres como 2001: Una Odisea del Espacio, una de las películas más elogiadas por su verosimilitud científica; y de 2009 a esta parte encontramos otros ejemplos como Gravity, a la que a pesar de ser muy coherente y visualmente fascinante los especialistas en la materia, hilando bastante fino, le han sacado varios fallos. De los errores en la Ciencia Ficción de Moon, que también hay alguno, y de sus muchos aciertos hablaremos a continuación.
La película empieza con un publirreportaje de Lunar Industries Ltd. en el que se nos explica bastante bien cómo se hace la recolección de helio-3 en la Luna para usarlo después en centrales de fusión fría que lo transforman en helio-4 y abastecen a la Tierra de una gran cantidad de energía limpia, aprovechando así al máximo los recursos disponibles. Por las notas sobre Ciencia que se pueden consultar en la web de la película se nota que Jones ha dedicado un tiempo a informarse y aprender sobre el tema, ya que todos los detalles cuadran bastante bien con lo que se supone que se hará realmente cuando se consiga dominar la fusión fría… De hecho, el publirreportaje y todo lo que vemos después en la peli nos recuerda un poco a los videos reales sobre el tema que podemos encontrar en YouTube.
Las cosechadoras cogen los primeros centímetros de la capa de polvo lunar (llamado regolito), seleccionan los fragmentos más pequeños y los ponen a muy alta temperatura, separando el helio-3 en forma gaseosa y almacenándolo luego en bombonas en forma de líquido a muy bajas temperaturas. Estas bombonas son las que Sam Bell introduce en la peli en la pequeña lanzadera que las envía a nuestro planeta, aunque cuando esto ocurra de verdad los envíos se realizarán en contendores y naves bastante más grandes. Hasta tal punto se ha preocupado Jones por los detalles que, preguntado en una rueda de prensa acerca de la razón por la que la recolección se hace en la cara oculta de la Luna, contestó sin pensárselo un segundo que es para no cambiar las propiedades ópticas de la superficie lunar en la zona que refleja la luz del Sol hacia la Tierra, ya que esto podría afectar a sus distintos ecosistemas… ¡Chúpate esa!
 
 
Para compensar, seamos ahora un poco puntillosos y hablemos de uno de los fallos: los tamaños aparentes de la Tierra y la Luna. Hay un par de planos de la película en los que se ve nuestro satélite al fondo y la superficie terrestre en primer término y, teniendo en cuenta que la Luna está a una distancia de nosotros equivalente a treinta veces el diámetro de nuestro planeta, su tamaño aparente en estos planos es sin duda demasiado grande. Desde la superficie lunar el Sol debería verse con el mismo tamaño que desde aquí, mientras que la Tierra tendría que verse unas tres o cuatro veces más grande de lo que la Luna nos parece a nosotros; sin embargo, hay una escena en la que Sam viaja con el rover (un pequeño vehículo todoterreno) hasta la cara visible de la Luna y contempla nuestro planeta con un tamaño sin duda mucho más grande… No sólo eso, sino que además en ese plano debería verse que nuestro único satélite está más o menos sobre el ecuador terrestre, y sin embargo parece que esté prácticamente sobre Sudáfrica. ¿Tan inclinado está el eje de la Tierra? Lo dudo mucho.
La gran distancia entre la Tierra y la Luna es recorrida por las ondas electromagnéticas, como la luz o las ondas de radio, en 1’3 segundos, de manera que mantener una conversación con la base lunar debería ser muy fácil, con tan sólo un segundo de retardo. Al estar la base en la cara oculta, no puede haber comunicación en línea recta con la Tierra, con lo que hace falta tener un satélite orbitando alrededor de la Luna que reenvíe la información. Sin embargo, a lo largo de la película se repite varias veces que el satélite de comunicaciones está averiado debido a una repentina tormenta solar y que aún no ha sido reparado, haciéndose necesario enviar los videomensajes a (y desde) la base usando otro receptor en Júpiter como repetidor, lo que aumenta mucho más la espera, resultando imposible un diálogo fluido. Todo esto es bastante coherente desde el punto de vista científico, aunque cuesta creer que Sam aceptara tan fácilmente la idea de que no hubiera disponibles otros satélites lunares, y que en tres años no hubiera protestado más enérgicamente a la compañía ante un problema tan serio que no estaba previsto en su contrato y que lo había dejado sumido en una soledad casi insoportable.
 
 
Hablando del satélite de comunicaciones: hay algún momento en el que se nos muestra orbitando la Luna y emitiendo pulsos como los de un submarino, cuando en realidad no hay atmósfera a su alrededor y por tanto no debería llegarnos ninguna onda sonora desde él… Para ser sincero, os diré que no estoy seguro de si esto sólo ocurre en el trailer y luego se quitó el sonido en la película, tendría que comprobarlo… De lo que sí estoy seguro es de que los motores de la pequeña nave que transporta el helio-3 a la Tierra se oyen en la peli desde la superficie lunar, cosa imposible ya que, como acabo de comentar, la atmósfera allí es muy tenue, casi inexistente. Es un fallo tonto que ni siquiera es excusable por la falta de presupuesto de la película; de hecho, se habrían ahorrado algo de tiempo y dinero si no hubieran puesto ningún efecto de sonido en esos trozos.
Para dar una de cal y otra de arena respecto a este tema, reconozco que el tratamiento del sonido en las escenas con el rover y las cosechadoras está bastante más conseguido. En este caso sí es normal que Sam oiga el ruido de la cosechadora desde su vehículo, porque a pesar de no haber atmósfera gaseosa sí hay otros medios con partículas que propagan la onda sonora de un punto a otro: en primer lugar el suelo lunar, que aunque es un sólido puede transmitir el sonido, y en segundo lugar el polvo en suspensión entre ambos vehículos debido a la actividad de la cosechadora… Y no sólo eso: además los ruidos se oyen distorsionados, lo cual tiene sentido porque al transmitirse las vibraciones a través de un sólido algunas frecuencias son absorbidas por el camino, resultando un efecto parecido al que escuchamos al meter la cabeza dentro del agua cuando estamos en una piscina.
 
 
Cuando vi Moon por primera vez me llamaron mucho la atención estas tomas realizadas por ordenador de las cosechadoras cribando la superficie lunar y lanzando los fragmentos descartados por la parte trasera; me gustó el hecho de que las partículas de regolito siguieran trayectorias parabólicas bastante sencillas de camino al suelo, sin viajar en horizontal ni ser arrastradas por el viento de forma caótica. En este caso su movimiento es simple no porque falte presupuesto para representar adecuadamente los pequeños detalles, sino porque realmente sucede así, al no haber alrededor moléculas de aire que choquen con las partículas de polvo. También me pareció muy creíble la velocidad con la que los fragmentos caían hacia la superficie, más lenta que en la Tierra, debido a que la gravedad lunar es seis veces menor que la terrestre.
En las escenas que transcurren dentro de la base la cosa ya cambia… La fuerza de gravedad es menor, igual que fuera, así que los objetos deberían caer hacia el suelo más despacio; pero la fuerza ejercida por los músculos de Sam sigue siendo la misma que en la Tierra, de modo que sus brazos y piernas tendrían que moverse a la velocidad normal a la que estamos acostumbrados, y debería ser capaz de saltar más alto. Jones decidió desde el principio no intentar simular los efectos de la gravedad lunar en las tomas de interiores simplemente porque no había presupuesto; para justificarse desde el punto de vista científico, ha comentado en algunas entrevistas que tal vez haya en la base un sistema que aumenta la fuerza de atracción gravitatoria de forma artificial. Un buen ejemplo no de gravedad reducida sino de ausencia de gravedad, conseguido gracias a un presupuesto considerablemente más alto que el de Moon, lo tenemos en Gravity, film que constituye una estupenda demostración práctica de cómo funcionan las leyes de la Física en el espacio exterior… Pero no me voy a detener a hablar de ello ahora; tal vez en otra ocasión.
 
 
Y hasta aquí la entrega de hoy. Recordad que la próxima semana habrá spoilers, de modo que si queréis leer la tercera parte sin que os arruine el final de la película, tenéis una semana para verla. ¿A qué estáis esperando? ¡No perdáis ni un segundo, conseguidla de una u otra forma! Os dejo con una última observación, algo que se me olvidó comentaros la semana pasada: Duncan Jones, el director de Moon, es además el hijo de David Jones, más conocido como David Bowie, así que me pregunto si habrá alguna relación entre el astronauta Sam Bell y el Mayor Tom de la canción, que flotaba en una lata de sardinas sobre la superficie de la Luna.

No hay comentarios: