Ya os he comentado anteriormente en el blog que a
veces me quedo embelesado contemplando la Luna, que me
fascina la combinación de su poder evocador y del conocimiento científico que
de ella tenemos, que me gusta disfrutar de su Belleza a muy distintos niveles…
Y sin embargo, aunque parezca mentira, a pesar de haberla observado muchas
veces con prismáticos o telescopios de mala calidad, hasta hace unas pocas
semanas nunca había tenido la oportunidad de verla a través de un telescopio profesional.
Fue en el Pantano de Loriguilla, con unos buenos amigos que habían decidido
hacer unas prácticas de fotografía nocturna y de paso un poco de observación
del cielo, lejos de la contaminación lumínica de la ciudad.
La Luna, que aquella noche estaba en cuarto
creciente, era al principio difícil de localizar en el ocular del telescopio (al
menos para mí, que no estoy muy puesto en astronomía práctica).
Una vez localizada se veía invertida y grande, ocupando todo el campo visual e
incluso saliéndose un poco; había un ligero temblor en la imagen, debido al
gran aumento y a las corrientes convectivas de la atmósfera terrestre. Otro
detalle que me llamó la atención fue que se movía realmente rápido y había que
irla siguiendo, corrigiendo continuamente el ángulo de observación, para no
perderla de vista (en realidad somos nosotros los que giramos alrededor de
nuestro eje y ella está bastante más quieta)… Pero lo que más me fascinó fue la
claridad con que se apreciaba el relieve de sus cráteres y los juegos de luces
y sombras en la frontera entre su mitad iluminada y la zona en oscuridad; casi
parecía que si alargaba el brazo hacia ella sería capaz de tocarla. De repente
dejó de ser una mera imagen bidimensional y se convirtió, también para mis ojos
y no sólo para mi mente, en un lugar mucho más real de lo que nunca antes me
había parecido.
La segunda entrega sobre Moon la vamos a dedicar a los detalles
científicos y tecnológicos de la historia. El film de Duncan Jones se enmarca
en el género de la Ciencia Ficción más o menos dura, en el que los guionistas se
esfuerzan por especular de la forma más racional posible sobre aquello que
pasaría realmente en entornos remotos (como en este caso la Luna) y en tiempos
futuros (un futuro no muy lejano en Moon, pero futuro al fin y al cabo).
Rastreando hacia atrás en esta tradición encontramos antecedentes tan ilustres
como 2001: Una Odisea del Espacio,
una de las películas más elogiadas por su verosimilitud científica; y de 2009 a
esta parte encontramos otros ejemplos como Gravity,
a la que a pesar de ser muy coherente y visualmente fascinante los
especialistas en la materia, hilando bastante fino, le han sacado varios
fallos. De los errores en la Ciencia Ficción de Moon, que también hay alguno, y
de sus muchos aciertos hablaremos a continuación.
La película empieza con un publirreportaje de Lunar Industries Ltd. en el que se
nos explica bastante bien cómo se hace la recolección de helio-3 en la Luna
para usarlo después en centrales de fusión fría
que lo transforman en helio-4 y abastecen a la Tierra de una gran cantidad de energía limpia, aprovechando
así al máximo los recursos disponibles. Por las notas sobre Ciencia que se
pueden consultar en la web de la película
se nota que Jones ha dedicado un tiempo a informarse y aprender sobre el tema,
ya que todos los detalles cuadran bastante bien con lo que se supone que se
hará realmente cuando se consiga dominar la fusión fría… De hecho, el
publirreportaje y todo lo que vemos después en la peli nos recuerda un poco a
los videos reales sobre el tema que podemos encontrar en YouTube.
Las cosechadoras cogen los primeros centímetros de
la capa de polvo lunar (llamado regolito), seleccionan los fragmentos más pequeños
y los ponen a muy alta temperatura, separando el helio-3 en forma gaseosa y
almacenándolo luego en bombonas en forma de líquido a muy bajas temperaturas. Estas
bombonas son las que Sam Bell introduce en la peli en la pequeña lanzadera que
las envía a nuestro planeta, aunque cuando esto ocurra de verdad
los envíos se realizarán en contendores y naves bastante más grandes. Hasta tal
punto se ha preocupado Jones por los detalles que, preguntado en una rueda de
prensa acerca de la razón por la que la recolección se hace en la cara oculta
de la Luna, contestó sin pensárselo un segundo que es para no cambiar las
propiedades ópticas de la superficie lunar en la zona que refleja la luz del Sol
hacia la Tierra, ya que esto podría afectar a sus distintos ecosistemas…
¡Chúpate esa!
Para compensar, seamos ahora un poco puntillosos y
hablemos de uno de los fallos: los tamaños aparentes de la Tierra y la Luna. Hay
un par de planos de la película en los que se ve nuestro satélite al fondo y la
superficie terrestre en primer término y, teniendo en cuenta que la Luna está a
una distancia de nosotros equivalente a treinta veces el diámetro de nuestro
planeta, su tamaño aparente en estos planos es sin duda demasiado grande.
Desde la superficie lunar el Sol debería verse con el mismo tamaño que desde
aquí, mientras que la Tierra tendría que verse unas tres o cuatro veces más
grande de lo que la Luna nos parece a nosotros; sin embargo, hay una escena en
la que Sam viaja con el rover (un pequeño vehículo todoterreno) hasta la cara
visible de la Luna y contempla nuestro planeta con un tamaño sin duda mucho más
grande… No sólo eso, sino que además en ese plano debería verse que nuestro único satélite
está más o menos sobre el ecuador terrestre, y sin embargo parece que esté prácticamente
sobre Sudáfrica. ¿Tan inclinado está el eje de la Tierra? Lo dudo mucho.
La gran distancia entre la Tierra y la Luna es
recorrida por las ondas electromagnéticas, como la luz o las ondas de radio, en
1’3 segundos, de manera que mantener una conversación con la base lunar debería
ser muy fácil, con tan sólo un segundo de retardo. Al estar la base en la cara
oculta, no puede haber comunicación en línea recta con la Tierra, con lo que
hace falta tener un satélite orbitando alrededor de la Luna que reenvíe la
información. Sin embargo, a lo largo de la película se repite varias veces que
el satélite de comunicaciones está averiado debido a una repentina tormenta solar y que aún
no ha sido reparado, haciéndose necesario enviar los videomensajes a (y desde)
la base usando otro receptor en Júpiter como repetidor, lo que aumenta mucho
más la espera, resultando imposible un diálogo fluido. Todo esto es bastante
coherente desde el punto de vista científico, aunque cuesta creer que Sam
aceptara tan fácilmente la idea de que no hubiera disponibles otros satélites
lunares, y que en tres años no hubiera protestado más enérgicamente a la
compañía ante un problema tan serio que no estaba previsto en su contrato y que
lo había dejado sumido en una soledad casi insoportable.
Hablando del satélite de comunicaciones: hay algún
momento en el que se nos muestra orbitando la Luna y emitiendo pulsos como los
de un submarino, cuando en realidad no hay atmósfera a su alrededor y por tanto
no debería llegarnos ninguna onda sonora
desde él… Para ser sincero, os diré que no estoy seguro de si esto sólo ocurre
en el trailer y luego se quitó el sonido en la película, tendría que
comprobarlo… De lo que sí estoy seguro es de que los motores de la pequeña nave
que transporta el helio-3 a la Tierra se oyen en la peli desde la superficie
lunar, cosa imposible ya que, como acabo de comentar, la atmósfera allí es muy
tenue, casi inexistente. Es un fallo tonto que ni siquiera es excusable por la
falta de presupuesto de la película; de hecho, se habrían ahorrado algo de tiempo
y dinero si no hubieran puesto ningún efecto de sonido en esos trozos.
Para dar una de cal y otra de arena respecto a
este tema, reconozco que el tratamiento del sonido en las escenas con el rover y las cosechadoras está bastante
más conseguido. En este caso sí es normal que Sam oiga el ruido de la
cosechadora desde su vehículo, porque a pesar de no haber atmósfera gaseosa sí
hay otros medios con partículas que propagan la onda sonora de un punto a otro:
en primer lugar el suelo lunar, que aunque es un sólido puede transmitir el
sonido, y en segundo lugar el polvo en suspensión entre ambos vehículos debido
a la actividad de la cosechadora… Y no sólo eso: además los ruidos se oyen
distorsionados, lo cual tiene sentido porque al transmitirse las vibraciones a
través de un sólido algunas frecuencias son absorbidas por el camino, resultando
un efecto parecido al que escuchamos al meter la cabeza dentro del agua cuando
estamos en una piscina.
Cuando vi Moon por primera vez me llamaron mucho
la atención estas tomas realizadas por ordenador de las cosechadoras cribando
la superficie lunar y lanzando los fragmentos descartados por la parte trasera;
me gustó el hecho de que las partículas de regolito siguieran trayectorias parabólicas
bastante sencillas de camino al suelo, sin viajar en horizontal ni ser
arrastradas por el viento de forma caótica. En este caso su movimiento es
simple no porque falte presupuesto para representar adecuadamente los pequeños
detalles, sino porque realmente sucede así,
al no haber alrededor moléculas de aire que choquen con las partículas de
polvo. También me pareció muy creíble la velocidad con la que los fragmentos caían
hacia la superficie, más lenta que en la Tierra, debido a que la gravedad lunar
es seis veces menor que la terrestre.
En las escenas que transcurren dentro de la base
la cosa ya cambia… La fuerza de gravedad es menor, igual que fuera, así que los
objetos deberían caer hacia el suelo más despacio; pero la fuerza ejercida por
los músculos de Sam sigue siendo la misma que en la Tierra, de modo que sus
brazos y piernas tendrían que moverse a la velocidad normal
a la que estamos acostumbrados, y debería ser capaz de saltar más alto.
Jones decidió desde el principio no intentar simular los efectos de la gravedad
lunar en las tomas de interiores simplemente porque no había presupuesto; para
justificarse desde el punto de vista científico, ha comentado en algunas
entrevistas que tal vez haya en la base un sistema que aumenta la fuerza de
atracción gravitatoria de forma artificial. Un buen ejemplo no de gravedad
reducida sino de ausencia de gravedad, conseguido gracias a un presupuesto
considerablemente más alto que el de Moon, lo tenemos en Gravity, film que constituye
una estupenda demostración práctica de cómo funcionan las leyes de la Física en el espacio exterior… Pero no me
voy a detener a hablar de ello ahora; tal vez en otra ocasión.
Y hasta aquí la entrega de hoy. Recordad que la próxima
semana habrá spoilers, de modo que si queréis leer la tercera parte sin que os
arruine el final de la película, tenéis una semana para verla. ¿A qué estáis
esperando? ¡No perdáis ni un segundo, conseguidla de una u otra forma! Os dejo
con una última observación, algo que se me olvidó comentaros la semana pasada: Duncan
Jones, el director de Moon, es además el hijo de David Jones, más conocido como
David Bowie, así que me pregunto
si habrá alguna relación entre el astronauta Sam Bell y el Mayor Tom de la canción, que flotaba en una lata
de sardinas sobre la superficie de la Luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario