Hace unos días me encargué de la presentación y el
coloquio en una de las proyecciones de Nits de Cinema, la actividad que lleva a
cabo todos los años el Aula de Cine
de la Universitat de València en el
claustro del edificio de La Nau. La película en cuestión era Moon, film británico independiente de 2009 dirigido por Duncan Jones, protagonizado
por Sam Rockwell, producido por
Stuart Fenegan y con guión de Nathan Parker sobre una idea de Duncan Jones. La
que fue la ópera prima de Jones tuvo en su día muy buenas críticas,
ganando el BAFTA al mejor director novel, dos premios en los British
Independent Film Awards y un Premio Hugo, aparte de cuatro galardones en el
Festival de Sitges: película, actor, guión y diseño de producción. En
consonancia con su palmarés, todo marchó estupendamente también en la
proyección en La Nau: se completó el aforo y el coloquio fue variado, agradable
y sin problemas. Poco después se me ocurrió aprovechar el trabajo realizado en
la preparación de la presentación y reconvertir mis notas en entradas del blog,
como ya he hecho anteriormente.
Cuando escasea el tiempo, es aconsejable sacarle el máximo rendimiento a los
recursos de los que dispones, y a mí siempre me ha gustado seguir la máxima de
“Reducir, Reutilizar y Reciclar”.
La acción de la película transcurre en el año 2035 en una pequeña
estación en la cara oculta de la Luna, donde la empresa Lunar Industries Ltd.
se encarga de la recolección de helio-3 por medio de cosechadoras
automatizadas. El mantenimiento de la estación y la gestión de los envíos del
helio-3 a la Tierra para ser utilizado como combustible de fusión son
realizados por un solo trabajador, Sam Bell, con la única ayuda de GERTY, una
unidad robótica dotada de inteligencia artificial. Sólo faltan dos semanas para
la finalización de su contrato de tres años, y Sam está deseando volver a la
Tierra para reunirse con su mujer Tess y su hija Eve, a la que sólo conoce a
través de comunicaciones de vídeo, pero en ese momento empieza a tener visiones
de una misteriosa joven… y aquí es más o menos donde arranca la acción. Me las
he arreglado para que la entrega de hoy y la de la próxima semana no desvelen
demasiado acerca del argumento de la película, pero os advierto de que en la
tercera parte de esta entrada sí
habrá spoilers a mansalva.
La idea en la que quiero basar esta primera
entrega queda muy bien ilustrada por un sencillo detalle que también comenté en
mi presentación… Fijaos en el poster de la película. Representa al
protagonista, con su traje de astronauta, rodeado de anillos concéntricos
blancos y negros muy finos. Si observáis la imagen en el monitor de vuestro
ordenador seguramente apreciaréis que aparecen sobre los anillos una especie de
aguas, de patrones de interferencia, que además cambian de forma cuando se mueve la imagen arriba y abajo o cuando
varía el tamaño con el que se muestra. Este fenómeno se
conoce como efecto Moiré
y se produce porque las altas frecuencias del detalle de los anillos no quedan
bien representadas, debido a que la resolución de la pantalla (el número de
pixels, vamos) no es infinita. Pero esto, que en otros casos podría resultar un
problema, aquí supone una ventaja porque le añade al poster un efecto
estéticamente muy bonito, y además sin sobrecoste alguno. El que lo diseñó
simplemente utilizó su ingenio y su conocimiento acerca de los medios por los
que se iba a publicitar la película. Este detalle, como os decía, es un buen
indicador de cuál fue la filosofía del equipo técnico del film en todas las
etapas de su realización: a base de inteligencia y trabajo duro, y sobre todo partiendo
de una buena historia, se le puede sacar mucho partido al presupuesto más
modesto.
Moon se rodó en los Shepperton Studios de
Inglaterra, en el mismo set donde Ridley Scott había dirigido Alien
treinta años antes, y costó cinco millones de dólares, lo cual nos puede sonar
a mucho dinero pero en realidad no es nada comparado con los trescientos o
cuatrocientos millones que puede suponer hoy en día cualquier superproducción
de los grandes estudios. Duncan Jones y los productores tuvieron mucho cuidado
en aprovechar hasta el último penique y no malgastar nada, por la cuenta que
les traía si querían conseguir una distribuidora y recuperar su inversión. Uno
de los métodos para minimizar gastos fue el de usar un reparto muy reducido,
aunque de eso ya hablaremos más adelante… Si no habéis visto la peli, os puedo
asegurar que visualmente es impecable y que no se nota en absoluto lo ajustado
del presupuesto; no tiene nada que envidiarle a los blockbusters más caros, y
de hecho, a pesar de que no se proyectó en un gran número de salas, acabó
recaudando el doble del dinero que había costado.
El lapso de tiempo entre el inicio de la escritura
del guión (mayo de 2007) y el final de la postproducción (mayo de 2008) fue
increíblemente corto: la película estuvo totalmente acabada en apenas un año.
También fue corta la fase de rodaje: treinta y tres días más ocho días de
rodaje con las maquetas y las miniaturas. La realización coincidió con la huelga de guionistas,
de modo que había muy buenos profesionales que en ese momento estaban
disponibles porque los proyectos de los grandes estudios estaban parados: fue
así como consiguieron por ejemplo que Bill Pearson, responsable en parte del
aspecto visual de Alien, participase en el diseño de las maquetas de los
distintos vehículos espaciales.
La mayor parte de la acción transcurre en el
interior de la base lunar, un decorado completo y cerrado de 27 metros de largo
por 21 de ancho en el que las cámaras podían hacer giros de 360 grados y rodar
hasta en el último rincón. El diseño de producción está cuidado hasta el más mínimo detalle para dar impresión de
verosimilitud y hacer la historia más creíble. La consigna a la hora de
ambientar los decorados era que antes de colocar cualquier objeto había que asegurarse
de que servía para algo, de que cumplía una función determinada dentro del
mundo en que se desarrolla la historia, aunque no se fuese a ver en el film. Como
os decía antes cuando hablaba del Moiré, el equipo artístico aguzó el ingenio
para tunear objetos de la vida cotidiana y reutilizarlos en la peli, abaratando
así la producción. Por poner algunos ejemplos: los monitores de la base no son
más que pantallas planas normales colocadas en sentido vertical, la silla en la
que Sam recibe las comunicaciones es la del departamento de peluquería y
maquillaje, y las bandejas de comida preparada que aparecen apiladas en la zona
de la cocina eran bandejas reales de Mexicali, un local de comida mejicana-californiana
para llevar de la zona de Chelsea, en Londres, muy cerca de donde vivían Duncan Jones y
otros miembros del equipo, que las iban acumulando para la película cada vez
que compraban allí su cena… En el blog del diseñador conceptual Gavin Rothery podéis leer otras
anécdotas interesantes por el estilo.
En cuanto a la postproducción, hubo añadidos por
ordenador, pero bastantes menos que en otros films recientes de fantasía o
ciencia ficción, ya que Jones siguió el ejemplo de cineastas como Peter Jackson
e hizo uso de maquetas reales a
escala, que aportan texturas y pequeños detalles que dotan de mayor realismo a
la imagen. El manejo de las maquetas de los vehículos se hacía de forma completamente artesanal,
usando hilos de pescador para tirar de ellas, y posteriormente los hilos se
borraban y los paisajes lunares se expandían digitalmente. En otras escenas el
componente de imágenes generadas por ordenador era más importante, pero Jones
viene del mundo de la publicidad y allí aprendió a economizar los recursos y
hacer que las CGI quedaran bien por poco dinero. Por ejemplo, el GERTY real y
los correspondientes brazos hidráulicos servían para las tomas más estáticas,
pero eran poco ágiles para las tomas en movimiento, de modo que se renderizó un
GERTY digital que se utiliza en muchas de las escenas, sin que sea posible
distinguirlo del real. Hay otras tomas de efectos por ordenador bastante
impresionantes, pero tienen que ver con la trama, así que hablaremos de ellas en
un par de semanas. Para terminar esta primera parte centrada en los detalles
técnicos, es de justicia nombrar a Trudy Styler, la mujer de Sting,
que subió a bordo del proyecto en calidad de productora una vez acabado el
rodaje y les sacó las castañas del fuego encontrando el dinero necesario para
terminar la fase de postproducción y así poder empezar a mostrar la película en
distintos festivales.
Lo dejamos aquí por ahora. La semana que viene
hablaremos de los aciertos y los errores de Moon respecto al tratamiento de los
aspectos científicos, y en la tercera parte analizaremos los detalles de la
trama, identificaremos los grandes temas que se tratan en el relato y veremos
que, con inteligencia y un poco de esfuerzo por nuestra parte, podemos
conseguir mucho a partir de muy poco también en el terreno existencial.
2 comentarios:
habrá que verla ;)
Supongo que hasta el martes 12 no habrá spoilers por aquí, así que todavía tienes un poco de margen... De verdad que es altamente recomendable; a mí me encantó, y tengo la sensación de que a ti también te gustará.
¡Un saludo!
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