Hace un tiempo vi una comedia
adolescente de 2006 titulada Bickford Shmeckler’s Cool Ideas
(título muy alegremente traducido en España como Superfrikis) en la que el
protagonista, un estudiante universitario introvertido y solitario, tiene la
costumbre de escribir en una libreta una serie de ideas sueltas y reflexiones
filosóficas sobre la Vida en general con el objetivo de completar una Teoría
sobre el Todo a la que él llama “El Libro”. Bickford escribe para sí mismo, no
para compartir sus ideas con los demás, pero un buen día, en el transcurso de
una fiesta universitaria, una estudiante sexy, fumeta y desfasada del mismo campus
encuentra El Libro por casualidad y, fascinada por su contenido, se lo lleva
para leerlo… La película, no nos engañemos, es bastante mala, pero deja caer
aquí y allá algunas ideas que, aunque inconexas entre sí, son interesantes. Por
ejemplo, y sin ir más lejos, la cita que aparece al principio ya me picó la
curiosidad: “Nada puede llegar a ser verdaderamente comprendido en su
totalidad. Ni siquiera la idea más simple. Ni siquiera esto.”

Viendo la peli, no pude evitar
pensar que el objetivo del protagonista era parecido a lo que yo intento hacer (con
más o menos éxito) en este blog: explicar de forma simple algo tan complicado
como el Cosmos, como la Existencia entera;
aprenderlo Todo acerca de Todo
y sintetizar después ese Conocimiento en una fórmula sencilla. En la película
hay varias escenas en las que la lectura de los razonamientos de Bickford
produce orgasmos mentales en los personajes, es decir, una intensa y repentina satisfacción
interior inherente a la comprensión y conexión de los conceptos, acompañada por
un ligero mareo, ojos en blanco y alguna interjección del estilo de “¡Oh, sí,oh, Dios!” Esto me hizo empezar a
darle vueltas a una entrada para el blog en torno al concepto de las pajas
mentales.
¿Qué se entiende habitualmente por “hacerse una paja mental”?
Significa vivir fuera de la realidad, ser un soñador, tener pájaros en la
cabeza. Es obsesionarse con algo que le entusiasma a uno mismo pero no a los
demás, empeñarse en perder el tiempo desarrollando una idea que en el fondo
sabemos que no va a materializarse en nada concreto y tangible. Una paja mental
se parece a las del otro tipo en que es algo que te da gustito, pero que al fin
y al cabo no implica a otras personas y no lleva a ninguna parte… Analicemos
estas tres afirmaciones una por una.

¿Una paja mental da gustito? Por
supuesto que sí. Recuerdo haber sentido muchos orgasmos mentales en los últimos
años… Aclaremos, primero que nada, lo que yo entiendo por un orgasmo mental. No
me refiero al Síndrome de Stendhal,
que se desencadena cuando estamos rodeados de Belleza por todas partes; ni a la
Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma,
ese agradable cosquilleo, básico y primitivo, que se siente a veces en la nuca
y del que ya hablaremos en otra ocasión… De entre los múltiples pequeños placeres
de la Vida, me refiero a los de carácter más intelectual, aquellos en los que
el estímulo viene más de dentro de nuestra cabeza que de fuera: ver por la tele
un documental que nos abra los ojos a una idea interesante, pasear por el casco
antiguo de la ciudad conociendo los detalles de su historia, contemplar la
Belleza de las nubes de tormenta, la Luna
o las estrellas sabiendo además cómo funcionan… En general, el desencadenante
suele ser la toma de conciencia de que acabas de aprender algo nuevo y a la vez
muy relevante, o de que has encontrado una relación interesante entre dos
conceptos que aparentemente eran independientes, o simplemente la constatación de
que controlas la situación, de
que todo lo que ocurre a tu alrededor tiene pleno sentido de acuerdo con tus
conocimientos, de que todo va según lo previsto…

¿Cómo son mis orgasmos mentales? Suelen
durar entre cinco y quince segundos y, por supuesto, no van acompañados de los espasmos
y jadeos que aparecen en la peli de Bickford Shmeckler. Los síntomas pueden
variar un poco en función de la situación, pero por lo general son, por este
orden: escalofríos, carne de gallina, pulso y respiración acelerados, ojos
abiertos como platos, sonrisa de oreja a oreja, y finalmente una sensación de
júbilo incontenible en mi interior, emoción que a veces no puedo reprimir y que
se desborda en forma de risa sana y reparadora.
¿Una paja mental no implica a otras
personas? Lamentablemente, esto es cierto. La mayoría de mis orgasmos los tengo
estando solo, hay muy poca gente con la que experimento una conexión profunda a
nivel intelectual, con la que realmente disfruto conversando, e incluso con éstos
me resulta difícil cuadrar agendas para quedar con tranquilidad y tener conversaciones
interesantes con la frecuencia que a mí me gustaría. Además, conforme van
pasando los años algunos de estos amigos parecen ir teniendo menos tiempo para
simplemente hablar, porque están muy ocupados en (según ellos) cosas más
importantes como hacer un cursillo de cata de vinos o cambiar la tarima
flotante de su casa (es el efecto conocido como “Tú antes molabas”).
Por todas estas razones (y porque no
sólo de onanismo vive el hombre) es por lo que, además de moverme bastante por
distintos ambientes culturales e intelectuales de Valencia, escribo las
entradas de este blog y las lanzo, metidas en botellas de cristal,
al océano de Internet para contactar con más gente que tenga inquietudes
similares a las mías. La Belleza y el Tiempo no ha hecho que conozca por ahora
a nadie realmente especial a través de la Red, pero sí me ha permitido afianzar
bastantes buenas amistades hechas en persona en estos dos años.

Muchos de mis amigos y amigas, tanto
de antes como de ahora, me comentan de palabra a menudo que les ha gustado tal
o cual entrada, pero como podéis ver sólo la mitad de las entregas tienen
comentarios por escrito (Al menos ahora los filtros funcionan correctamente y
ya no pasa como al principio, que lo único que me llegaba a los comentarios era
spam). Voy siempre muy liado con
mil cosas y no tengo tanto tiempo como quisiera para responder, pero aun así los
días que entro en el blog después de publicar una entrada y veo que no ha
habido ningún comentario (y esos días son los más) representan para mí, en
cierto modo, una pequeña decepción. Por lo visto, también en Internet todo el
mundo está muy ocupado y va siempre con prisas. ¡Es todo tan líquido…!
Pero miremos la parte positiva: a
veces llega flotando a mi isla una botella con un mensaje dentro, una botella
enviada por otro náufrago perdido en el océano de la incomunicación; gracias al
blog, y aunque sea sólo de vez en cuando, he podido tener conversaciones
realmente interesantes, tanto por medio de los comentarios más extensos como
cara a cara. Escribimos para saber que no estamos solos, y yo sé que al menos unos
pocos me han leído con atención: Oscar Wildest, El Rojo, Hope, Abril, Irene,
Ernesto, Julio, La Reina Roja, Neo, Héctor, Manolo Lame, Susana, Mariví… Gracias,
chicos y chicas, por esos momentos tan bonitos que, aun siendo tan solo polvos
mentales de una noche, son mejores que nada. Y sobre todo gracias a ti, Cancro,
por esos polvos mentales salvajes
que me dejan siempre sin aliento pero con ganas de más… Espero que tu churri no
se ponga celosa (aunque no lo creo, porque ahora mismo estoy recordando que
alguna que otra vez nos hemos montado un trío bastante guapo).

¿Una paja mental no lleva a ninguna
parte? Permitidme dudarlo. ¿Hay que bajar de las nubes del pensamiento y vivir
exclusivamente con los pies en la tierra? En absoluto. ¿Acaso todo mi trabajo en
La Belleza y el Tiempo está siendo en vano? ¡Para nada!
Incluso en aquellos casos en los que no he recibido comentarios ni en persona
ni a través del blog, os aseguro que he experimentado muchos orgasmos mentales redactando
las entradas y documentándome para ellas (en esta misma, sin ir más lejos, tres
veces), y eso ya es suficiente recompensa… “A falta de pan, buenas son tortas”,
que se suele decir, y yo escribiendo me lo paso pipa.
El blog me permitirá hacerme mis
pajas mentales con regularidad, y eso, junto con algún que otro polvo mental
aquí y allá de manera esporádica, me permitirá ir tirando de manera bastante digna,
aunque a la espera de algo todavía mejor. Espero que llegue el día en que
encuentre una pareja mental estable (que no es lo mismo que una pareja
mentalmente estable, ojo, aunque eso también), espero que llegue el día en que
pueda hacer el amor mental con la misma mujer (¡maravillosa, bendita mujer!)
dos o tres veces por semana, lo cual es casi, casi más difícil que hacer el
amor físico con la misma frecuencia. El orgasmo mental simultáneo es la meta
final a la que aspiro… ¿que puede que sea un mito, como dicen del orgasmo
físico simultáneo? Tal vez, pero yo no pierdo la esperanza; algunos todavía creemos en los milagros.

La conclusión del asunto es que, ya
sea solos o acompañados, debemos intentar gozar al máximo de los placeres que
nos ofrece la Vida, tanto a nivel físico como a nivel intelectual. No vamos a
hablar ahora de los placeres de la carne (lo dejamos para más adelante), pero
dejadme tan solo que os recuerde cuánto daño han hecho en el pasado las
advertencias de los curas sobre quedarse ciego y cuánto daño sigue haciendo hoy
en día en algunos lugares la postura de la Iglesia Católica según la cual cada espermatozoide es sagrado,
tolerándose el sexo únicamente cuando es con fines reproductivos…
Siguiendo con el paralelismo, podemos relacionar esto con la división entre
pensamiento y acción
de la que ya hemos hablado en el blog: hay quienes están en contra de pensar
por el mero gusto de pensar, gente que hace las cosas sin haber reflexionado
antes sobre ellas. Por el contrario, yo creo que hay ciertas rutinas de
pensamiento que no se traducen necesariamente en acciones con resultados
palpables y cuantificables, pero que acaban permeando toda nuestra forma de ser
y de relacionarnos con los demás, haciendo de este Mundo un sitio un poco
mejor. En resumen: que hay que darle más al coco.
¿Podemos llegar a entender el Sentido
de nuestra Vida a través de la reflexión? No lo sé, pero tengo claro que debemos
intentarlo. El truco consiste en ser al mismo tiempo soñadores y realistas, en
alcanzar el punto justo de equilibrio: Tener a la vez la cabeza en las nubes y
los pies en la tierra es lo que nos hace verdaderamente grandes. Acercarnos
poco a poco a la comprensión de Todo, tener una estructura de pensamiento cada
vez más completa y coherente, nos hace ser más felices por dentro, aunque no se
note tanto por fuera… Dejadme terminar con un diálogo muy bueno de la peli de
Bickford Shmeckler:
-¡La felicidad no es un interruptor en tu cabeza
que puedas apagar o encender a voluntad!
-Sí lo es.
-¿La felicidad es un interruptor? Eso suena tan masturbatorio…
-¿Y no es la masturbación uno de
los grandes inventos de todos los tiempos?