Llevo varias semanas notando que, al menos en mi navegador del portátil, la
etiqueta “Museos” es la única que queda en tamaño pequeño de fuente, de todas
las que aparecen en la columna de la derecha del blog… Es la que menos entradas
relacionadas tiene, con un total de trece, así que he decidido empezar a remediar
este problema de desnutrición y publicar la que hace catorce, a ver si la pobre
etiqueta va creciendo poco a poco… Durante la pasada Semana Santa tuve más
tiempo libre para ponerme al día con mis visitas a las distintas exposiciones en
los museos de Valencia, y decidí llevarme la cámara y hacer algunas fotos en
cada uno de ellos… Os enseño a continuación una selección, acompañada por breves
textos explicativos, por si aún estáis a tiempo y os apetece ver alguna de
ellas.
Siguiendo un orden cronológico, empiezo con mi visita, el domingo 1 de
abril, al Museo de Etnología del
edificio de la Beneficencia, en el que pude disfrutar de dos estupendas
exposiciones. Una de ellas, bastante pequeña pero realmente sobrecogedora, nos
muestra fotografías de difuntos
realizadas en varios países del Mediterráneo desde mediados del S.XIX,
incluyendo varias de bebés “dormiditos” que realmente te parten el corazón… Esta
práctica cayó en desuso en la década de 1980, pero tenía mucho sentido sobre
todo en el S.XIX, ya que la mortalidad infantil era mucho mayor y el número de
fotos que se tomaban mucho menor, con lo que a veces la foto en cuestión era la única de la que se disponía para recordar al hijo o al
familiar fallecido…
En la sala grande disfruté de una fantástica visita guiada por la
exposición de fotos antiguas del Cabanyal
tomadas por tres generaciones de fotógrafos de la familia Vidal. Las primeras imágenes
expuestas se remontan al 1900, solo tres años después de su incorporación a la ciudad
de Valencia. Como curiosidad, decir que una nieta del pescador que aparece en
el cartel de la exposición se pasó casualmente a ver las fotos y dejó una nota
en el libro de visitas proporcionando el nombre y apodo del susodicho: Vicente
“El Serio”… La verdad es que le pega bastante.
Ese mismo domingo, tras salir de la Beneficencia, hice una visita-relámpago
a las exposiciones del Instituto Valenciano de Arte Moderno, centrándome sobre
todo en la de la planta baja, con obras de Joan Miró,
y en la titulada “La Eclosión de la Abstracción”.
Si os soy sincero, no puedo explicaros mucho más acerca del contenido de estas
exposiciones; mi manera de experimentar el arte moderno es bastante básica y
sensorial, no trato de racionalizarlo ni explicarlo con palabras, y no suelo
leerme las cartelas; simplemente hay piezas que me llegan y otras que no me
dicen nada. Mientras paseaba por las salas me encontré a una amiga del Aula de
Cine y estuvimos un rato poniéndonos mutuamente al día (ya os dije que estoy
totalmente desconectado por falta de tiempo), así que se me hizo
tarde y me quedaron bastantes cosas por ver para la próxima visita.
El 4 de abril me pasé por la sala de exposiciones del edificio del Ayuntamiento,
por la entrada de la calle Arzobispo Mayoral, a ver con calma y tranquilidad “Guesdon ahir. València hui. La imatge de la ciutat.”,
la muestra comisariada por mis amigos David Estal y Helena de las Heras. En
realidad era la tercera vez que me pasaba por allí, ya que había ido primero a
la inauguración y después a una de las visitas guiadas, pero ese día quería
disfrutar todos los mapas y fotografías despacio y a mi ritmo. La exposición
toma como punto de partida las dos panorámicas de Valencia, una desde el Puente
de la Mar y otra desde el Puente de San José, dibujadas y litografiadas a
mediados del S.XIX por el arquitecto bretón Alfred Guesdon, y a partir de ahí analiza
las distintas formas de representación de la ciudad, desde entonces hasta llegar
a las visiones que de la ciudad contemporánea han tenido varios fotógrafos
invitados, como por ejemplo José María Azkárraga.
Si os gusta la historia del desarrollo urbanístico de Valencia tenéis que pasaros por allí sin falta: la muestra incluye fotos panorámicas
antiquísimas, que yo no había visto antes, y multitud de mapas igualmente
interesantes. El día 4 creo que pasé allí unas tres horas y media, leyendo todos los textos y mirando las fotos una por una con detenimiento, disfrutando como un chiquillo (Por cierto, esto ya me pasaba desde niño: cada vez que iba con mis padres a un museo siempre era el último de la familia en terminar, y los demás tenían que esperarme en la puerta). Charlando el día de la inauguración con Azkárraga y otros
entendidos en la materia descubrí por ejemplo que Guesdon no hizo los bocetos
para sus grabados desde un globo aerostático, sino que se sirvió de la vista
desde algunas torres de la ciudad y de su prodigioso sentido de la perspectiva;
y que su apellido no se pronuncia “Güésdon”, como yo creía hasta ahora, sino “Guedón”,
a la francesa… No te acostarás sin saber una cosa más.
Más tarde ese mismo miércoles me pasé por el edificio de La Nau y subí a la
Sala Duc de Calàbria a visitar Descubriendo Tesoros, la exposición de libros manuscritos e incunables
pertenecientes al fondo bibliográfico de la Universitat. La mayoría de los
códices escritos a mano pertenecieron originalmente a la colección del Duque de Calabria (por eso la sala se llama así); su cuidada caligrafía y las excepcionales
miniaturas pintadas en vivos colores los convierten en verdaderas joyas
bibliográficas. Entre ellos se incluye el ejemplar más antiguo de la
biblioteca, fechado en torno a 1150.
En lo tocante a la segunda parte de la exposición, se llama incunable
a cualquier libro impreso entre 1453, fecha de invención de la imprenta moderna, y 1500 (hablamos de la época en que este tipo de libros estaban
aún en la cuna; de ahí el nombre). Estos no tienen tantos colores ni son tan
vistosos como los manuscritos de los reyes de antaño, pero son igualmente
importantes; a destacar, una copia del Tirant lo Blanc impreso en Valencia en
1490, de cuya edición solo se conservan en el mundo tres ejemplares… Admirando
las miniaturas, descifrando las distintas caligrafías y leyendo algunos de los
pasajes más comprensibles en latín, francés o valenciano se me fue el santo al
cielo, y cuando me quise dar cuenta casi se me había hecho la hora de cierre,
así que tuve que darme prisa para poder echarle un vistazo rápido, en la Sala
Estudi General del piso de abajo, a una exposición de esculturas de cerámica
realizadas por artistas mujeres. Es verdad eso que dicen de que el tiempo vuela cuando te lo estás pasando bien.
El siguiente museo del que debería hablaros es el Centro del Carmen, en el
que estuve el 6 de abril, pero tanto la exposición de Okuda como las otras que había allí dieron para tantas fotos interesantes que he decidido dedicarles másadelante otra entrada con una selección más extensa… Para concluir la entrada
de hoy salto, por lo tanto, hasta este pasado domingo, día 22: esa mañana se
celebró en el espacio multiusos de la planta baja del Museo de Ciencias la XIII Feria Experimenta, la edición anual del concurso de experimentos y
demostraciones de Física y Tecnología en la que estudiantes de ESO y Bachillerato
de distintos colegios e institutos de la Comunidad exponen sus investigaciones
a los asistentes.
Este concurso está organizado por la Facultad de Física de la Universitat de València y sirve también como punto de contacto entre esta y los alumnos de Secundaria interesados en carreras de Ciencias… También esa mañana pasé un buen rato paseando entre los distintos stands y aprendiendo cosas nuevas, y me encontré a algún que otro amigo con el que estuve charlando brevemente. Y también en este caso se me quedó la mañana corta para el tiempo que me hubiera gustado dedicar a contemplar los experimentos… De igual forma que se me ha echado la noche encima escribiendo esta entrada; en principio iba a ser una cosa breve y sencillita, pero te vas emocionando, te vas emocionando, y ya ves… ¡La semana que viene, más!
Este concurso está organizado por la Facultad de Física de la Universitat de València y sirve también como punto de contacto entre esta y los alumnos de Secundaria interesados en carreras de Ciencias… También esa mañana pasé un buen rato paseando entre los distintos stands y aprendiendo cosas nuevas, y me encontré a algún que otro amigo con el que estuve charlando brevemente. Y también en este caso se me quedó la mañana corta para el tiempo que me hubiera gustado dedicar a contemplar los experimentos… De igual forma que se me ha echado la noche encima escribiendo esta entrada; en principio iba a ser una cosa breve y sencillita, pero te vas emocionando, te vas emocionando, y ya ves… ¡La semana que viene, más!
2 comentarios:
Gracias Juan por visitar y re-visitar la exposición de Guesdon. Me alegro que la disfrutaras y que la compartas en tu blog. Un abrazo. David.
Gracias a ti, David, sobre todo por la exposición pero también por pasarte a dejar un comentario en La Belleza y el Tiempo.
¡Nos vemos pronto, un abrazo!
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