Espero que disfrutarais de mis fotos de la semana pasada; todas han sido
tomadas en Valencia, y ni siquiera es necesario irse a las afueras para
encontrar rincones, casas y solares abandonados como esos. Ya sabéis que me
gusta perderme de vez en cuando
por las calles de la ciudad, caminar sin rumbo fijo y sacar fotografías, y que siento
una especial fascinación por las casas antiguas y en ruinas del casco histórico…
Pero hay quien va un paso más allá. Hoy os quiero hacer una breve introducción
a la Exploración Urbana,
una afición minoritaria pero bastante en boga en las últimas décadas que
consiste en la exploración de zonas urbanas en desuso, sanatorios y pueblos
fantasma o instalaciones industriales y militares abandonadas.
Lógicamente, el abanico de lugares que se pueden visitar es muy amplio y
las precauciones a tomar varían mucho según el caso, pero si uno se dedica a
esto con frecuencia es muy recomendable tener un equipo adecuado,
aparte de la ropa y calzado apropiados y de la cámara de fotos: linterna, pilas
de repuesto, guantes, una botella con agua y a veces hasta mascarilla y casco… En
ocasiones las fábricas abandonadas son de acceso restringido y su perímetro
está vigilado, lo que para algunos supone un plus de adrenalina ante el riesgo
de ser descubierto o incluso detenido mientras se merodea por la zona. A esto
se añade el posible mal estado de suelos y escaleras en algunos lugares, con lo
que hay que tener mucho cuidado de dónde se pone el pie.
No es recomendable ir solo, y si se hace hay que llevar el móvil bien cargado y
avisar a alguien de confianza de a dónde vas a ir y cuándo tienes previsto
estar de vuelta, por si acaso ocurre un accidente.
Los exploradores urbanos no suelen revelar la ubicación de los lugares más
interesantes ni la información sobre los puntos de más fácil acceso, ya sea por
un agujero en un muro o por un hueco de una alambrada: son secretos que pasan
de boca a oreja sólo entre conocidos. La gente que realmente valora este tipo
de experiencias no quiere que rincones con un encanto especial acaben
desvirtuados por una afluencia masiva o por la acción de los vándalos. La
filosofía de la Exploración Urbana consiste en que no se rompe nada que no
estuviera ya roto para poder entrar, y se intenta alterar el entorno lo menos
posible para que otras personas puedan experimentar las mismas sensaciones en
otra ocasión: no hacer pintadas, no dejar basura, no robar objetos… Es bien
conocido entre los exploradores el lema que resume todo esto: “Toma sólo fotos, deja sólo pisadas”.
De entre las muchas páginas de Internet con
fotografías de lugares abandonados hay una que siempre me ha gustado
especialmente; de hecho, creo que fue la primera de este tipo que visité, allá
por la década de los noventa. Se trata de Abandoned Places,
de Henk Van Rensbergen, piloto de aerolíneas belga que lleva explorando desde
que tenía veinte años, a finales de los ochenta. Bélgica es uno de los
epicentros de la Revolución Industrial, así que hay allí un montón de fábricas
abandonadas, pero las visitas del piloto en sus ratos libres no se han limitado
a su país. Los casi setenta destinos que alberga la web incluyen lugares tan
variopintos como refinerías, minas de carbón, centrales eléctricas, hospitales,
castillos, hoteles… Tiene fotos en color, pero a mí personalmente me parecen
más potentes las tomadas en blanco y negro,
con sus sugerentes juegos de luces y sombras. Otra cosa que me gusta de la web
es que cada grupo de fotos viene acompañado de un breve texto que describe las
sensaciones que tuvo el autor al visitar el lugar, y que te mete bastante en
situación.
La calidad de las imágenes de Van Rensbergen ha sido reconocida en
innumerables exposiciones dentro y fuera de Bélgica, y lleva ya publicados
cuatro libros con selecciones de sus fotografías. Desde hace un par de años tiene
una nueva web más vistosa y moderna, pero
ha mantenido la antigua sin alteraciones con la intención, según sus propias
palabras, de que se convierta poco a poco en un lugar abandonado, similar a
aquellos que visita él de vez en cuando en el mundo real. Efectivamente, he de
reconocer que cuando entras en la web original te das cuenta de que su sencilla
presentación, que hace veinte años era de lo más moderna, se ha vuelto ahora bastante
anticuada, aunque sigue manteniendo un cierto encanto retro, vintage…
En lo que a mí respecta, el ritmo al que he ido visitando los lugares de
Abandoned Places ha sido siempre lento: inicialmente, porque me autoimponía una
cierta moderación para así hacer durar más el placer que me proporcionaba
contemplar las fotos y dejar vagar mi imaginación; y después, porque el número creciente de
responsabilidades y de otras aficiones me impedía encontrar un momento libre para
volver a la página web… El caso es que todavía no he terminado de ver todas las
fotos, de visitar todos los destinos, pero no os quepa duda de que lo seguiré
haciendo, poco a poco, en los próximos meses.
No se puede negar que Van Rensbergen tiene una sensibilidad exquisita para
captar los pequeños detalles en los que radica el gran poder evocador de estos
lugares: la textura de una superficie oxidada, el patrón iridiscente en un
charco de aceite solidificado, la capa de polvo sobre objetos cotidianos
abandonados hace años, el pequeño cadáver de un gato o una paloma que nadie se
ha molestado en retirar, el contraste de las construcciones humanas con la
vegetación que las invade tratando de recuperar el espacio que en su día se le
robó… Es la poesía del paso del Tiempo en un lugar concreto. Y esos ecos del Pasado, esos leves atisbos de cómo fue una vez el
lugar, de su anterior Belleza ahora ajada o de su bulliciosa actividad ahora
apagada, constituyen también una cierta forma de Belleza en sí: la Belleza de la decadencia.
La contemplación de estos lugares nos recuerda que también nosotros nos
convertiremos algún día en una carcasa vacía,
y nos invita por tanto a disfrutar al máximo de los lugares que habitamos y de
las personas con las que los compartimos… por ahora. En otra ocasión, más
adelante, seguiremos hablando de lugares abandonados, pero esta vez en el
subsuelo, y nos adentraremos en las profundidades de la Tierra para intentar
llegar al más remoto rincón de la más antigua catacumba.
Como voy un
poco justo de tiempo estos días por cuestiones de trabajo, os propongo para hoy
un juego que enlaza con la entrada de la semana pasada: quiero que le echéis un
vistazo a la fotografía de portada de La Belleza y el Tiempo y tratéis de
encontrar tantos paralelismos como
podáis entre los elementos de la foto y las etiquetas del blog. Que yo cuente,
hay por lo menos siete u ocho; precisamente por eso la elegí hace casi cuatro
años. También quiero que me digáis a qué edificio pertenecen
los ángeles que salen en la
imagen; seguro que a los que vivís en Valencia os resultará muy fácil. Y por
último me gustaría que averiguaseis cuál es el pequeño detalle, casi
imperceptible, que la convierte en una foto tan especial, y qué es lo que
representa. ¡Espero vuestros comentarios!
Ya
casi cuatro años de existencia, y La Belleza y el Tiempo parece gozar de buena
salud… No sé cómo lo he hecho, pero me las he arreglado para cumplir mi
compromiso con los lectores de publicar sin falta una entrega por semana hasta
llegar a las doscientas, que se cumplen hoy. Las cincuenta y ocho páginas de
notas para futuros posts que tenía en formato Word cuando llegué a la entrada número cien
se han convertido desde entonces en noventa y cinco páginas… Por cierto, que me
estoy acordando de un problema que tuve con mi pendrive hace unos meses, que me
hizo perder los cambios de las dos semanas anteriores; afortunadamente no eran
demasiados, y me puse al día poco a poco, pero recuerdo que pasé dos o tres
tardes bastante desagradables hasta que enderecé el entuerto. Ahora hago copias
de seguridad más a menudo; no quiero ni pensar lo que pasaría si perdiera de
golpe toda la información que he ido recopilando desde 2012.
¿Cuáles
han sido las etiquetas del blog más utilizadas en estas últimas cien entradas? La
mayoría de ellas han duplicado el número de contribuciones con respecto al
anterior hito, cosa lógica por otra parte, pero me he dado cuenta de que las de
Imagen y Conocimiento han crecido en número más que durante los dos primeros
años. En el caso de la de Imagen era de esperar, ya que fue añadida a
posteriori, y en los últimos tiempos, al tener más lío en el trabajo, he echado mano de fotos
más a menudo cuando no tenía tiempo de preparar algo más elaborado. De por qué
ha crecido el número de entradas sobre Conocimiento hablaremos después…
Tras publicar
la entrada número cien os nombré tres o cuatro títulos que estaban por llegar:
algunos de ellos, como Mapas del Tiempo
o La Ventana Indiscreta,
ya se han convertido en realidad, junto con otros posts que
(en mi humilde opinión) también han quedado bastante redondos, como Un Método Infalible,
Once Generaciones
o Lo Pequeño, lo Grande…
Me ha resultado bastante chocante descubrir que, aun habiendo pasado cien
semanas, sigue todavía pendiente de publicar alguna que otra entrada de las que
os prometí, como por ejemplo la de La Sexta Extinción: se trata de posts
importantes que quiero redactar bien, y para eso se necesita un tiempo de
preparación y documentación del que no siempre dispongo, así que muchas veces
acabo escogiendo otros temas que, siendo también interesantes, tal vez no
entroncan tanto con la explicación de los puntos clave de mi esquema mental, de
las relaciones entre las etiquetas del Mapa del blog.
Creo
que este retraso en abordar las entradas importantes es en cierto modo algo bueno,
porque significa que se me van ocurriendo muchas otras ideas sobre la marcha,
que no hay por ahora riesgo de sequía creativa; y porque si publicara demasiado
pronto todas las entradas clave, el blog perdería a partir de ese momento gran
parte de su gracia, de su razón de ser… Estas dos categorías de entradas de las
que os hablo son similares, por poner un ejemplo, a lo que en Expediente X se
llamaba episodios de la Mitología
(en los que se desarrollaban los grandes temas de la serie, como las
abducciones y la conspiración extraterrestre para colonizar la Tierra, y que
mantenían, con mayor o menor coherencia, una cierta continuidad a lo largo de
las distintas temporadas) y episodios de Monstruo de la Semana
(más ligeros y autoconclusivos, en los que se dejaba de lado la conspiración y
los grandes traumas del pasado de los protagonistas para potenciar las
dinámicas de la relación entre ambos, en muchas ocasiones con elementos de
humor).
En
cuanto a las entradas más independientes y cerradas en sí mismas, dedicadas no
tanto a desarrollar las afirmaciones más importantes del Mapa como a glosar
ejemplos concretos de dichas afirmaciones, en el futuro seguiremos hablando,
entre otras cosas, de los misterios del Cerebro humano, de la historia de la ciudad
de Valencia, de Cine, de Música y también, por supuesto, de Ciencia y de Pensamiento
Crítico. Continuaremos además con las selecciones de fotos de graffiti
y de mis viajes a las grandes capitales de Europa y parte del extranjero. Y en
cuanto a temas incómodos (os recuerdo que a la política ya le he dedicado hace
poco un par de entregas),
más tarde o más temprano discutiremos sobre si tener hijos es o no una buena
idea y sobre las evidencias a favor o en contra de la existencia de un Dios creador
y todopoderoso.
Antes
os he hablado del aumento proporcional de entradas sobre Conocimiento
en sentido amplio, ya sea en relación con la Gran Historia de la que formamos
parte o con las grandes preguntas filosóficas; todo esto entronca directamente
con las líneas argumentales principales de La Belleza y el Tiempo, lo que en su
día llamamos la biblia del blog.
En relación con nuestra apasionante Gran Historia, todavía queda por rellenar
algún que otro hueco, como por ejemplo el que hay entre la aparición de los primeros Homínidos y el inicio de la Historia escrita, o las predicciones
acerca del futuro de la Especie, la Tierra y el Universo entero… También continúa
el work in progress en relación con las grandes preguntas que todos nos
hacemos: ¿Qué somos? ¿De dónde venimos? ¿Qué principios básicos deberían guiar
nuestras acciones? ¿Cómo debemos prepararnos para el final de nuestra Vida? No
tengo respuestas definitivas para estas preguntas, pero sí os aseguro que desde
que les doy vueltas y vueltas con la excusa del blog tengo mis ideas bastante más
claras; sigo uniendo los puntos poco a poco y tengo la impresión de que empiezo
a vislumbrar la figura que se esconde detrás…
Os
hago un pequeño esbozo de hacia dónde van los tiros, para que no os quedéis con
los dientes largos. Hace ya cien semanas os mencioné los conceptos de
Equilibrio e Interconexión, candidatos por su gran importancia a nuevas etiquetas
del blog; después de todo este tiempo todavía no he encontrado la ocasión de
desarrollarlos en profundidad, aunque tengo ya las suficientes notas al
respecto como para hacerlo. A su debido momento (y no será dentro de mucho) hablaremos
de funciones de mérito que dependen de múltiples factores, y atando cabos uno
tras otro llegaremos a la conclusión de que todo está conectado en el Tiempo y en el Espacio, y de que eso es precisamente lo que confiere una Belleza tan
grande al Universo. Creo que ser conscientes de toda esta telaraña de
relaciones y de nuestro lugar en el Cosmos, e intentar guiar nuestros pasos en
función del “Todos-Mejor-Siempre”
y no del “Yo-Más-Ahora”, es lo que nos ayuda a afrontar en paz y con entereza
nuestros momentos finales. Por tanto, hablaremos también de las lágrimas que se
pierden entre la lluvia y del último día en Punxsutawney, o lo que es lo mismo,
de la Muerte
como el momento en el que se decide si el Tiempo nos ha vencido o si nosotros
hemos vencido al Tiempo… No sé si estos razonamientos servirán igualmente para
todo el mundo, pero a mí al menos, después de años de ponerlos en negro sobre
blanco, me parecen muy coherentes y creo que aportan mucho sentido a mi Vida:
intentaré ir dándoles forma poco a poco, a ser posible antes de llegar a la entrada
número trescientos.
Con
esto creo que tenéis ya un buen resumen de lo que se avecina; animaos a comentarme cuáles de estos temas os gustaría ver
desarrollados antes en La Belleza y el Tiempo… y de paso le damos algo de comer al blog,
que hoy cumple un mes exacto en huelga de hambre. Hablando de los grandes
temas: no me olvido de que otra de las entradas que os prometí hace cien
semanas y que aún hoy sigue pendiente es la de Amor a Segunda Vista, en la que
os explicaré qué rasgos de la personalidad de una mujer son los que hacen que
me enamore de ella tras conocerla más a fondo… Por supuesto, seguiré
redactando entradas sobre la búsqueda de Afecto,
cual Cyrano de Bergerac
escribiendo cartas a una Roxana que (¡Ay!) tal vez no exista… Parece que la
cosa está difícil, pero yo no pierdo la esperanza; ojalá esa pareja casi
perfecta que tanto ansío lea un día por casualidad una de estas entradas, y
después otra, y otra, y otra… y que de ahí surja un primer contacto que me abra
de nuevo las puertas a ese otro tipo de Belleza que tan feliz me hizo en su día
y que tanto echo de menos.
Dejadme recalcar,
por si no estaba claro, que todo lo que cuento en el blog, ya sean las
opiniones que comparto o las historias y anécdotas que me atribuyo, es completamente
cierto: una de las características que lo convierte en un reto tan interesante
para mí es que está basado al 100% en la Verdad
(precisamente otra de las etiquetas más importantes), y pretendo que así siga
siendo en las próximas cien, doscientas o trescientas entradas. De hecho, creo
que una mujer que lea La Belleza y el Tiempo regularmente me conocerá casi mejor
que una que coincida conmigo a menudo por la calle, o en los círculos sociales
en los que me muevo… Parafraseando uno de los poemas que Cyrano escribía a su amada: “Estoy en vuestras manos,
la pantalla es mi voz, estos bits son mi sangre, este blog soy yo”.