lunes, 18 de abril de 2016

Los Viejos Románticos Nunca Mueren (I)


La primera vez que hablé de Música en el blog os conté que, a pesar de que hay bastantes piezas de música clásica que me gustan, creo que en lo que respecta a música orquestal la etapa más interesante se inicia con el romanticismo, cuyo apogeo va más o menos del año 1820 al 1910. En mi opinión las obras de esta época son más originales y arriesgadas, con una mayor complejidad tanto en las armonías como en los ritmos; y mientras que la música del clasicismo me deja un tanto frío, la de los siglos XIX y XX en general conecta más conmigo y, por razones que no puedo explicar bien con palabras, me produce una reacción emocional más intensa al escucharla. A lo largo de la primera mitad del S.XX el romanticismo fue dando paso a otros estilos como el modernismo musical, pero sobrevivió, y con muy buena salud, en el ámbito de las bandas sonoras para películas. De hecho, los primeros compositores de bandas sonoras originales aprendieron directamente de los maestros románticos, hasta el punto de que la frontera entre unos y otros es a veces bastante difusa.

Entre los cassettes y CDs de mi juventud hay una cantidad considerable de bandas sonoras, a lo que hay que añadir que de vez en cuando hacía una incursión en la colección de cintas de música orquestal de mis padres, de manera que las que más me gustaban acababan quedándose en mi cuarto, y me las ponía a menudo para hacer los deberes o simplemente para disfrutar de ellas. Ojeando hace poco estos cassettes de mis padres he conseguido confeccionar una selección de quince piezas musicales que, a pesar de tener en su mayoría uno o dos siglos de antigüedad, siguen tan vigentes y actuales como cualquier banda sonora de película. La selección no pretende en absoluto ser exhaustiva ni representativa del romanticismo musical en su totalidad; es simplemente una lista de obras que me parecen especialmente hermosas, una serie de sugerencias que a lo mejor hacen que más de uno se reconcilie con la música de orquesta (o al menos eso me gustaría).




Gustav Holst – Los Planetas, Neptuno
Giacomo PucciniTurandot, Nessun Dorma
Gustav Mahler – Sinfonía nº5, Adagietto
Jean Sibelius – Finlandia
Maurice Ravel – Bolero
Claude Debussy – El Mar, Juegos de Olas
Joaquín Rodrigo – Concierto de Aranjuez, Adagio
Henryk Górecki – Sinfonía nº3, Lento e Largo
Gustav Holst – Los Planetas, Júpiter
George Gershwin – Porgy and Bess, Summertime

Y como demasiada Música, por bonita que sea, puede saturar un poco, dejo el resto de la entrada para la semana que viene: os hablaré de piezas que no fueron compuestas para el Cine pero que han acabado formando parte de algunos momentos memorables del séptimo arte, y haré especial hincapié en la Música de las películas de Stanley Kubrick.



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