lunes, 11 de noviembre de 2024

Materia Oscura (II)

 

Tal y como os dije la semana pasada, aquí tenéis casi todas las fotos que saqué en La Torre la víspera de Todos los Santos. Como la idea es crear imágenes potentes que ayuden a la concienciación sobre el Cambio Climático, espero que no os gusten.

















domingo, 3 de noviembre de 2024

Materia Oscura (I)

 

Os habréis dado cuenta de que esta entrada del blog sale en domingo y no en lunes, y además saltándose la periodicidad habitual de una cada dos semanas, pero es que el tema es importante… Se trata de mis reflexiones acerca de la Dana y posterior Riada del martes 29, que afectó a localidades valencianas como Utiel, Chiva, Torrent o Paiporta y los municipios adyacentes, y que a la hora de escribir esto se ha cobrado doscientas vidas, aunque la cifra puede seguir subiendo. Debido a la alerta meteorológica y al posterior caos generado alrededor de la ciudad de Valencia no tuve que ir a trabajar ni el miércoles ni el jueves, presentándoseme por delante un largo fin de semana. El miércoles me quedé en casa, siguiendo el desarrollo de los acontecimientos por la televisión, así que para mí la tragedia era todavía algo abstracto; lo único que noté es que la presión del agua en los grifos estaba algo más baja de lo normal.



El jueves 31 a media mañana salí a comprar y empecé a comprobar que los coletazos del siniestro, aun siendo muy leves, llegaban hasta mi barrio: alrededor de los contenedores se acumulaba una gran montaña de bolsas de basura, seguramente porque los servicios de recogida vienen desde el sur de la ciudad, y continuamente se oía sonido de sirenas en la calle. Mi segunda sorpresa llegó en el supermercado al ver muchas de las estanterías vacías y escuchar a los trabajadores quejarse de la gente que había comprado mucho más de lo necesario, acaparando alimentos básicos de manera irresponsable por miedo al desabastecimiento. No pude encontrar leche, aunque todavía tenía un poco en casa, y tuve que sustituir un par de productos no disponibles (queso y garbanzos en lata) por otros similares. Compré solo lo que me faltaba, de la forma habitual y sin extras… La verdad es que no entiendo por qué cuando pasa algo así (como en la Pandemia del Covid) algunas personas piensan que se viene la Segunda Guerra Civil, o la Tercera Guerra Mundial… Hay mucho gilipollas suelto por ahí.



En las noticias decían que bastante gente de Valencia ciudad estaba cruzando el puente peatonal de la pedanía de La Torre para ayudar y llevar agua y alimentos a Paiporta y Benetússer, pero yo quería comprobar con mis propios ojos que no se trataba de un detalle exagerado para darle dramatismo a la noticia y conseguir así más audiencia. A primera hora de la tarde me acerqué andando por la calle San Vicente hasta el barrio de San Marcelino. El nuevo cauce del Turia ya llevaba un caudal mucho más bajo que el de dos días antes; si no se hubiera construido hace medio siglo, la ciudad de Valencia también habría sufrido las consecuencias de esta nueva Riada. Las carreteras a ambos lados del cauce estaban llenas de camiones y coches que avanzaban muy lentamente. En la parte norte no se veía demasiado barro ni señales de destrucción.

Efectivamente, había muchas personas cruzando el puente peatonal en ambas direcciones, y por lo que se podía entresacar de las conversaciones muchos de los que iban hacia La Torre no eran vecinos de allí sino que venían a ayudar de forma desinteresada, pertrechados con palas, escobas y botas de agua. Había muchos grupos de chavales y chavalas jóvenes, que en su mayoría no tenían mucha pinta de votar al PP. En dirección contraria había gente que volvía con la ropa manchada de barro, y pude ver en varios puntos pares de zapatillas totalmente inservibles que alguien había dejado a un lado del camino… La verdad es que me alegró bastante comprobar esta muestra de solidaridad. Supongo que la razón de que tantos jóvenes hayan tomado esta decisión es simplemente que por una vez, en este Mundo tan turbulento, complejo e incierto, estaba bastante claro qué era lo correcto… En fin, que no solo hay gilipollas sueltos por ahí, también hay buena gente.



La nota discordante la puso un niño rubio de unos diez años, con pinta de turista, que iba en bici hacia La Torre seguido por su madre, también rubia y montada en patinete. La gente ocupaba tanto la parte peatonal del puente como el lateral destinado a bicicletas, pero el niño no parecía entender que se trataba de una emergencia y en vez de bajarse de la bici reclamaba su derecho a tener vía libre tocando el timbre de forma continua y enervante, para que la multitud se apartara… La madre tampoco parecía entender la situación porque no le recriminaba su conducta. En ese momento no estuve rápido de reflejos, pero después me quedé con ganas de echarle al pequeño monstruo insensible una buena bronca en inglés… Queda comprobado que en todos los países hay buena gente… y también gilipollas.



Ya en la orilla sur del nuevo cauce, a pesar de que se había despejado parte de las calles para permitir el movimiento de personas, el panorama era dantesco: barro y ramas por todas partes y decenas de coches destrozados y apilados unos sobre otros. Impactado por la desolación, saqué unas cuantas fotos, pero cuando una señora que pasaba me recriminó que así no estaba ayudando me sentí algo avergonzado y dejé de hacerlas… Unos metros más allá había una chica comentando que ya había bastante gente echando una mano, y que no hacía falta más, así que decidí volverme hacia Valencia. Parece que al día siguiente tuvieron que limitar el acceso al puente porque la ingente cantidad de voluntarios que acudían estaba impidiendo que los profesionales hicieran bien su trabajo.



La verdad es que no me veo con una pala y retirando barro, o apartando objetos del medio de la calle; ante tal caos no sabría por dónde empezar ni cómo hacerlo exactamente. Además, estas cosas son más fáciles si las haces con tu grupo de amigos, como casi todos los que estaban allí… Y, aunque decirlo pueda sonar algo egoísta, no me sentía directamente responsable de lo que había pasado ya que durante décadas, tanto en mi trabajo como entre mis amigos y familiares, me he esforzado siempre por hacer comprender a la gente (predicando también con el ejemplo) que tenemos que dejar de atar los perros con longanizas, llevar un estilo de vida más sencillo y reducir nuestra huella de carbono para ralentizar el Cambio Climático que sin duda ha originado (entre otros) este desastre. Sin ir más lejos, el mismo martes a primera hora de la mañana, justo antes de que sucediese la tragedia, estaba quejándome en mi lugar de trabajo de que la gente quisiera encender el aire acondicionado casi en noviembre, y encima con la manga larga puesta… Hay muchos que quieren vivir como marqueses y no se dan cuenta de que somos ya ocho mil millones en el planeta.

Siempre he dicho que es mejor prevenir que curar, que es más inteligente pensar antes que actuar después para arreglar el desaguisado. En otras palabras: no es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia, así que me perdonaréis si no cojo una pala y me pongo manos a la obra… He preferido contribuir a la solución del problema a más largo plazo, redactando esta entrada para ayudar a la concienciación, que es lo que se me da mejor. Y además sé que una parte del euro y medio que dono diariamente a Intermón Oxfam se utilizará para ayudar a las personas que más lo necesitan en la zona afectada por la Dana.



Caminando por San Marcelino llegué al Cementerio General, y después cogí Gaspar Aguilar y Jesús, en una larga línea casi recta, hasta llegar al MuVIM para ver la exposición sobre el caricaturista Mario Armengol y su lucha contra el fascismo en la Segunda Guerra Mundial. Últimamente en mi trabajo nos aprietan las tuercas a base de bien, así que entre semana prácticamente no tengo vida propia y la mitad del finde me la paso dormido en el sofá recuperando fuerzas; por eso mi intención era aprovechar este largo puente para ponerme al día con algunos museos… A medida que me acercaba al centro iba viendo menos jóvenes con palas andando en dirección contraria a la mía y más padres (aunque no muchos, para ser sincero) en mi misma dirección, con niños disfrazados de brujas y vampiros portando cubos de plástico en forma de calabaza… Debe ser difícil compaginar la alegría de la fiesta infantil con la seriedad de una situación sobrevenida como esta; olvidarse en Todos los Santos de tus familiares fallecidos hace años es una cosa, pero ignorar dos centenares de muertos bien recientes con el barro a las puertas de la ciudad es otra muy distinta. Desde luego el ambiente no estaba muy para fiestas, porque me crucé a dos personas (una estaba al teléfono, la otra hablaba con un amigo) con lágrimas en los ojos.



Me encontré el MuVIM cerrado, a pesar de que esa mañana había comprobado por Internet que estaba supuestamente abierto. Pegado en la entrada había un papel que informaba de que el Etno y el Museo de Prehistoria estaban también cerrados, así que decidí probar suerte con el siguiente punto de mi lista, el edificio de La Nau. Por el camino, pasando por la Plaza del Ayuntamiento y la calle Barcas, noté otra diferencia con respecto a la rutina habitual: había menos turistas, tal vez por las cancelaciones del AVE y los vuelos a Valencia en los días anteriores. Ya me olía lo que podía pasar, y en la calle Comedias se confirmaron mis sospechas: en la puerta de La Nau había un cartel de “Edificio cerrado por emergencia climática”, aunque también había comprobado el horario en Google y no decía nada al respecto.

En días de luto como estos reconozco que no es muy apropiado montar fiestas de Halloween, pero en principio no veo que haya razón para cerrar museos en los que la gente puede aprender, entre otras cosas, sobre amenazas actuales como el Cambio Climático o el resurgir del fascismo, sin ir más lejos. Entiendo, sin embargo, que haya personal de los museos que viva fuera de la ciudad y al que le resulte difícil venir a trabajar, o que se haya visto directamente afectado por la tragedia, así que me tomé con serenidad este contratiempo, minúsculo en comparación con lo que están pasando otros ahora mismo. Tampoco me molestó que no se hubieran dado previamente avisos en Internet sobre el cierre (aunque al día siguiente sí había alguno que otro); en una situación caótica como esta es comprensible que no se pueda estar en todos los detalles, y los únicos avisos realmente importantes son los meteorológicos.



Inasequible al desaliento, me di un paseo por el antiguo cauce del río hasta el Museo de Ciencias, donde supuestamente iba a tener lugar a las siete una conferencia sobre Materia Oscura… Y os preguntaréis: ¿Puede haber algo menos relacionado con la urgencia de la Dana que la materia desconocida que no vemos en el Universo pero ejerce un efecto gravitatorio sobre la materia visible? ¿Realmente me quedaba a estas alturas alguna excusa para justificar que me apeteciera asistir a la charla, dadas las circunstancias? Como veis, fue para mí una tarde bastante extraña en la que pasé gradualmente de lo más palpable y concreto a lo más etéreo y abstracto, del barro a los neutrinos; una suerte de viaje del héroe a la inversa, una huida del cobarde que empezó en Mordor y acabó en Bolsón Cerrado.

Y hablando de cerrado: a las seis y cuarto pregunté directamente al guardia de seguridad del museo si se iba a celebrar la charla, y él lo consultó por su walkie-talkie y me dijo que sí, de modo que para hacer tiempo me di un paseo por el exterior del museo y la zona del Ágora. Media hora después volví y había en la puerta una mujer que me dijo que hasta el momento solo habían aparecido tres personas, y que lo sentía mucho pero la actividad se había cancelado. Le dije que no se preocupara, me despedí amablemente de ella y me volví para mi casa. No tiene sentido enfadarse por cosas como estas; como se suele decir en inglés, “Shit happens”… Hay bastante más razón para cabrearse si una marea de agua y barro te inunda la casa.



Voy terminando ya esta crónica de mi día de Halloween, esta epopeya extraña de coches rotos, palas, botellas de leche, avisos y calabazas… Tratemos de sacar algunas conclusiones finales: El Mundo tiene buena gente y gente estúpida. Cuando las amenazas son a largo plazo la mayoría no sabe verlas y no reacciona, y el llanto y el crujir de dientes llegan cuando ya es demasiado tarde… Catástrofes como la ocurrida por la Dana despiertan las conciencias de muchos que sí arriman el hombro, aunque sea solo a corto plazo. La experiencia nos dice que a largo plazo, una vez pasada la emergencia, gran parte de ellos no aprenden nada en absoluto, con lo que corremos el riesgo de tropezar de nuevo con la misma piedra. Y para muestra, un botón: después de una Pandemia que mató a millones de personas muchos siguen tosiéndose y estornudándose en la mano, y no en el interior del codo, otro detalle por el que yo he estado luchando y haciendo pedagogía durante años, tanto antes como después del Covid. Si no podemos retener algo tan sencillo como eso, ¿realmente merecemos prosperar como especie? Pero no seamos demasiado pesimistas: sí que hay gente que hace siempre bien las cosas (aunque no sean muchos), y que haya quien no las hace bien pero se espabila a corto plazo ante las emergencias es mejor que nada.



Hace unas semanas vi en YouTube un ensayo muy interesante sobre la fuerza de las imágenes icónicas y su importancia a la hora de concienciar a la Sociedad sobre los problemas que la acechan. En él se hablaba de cómo la escalada nuclear de la Guerra Fría se ha ido frenando gracias a la persistencia del hongo nuclear en el imaginario colectivo, y de cómo el Cambio Climático carece por ahora de imágenes asociadas igualmente potentes y originales, nunca antes vistas, lo que nos pone en riesgo no ya a largo, sino a medio plazo… Ojalá el recuerdo de las imágenes de cientos de coches apilados unos sobre otros por la fuerza del agua sirva como material para pesadillas y ayude a concienciar a la gente de la Comunidad Valenciana sobre sostenibilidad, ahorro energético y la vuelta a un estilo de vida más sencillo y más alejado del consumismo, narcisismo y hedonismo actuales. Si no entendemos que no hace falta poner el aire acondicionado hasta finales de octubre acabaremos necesitando el aire frío en pleno febrero… Con la finalidad de intentar crear imágenes potentes que ayuden a concienciar, que es algo que se me da medianamente bien (aparte de buscar conexiones y puntos de vista originales sobre asuntos como este), la próxima semana colgaré en el blog una selección de las fotos que saqué en La Torre.



lunes, 28 de octubre de 2024

lunes, 14 de octubre de 2024

Arquitecturas (I)

 

Aquí tenéis la primera entrega de al menos tres dedicadas a fotos de arquitecturas antiguas o modernas, tomadas en mis escapadas por la ciudad de Valencia. Las siguientes entregas las reservo para más adelante, igual que hago con las de Grietas, Murmullos o Texturas… Espero que os gusten.


San Miguel y San Sebastián


Centro del Carmen


Ayuntamiento


Viveros


Naves de Ribes


Plaza Redonda


Mercado de Russafa


Plaza del Patriarca


Edificio Gómez-Trenor


Patio del Embajador Vich


lunes, 30 de septiembre de 2024

Bóvedas Celestiales

 

Subo hoy una selección de mis fotografías de la Iglesia de San Nicolás y San Pedro, cerca de la calle Caballeros. Es una iglesia gótica con una fantástica decoración barroca, con relieves de Juan Bautista Pérez Castiel y pinturas al fresco de Antonio Palomino y Dionís Vidal. Tras su restauración en 2016 por la Fundación Hortensia Herrero se la empezó a conocer como la Capilla Sixtina valenciana. Las fotos son de abril del 2016, apenas unas pocas semanas después de abrirse al público tras su restauración; espero que su visionado os haga sentir en el séptimo cielo.