Ya hemos hablado en el blog de conceptos tan básicos e importantes como el Tiempo
y el Espacio (este último desde el punto de vista de la escala y la complejidad),
así que he pensado que podíamos dedicar una entrada exclusivamente a la
energía. No es la primera vez que hablamos de ella aquí, pero en concreto me
apetecía hacer un resumen de las distintas fuentes de energía
que la Humanidad ha ido descubriendo a lo largo de su Historia. La palabra energía
viene del griego “enérgeia”, que significa actividad: en su acepción científica
es la capacidad de la materia de producir trabajo
o, más coloquialmente, de hacer cosas, ya se trate de arrastrar, elevar,
romper, calentar… No me molestaré en hablar de cómo algunos se han apropiado de
esta palabra para tratar de justificar sus dudosas pseudociencias; eso lo
dejamos para otra ocasión. Aquí nos centraremos en la energía cuyos efectos se
pueden explicar, cuantificar y predecir con exactitud.
La unidad de energía es el
julio, que es lo que cuesta levantar una masa de cien gramos a una altura de un
metro (no es mucho, como veis). La energía total estimada del Universo
observable, incluyendo la debida a la masa de las partículas, es de unos 1070
julios (es decir, un uno seguido de setenta ceros), y se ha mantenido constante
desde el Big Bang,
cambiando solo de tipo y de distribución en una hermosa danza que dura ya
13.800 millones de años… Aunque el resto de la historia es apasionante, aquí nos
centraremos sobre todo en la parte en la que nuestra especie, el Homo Sapiens,
ha hecho uso de una parte ínfima de toda esa energía: el último millón de años.
En los albores de la especie el abanico de fuentes de energía disponibles
era bastante reducido; básicamente teníamos la radiación infrarroja procedente
del Sol, que nos daba calor desde el exterior durante el día, y podíamos hacer
uso de la energía química contenida en aquello que comíamos, ya fuesen plantas
o animales. Solo las plantas pueden transformar la luz del Sol (o cualquier otra
luz) en energía asimilable por los animales, gracias a la fotosíntesis.
La Evolución nos ha hecho omnívoros, con lo que podemos comer carne, una fuente
de energía más concentrada y fácil de digerir que las plantas, de manera que con
el paso de las generaciones nuestro tubo digestivo se hizo más corto,
permitiendo al cerebro crecer
poco a poco en tamaño.
Son principalmente los hidratos de carbono los que, tras llegar a nuestras
células, se mezclan con el oxígeno del aire que inhalamos dando lugar a la respiración celular,
en la que se libera, aparte del vapor de agua y dióxido de carbono que
exhalamos, la energía contenida en los enlaces, que es la que hace que nuestros
músculos se contraigan y se relajen (permitiéndonos correr, saltar, golpear o
levantar peso) o que nuestro cuerpo genere calor interno, manteniendo constante
su temperatura. Las grasas ingeridas también pueden almacenarse para ser usadas
como fuente de energía a más largo plazo. Hace menos de un millón de años se
produce el uso de las primeras herramientas rudimentarias de piedra y madera,
que nos permiten usar la energía de nuestros músculos de forma más eficiente y
por tanto cortar o machacar mejor.
Otro de los primeros avances casi exclusivos de nuestra especie es el dominio del fuego, pudiendo así
utilizar la energía almacenada por un árbol o arbusto en la madera de su tronco
y ramas mediante la fotosíntesis. Tanto los reactivos como los productos de la combustión son muy similares a los de la
respiración celular: se trata de un proceso de oxidación en el que las
moléculas orgánicas de la madera, al mezclarse con el oxígeno circundante, se
transforman en dióxido de carbono y vapor de agua liberando energía calorífica.
La progresión fue seguramente muy lenta hasta tener el proceso perfectamente
controlado, hace unos 200.000 años. Primero se empezó a aprovechar los fuegos
fortuitos, creados al caer un relámpago,
hasta que se extinguían. Otro día os contaré con más detalle la historia de los
que tal vez fueron los primeros científicos de la especie, individuos curiosos
que intentaron comprender el comportamiento de este extraño “animal amarillo”, domarlo
y utilizarlo en beneficio propio. Con el tiempo el Hombre aprendió a preservar
estos fuegos fortuitos, cuidándolos por turnos para que no se apagaran, y más
adelante consiguió generarlo desde cero
incrementando la temperatura mediante rozamiento.
Gracias al fuego podemos tener luz y calor en las noches frías y cocinar
nuestra comida (lo que evolutivamente aumenta aún más el tamaño del cerebro). Cocinar
la carne, además de matar las bacterias nocivas,
hace que podamos asimilar una mayor cantidad de hidratos de carbono. El fuego nos
permite también, más adelante, cocer recipientes de cerámica o fundir
herramientas de metal. Toda fuente de energía tiene beneficios y desventajas, pudiendo
estas últimas estar relacionadas con las dificultades de generación,
almacenamiento o transporte y con los materiales de desecho a que da lugar. En
el caso del fuego, la cantidad de energía liberada es mayor que la necesaria
para empezar la combustión (es decir, la requerida para frotar los trozos de madera o para producir la chispa
golpeando dos piedras, y los desechos (un poco de dióxido de carbono, vapor de
agua y cenizas) no suponen un gran peligro; el problema está en el
almacenamiento y transporte, sobre todo antes de haberse dominado la técnica
para encenderlo.
Hace unos 10.000 años se produce la domesticación de distintas especies de animales,
con lo que a partir de entonces podemos aprovechar también la energía de lo que
esos animales han comido, bien para comérnoslos nosotros sin gastar energía en
la caza, para que arrastren o levanten ellos el peso, para que aren la tierra o
para que nos transporten en las distancias largas.
Sus pieles también nos son útiles para conservar mejor nuestra propia energía
corporal si hace frío. El descubrimiento de la agricultura en la misma época nos
permite obtener más alimentos (y por tanto más energía) de una manera más
fácil. Cada vez podemos hacer más cosas, construir monumentos y edificios más
altos y tener ciudades más grandes; es el inicio de la Civilización y la población
mundial aumenta de forma imparable. Otros avances tecnológicos importantes son
el de usar la energía del viento para llevarnos lejos en barcos y el de
aprovechar la fuerza del viento o del agua de río para moler el grano y hacer
harina, por ejemplo… En torno al 1100 de nuestra era el uso de molinos de viento estaba ya generalizado en
Europa.
Hace 300 años el crecimiento de la población y la construcción de casas y
barcos, combinadas con una época de temperaturas especialmente bajas, habían agotado
prácticamente las reservas de madera en Inglaterra y el norte de Europa, lo que
hizo necesario buscar una fuente de calor alternativa. Esto llevó al descubrimiento
del carbón, que ya se había usado en China hace dos mil años, aunque no de
forma tan generalizada. El carbón es madera fósil con una gran cantidad de energía
concentrada, procedente de árboles de hace 300 millones de años, del periodo carbonífero,
árboles cuya lignina no podían descomponer los microorganismos, que se acumularon durante varios millones de años y quedaron
sometidos a altas presiones por
los sedimentos de encima.
Es la Ciencia la que, junto al uso del carbón, permite el inicio de la Revolución
Industrial. Hasta entonces el calor liberado al quemar madera se dispersaba en
todas direcciones y no se podía utilizar para mover objetos. En las máquinas de vapor perfeccionadas por
Thomas Newcomen o James Watt a mediados del S.XVIII, la combustión del carbón
calienta agua y la pone a hervir, generando vapor que queda encerrado en un
cilindro con un pistón móvil para que, mediante una serie de engranajes, la
energía se transmita en forma de fuerza en una determinada dirección; de esta manera
se consigue convertir el calor en trabajo, la energía térmica en mecánica, y los
animales de tiro son sustituidos por locomotoras
y otras máquinas de funcionamiento similar. No todo son ventajas, sin embargo:
el carbón es una fuente muy concentrada de energía y fácil de almacenar, pero es
costoso de extraer y transportar, y quemarlo genera bastante contaminación (tenemos
como ejemplo la ciudad de Londres, que durante muchas décadas fue prácticamente
inhabitable por el gran número de fábricas que emitían su humo a la atmósfera).
El carbón es solo uno de los tipos de combustible fósil: el petróleo
se descubre hace unos 150 años en Estados Unidos, pero se empezará a usar
masivamente a finales del S.XIX, sustituyendo a otros tipos de grasas y aceites
animales. Procede de grandes acumulaciones de restos de gambas microscópicas en
el fondo del mar hace unos 75 millones de años, que dieron también origen al
gas natural, compuesto principalmente por metano. El uso del petróleo coincide
en el tiempo con la aparición del coche automático (auto-móvil, es decir, sin
caballos) y el motor de combustión interna.
El petróleo y el gas, al ser fluidos, son más fáciles de transportar que el carbón,
usando tuberías desde el lugar donde se extraen y refinan hasta el punto donde
se necesita la energía. El petróleo tiene también sus desventajas: aparte de la
contaminación que produce quemarlo, es costoso de extraer, puede filtrarse a los ecosistemas afectándolos negativamente
y la mayoría está localizado en zonas concretas del planeta,
lo que aumenta la tensión entre países, en competencia por los recursos.
De 1880 data la primera central eléctrica alimentada por carbón, diseñada
por Thomas Edison. En ella, el vapor de agua generado por el calor mueve una
turbina conectada a un generador
de corriente continua, y la transmisión de la energía eléctrica se realiza a
través de cables metálicos (en este caso los cables alimentaban el alumbrado de
la zona de Wall Street, en Manhattan). En la misma época surgen las centrales hidroeléctricas,
menos contaminantes, en las que se aprovecha la energía potencial gravitatoria del agua
de los embalses, con turbinas movidas por el agua que cae al abrir las
compuertas de la presa. La energía eléctrica es difícil de almacenar pero muy fácil
de transmitir a largas distancias; el problema está en las pérdidas por el calentamiento
de los cables. El uso de corriente alterna
propuesto por Nikola Tesla (en oposición a Edison, en lo que se conoció como la Guerra de las Corrientes) hizo
posible un transporte más eficiente de la energía, reduciendo el calentamiento
de los cables al realizarse a altos voltajes. Tanto los generadores que
transforman el movimiento rotatorio de las turbinas en electricidad como los
transformadores que suben y bajan el voltaje de la corriente hacen uso del magnetismo,
fenómeno íntimamente ligado a la electricidad del que la Ciencia aprendió mucho
a lo largo del S.XIX.
Todos estos avances en el Conocimiento se utilizan no solo en la transmisión
de energía sino también en la de información,
en la que no importa tanto la cantidad de energía que se transporta como la variación
temporal de una señal de magnitud más pequeña, que puede comunicar datos de acuerdo con un
código común acordado entre emisor y receptor. Así van surgiendo el telégrafo, el
teléfono, y más adelante las ondas electromagnéticas como la radio, que ni
siquiera precisan de cables. Las comunicaciones son, por tanto, cada vez más
fáciles y rápidas. Con las mejoras tecnológicas realizadas, la cantidad de recursos
energéticos disponibles aumenta exponencialmente, dando lugar a un desarrollo
brutal, a veces fuera de control. En las primeras décadas del S.XX se duplica
cada diez años la cantidad total de energía utilizada, sin pensar en la eficiencia,
el agotamiento de los recursos, la contaminación o el cambio climático, y durante
el resto del siglo el nivel de derroche y consumismo
en los países desarrollados no hará sino aumentar.
Hagamos un alto aquí. En las fuentes de energía de las que hemos hablado hasta
ahora, ya fuesen vegetales o animales, coetáneas o fósiles, la energía estaba
encerrada en enlaces de tipo eléctrico covalente propios de la química orgánica, basada en compuestos de Carbono, Hidrógeno
y Oxígeno principalmente (No hemos hablado de las pilas,
en las que dos electrodos metálicos inmersos en un ácido nos permiten almacenar
energía química inorgánica). La próxima semana, en la conclusión de esta
entrada, hablaremos de un tipo completamente distinto de enlace que ya hemos
mencionado antes en el blog y que contiene una cantidad infinitamente mayor de energía, y veremos que a pesar de
haberlo descubierto la Ciencia a principios del S.XX, paradójicamente había
sido la fuente de casi toda nuestra energía desde el nacimiento no solo de la
especie, sino del planeta.
Seguimos con
mi cinta recopilatoria hecha
seguramente hacia 1996 y refinada en torno a 1999, con canciones que, a pesar
de tener la tristeza y la soledad
como denominador común, resultan irresistiblemente hermosas por la Verdad que
destilan acerca de la condición humana. La semana pasada os hice la relación de
los temas de la Cara A y hoy nos toca darle de nuevo al Play y repasar, en el
mismo orden que en la original, las canciones de la Cara B.
Tracy’s Flaw – Skunk Anansie:
Ya hemos hablado antes de este grupo en el blog, y de cómo descubrí su
fantástico directo cuando estuve en el Doctor Music Festival
en los Pirineos, en julio de 1997. El álbum Post Orgasmic Chill, su tercer
trabajo, es del 1999, así que esta debe ser una de las canciones que cambié al
preparar la versión 2.0 de la selección. Después de este trabajo hicieron un
parón bastante largo y en la última década han sacado tres discos más, pero no
he tenido tiempo de seguirles la pista; intentaré solucionar ese problema lo
antes posible. De esta canción en particular destaco la brillante transición
que hacen del flojo al fuerte y otra vez de vuelta al flojo (quizá le
dediquemos una entrada a este concepto en el Futuro), incluyendo la voz de
Skin, que cambia de registro con una facilidad pasmosa.
My Antarctica – Duran Duran: Igual
que The Wedding Album, el Liberty de 1990 tampoco es un trabajo redondo de
Duran Duran, pero contiene muchas canciones estupendas, sobre todo en su
primera cara. Este tema en concreto me gusta mucho, y es uno de los que se me
da muy bien cantar, incluyendo los trozos de falsete de los estribillos. Me
parecen preciosas en especial la bajada de 2:50 y la manera tan delicada y a la
vez tan abierta en la que acaba la canción… Otros temas suaves y bonitos de
este grupo son, por si los queréis buscar, A Matter of Feeling, Serious,
Mediterranea o la mitad de las canciones del estupendo álbum Big Thing (¡ese sí que es redondo!),
como Land, Too Late Marlene, Palomino o Do You Believe in Shame?
Spend a Lifetime –
Jamiroquai: Ya en su día dijimos que el estilo funky de este grupo
generaba sobre todo buen rollete y ganas de bailar, pero que también tenían canciones
lentas muy conseguidas. Por cierto, abriendo un paréntesis: en este mismo 2017
han sacado por fin su octavo álbum de estudio, Automaton,
con algunos temas bastante chulos. Spend a Lifetime está sacada del Travelling
without Moving de 1996, un excelente trabajo y el álbum de música funk más
vendido de la historia (La seleccionada para la versión 1.0 era Half the Man,
del disco anterior, pero cuando retoqué la lista este tema me pareció más
apropiado, más lento y más triste). Me encanta el formato clásico de balada que
tiene, con sección de cuerdas y piano, pero a la vez con el toque tan
particular de la voz de Jay Kay.
Mmm Mmm Mmm Mmm – Crash Test
Dummies: Como en el caso de Jeff Buckley y Grace, también vi este vídeo musical
en la MTV, que por entonces se pillaba en casa de mis padres, y me gustó tanto
la canción que me compré el disco. De hecho, el vídeo en cuestión ya lo he
usado antes en otra entrada del blog…
Las armonías son muy originales, la voz de Brad Roberts (con esa tesitura tan
grave) es alucinante, la letra es aparentemente inocente aunque tira con bala en
contra del fanatismo religioso, y ¡qué podemos decir del título! Con dos
cojones, sí señor. Al pasar los años esta formación ha ido perdiendo fama, pero
como ya he dicho siguen sacando discos y algunas de sus últimas canciones
siguen siendo muy bonitas.
Out of Tears – Rolling
Stones: Yo siempre he sido más de los Beatles que de los Rolling, pero este
tema del Voodoo Lounge, disco del 1994, es para mí un auténtico himno, y de mis
favoritas de esta selección. Lo que me transmiten la música y la letra del
estribillo es que el protagonista no llorará la ausencia de la mujer que le
hizo sufrir porque se ha quedado sin lágrimas; en otras palabras, que ella no
se merece ni una lágrima más (al menos así lo entiendo yo). Curiosamente, el
tempo sosegado, las armonías y los preciosos arreglos de piano, guitarra
(incluyendo el slide) y cuerda destilan
tristeza pero a la vez también calma, resignación y paz interior, como si
nuestro protagonista, después de haber sufrido mucho por Amor, comprendiese al
fin que lo importante es sentirse a gusto con uno mismo, que más vale estar solo que mal acompañado.
Y hablando de solos… impresionante sin duda el solo de guitarra que empieza en
el 3:00. En resumen, una canción que transmite tristeza pero a la vez un cierto
punto de optimismo, y desde luego muchísima Belleza, con mayúscula.
Honesty – Billy Joel: No he
seguido mucho la carrera de este artista, pero tenía un par de álbumes suyos en
cassette y este tema de 1978 me gustaba bastante, así que lo incluí. De hecho,
es una de las piezas que sabía tocar en el piano de mi madre (otra de ellas era
Black Hole Sun)
cuando aún tenía tiempo para practicar; seguro que a estas alturas ya se me
habrá olvidado. Como anécdota curiosa, tiene narices que Billy Joel escribiese
una canción quejándose de la falta de honestidad de la gente
y que años más tarde se enterase de que su antiguo manager, cuñado y padrino de
su hija le había sisado treinta millones de dólares de sus cuentas bancarias
para “tapar unos cuantos agujeros”. No hay nada como la familia…
If You Wear that Velvet Dress
– U2: Ya he hablado otras veces en el blog de que mis álbumes favoritos de U2
son Achtung Baby, Zooropa y Pop, más complejos en cuanto a superposición de
capas sonoras, y en este caso en particular la canción está sacada del tercero
de ellos. Me encanta esa introducción tan larga y tan delicada (podríamos
considerarla “los preliminares”), y que la cosa no coja realmente cuerpo hasta el
1:45. También me gusta mucho ese solo de guitarra tan lisérgico del 2:32 (recomiendo oírlo con cascos), y lo
bien que lo enlazan con la última parte… Todo en este tema me parece
extrañamente hermoso y sensual, como salido de un sueño, o de la más húmeda de las fantasías;
una auténtica delicia escucharlo.
She’s Suffering – Manic
Street Preachers: No es la primera vez que menciono esta canción
en el blog; oírla me recuerda un par de historias sentimentales que pudieron
haber sido y no llegaron a ser durante mi época de estudiante universitario. Ya
os dije la semana pasada que descubrir este álbum me había impactado mucho; me
acuerdo de escucharlo en la cama, con mis cascos, justo antes de dormirme, y haber
experimentado en varias ocasiones lo que podría denominarse un estado alterado
de la consciencia, una especie de éxtasis,
trance o arrebato estético en el que me veía envuelto por completo por la
Música y tenía alucinaciones inspiradas por esta, como soñando despierto,
incluso con lágrimas en los ojos… No sé exactamente cómo describirlo, pero era una
mezcla de emociones brutal.
Secretly – Skunk Anansie: Otra
joyita del Post Orgasmic Chill; sí, sé que está en la misma cara que Tracy’s
Flaw, pero lo que me importaba a la hora de hacer la selección era que
estuviesen suficientemente alejadas una de la otra a la hora de poner la cinta
en auto-reverse. La intro con los violines siempre me ha parecido estupenda, muy
original, y la potencia del bajo no se aprecia bien si no te pones los
auriculares: os recomiendo que lo hagáis. El final también es interesante,
tonalmente muy ambiguo. Me gusta el sonido de este disco y de los dos
anteriores, Paranoid & Sunburnt y Stoosh, porque no tienen complejos a la
hora de mezclar una instrumentación cañera con una voz muy suave (muy suave a
ratos, porque cuando quiere, Skin sabe tener serrín en la garganta)… Supongo
que por eso al estilo se le llamaba Power Pop.
Every Breath You Take – The
Police: Para cerrar la selección, un clásico en toda regla, sacado del
excelente disco Synchronicity de 1983, quinto y último de la banda. ¿Qué decir
de esta canción que no se haya dicho ya? La música es preciosa, pero los que
algunos no saben es que la letra no es tan romántica como parece… Sting la
compuso después de su traumática separación de la actriz Frances Tomelty, tras
seis años de relación, y no hace falta saber mucho inglés para darse cuenta de
que habla de celos y de posesión; es la amenaza del amante despechado de que no
perderá de vista a su antigua pareja, de que la estará vigilando… Bastante siniestro,
si te paras a pensarlo. Queda demostrado pues, con esta y con muchas otras de
las canciones, que esta selección no es en absoluto sensiblera ni romanticona;
el hilo conductor no es el Amor idealizado y empalagoso de los cuentos de
hadas, sino más bien el Amor no correspondido, o el Amor que es entendido de
distinta forma por ambas partes, o el Amor que se fue para no volver, más en
consonancia con lo que suele pasar en la vida real.
Me he dado cuenta, buscando para el blog las fechas de publicación de los
discos, de que además de una exploración musical del sentimiento de melancolía
este cassette supone en cierto modo un viaje por la música pop y rock de mediados de los noventa.¿Han
cambiado mucho mis gustos musicales desde entonces? ¿Habría añadido o eliminado
algún corte de la selección después de todos estos años? Por supuesto que he
descubierto muchos temas tristes y hermosos en el nuevo milenio, pero repasando
esta lista me parece que no haría falta cambiarla ni quitar canciones; ninguna
de ellas se me ha quedado emocionalmente obsoleta… Tal vez se podría hacer más
larga, usando una TDK de 120 minutos (aunque esta sí se ha quedado anticuada),
pero creo que está bien como está.
Me ha
resultado agradable recordar todas estas melodías que me retrotraen a aquella
época confusa y atormentada en el terreno sentimental; agradable porque sentir
algo de forma tan intensa, aunque sea tristeza, rabia, el dolor de la herida, te recuerda que estás realmente vivo,
que no te conformas con las migajas del día a día, que aún aspiras a formar
parte de una Belleza mayor. Esta confusión y este inconformismo no han
desaparecido hoy en día, aunque ahora están algo más atemperados por la
sabiduría que proporcionan los años y la experiencia; sigo buscando a mi
compañera ideal, pero sé que si no la encuentro hay otras fuentes de Belleza a
las que puedo acudir. A veces se hace angustioso seguir buscando sin éxito la
auténtica Belleza en otra persona sabiendo que el Tiempo pasa inexorablemente,
pero el mero hecho de experimentar esa angustia y comprobar que aún no te has
rendido en tu búsqueda, que no te has vendido a una bonita mentira, que sigues fiel a tus principios,
proporciona cierto consuelo y te reconcilia al menos contigo mismo…
Más adelante seguiremos hablando de esto en el blog y explicaremos qué es
exactamente la Nostalgia del Futuro.
Haber reflexionado
sobre el Miedo estas últimas semanas me hizo acordarme de que hace ya tres años
y medio que publiqué la anterior entrada sobre mis selecciones de canciones con
un determinado estado de ánimo como denominador común. No sé si recordaréis que
las grabé en mi adolescencia y juventud, hace un par de décadas, en cassettes
vírgenes TDK que normalmente eran de 90 minutos, 45 por cara. Ya conocéis mi
selección de buen rollete,
con mis canciones alegres favoritas de aquella época, y la selección de mal rollete,
con temas que me generaban inquietud o directamente miedo (de ahí que me haya
acordado ahora).
A la tercera
de este tipo, de la que nos encargaremos hoy, la llamé en su día selección de “Canciones
Suaves”. Se trata de canciones que me despiertan una cierta sensación de
melancolía, de añoranza por los
amores perdidos del Pasado o por los que ni siquiera llegaron a hacerse
realidad. ¿Podríamos llamarlas románticas? Esa denominación me parece algo
cursi, pero sí podríamos decir que son temas tristes y a la vez muy hermosos.
Sabéis que yo me fijo más en la Música que en las letras, y en eso me basé para
hacer mi selección: suelen ser canciones en modo menor, y con un tempo habitualmente
lento, aunque hay un poco de todo; me gusta pensar que es una colección
bastante ecléctica, ya me diréis si vosotros opináis lo mismo.
Recuerdo que
grabé una primera selección en torno a 1995 ó 1996, y dos o tres años después,
al hacer una copia como regalo para una amiga, vi que había ampliado bastante mi
colección de cintas y decidí cambiar un par de canciones por otras del mismo
grupo o solista que me parecían más melancólicas y por tanto más apropiadas.
Aun siendo más reciente, ya os digo que la versión 2.0 tiene como mínimo quince
años; en esta entrada doble os describo la versión definitiva de la selección,
tal y como la hice en aquella época, y con el mismo orden… Preparando la
entrada he notado algo curioso: he oído esta cinta tantas veces
que escuchando el final de cualquiera de sus canciones puedo deciros de memoria
qué canción es la siguiente. También me he dado cuenta de que muchas de ellas
están en mi tesitura vocal, y de que en la mayoría de casos no se me da nada
mal cantarlas… Pero pasemos sin más a describir los distintos temas.
Rock with You – Michael
Jackson: Por aquella época, después de haber comprado el Bad y el Dangerous,
estaba descubriendo los discos anteriores de Michael Jackson; este tema es del Off
the Wall, de 1979. Yo aún vivía en casa de mis padres, y recuerdo haber
escuchado a menudo este álbum por las noches, en la cama, bien calentito debajo
de las sábanas, justo antes de dormirme, usando un reproductor de cassette de
mi padre, bastante grande y antiguo pero con muy buena calidad de sonido. No
solo la música es chula, también la letra es muy bonita; y el solo de 2:23
siempre me ha encantado, consigue transmitir una sensación de inocencia que lo
hace adorable, si es que ese adjetivo puede aplicarse a un solo… Y por cierto:
atentos al cambio de tono en la última estrofa.
My Friends – Red Hot Chili
Peppers: Recuerdo que este álbum de los Red Hot, el One Hot Minute de 1995, me
pareció tan bueno como el Blood Sugar Sex Magik pero a la vez (por influencia
de Dave Navarro) muy distinto, más oscuro y desesperado, lo que encajó bien con
mi confusión vital de aquella época; por entonces estaba en la Universidad y mi
fase de búsqueda de pareja, que empezó algo tarde, estaba en pleno apogeo, con
calabazas incluidas de vez en cuando… Esta canción en concreto encaja muy bien
en el espíritu del disco, tiene una Belleza triste y desgarradora. El siguiente
álbum, el Californication, me pareció algo más flojo, y a partir de ahí los Red
Hot ya no volvieron a ser los mismos, en mi opinión; se convirtieron en unos moñas,
sacando singles edulcorados y simplones uno detrás de otro, jugando a lo
seguro… Pero bueno, que nos quiten lo bailao.
Home – Depeche Mode: Al
principio era World In My Eyes, también de los Depeche, la que estaba en la
primera versión de la cinta, pero me pareció que su carácter más primitivo, directo
y sexual no pegaba con el tono de la selección, con lo que la cambié por esta,
que me sonaba más melancólica, más agridulce. Este tema pertenece al Ultra, de
1997, álbum de retorno después de que el cantante Dave Gahan estuviese dos minutos clínicamente muerto
por culpa de una sobredosis; y de hecho, según Martin Gore, Home trata sobre la
Muerte, aunque yo esto lo he descubierto investigando para el blog. Preciosa
orquestación, muy producida y con muchas capas sonoras, como a mí me gusta; por
ejemplo el acorde de los violines en 4:14 me pone los pelos de punta cada vez
que lo oigo.
Leaving Me Now – Level 42: Preciosos
acordes y cambios los de este tema sobre un hombre al que abandona la mujer
que amaba. Precisamente estos últimos días, antes de pensar siquiera en
redactar esta entrada, he estado escuchando varias veces el disco de grandes éxitos de Level 42;
me encantan sus ritmos, el bajo, las armonías y los falsetes de los coros… Tienen muchos otros temas tan
bonitos como este: Something About You, Lessons in Love, It’s Over, Children
Say, Take a Look… Altamente recomendables en mi opinión.
My Own Sunrise
– Crash Test Dummies: Esta es del A Worm’s Life, de 1996. He ido rastreando los discos que los Crash Test sacaron
después de su época de más éxito, con God Shuffled His Feet, y la verdad es que
valen la pena, y tienen bastantes temas suaves muy bonitos, como este,
repartidos por aquí y por allá… En esta canción en concreto, el parón de 2:21
con las sencillas notas del piano y la suave voz de Brad Roberts casi me hacen
llorar cada vez que la oigo; ese fragmento es el ejemplo perfecto de que a
veces menos es más. No os quepa duda de que tendremos otros cortes de Crash
Test Dummies en esta entrada doble.
The Couch – Alanis
Morrissette: Este tema está extraído del Supposed Former Infatuation Junkie,
disco de 1998; creo que en la primera versión de esta selección había uno del
disco anterior, el Jagged Little Pill de 1995 (tal vez era You Learn, no
recuerdo bien…). Me parece muy original la percusión de aires orientales que
usa aquí y el formato, muy repetitivo, como si de un mantra se tratara; de
hecho, creo que antes de grabar este disco Alanis pasó una temporada en la
India, y de ahí las influencias sonoras, supongo. No es mi favorita de la
selección, pero está bastante bien.
This is Yesterday – Manic
Street Preachers: Esta canción ya la he usado antes en el blog, y yo intento no
repetir, pero permitidme que haga aquí una excepción. En la época en que hice
la selección un buen amigo me había grabado The Holy Bible, disco de 1994 de
esta banda galesa de rock alternativo, y la verdad es que me impactó como pocos
lo han hecho en mi Vida. Durante la grabación de este álbum el guitarra y
letrista Richey James Edwards estaba sufriendo graves problemas de depresión,
alcohol, autolesiones y anorexia, hasta el punto que el 1 de febrero de 1995
desapareció sin dejar rastro
y no se ha vuelto a saber nada de él. El disco, como os podréis imaginar, es
oscuro y triste pero también una obra maestra, con unas letras trabajadísimas
de gran contenido político y llenas de verdades que duelen como puños… Todo
esto se aplica también a este tema en concreto, una amarga añoranza del Pasado,
cuando todo era más sencillo, con frases demoledoras como “No oigas una palabra
de lo que digo, escucha sólo lo que no consigo callar”
o la lamentablemente profética “¿Por qué hacer nada cuando puedes olvidarlo
todo?”. Musicalmente hablando la canción suena también triste y desgarradora
pero es increíblemente hermosa, y los rasgueos de guitarra del final me parecen
sencillamente preciosos… Me quito el sombrero.
Ordinary World – Duran Duran:
El álbum sin nombre del 1993, conocido entre los aficionados como The Wedding
Album, no es redondo como el Notorious o el Big Thing, pero tiene algunos
temazos, como este, por ejemplo. Me gusta lo denso que es el sonido y la
cantidad de pequeños detalles que se pueden captar al escucharlo atentamente y
con los cascos puestos. Los Duran Duran tienen otras muchas canciones suaves
muy interesantes aparte de esta, y de hecho veremos una segunda contribución del
grupo en la Cara B de la selección.
Snowbound – Genesis: Ya en su
día dedicamos a este grupo un par de entradas del blog,
en las que hablamos de otros temazos lentos como por ejemplo Entangled… El
corte que aquí nos ocupa (con una inquietante letra sobre el inadvertido
sufrimiento de un hombre de nieve al que desmiembran despreocupados unos niños
en su juego) pertenece al disco And Then There Were Three, de 1978. La elección
de instrumentos, con los sintetizadores simulando el sonido de órganos de
iglesia y flautas, le confiere al tema un aire inocente (lo que contrasta con
la letra) pero a la vez épico en algunos momentos.
Last Goodbye – Jeff Buckley: Recuerdo
que la primera vez que vi a Jeff fue en la MTV, en 1994, con el vídeo de Grace,
que me dejó totalmente alucinado, y poco después me compré el disco. El Last
Goodbye que incluí en la selección, aparte de ser musicalmente precioso y dejar
de manifiesto la increíble habilidad y potencia vocal de Buckley,
tiene una letra también muy hermosa pero triste, ya que habla del final de una
relación muy intensa que no funcionó. El título de “Último Adiós” resulta
doblemente doloroso, porque me hace recordar que Jeff se nos fue el 29 de mayo
de 1997: se metió en el río Mississippi para nadar un rato al anochecer, lo
atrapó la estela de un barco que pasaba y se ahogó en los remolinos.
Se marchó sin haber publicado su segundo disco, My Sweetheart the Drunk, que
posteriormente fue completado y sacado al mercado, y que contiene canciones
preciosas como Everybody Here Wants You… Tal vez recordaréis que este segundo
disco, aun siendo posterior a la selección que hoy nos ocupa, también está
ligado a mi propia historia sentimental y me trae recuerdos agridulces cada vez
que lo escucho… Pero de eso ya hablamos en su momento
y no necesito contároslo otra vez.
Untitled – Crash Test Dummies:
A la hora de hacer la selección me quedaban un par de minutos vacíos al final
de la Cara A, y quería llenarlos con algo porque muchas veces me ponía la cinta
en modo auto-reverse y la escuchaba sin parar, con lo que no quería que hubiese
ahí un tiempo muerto; así que encontré esta pieza instrumental, cortita y
bonita, para completar los 45 minutos. Precisamente antes hablábamos, con My
Own Sunrise, de lo mucho que se puede transmitir con unos sencillos acordes de
piano sobre un fondo de silencio,
y este es otro buen ejemplo de ello… Me gusta el hecho de que los acordes de la
pieza son tristes, pero los dos últimos proporcionan una conclusión serena y reposada, como dejando
atrás el dolor y las dudas, como poniendo un punto final lleno de paz… Y
hablando de finales, aquí llega el de esta primera entrega; la próxima semana le daremos la vuelta a la cinta y escucharemos la
Cara B.