lunes, 23 de septiembre de 2019

Sigue Soñando


Hoy quiero hablaros de Sigue Soñando (o Dream On, en su título original), serie de HBO creada por Marta Kauffman y David Crane (posteriormente responsables de Friends) que se emitió de 1990 a 1996. La sit-com trata sobre las conquistas, aventuras y desventuras tanto sentimentales como profesionales de un editor neoyorquino treintañero divorciado; y si en Friends se hablaba bastante de sexo, en Sigue Soñando realmente se veía: fue una de las primeras comedias de situación con tacos, escenas subidas de tono y hasta alguna teta de vez en cuando (al ser un canal de pago se podían permitir un poco de erotismo light sin censura).

En España la pasaron en abierto por Canal Plus, pero tampoco creáis que la veía habitualmente, o que tengo muchos recuerdos de ella… De lo que sí me acuerdo y lo que más me gustaba era que, debido a que la madre del protagonista lo había aparcado todo el día frente a la tele desde muy pequeño, se intercalaban a menudo en los episodios escenas cortas de series y películas de los 50 y 60 que ayudaban a describir sus emociones y reacciones en cada momento. Ya sabéis que soy una persona muy audiovisual y que el Cine es una parte importante de mi Vida… Pues bien: al igual que el protagonista de la serie, a veces intercalo en mi hilo de pensamientos frases de películas (entonación y timbre del doblador incluidos) que le aportan algo más de chispa a mi vida interior, y hoy voy a enumerarlas en el blog. No es que sean muchas, pero puedo aseguraros que las aquí mencionadas las utilizo bastante; de hecho, algunos de los enlaces de vídeo correspondientes ya los he usado antes en La Belleza y el Tiempo porque forman parte de mis propios códigos narrativos internos.




Por ejemplo, cuando estoy con algún conocido pesado que no para de hablarme de sus cosas, creyendo ser el centro del Universo y buscando que le hagan casito, me viene a la cabeza, mientras asiento sin prestar mucha atención, la frase de Martin Prince en aquel episodio de Los Simpsons en que está haciendo su presentación en la escuela y todos están entretenidos con el perro de Bart: ¡Mi geoda debiera ser admirada! En otras ocasiones, si alguien me está explicando algo complicado o utiliza una jerga incomprensible, de forma que no me entero de nada, recuerdo el famoso diálogo entre Groucho y Chico Marx en Una Noche en la Ópera, el de La parte contratante de la primera parte

Yo soy bastante cuidadoso y no suele ocurrirme, pero si se me derrama algún líquido en la cocina, se sale el agua de la ducha mojando el suelo del baño, se me cae algún objeto de forma aparatosa o en general se monta algún pequeño desastre en mi casa o en el trabajo, trato de quitarle hierro al asunto pensando en la frase del Doctor Venkman tras tirar del mantel de la mesa, mientras los Cazafantasmas ponen patas arriba el salón del Hotel Sedgewick en cumplimiento de su misión: ¡Las flores no se han caído!




Tampoco me ocurre a menudo, pero cuando una mujer me impresiona de verdad, ya sea por cantar como los ángeles en un karaoke, por su agudo sentido del humor, por su adorable forma de ser o por una combinación de distintos factores, me acuerdo de esas escenas de Wayne’s World en las que el personaje de Mike Myers queda hechizado tras ver a Cassandra en el escenario (la vista se le llena de estrellitas y escucha en su cabeza una canción romántica) y poco después, al oírla hablar en la tienda de música sobre la Fender Stratocaster, rompe la cuarta pared y confiesa al público: ¡Esta titi me psicotiza!

En las películas el chico y la chica terminan siempre juntos, pero la Vida real es bastante más cruel y suele ocurrir que la mujer que me gusta acaba saliendo con otro tío menos inteligente, sensible y gracioso que yo, pero más joven, más guapo y mejor trajeado… Cuando soy testigo directo o me entero por otras personas de una de estas derrotas sentimentales me pongo por un segundo en la piel del afortunado ganador, acordándome de aquella escena de La Loca Historia del Mundo que transcurría en la corte de Versalles, en la que quedaba claro que Es bueno ser Rey




Y ya que hablamos de las películas de Mel Brooks… Si la Vida me da alguna pequeña alegría sensorial, aunque no sea necesariamente de carácter sexual, como por ejemplo una agradable ducha caliente en una fría noche de invierno, o una ducha de agua fresca en verano, o una cama suave y blandita después de un día de trabajo especialmente duro, me vienen a la cabeza los versos que cantaba la prometida del Joven Doctor Frankenstein tras ser asaltada por el monstruo: Oooh, dulce misterio de la Viiidaaa, al fin te he encontraaadooo

También del Jovencito Frankenstein es otra frase que me repito a menudo cuando se me juntan varios problemas y me pregunto cuál será la próxima piedra que el Destino ponga en mi camino: para recordarme a mí mismo que hay gente con más derecho a quejarse que yo, recurro a la escena en la que Igor intenta animar al Doctor alegando que Podría ser peor, podría llover (tras lo cual se pone a diluviar, por supuesto). Para terminar, y en una nota algo más optimista, cuando esos problemillas del día a día me dan un respiro y los sencillos placeres rutinarios me hacen olvidarme por un momento de mi larga soledad y de la gente irracional que me rodea, pienso en lo que Boromir le decía a su hermano Faramir en la versión extendida de Las Dos Torres, tras la reconquista de Osgiliath: Recuerda este día, porque hoy la Vida es buena.




Puede que se me haya olvidado alguna, pero estas son básicamente las frases de películas que recuerdo ahora mismo (¿Os pasa a vosotros algo parecido? ¿Cuáles son vuestros memes mentales más recurrentes? Me encantaría que lo compartieseis conmigo en los comentarios…). Viéndolas todas juntas llego a la conclusión de que las uso sobre todo cuando me ocurren cosas negativas, como para añadir un toque de humor y así poder desdramatizar un poco el asunto… Ser capaz de bromear sobre tus problemas es un indicador de que aún te quedan esperanzas de resolverlos, o al menos minimizarlos y acostumbrarte a vivir con ellos… Y el uso de frases sacadas de la ficción me parece, pensándolo a posteriori, una herramienta excelente: ya una vez vimos en el blog que la ficción y las historias nos animan a ver las cosas como deberían ser frente a como son en la realidad, una realidad que no tenemos por qué aceptar y que a veces puede y debe cambiarse a mejor. Por mi parte, yo sigo intentando mantenerme en ese difícil punto de equilibrio que combina el inconformismo respecto al Presente con el optimismo de cara al Futuro… Al fin y al cabo, soñar es gratis.



3 comentarios:

Daniel dijo...

Te han faltado citas de Amanece que no es poco! Es película citable como ninguna. Yo siempre que tengo que compartir cama con alguien no puedo evitar preguntar: "Hijo, me respetarás como hombre?" seguido de un "Que un hombre en la cama es un hombre en la cama!" 😂

Kalonauta dijo...


¡Gran película con muchas grandes frases! La de "me respetarás" la he usado muchas veces con los amigos (en plan broma, que últimamente no suelo compartir cama muy a menudo, no sé si por suerte o por desgracia). Otras que he usado alguna vez son la de la "devoción por Faulkner" o la de "¡Esto es un sindiós!" de Sazatornil del final.

Si nos ceñimos a frases que pienso para mí mismo en determinadas circunstancias, ahora que lo dices, sí tengo una de Amanece... Cuando al sentarme me pego con la pata de una mesa un trastazo en la rodilla, de esos que te dejan amargo un rato, me sale del alma pensar: "¡Hala, cojito pa toda la vida!". 😁

¡Un saludo, Dani, y gracias por comentar!

Daniel dijo...

Jajja, la de cojito también la uso mucho. Un abrazo!