lunes, 23 de diciembre de 2013

Quince Minutos de Fama

Un amigo mío que tiene la cabeza muy bien amueblada firma siempre sus e-mails con un fragmento del Hávamál, uno de los poemas de la Edda Mayor escandinava, que dice así:
“El huésped precavido que llega al banquete
que calle y escuche;
sus oídos escuchan, sus ojos observan,

así atiende el hombre sabio.”
En otras palabras: si eres un recién llegado en un entorno que no conoces (ya sea lugar de trabajo, asociación cultural, grupete de amigos o cualquier otro tipo de grupo social) no entres como elefante por cacharrería y fórmate una idea general de cómo funcionan las cosas antes de hacer cualquier propuesta o comentario. Es un consejo que me parece muy acertado en estos tiempos que corren. Me fastidian las personas que por cansancio, por vagancia o por pura ignorancia deciden un buen día que ya lo saben todo y que no necesitan aprender nada más, dedicándose a partir de ese momento a mirarse su propio ombligo, pero entiendo que en cierto modo están en su derecho a hacerlo… Lo que de verdad me cabrea son esas personas que no sólo se dedican a mirarse el ombligo, sino también a enseñárselo a todo aquél que quiera verlo (y al que no quiera también), sin darse cuenta de que dentro no hay más que pelusa. Si la semana pasada enumeré algunos argumentos a favor del “Piensa más y acertarás”, hoy hablaré de los efectos que el actuar precipitadamente y sin pensar tiene en los demás, de cómo la opción individual de cada uno a este respecto afecta al resto de la sociedad.
 
 
El aumento de nuestro volumen craneal y el desarrollo evolutivo de nuestro cerebro nos han capacitado para entender y elaborar ideas cada vez más complejas y para comprender mejor el Universo que nos rodea. Por otra parte, adquirir la habilidad del lenguaje nos ha permitido compartir estas ideas y esta comprensión con otros miembros de nuestra especie, preservándolas en el Tiempo y perfeccionándolas poco a poco gracias a la transmisión oral entre generaciones. Los distintos métodos de escritura han afianzado aún más la transmisión del Conocimiento, evitando que dependiera exclusivamente de nuestra memoria y facilitando que las ideas pudieran preservarse durante intervalos de tiempo mayores o viajar muy lejos desde su lugar de origen. Y la invención de la imprenta ha impulsado enormemente este proceso, facilitando la difusión a gran escala de las ideas… Otro día hablaremos de todo esto con más detalle.
En lo que respecta a nuestra comprensión del Mundo y de nosotros mismos, tenemos el potencial de avanzar más rápido como especie si usamos bien la ventaja de nuestro número, de la cooperación, del trabajo en equipo: las conclusiones de una generación sirven como punto de partida para la generación siguiente, permitiendo alcanzar un grado de sofisticación cada vez mayor en nuestro nivel de Conocimiento. Así es como ha funcionado durante siglos el mundo de la Ciencia, que, no exento de rivalidades y fricciones, se ha caracterizado por lo general por una buena disposición de los investigadores a compartir sus descubrimientos y dejarlos por escrito con pelos y señales en lugar de guardárselos para sí, facilitando de este modo que otros científicos, ya sea dos meses o dos siglos después, continúen y amplíen su trabajo obteniendo fórmulas y teorías más completas, útiles y precisas, alcanzando nuevas cotas cada vez más altas del Saber; es lo que Sir Isaac Newton llamaba estar subido a hombros de gigantes.
Pero este avance, tanto en el científico como en otros campos del Conocimiento, es posible sólo si las personas que contribuyen a él se plantean la verdadera relevancia y las implicaciones de su trabajo antes de hacerlo público. Para que el mecanismo de colaboración funcione adecuadamente cada participante debería dedicar tiempo suficiente a elaborar sus ideas para que tengan un mínimo de calidad, considerando su propuesta bajo distintos puntos de vista (es decir, en un contexto lo más amplio posible) y evitando sesgos que pretendan ocultar los posibles inconvenientes de su aplicación destacando sólo las ventajas. A esto debería añadirse una evaluación imparcial y razonada por parte de varios especialistas en la materia antes de dar publicidad a dicha propuesta. Si se relajan los criterios de selección de las ideas que vale la pena compartir o no, entonces la Humanidad se queda estancada o incluso retrocede.
 
 
En los años 50 del siglo pasado surgió la televisión y, aunque los periódicos llevaban ya mucho tiempo como medio de comunicación de masas, fue la aparición de concursos televisivos la que posibilitó que cualquier hombre o mujer de la calle pudieran ser conocidos de golpe por mucha gente y adquirir cierta fama durante un tiempo sin necesariamente merecerlo. Esta tendencia llevó a Andy Warhol (que, dicho sea de paso, me ha parecido siempre un tipo bastante idiota) a pronunciar en 1968 su famosa frase de que en el futuro todo el mundo sería mundialmente famoso durante quince minutos. Por culpa de la prensa del corazón, los paparazzi, las tertulias y los reality shows de la tele este proceso de aparición (y afortunadamente también desaparición) de famosillos de tres al cuarto se ha acelerado más y más, y los especímenes en cuestión suelen ser cada vez más vulgares y menos dignos de la atención que se les presta.
Nos vamos acercando al presente y llegamos a la popularización de Internet, hace unos veinte años. Este medio de comunicación, con una versatilidad y potencia inimaginables hasta entonces, ha acelerado aún más el proceso de difusión del Conocimiento que se había iniciado con la aparición de la imprenta. En la actual Red 2.0, la gran diversidad de canales de comunicación (redes sociales, blogs, YouTube…) ha originado una variante de la frase de Warhol: llegará un momento en que en la Red todo el mundo será famoso para quince personas. Aunque se pueden encontrar en ella cosas muy interesantes, también hay muchos contenidos que no se caracterizan precisamente por aportar una información relevante, coherente o precisa, fruto de una reflexión profunda… En otras palabras, hay mucha ciberbasura. Pongamos como ejemplo YouTube: muchos de los vídeos destacados, a pesar de haber sido vistos por un montón de gente, no aportan nada útil los mires por donde los mires, y abundan por doquier los casos de cuatro capullos que se aburrían una tarde y no se les ocurrió nada mejor que grabarse tirándose pedos, o tropezando y partiéndose la crisma (si el que inventó el móvil con cámara levantase la cabeza…), y subirlo a Internet, todos orgullosos (la ignorancia es muy atrevida).
La Red sirve como amplificador de la sabiduría, pero también de la estupidez, y la retroalimentación hace que el problema empeore progresivamente: al ver que este tipo de vídeos reciben muchas visitas, más y más personas optan por seguir la misma senda, el camino fácil y rápido para conseguir sus quince minutos de fama, y van llenando cada vez más la Red de morralla, de ruido, de chorradas. Una herramienta como Internet tiene un potencial increíble para permitirnos avanzar hacia una sociedad más justa y mejor, pero no hay que entender la democratización del Pensamiento que la Red permite como una carta blanca para que cada cual cuelgue en ella la primera tontá que se le ocurra… La potencia de la herramienta debe estar combinada con el autocontrol por parte de la gente que la maneja: cada uno debería compartir con los demás solamente lo mejor de sí mismo, para ayudarles a avanzar. De lo contrario, las ideas realmente brillantes, que podrían tener un impacto positivo en la Humanidad, se perderán en un mar de interferencias.
 
 
Hablemos ahora de mi caso particular. Mi objetivo vital es intentar aprender Todo acerca de Todo, es decir, aprender la mayor cantidad posible de hechos realmente importantes en todos los órdenes de la Vida para tener una visión de conjunto que me permita encontrarle un sentido a todo esto. Para ello, y como la cantidad de información disponible es enorme y mi tiempo en este Mundo es limitado, necesito la ayuda de otras personas que antes que yo se han dedicado a estudiar los distintos campos del Saber y a sacar conclusiones sobre ellos seleccionando las ideas más importantes. Por eso, y como os comentaba en la entrada anterior, a menudo me dedico más a aprender sobre lo que han hecho otros, los expertos en cada campo, que a hacer cosas yo mismo.
Una de las contadas aportaciones que hago al resto del Mundo es este blog, porque creo que relacionar temas aparentemente inconexos, sacar conclusiones relevantes acerca de estas relaciones y escribir sobre ello es algo que se me da relativamente bien. No me he puesto a transmitir lo que creo que sé sobre la Vida hasta haber llegado a un cierto grado de madurez, y tras haberle dedicado a todos estos temas años y años de reflexión: ya no soy ni un adolescente ni un veinteañero (y no me interesaría volver a serlo si a cambio tuviera que renunciar a todo lo que he aprendido desde entonces). Os aseguro, por otra parte, que también le dedico mucho tiempo a la redacción de cada entrada y la repaso bien antes de publicarla. E intento en la medida de lo posible que mis razonamientos no estén sesgados, y de hecho me he dado cuenta de que a veces me gusta incluir hipervínculos que van en contra de mis propias afirmaciones, como para poner de manifiesto mi contradicción interna como ser humano.
¿Me dedico, por el hecho de escribir en el blog, a mirarme el ombligo? Creo que no. Precisamente una de las ideas importantes que intento transmitir en La Belleza y el Tiempo es la de humildad, y hago constantes referencias al hecho de que todos nosotros no somos más que minúsculas gotas en el océano del Espacio y el Tiempo. Y aunque a veces hablo de mí mismo, es siempre haciendo referencia, directa o indirecta, a todos los gigantes a cuyos hombros estoy subido, las personas de las que he aprendido lo que sé y a las que se lo debo todo; algunos de ellos, personajes importantes de la Historia, se han ganado a pulso su fama mundial, y otros, como mis padres o el amigo del que os hablaba al principio, quizá sean famosos el día de mañana, aunque tampoco les hace falta. En resumen, si escribo este blog y lo dejo aquí para la posteridad es porque creo que refleja lo mejor de mí mismo y que puede mejorar no sólo mi vida sino también la de los que me leen, y que por tanto vale la pena hacerlo.
 
 
Para terminar, un par de consejos rápidos: Si compartes ideas, asegúrate primero de que son buenas; pudiendo elegir, es mejor haber contribuido al avance de la Humanidad con una sola idea brillante que haber perdido el tiempo proponiendo mil ideas mediocres que no llegaron a ninguna parte. La ignorancia es una droga adictiva y peligrosa, y en plena época de la telebasura y la ciberbasura ya tenemos bastante de ella, así que si eres uno de esos a los que les gusta regodearse en su ignorancia (en cuyo caso seguramente estaría predicando en el desierto, porque ni serías consciente de ello ni habrías leído hasta aquí) hazme un favor: no la compartas con los demás, guárdatela toda para ti.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante Kalonauta. Lo de la ciberbasura y le telebasura es algo que no acabo de entender. No el concepto en sí mismo (que eso lo entiendo perfectamente. Si alguien lo ofrece es porque vende)si no la reacción de la gente ante ello. ¿Por qué vende esto? ¿Porque no hay otra cosa y la gente lo ve? ¿O precisamente la gente lo ve porque no ponen otra cosa? En definitiva: ¿Quién es más loco?¿El loco?¿O el loco que sigue al loco? Yo particularmente utilizo mucho el botón rojo del mando a distancia....

Kalonauta dijo...


¡Hola, Rojo! Gracias por pasarte por aquí; empezaba a creer que la herramienta de los comentarios se había estropeado...

El problema no está en que no haya otras opciones: siempre suele haber algo mínimamente decente entre los múltiples canales de la TDT, y hay infinidad de páginas web o vídeos de YouTube realmente interesantes, y por supuesto siempre está la alternativa de no plantarse ante el televisor o el ordenador y hacer otras cosas: leer un libro, salir a la calle, quedar con amigos...

Creo que el primer problema reside en que la gente de hoy en día tiene prisa por hacer/ver muchas cosas pero a la vez vagancia por pensar... Comprender la calidad de determinados contenidos (ya sea en programas de TV o en webs de Internet) requiere un cierto tiempo que la mayoría, por prisa y por vagancia (¡qué aparente contradicción!), no está dispuesta a dedicar. Por eso casi todo el mundo tira a lo fácil, que muchas veces no tiene por qué ser lo correcto: es lo que solemos llamar "basura".

Este problema, que se inicia con la prisa/vagancia de algunos, se amplifica aún más porque los criterios de priorización y publicidad tanto en TV como en la Red se basan en la cantidad, y no en la calidad: los vídeos destacados en YouTube son los que más visitas han recibido, aunque no sean los más interesantes, y los programas de televisión que más se publicitan y que se programan en los mejores horarios son los que normalmente tienen más audiencia, aunque su calidad deje bastante que desear.

Esto da lugar al proceso de retroalimentación del que hablaba en la entrada, y el problema se hace cada vez más y más gordo, hasta que los contenidos interesantes se ven reducidos a un mínimo porcentaje, prácticamente devorados por una aplastante mayoría de contenidos mediocres que no hacen sino marear al personal e impedir, por pura cuestión de probabilidades, que acceda a la información realmente importante sólo por casualidad; para encontrarla hay que ir a por ella de forma activa. Y así nos luce el pelo, claro.

Espero haberte aclarado un poco más las cosas. Para cualquier otra cosa que quieras debatir, ya sabes que aquí estoy.

¡Un abrazo!

Cancro dijo...

Qué tal Kalonauta.
No sé hasta que punto estoy de acuerdo contigo en esta entrada y hasta cual no. Opino que la gente es libre de expresarse en su estupidez máxima si es su deseo, y no es ahí donde veo el problema, sino en el hecho de que no saben, en la mayoría de los casos, que están expresando una estupidez.
Si una persona dice que "el el futuro todos tendrán sus 15min de gloria", no es que sea estúpida, o que deba pensar antes en lo que dice, es tan solo cuestión de conocimiento (y, ojo, que yo no le tengo ningún cariño a Andy Warhol). Probablemente no haya leido los libros apropiados o ni si quiera haya leido un libro en su vida, pero es bastante probable que eso se deba a que nadie le dijo nunca qué era lo que importaba, o no con la suficiente vehemencia como para que se diese cuenta por sí mismo, y juraría que en esto, la sociedad en la que vivimos tiene mucho más que ver que el individuo en si.
En definitiva, creo que es cuestión de educación, y obviamente no hablo de la educación actual basada en unos objetivos que yo no sé de qué absurdo cerebro salieron, si no de una educación a un nivel más profundo, que le permitan a cualquier ser humano pensante darse cuenta de qué es lo que tiene alrrededor, y qué es lo verdaderamente importante (que bajo mi punto de vista sería simplemente, La Verdad), y ya no a un nivel personal, si no a nivel global.

La basura de TV, internet y demás no son más que las consecuencias de esto, personas diciendo estupideces porque nadie les enseñó nunca que lo importante estaba en otro sitio.

Desgraciadamente esto se vé en todos los ámbitos de la vida y no solo en internet y demás. Incluso entre los más laureados pensadores (podría hablarte de más de uno de mis viejos profesores) encuentras mentiras, envidias, y deseos de protagonismo que llevan a olvidar el objetivo principal.
Estoy convencido de que el Sr. Rajoy, por ejemplo, no es una persona estúpida, sin embargo no tengo ni la más remota idea de qué le ha llevado a pensar y decir las cosas que piensa y dice, que sin ninguna duda muy lejos están de esa Verdad. No sé si me explico.

¿Convierte ésto el discurso de cualquiera en gritos y tonterías? Obviamente no, el problema, bajo mi punto de vista, reside en que hay muchas personas que necesitan de una educación más profunda para comprender y asimilar estos términos y así llegar a las conclusiones apropiadas, de esa manera, cuando la gente haya sido educada desaparecerá toda esa basura, básicamente por que ya no habrá público para ella... o si?

No sé si me habré expresado bien ya que estoy escribiendo en el cuadradito de respuesta del blog, que no me permite leer lo que voy escribiendo tal cual avanzo, pero bueno, supongo que nos hacemos a la idea ;)

Un saludo!

Anónimo dijo...

Vaya. Cranco creo que ha dado en clavo. Al final casi todo se reduce a la Educación. Con mayúsculas. Desde un punto de vista global y a todos los niveles.

Kalonauta dijo...


¡Hola, Cancro!

Dices que lo verdaderamente importante es, para ti, la Verdad. Es algo difícil de definir… Yo diría que lo importante es todo aquel Conocimiento que nos facilite el objetivo de convertir la compleja Verdad del Universo que nos rodea en sencillez. Esta complejidad hecha sencillez, esta comprensión de la Verdad, es lo que a mí me gusta llamar Belleza.

Estoy de acuerdo contigo en que una persona ignorante no es consciente de ello (de hecho, lo comento en el último párrafo de la entrada). La ignorancia es muy atrevida porque por vagancia asigna inconscientemente a sus mentiras o medias verdades la categoría de verdades absolutas, y por tanto no tiene ningún reparo en propagarlas a los cuatro vientos. Sin embargo la inteligencia suele ser más comedida porque es consciente de que es difícil alcanzar la Verdad, es difícil articular un discurso coherente que explique por qué las cosas son como son. Simplificar las cosas permite llegar antes a una conclusión, pero una conclusión errónea; hay más gente que toma el camino rápido, y eso hace que otros hagan lo mismo por imitación.

Totalmente de acuerdo también en que la Educación, en un sentido amplio y no sólo académico, es importantísima. Pensar antes de actuar conlleva también documentarse sobre el tema en cuestión y aprender cosas nuevas, pero tener curiosidad por las cosas y aprender por tu cuenta es una habilidad que debe ser entrenada desde la infancia. Muchos alumnos pasan por la escuela creyendo que la Educación consiste en memorizar una serie de datos, cuando es mucho más que eso: es comprender que conseguir las cosas requiere esfuerzo; es poner en práctica el pensamiento crítico, contrastando la coherencia de tus argumentos y los de los demás de la forma más objetiva posible; es cuestionárselo todo, no creerse lo primero que te digan, guiarse por la vida según tus propios criterios y no según lo que haga la mayoría (aquí podríamos enlazar con el concepto de Libertad).

Estamos rodeados de estímulos que invitan a pensar sólo a corto plazo, estímulos que son fáciles de transmitir y que llegan rápido a mucha gente (por ejemplo la publicidad de la calle, de TV y de Internet). Inculcar en una persona el hábito por analizar racionalmente los problemas, sin simplificarlos, y pensar a largo plazo es más difícil de contagiar (es lo que intentan hacer los buenos profesores). Ésta es la razón por la cual un eslogan de un anuncio tiene sólo cinco palabras y las entradas de este blog llegan a las dos mil. Por eso la incoherencia es la tónica general en nuestra sociedad: porque es el camino rápido y fácil, aunque sea equivocado.

Al ser algo arraigado e inconsciente para muchos, esta inconsistencia intelectual es un problema difícil de solucionar, con lo que entradas como ésta se convierten en un mero desahogo, en un ejercicio de mi derecho al pataleo… pero no siempre. Hay gente que va por el buen camino pero todavía no tiene claros estos conceptos, y sólo necesita verlos por escrito para ordenar sus ideas y poner esto en práctica en la correcta educación de sus hijos, por ejemplo. Hay otros que no van por el buen camino pero que tienen momentos de lucidez en los que se preguntan si están haciendo o no lo correcto: es ahí donde se libra la batalla más importante. Muchos de ellos, por cobardía, vuelven voluntariamente al estado de inopia anterior: a ésos es a los que apelo para que hagan un esfuerzo por no dejarse llevar por la corriente.

Bueno, creo que con esto ya vale. Tal vez haya incoherencias en estos razonamientos, o no haya respondido exactamente a las dudas que planteabas en tu comentario, Cancro, pero la entrada de hoy no se escribe sola…

Cancro y Rojo: gracias a los dos por forzar mis límites y obligarme a salir de mi zona de confort intelectual. Contrastar tus ideas con las de otras personas es aún más difícil que poner en orden tus propias ideas, pero también es lo que te hace avanzar y mejorar como Persona. Espero que sigáis haciéndome pensar con vuestros comentarios.

¡Un abrazo!