lunes, 10 de agosto de 2020

Palimpsestos (II)

La semana pasada hablamos de palimpsestos en la escritura y la pintura, y hoy me voy a centrar más en los palimpsestos arquitectónicos y arqueológicos que podemos encontrar paseando por la parte antigua de Valencia: en ellos se advierte una superposición de distintas capas, de distintas épocas, en la que las claramente visibles son las más recientes pero haciendo un poco de esfuerzo se pueden distinguir las trazas de las capas más antiguas. Un ejemplo obvio de esto es el Centro Arqueológico de l’Almoina, en el que los expertos debieron tener auténticos quebraderos de cabeza para decidir hasta qué profundidad excavar en cada punto, qué hallazgos documentar, retirar y almacenar y cuáles dejar expuestos in situ, aun a riesgo de no encontrar algo más antiguo que pudiera haber debajo.

Los restos cristianos medievales se retiraron casi por completo para dejar a la vista una mezcla de elementos islámicos, visigóticos, imperiales y republicanos. Así, el Alcázar islámico se solapa con el Ninfeo romano, y las tumbas y ábside visigóticos aparecen alrededor de las dependencias romanas en las que supuestamente se encarceló a San Vicente Mártir a principios del S.IV… Incluso la casa del Punt de Ganxo, edificio modernista de 1906 contiguo al centro arqueológico, utiliza como cimientos parte de los gruesos muros de la desaparecida catedral visigoda.


Restos arqueológicos romanos y visigóticos en el Centro de l’Almoina de Valencia


El edificio de la Catedral también es un palimpsesto en sí mismo, con diversas etapas constructivas que se han ido sucediendo desde el edificio original del S.XIII. En el XIV se añadieron la Sala Capitular y el Micalet, por entonces exentos ambos, aunque quedarían unidos al edificio principal con la Arcada Nova del S.XV. Del S.XVI es la Obra Nova recayente a la Plaza de la Virgen, y del XVIII la Reforma Neoclásica. Tenemos en la Seu incluso elementos romanos reciclados: en la Arcada Nova destaca, en la base de una columna que hay del lado de la epístola, la presencia de un bloque de piedra con la inscripción lapidaria "CENS ET VIRIA A"… Este sillar debió formar parte de algún monumento funerario de época romana y se aprovechó como elemento constructivo al ser hallado en las cercanías del templo.

La incorporación de lápidas romanas a edificios posteriores es algo que también podemos apreciar en la fachada de la vecina Basílica, como ya comentamos en su día en el blog. En algunos casos la reutilización de materiales no se lleva a cabo por razones estéticas sino meramente prácticas: un ejemplo de esto es el reciclaje de varios fragmentos de una estatua, incluida la cabeza, como relleno para cegar un arco en la parte trasera de la iglesia de Santa Catalina… También tendríamos una superposición clara de varias capas en el Palau de Benicarló, actual edificio de Les Corts en la calle Navellos, con tres juegos distintos de ventanas: las de época moderna están en posiciones muy similares a las que ocupaban las originales, y además se advierten las trazas de las ventanas góticas, intermedias cronológicamente, y que hoy en día están cegadas.


Reciclaje de varios fragmentos de una estatua como relleno para cegar un arco en la iglesia de Santa Catalina


Pero sin duda uno de los ejemplos de palimpsesto arquitectónico más interesantes y curiosos en los que puedo pensar es el Hotel Caro, antiguo palacio del Marqués de Caro, situado en la misma manzana del Temple, en la calle Almirante, así que me voy a detener más en él. Se trata de un palacete de corte neoclásico del S.XIX, residencia del que fuera alcalde de Valencia, Nicolás García Caro, renovado a partir de otro palacio en estilo gótico del S.XIII-XIV. Reconvertido a su vez en un hotel que lleva en funcionamiento desde 2012, en las obras de restauración y rehabilitación, que duraron años, se descubrieron fragmentos de la muralla árabe del S.XII, visibles ahora en el restaurante del semisótano, y también han aparecido en los alrededores otros restos que se remontan a la época romana de la ciudad.


Distribuidor y Bar del Caro Hotel con diversos restos arqueológicos expuestos o integrados en la estructura


Uno de los elementos expuestos en el vestíbulo de entrada es una porción de suelo con un mosaico primitivo que data de la misma fundación de la colonia valentina en el S.II a.C., con la cornucopia del escudo de la ciudad. Sobre la barra del bar aparecen suspendidas (posiblemente colocadas del revés) tres de las metas que en el circo romano del S.II de nuestra era marcaban el punto de salida y llegada para las carreras de caballos; tal vez en el lugar que ocupa ahora el hotel se encontraba antiguamente algún edificio auxiliar cercano al circo. Si seguimos avanzando en el tiempo, un par de habitaciones del hotel están dentro de una torre de la muralla islámica, torre en la que también se descubrió un acceso a la ciudad de aquella época.

De estilo gótico tenemos un precioso arco en el vestíbulo y unos azulejos del S.XV, y del S.XIX tenemos algunos techos decorados, una puerta de hierro forjado o la escalera protomodernista de mármol… Es increíble cómo la rehabilitación del palacete ha conseguido la integración de los elementos arqueológicos en la estructura actual con una gran armonía, convirtiendo tanto zonas comunes como habitaciones privadas en una mezcla de hotel y museo. Si entráis a la recepción del Caro y lo pedís con educación, os dejarán echar un vistazo a los elementos del vestíbulo aunque no seáis clientes… Os recomiendo que hagáis este curioso viaje en el Tiempo, de verdad vale la pena.


Detalle de una instalación del IVAM con la inscripción “Solum Constans Est Mutatio”


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