Seguimos con el análisis de la trilogía de Richard Linklater, que se pone
más y más interesante con cada nueva entrega. Os lo recuerdo otra vez: hoy intentaré
no desvelar demasiados detalles de la tercera peli, por si no la habéis visto
todavía, pero habrá un montón de spoilers
de la segunda… En principio Antes del Amanecer era una película sobre la
(muy remota)
posibilidad de conectar muy profundamente con otra persona, y no pretendía
explorar el tema del paso del Tiempo ni se hizo con una secuela en mente, pero
tanto el director como los dos actores quedaron muy satisfechos con el
resultado… Tanto que los personajes de Jesse y Céline vuelven a aparecer
brevemente en el film de Linklater Waking Life,
estrenado en 2001, que utilizaba una técnica rotoscópica
pero estaba rodado inicialmente en imagen real. El hecho de que en este breve
episodio ambos estén juntos en una cama, en un alto edificio de apartamentos, podría
ser simplemente parte de una ensoñación, sin relación con lo narrado en Antes
del Amanecer. A partir de este punto Linklater, Hawke y Delpy empezaron a
plantearse en serio una posible continuación, más por razones artísticas que
monetarias, porque ya dijimos que la recaudación en 1995 había sido bastante
discreta. Esta vez los actores colaboraron con el director en la escritura del
guión desde el principio.
Antes del Atardecer se
estrenó en 2004, nueve años después que la primera parte (en este caso fui a
verla al cine, a los Babel o tal vez a los Albatros, no recuerdo bien). La acción
transcurre en París,
y los rincones de la ciudad por los que los protagonistas pasarán después aparecen
vacíos uno por uno justo al principio del film, en vez de al final como en la
anterior entrega. También en la ficción han pasado nueve años. A medida que
avanza la película nos vamos enterando de lo que ocurrió en todo este tiempo. Céline
no acudió a la cita en Viena porque murió su abuela y el funeral era
precisamente ese día, el 16 de diciembre. Jesse sí acudió desde Estados Unidos,
inundó la estación de carteles con su teléfono y sus datos, y se marchó destrozado
un par de días después.
En la actualidad él está casado y tiene un hijo de cuatro años, pero la
chispa de su relación hace tiempo que se apagó (En la vida real Hawke se
acababa de separar de Uma Thurman
cuando esta peli se estrenó, así que puede haber algún paralelismo con la
ficción). Ella trabaja en temas medioambientales y ha tenido varias parejas con
el paso de los años; actualmente está con un fotógrafo que pasa mucho tiempo fuera
de la ciudad, de lo que ella casi se alegra. Sin saberlo, ambos vivieron
simultáneamente en Nueva York durante un tiempo, y de hecho él creyó verla en
la calle, cerrando un paraguas, desde el coche que lo llevaba a su propia boda.
Jesse escribió un libro titulado “Esta Vez”, inspirado en el breve
encuentro de los dos en Viena, y consiguió triunfar con él, iniciando una gira de
presentación por Europa que concluye en París. Ella oyó hablar del libro por
casualidad y se dio cuenta de que lo había escrito Jesse, así que se presenta
en la librería Shakespeare and Company, a
orillas del Sena, mientras él está dando la rueda de prensa. Los críticos
literarios de esta escena son los únicos secundarios importantes de la película;
el resto del metraje consistirá básicamente en ellos dos paseando y hablando. Es
gracioso, estos críticos están divididos como los espectadores de Antes del
Amanecer: los más románticos creen que sí se reencontraron seis meses después, otros
son más pesimistas y hay alguno que no está seguro… Mientras él responde a sus
preguntas hay unos fugaces flashbacks con imágenes de la primera parte, pero
cuando gira su cabeza hacia un lado y ve a Céline
sonriente en un rincón, escuchando entre estantes de libros, es un momento
realmente mágico (y no solo para Jesse, también lo fue para el romántico que
hay en mí).
Vuelvo a incidir en que los nueve años entre un estreno y el siguiente han
transcurrido también en la ficción, y ahora ya no tienen veintipocos sino treinta
y pico. Para mí tener en pantalla a los mismos actores casi una década después
es uno de los puntos fuertes de la propuesta, porque le da un gran realismo a
la historia, la hace más creíble. Él tiene el pelo más corto y está algo más
delgado y desmejorado, ya no tiene cara de niño; ella sin embargo está casi
igual que hace nueve años, realmente preciosa… Terminada la presentación,
abandonan la librería y deciden pasar juntos la hora y pico que le queda a él
antes del atardecer, hasta ir al
aeropuerto, así que se dirigen a una cafetería para tomar algo. De nuevo tienen
un tiempo limitado en esta segunda oportunidad que les brinda el destino, y esta vez es incluso más corto que en su primer encuentro. La segunda es la única de las tres películas que ocurre en tiempo real,
sin saltos temporales; las otras dos transcurren en un lapso de uno o dos días,
pero esta, que además es la más corta de todas, ocurre en tan solo hora y
cuarto. En uno de los diálogos ambos bromean diciendo que al parecer solo se
les dan bien los encuentros breves en ciudades europeas bajo un sol templado (y
de hecho la tercera peli también transcurre en Europa y con un clima agradable…
pero no adelantemos acontecimientos).
Como ya he dicho antes, la mayor parte del film consiste básicamente en ellos
dos charlando en distintos escenarios: el café, unos jardines, el Bateau Mouche
(el barco que recorre el Sena), el coche con chófer que tiene que llevar a Jesse al aeropuerto y finalmente el
apartamento de Céline. Ambos siguen hablando de temas filosóficos muy
interesantes, pero la política, la ecología y la situación actual del Planeta
tienen ahora más peso en su conversación que la vez anterior; las
circunstancias y sus experiencias vitales desde entonces les han vuelto menos
románticos. Por ejemplo, los dos fuman, lo que nos hace pensar que no están del
todo satisfechos con su vida.
Sin embargo, a lo largo de toda la trilogía se hace referencia varias veces
al hecho de que los detalles básicos de nuestra personalidad, una vez formada
en la adolescencia, cambian muy poco con el paso del Tiempo. A pesar de
encontrarse en un momento vital diferente, en el fondo Jesse y Céline siguen
siendo los mismos y siguen notando una conexión muy especial; poco a poco van
recuperando la confianza de su primer encuentro y se van sintiendo más cómodos
el uno con el otro. Se sientan en un banco de los jardines y mientras charlan
él pasa su brazo derecho por detrás de ella,
de manera muy similar a como lo hizo nueve años antes en la parte trasera del
tranvía en Viena (Este tipo de resonancias entre escenas solo pueden apreciarse
bien si se ven las tres películas en un corto espacio de tiempo, como hice yo
hace un par de semanas). Nos enteramos de que al final sí hicieron el amor (dos
veces) en el parque de Viena, aunque en un primer momento ella intenta hacerse
la despistada diciendo que no lo recuerda. Él le confiesa que con su actual
pareja pueden pasar meses sin que hagan el amor, y que si alguien lo abrazase
en ese mismo instante seguramente se descompondría en moléculas por la tensión
sexual acumulada.
La conversación en el coche del chófer, mientras la acercan a su casa, se
vuelve más cruda, triste, personal y sincera por un momento, cuando ella admite
que no es feliz en sus relaciones y que no cree que lo vaya a ser nunca, y él
le confiesa que su matrimonio es un fracaso, que todo este tiempo la ha echado
de menos y que las cosas hubieran sido muy diferentes si se hubiesen
reencontrado seis meses después de su noche en Viena. Es muy bonito el momento
en que ella está a punto de acariciar su pelo
para consolarle, mientras él habla mirando hacia el otro lado, pero al final se
contiene… Cuando llegan a su dirección y bajan del coche, ella le abraza para
comprobar si se descompone o no en moléculas. Es un momento de catarsis, como
el del primer beso en la noria, nueve años atrás, si bien este es mucho más
contenido, lo cual no le quita ni una pizca de impacto emocional. Ambos están
deseando comerse a besos pero desgraciadamente tienen pareja, más
responsabilidades y menos libertad que en su primer encuentro…
Quieren seguir juntos lo máximo posible y no intentan disimularlo, así que
él le recuerda que ella le había prometido antes que le cantaría una de sus
canciones con la guitarra. Le pide al chófer que espere y pasan al patio interior del edificio donde ella
vive. Los vecinos están preparando una cena comunal que van a celebrar esa
noche. Ella se encuentra a su gato y lo coge al brazo, y ambos suben la estrecha
escalera hacia su piso; igual que en la sala de escucha de la tienda de discos
en Viena, hay un momento mágico en el que no hablan pero se lanzan miradas
furtivas el uno al otro mientras suben los escalones… Me encanta, se masca la
tensión romántica entre ellos.
Al final ella le canta con su guitarra (en la peli se usaron varias
canciones compuestas e interpretadas por Delpy) una melodía a ritmo de vals (vals, Viena… ¿lo
pilláis?) que resulta estar basada (¡oh, qué casualidad!) en su encuentro de
hace una década. Mientras ella prepara una infusión (pero cinco minutos y te
vas, ¿eh?) él pone en el reproductor de CD “Justo a Tiempo”, de Nina Simone, y
contempla en la pared fotos de ella cuando era bebé, niña y adolescente (son
claramente fotos reales de Julie Delpy,
lo que contribuye a reforzar aún más si cabe el hechizo temporal con el que
Linklater nos tiene atrapados). Ella le dice, mientras imita a la Simone
paseando por el escenario: “Pequeño, creo que vas a perder ese avión…” El
contesta, contemplándola sentado, sonriendo de oreja a oreja: “Lo sé”… Y
fundido a negro. Magistral.
Aquí el final también es abierto, como en la primera, y nos quedamos con
unas ganas enormes de ver lo que ocurrirá después, pero aun así el regusto es
muy agradable porque han tenido la gran suerte de volver a encontrarse para poder
enmendar su error de nueve años atrás. Solo ahora, después de las idas y
venidas a las que les ha sometido el destino, se dan cuenta de lo difícil que
es encontrar a alguien con ese tipo de conexión. Esta vez sabemos con mayor
seguridad que acabarán juntos, aunque no exactamente cómo… Y os recuerdo un
detalle muy importante: ambos tienen pareja, y Jesse además tiene un hijo (mientras
dice “Lo sé” acaricia sin darse cuenta su anillo de casado
con el pulgar)… No debería sentirme alegre ante una infidelidad o una
separación, pero lo estoy: estas dos personas se merecen ser felices en la
Vida.
No me extraña en absoluto que este film tuviera de nuevo excelentes críticas… Los personajes de
Jesse y Céline están tan bien perfilados, son tan creíbles, y sus diálogos
suenan tan espontáneos, que parecen personas reales, como buenos amigos
nuestros, y por eso nos preocupamos por lo que les pase. Esta es una película
más agridulce porque habla de conexión, como la primera, pero también de
oportunidades perdidas y de las promesas que no cumplimos o que el Tiempo nos
hace romper, lo que la hace más real, más Verdad, más cercana a nuestra
experiencia diaria de la edad adulta… Por esta razón para mí es mucho más
interesante que la primera. Este nivel de calidad es ya imposible de mejorar…
¿O tal vez sí se puede? Lo averiguaremos dentro de siete días.
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