lunes, 11 de julio de 2022

No Todo el Oro Reluce (I)

 

Recordaréis que hace tres años os hablé de la ruta realizada por el cauce del Turia con Guiding Architects Valencia y el artista urbano LUCE. Posiblemente sepáis que la obra de este último consiste básicamente en sutiles intervenciones en el mobiliario urbano y reutilización de objetos encontrados… Otras de sus señas de identidad, como la exploración exhaustiva del entorno urbano, fijarse en las pequeñas cosas, llevar un registro de todo lo que ocurre y ayudarse de la palabra escrita en su trabajo, las comparte en cierto modo con Ignacio Pinazo, que ya en la Valencia del siglo XIX era un paseante obsesivo y realizaba continuamente bocetos a lápiz y notas sobre las interacciones humanas que observaba por la calle.

Ayer domingo por la mañana tuvo lugar una ruta urbana promovida por el IVAMtambién por el antiguo cauce del río, que conectaba la obra de estos dos artistas. Yo me había enterado tarde y estaba en lista de espera pero me pasé por el museo de todos modos, a ver si había suerte y quedaba algún hueco de última hora. Cuando se lo comenté a LUCE él me dejó bien claro que no había problema, sacudiendo la cabeza de lado a lado con los ojos cerrados mientras sentenciaba con firmeza: “¡Aaadelante!” Aquí os dejo una selección de 25 fotos que resumen la mañana. El formato de la entrada es algo distinto: si en la crónica de la ruta de Guiding Architects las fotografías acompañaban al texto, en este caso más que párrafos tenemos pies de foto que acompañan a las imágenes.

El IVAM ha invitado a LUCE a trasladar durante unos meses su taller a uno de los espacios del museo, justo debajo de las salas con la expo de Pinazo. En este taller-exposición fue donde empezó la visita guiada.

Eva Bravo es una arqueóloga interdisciplinar que colabora con el IVAM en otros proyectos, y que junto a Lucas conduciría la ruta, aportando datos sobre la historia de los distintos lugares por los que pasaríamos.

El objetivo final de la ruta era estampar la firma de Ignacio Pinazo en el Puente de la Alameda, con ayuda de un balón al que LUCE había añadido unos relieves a modo de cuños, y que estaba expuesto en la sala.

Lo primero que hicimos al salir a la calle fue ir, cual si fueran setas, en busca de gomas elásticas frescas en el suelo, cerca de las marquesinas de publicidad. Según LUCE el mejor día para encontrarlas en cantidad es el miércoles.

Llegamos al Puente de San José, que lleva varios años siendo peatonal y sin embargo todavía conserva unos molestos bordillos. Lucas decidió en su día realizar una pequeña intervención para evitar accidentes.

De camino al Puente de Serranos pasamos junto a la parcela en que se han plantado distintos tipos de flores para favorecer la biodiversidad de la zona. Afortunadamente, a la sombra hacía una temperatura aceptable.

Ya bajo el puente Lucas sacó de uno de los mechinales una silla de las que usaban en su día las familias sudamericanas que asistían a las multitudinarias barbacoas de los fines de semana.

En su opinión este es un encomiable ejemplo de utilización del espacio público. Al parecer el Ayuntamiento reguló un poco la situación, pero estas cenas a la fresca se siguen realizando hoy en otros puntos de la ciudad.

Algunas de las firmas que LUCE deja en los cajetines de los postes de la luz aparecen más adelante partidas, al intercambiar los operarios las tapas en un descuido. La ciudad sigue viva incluso mientras dormimos.

En la zona a la altura de San Pío V Eva se quejó de los restos arqueológicos que a veces el Ayuntamiento deja caer en cualquier sitio sin muy buen criterio y sin la interpretación apropiada, como mero elemento decorativo.

LUCE nos habló de los distintos tipos de materiales que usa para sus intervenciones, y de cómo algunas de sus piezas están hechas con madera encontrada en sus exploraciones y reutilizada después.

Lucas es muy afable y simpático, y contesta con gusto a cualquier consulta de los asistentes. Le preguntaron por ejemplo por el material que suele cargar en su bici holandesa cuando va de exploración.

Eva nos habló de la ampliación hacia 1966 del Puente del Real al triple de su anchura original pero respetando el estilo constructivo, de manera similar a lo que se hizo con el Palau de la Generalitat pocos años antes.

LUCE nos enseñó su cámara de vídeo que sirve también como proyector portátil, lo cual le resulta bastante útil para algunas de sus acciones por la ciudad. ¡Y la consiguió por solo 20€, menudo chollo!

Le preguntaron si pide permiso antes de realizar sus acciones, y contestó que no. En muchos casos en lo relativo al espacio público, si esperamos a tener todos los permisos para hacer algo, al final no se llega a hacer nada.

Cuando haces un esfuerzo consciente por estar atento a los pequeños detalles te llevas sorpresas como la de descubrir estas enormes mudas de cigarra vacías, de casi cuatro centímetros de tamaño.

Llegamos por fin al Puente de la Alameda. El ambiente a estas alturas era muy bueno, y en los paseos entre explicaciones íbamos teniendo charlas informales en grupos más pequeños con los recién conocidos.

Eva nos dio algunos detalles sobre la evolución de la Alameda con el paso de los años y nos habló de los vestigios que todavía hoy quedan de antiguas construcciones ya desaparecidas.

Y empezó la performance, incluido un pequeño susto… El balón no podía quedarse ahí arriba, ¡es una pieza de museo! Afortunadamente, alguien tenía a mano un palo selfie y Lucas pudo desencalarlo.

Continuó la acción, con los asistentes pasándose el balón e intentando estampar la firma de Pinazo en el polvo de la estructura metálica de los bajos del puente. Parece fácil, pero a veces hace falta un segundo intento.

Al final conseguimos que quedasen varias firmas claramente visibles. Ignacio Pinazo se paseaba por estos mismos lugares tomando bocetos hace siglo y medio, y ahora era un poco como si estuviera de nuevo entre nosotros.

Con esto dimos por concluida la visita guiada. Creo que todos los asistentes quedamos bastante contentos; la única que no debió pasar muy buen rato fue esta paloma, que tenía su nido a unos diez metros de los balonazos.

Todavía era media mañana, así que volví al IVAM a ver con más calma la exposición de LUCE, y de paso pude ayudarle a colocar de nuevo el balón en su vitrina, mientras él la levantaba con unas ventosas.

Sólo por curiosidad, paseando por la ciudad el resto del día me estuve fijando en algunos de los detalles que LUCE nos había comentado, y confirmando algunas de sus teorías. Coincido plenamente con su filosofía de que ser capaz de prestar atención incluso a las cosas más pequeñas te ayuda a valorar lo que hay de bueno en tu vida que otros pasan por alto, y por tanto a ser más feliz. Ya lo decía John Ronald Tolkien en su más celebrada novela: “No todo el oro reluce, ni toda la gente errante anda perdida”… Parece que habrá más rutas con Lucas y con Eva en un futuro cercano, así que estaré atento a las convocatorias y si me da tiempo os lo iré contando.


2 comentarios:

Susana Mar dijo...

Qué interesante!. Gracias por hacer tan bien resumen que parece que haya asistido a la ruta yo también

Kalonauta dijo...


¡Muchas gracias a ti, como siempre, por comentar, Susana! Como ya digo, es muy posible que haya un par más de entregas de esta serie en un futuro no muy lejano... ¡Besotes!