Hoy quiero hablaros de la relación entre las inteligencias múltiples y la elección de pareja,
pero antes tenemos que viajar atrás en el Tiempo… Todos hemos visto alguna vez la
típica escena en la que los protagonistas de una comedia gamberra o de un cómic
satírico se dedican a puntuar a las chicas que conocen de acuerdo con criterios
bastante sui géneris, basados en uno, dos o incluso tres parámetros…
Cuando somos jóvenes, estas películas y estas tiras cómicas de ficción nos
hacen sonreír de medio lado, pero la cosa ya no tiene gracia cuando nos hacemos
mayores y descubrimos que en la vida real también hay chalados (con pistolas en
el cinturón) que se dedican a elaborar teorías matriciales bastante ofensivas o payasos que van por ahí reduciendo
las mujeres a meros códigos como TB 8,5 (o lo que es lo mismo, Tía Buena de ocho y medio).
Siendo
adolescente, ni siquiera yo me
libraba de los dichosos sistemas de calificación de posibles parejas, aunque quiero
pensar que mi método era un poco más respetuoso… Constaba
de cuatro parámetros, a saber: Inteligente, Simpática, Compatible y Guapa, no
necesariamente en ese orden. Ya sé que suena muy feo intentar reducir una
persona a cuatro números, pero lo hacía para racionalizar un poco mis
sentimientos hacia las amigas y conocidas que me hacían tilín, y así poder
pensar más fríamente si me convenía o no realizar avances
con alguna de ellas. Por supuesto, yo no iba por ahí comentando mi método con
los amigos, como en las películas (o como hacían otros en mi entorno), y al
menos intentaba usar descriptores que cubriesen un espectro más o menos amplio
de las cualidades de las chicas, evitando centrarme exclusivamente en el
aspecto físico. Ya por aquel entonces me gustaba tratar de resumir la Belleza
en pocas palabras, tarea harto complicada, como sabéis los que leéis este blog
regularmente.
Intentemos relacionar cada uno de mis cuatro parámetros de adolescencia con
las inteligencias múltiples
de Howard Gardner. El apartado de Inteligente se podría
asociar a las habilidades más clásicas, que son la lógico-matemática y la
lingüística. El de Simpática podría hacer referencia a la interpersonal. En
cuanto al parámetro de Compatible, no se puede asociar a una inteligencia en
particular pero tal vez sí al conjunto de todas ellas: está claro que dos
personas con perfiles de inteligencias múltiples similares tenderán a coincidir
en algunas de sus aficiones… Por ejemplo, si ambos tienen la competencia acústico-musical
más desarrollada es probable que ambos prefieran los estilos musicales más
sofisticados antes que los excesivamente simples; y se puede hacer un
razonamiento similar por ejemplo con la inteligencia naturalista y los paseos
por el monte. ¿Qué pasa con el cuarto descriptor, la apariencia física? Algunos
recordaréis que ya en su día hablé de
lo que más me llama la atención de una mujer al primer vistazo… Podría parecer que la categoría de Guapa no está relacionada con
ninguna inteligencia, pero ¿realmente es así? Responderé a la pregunta al final
de esta entrega.
Dejando bien
claro antes que nada que ningún sistema es infalible, pienso que a la luz de la
Teoría de las Inteligencias Múltiples tenemos un método de clasificación bastante
completo y estructurado que nos puede ayudar a escoger a nuestra pareja ideal.
Ya hace años, cuando empecé a interesarme por este tema, tenía bastante claro
(y lo sigo pensando) que la mayoría de las inteligencias descritas por Gardner
se pueden asociar a detalles que hacen que me atraiga una mujer, no sólo a
primera vista sino también después de conocerla un poco mejor. Voy a intentar
describir para cada uno de los ocho grupos qué es lo que hace que una posible
pareja gane puntos a mis ojos.
Respecto a la
inteligencia lógico-matemática: que sea lista en el sentido clásico de la
palabra, es decir, que sepa razonar de forma lógica y aportar argumentos
coherentes a favor o en contra de una propuesta, de modo que sea capaz de
cambiar de idea si mis argumentos son más convincentes o de hacerme cambiar de idea a mí si son más convincentes
los suyos. Respecto a la lingüística: que sepa expresarse con gracia y con
claridad, tanto de forma oral como escrita; que sea ocurrente e ingeniosa, y que
sepa hacer juegos de palabras y también captarlos. Por muy guapa que sea una chica,
no veas lo mucho que me corta el rollo oírla hablar y descubrir que, más que
usarlo, destroza el idioma; o
recibir un e-mail suyo y comprobar que se salta los signos de puntuación
a la torera. Una mujer que de puertas para afuera usa las palabras correctas
enlazadas de la manera correcta seguramente hará lo mismo con las ideas de
puertas para adentro… y a mí eso me pone.
Respecto a la
inteligencia espacial: ya sabéis que soy una persona muy visual, así que me
suelen atraer más las mujeres que también lo son, sobre todo porque con ellas
tengo más códigos en común que puedo usar al comunicarme, y más cosas de que
hablar (es lo que decíamos antes de la compatibilidad). Por ejemplo, creo que
siempre estaré más a gusto charlando con una buena cinéfila que con una amante
de la literatura (con todos mis respetos hacia la letra escrita, por supuesto).
Respecto a la corporal-cinestésica: le doy mucha importancia a la expresión de
la cara, me gusta que transmita serenidad y tranquilidad, pero a la vez
seguridad en sí misma… Que baile bien,
que se mueva con elegancia y por
supuesto (no neguemos lo evidente) que sepa cómo volverme loco en la cama.
Respecto a la acústico-musical: que sepa cantar como los ángeles, que tenga
sentido del ritmo y buen gusto musical, y también una voz dulce y agradable… y tirando un poco a grave, como ya
hemos comentado alguna vez. Os he de confesar que a veces me he enamorado de
alguna amiga mía al oírla cantar en un karaoke,
y que por alguna razón que no comprendo me dan morbo las chicas que tocan un
instrumento (otro día hablamos de mi extraña obsesión por las violonchelistas).
Respecto a la
inteligencia naturalista: que le gusten los animales e ir de excursión, que
respete la vida en todas sus formas (sin llegar al integrismo crudivegano;
hay que aceptar que al fin y al cabo formamos parte de la cadena alimenticia) y
que sepa valorar las maravillas de la Naturaleza, no sólo a nivel zoológico y
botánico, sino también geológico y cosmológico… y por supuesto que tenga bien claro que desciende de un mono.
Respecto a la interpersonal: que sea simpática, comprensiva, atenta y cariñosa.
Que sepa ceder si es necesario en los conflictos y sea generosa para dar sin
esperar nada a cambio. Que sepa escuchar y encuentre siempre las palabras
adecuadas para animarte cuando lo necesitas. Que transmita seguridad y
tranquilidad no sólo con su rostro, como decía antes, sino también con sus
palabras, con su cuerpo, con su mera presencia, gracias a mil detalles imperceptibles. Y por último,
respecto a la inteligencia intrapersonal: que tenga inquietudes a nivel intelectual, que sea optimista y
segura de sí misma, sin miedo ante la vida, y también que tenga las ideas muy claras.
Es posible que
a algunas de las que estáis leyendo esto ahora mismo os hayan entrado ganas de
estrangularme con vuestras propias manos, pero antes de que os echéis a mi cuello
(esto va también por ti, Mamá) quiero aclarar que no busco una mujer perfecta
que se ajuste a todas estas características sin excepción, sino una mujer real
que al menos reúna algunas de ellas; ya sé que no existe la mujer perfecta,
igual que no existe el hombre perfecto…
Pero volvamos a la pregunta que antes habíamos dejado en el aire: ¿Está
relacionado mi cuarto parámetro de adolescencia, el de Guapa, con alguna de las
inteligencias múltiples de Gardner? Pues yo diría que sí, aunque de manera más indirecta,
ya que la percepción subjetiva que se tiene del aspecto de una persona depende
en gran medida de las cualidades no visibles de la misma, y entre ellas las
derivadas de las distintas inteligencias, aquí explicadas. Seguro que a muchos
os habrá ocurrido que a primera vista una chica os ha parecido “normalita” pero
al conocerla mejor os ha ido gustando más por otros detalles y os ha parecido cada vez más guapa… a mí sí me ha
pasado.
No quiero extenderme demasiado en este punto, porque de amores a segunda
vista ya hablaremos con detalle más adelante en el blog, incluyendo además otras
características no relacionadas con la inteligencia en su sentido más amplio…
Pero lo que queda claro es que, por más que intentes simplificar el tema de las
relaciones sentimentales, a veces se cruzan en tu vida mujeres inteligentes
y complejas que requieren mucho más de ocho parámetros para describirlas… y eso
es precisamente lo que las hace tan misteriosas y fascinantes.
Voy terminando ya y, como de costumbre en La Belleza y el Tiempo, no hay dos
sin tres ni tres sin cuatro, de modo que lo mejor me lo reservo para la última
entrega… La próxima semana repasaré de nuevo la lista de las inteligencias
múltiples y esta vez me examinaré a mí mismo en cada uno de los apartados, a
ver si salgo bien parado. Creo que hoy ha quedado claro que para mí la
inteligencia sí es sexy, pero ¿y para ellas? Intentaremos también resolver este
enigma. Y por último trataremos de averiguar si para alcanzar la felicidad en
la vida basta con ser inteligente o hace falta algo más.
2 comentarios:
Qué tal Kalonauta,
Me ha encantado esta entrada, ya que siempre es curioso ver los parámetros que usamos cada uno para acercarnos a una u otra persona.
No puedo dejar de citar éstas frases que me han parecido brillantes:
"Una mujer que de puertas para afuera usa las palabras correctas enlazadas de la manera correcta seguramente hará lo mismo con las ideas de puertas para adentro… y a mí eso me pone."
Tremendo :D
"y por supuesto que tenga bien claro que desciende de un mono."
Jajaja, me ha encatando, Juan, y es que tienes toda la razón. (obviamente aplicado a hombres y a mujeres, todo sea dicho).
Me viene a la cabeza que la posible solución a estas busquedas desesperadas por encontrar a la persona más adecuada podría estar en aquel imaginario Ministerio del Amor del que estuvimos hablando hace un tiempo :D
Un abrazo compañero.
¡Hola, Cancro!
Gracias por los halagos, hombre... ¡Casi me sacas los colores! Me alegro de que te haya gustado. :-)
Que conste que a veces tomo frases prestadas si me parece que comunican acertadamente lo que quiero transmitir, pero lo de las palabras correctas y las ideas correctas es de mi cosecha... Y sí, a mí también me gustó mucho cuando se me ocurrió; por eso lo he incluido aquí.
En cuanto al mono en cuestión, que conste que antes aún venía una rata, y antes un reptil, y un pez, hasta llegar a algo parecido a una ameba... En otra ocasión seguiremos hablando un poco más del Árbol de la Vida y de los curiosos parentescos que en él surgen, porque la cosa tiene su tela.
Y por supuesto que me acuerdo del Ministerio del Amor, y del maravilloso "polvo mental" de aquella noche... A ver si lo volvemos a repetir pronto. ;-P
¡Un abrazo!
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