No, a pesar de lo que pueda parecer por el título no vamos a hablar
de una película de Woody Allen.
Si en la anterior entrada nos centrábamos en el sentido de la vista hoy
cambiamos al del oído, ya que (al igual que la Imagen) la Música puede ser una
fuente de Belleza inagotable, si sabes tener las orejas bien abiertas. Ya hace dos milenios y medio, en época de Pitágoras,
Platón y Aristóteles, se consideraba que las Ciencias Exactas estaban formadas
por cuatro disciplinas, relacionadas todas ellas con los números: Aritmética, Geometría, Música y Astronomía.
Y es cierto que la Música tiene mucho que ver con las Matemáticas, aunque no
seamos conscientes de ello: dos notas que suenan simultáneamente nos parecen agradables
y armónicas entre sí cuando la relación entre sus frecuencias sonoras viene
dada por el cociente de dos números sencillos. Por ejemplo, un sonido y su
equivalente de la octava superior (un Do y el Do siguiente hacia los agudos,
por poner un caso) tienen frecuencias que son una el doble de la otra; y lo que
llamamos un intervalo de quinta (por ejemplo Do y Sol) tiene frecuencias
relacionadas por un factor de tres medios. El conjunto de una nota, su tercera,
la quinta y la octava superior forman lo que llamamos un acorde, que puede ser
mayor o menor pero en cualquier caso tiene un significado emocional bien
determinado en la cultura musical occidental: más alegre en el caso del modo
mayor y más melancólico en el del menor.
Sin embargo, a partir del siglo XIX va aumentando
la complejidad de las armonías en nuestra música y se toman prestados elementos
de otras culturas. Estos nuevos acordes, a pesar de parecernos combinaciones
extrañas al principio, han ido siendo aceptados por el gran público, y el nivel
de complejidad de las secuencias de acordes en un determinado tema o canción ha
aumentado enormemente conforme avanzaba el siglo XX. También ha habido una
evolución muy importante en cuanto a los ritmos, pero de eso ya hablaremos en
otra ocasión. Hoy en día la diversidad de estilos y la riqueza de nuestro
patrimonio musical es enorme, aunque siempre hay nuevas fronteras que alcanzar:
por ejemplo, nuestros oídos todavía no están entrenados para distinguir más de
doce sonidos distintos (separados por semitonos) dentro de una octava, mientras
que las escalas de algunas tradiciones musicales de Oriente utilizan cuartos de
tono, llegando incluso a haber escalas microtonales
con más de cuarenta notas distintas. Aquella parte de la Música que puede ser
explicada por la Ciencia (como ya intentaban los sabios de la Grecia clásica)
se va revelando cada vez más amplia y compleja, a la vez que queda claro que
otros aspectos de la experiencia musical entran de lleno en el terreno de lo
subjetivo, ya que la misma canción escuchada por dos personas distintas nunca
despertará en ambas exactamente los mismos sentimientos… El hecho de que no sea
una Ciencia tan Exacta como parecía es lo que hace a la Música algo tan
maravilloso y apasionante.
Hace tiempo
os comenté que me gustan las canciones originales, fuera de lo común y con un
cierto nivel de sofisticación: un tema armónicamente complejo permite
transmitir sentimientos más complejos, y por tanto te cuenta una historia más
interesante, a veces sin necesidad de palabras. Una canción simple como el funcionamiento de un botijo no da
más de sí después de unas pocas audiciones, mientras que un tema más trabajado
y de cierta complejidad te permite descubrir nuevos detalles cada vez que lo
escuchas y no te llega a aburrir nunca. En ocasiones ocurre que una determinada
canción no te gusta las primeras veces que la oyes porque presenta un patrón
rítmico o armónico muy extraño, que no acabas de entender del todo… pero si le
das unas pocas oportunidades más empiezas a cogerle el tranquillo, a comprender
sus reglas internas (a veces de forma consciente, a veces más intuitiva) y a ver
cierto orden donde antes parecía haber sólo caos. Y el hecho de que descifrarla
haya requerido un mayor esfuerzo de concentración es lo que te produce una
especial satisfacción; es como descubrir un rincón del bosque, oculto pero muy
hermoso, al que sólo unos pocos afortunados han tenido acceso. Esto hace que la
disfrutes más, y a veces se convierte incluso en una de tus canciones
favoritas. Del mismo modo, y haciendo uno de esos paralelismos que tanto me
gustan, hay por ahí personas realmente interesantes que pasan inadvertidas a no
ser que vayamos más allá de la primera impresión y dediquemos un cierto tiempo
para llegar a conocerlas bien… Sin embargo, en este mundo dominado por las
prisas, en el que triunfan las baladitas ñoñas de dos minutos con las que nos
machacan Los 40 Principales, no muchos están dispuestos a conceder a nadie una
segunda oportunidad… y así nos luce el pelo. Pero volvamos al tema original,
que me voy por las ramas.
Para no quedarme en la teoría respecto a todo esto,
en la presente entrada doble incluiré unos cuantos ejemplos de canciones que me
parecen especialmente curiosas, bien por presentar acordes disonantes
y aparentemente extraños, bien por su complejo entramado de múltiples capas
sonoras, o bien por incluir en algún punto una distorsión del sonido que se
aleja de toda armonía posible. Espero que les pilléis la gracia y os gusten
tanto como a mí.
Being for the Benefit of Mr. Kite – The Beatles: ¿Qué podemos agregar
sobre los Beatles que no se haya dicho ya?
El Sgt. Pepper es uno de mis discos preferidos del grupo de Liverpool, y por
aquel entonces, segunda mitad de los sesenta,
empezaba una etapa muy interesante a nivel musical. De este tema se puede
destacar el marcado contraste entre los trozos cantados, con un sonido más
convencional, y los fragmentos instrumentales, totalmente novedosos en su
época, hechos a base de mezclar varios loops con samplings y efectos
hacia delante y hacia atrás, que generan un maravilloso ambiente
onírico-circense. Me resulta curioso cómo al escuchar ese batiburrillo de
carrillones tocando distintas melodías en todos los tonos posibles, siempre tengo
la impresión de que en un par de momentos ese caos acompaña por un segundo a la
melodía principal de manera armónica; mi cerebro sigue buscando consonancias donde
realmente no las hay, ansía el orden dentro del caos.
You Only Live Twice
– Nancy Sinatra: Por lo general me gusta el estilo de las canciones para las
películas de James Bond, pero ésta en particular me parece especialmente
hermosa. Me encanta la sensación de paz que transmiten el arpa y la sección de
cuerda, y el interesante contraste entre la melodía descendente que acompaña a
la voz y los exóticos acordes de fondo de los violines, ligeramente disonantes en
sí mismos y respecto a la melodía pero a la vez muy agradables de escuchar.
Why You Wanna Trip on Me – Michael Jackson: He aquí un
buen ejemplo de que Jackson, a pesar de ser un artista de masas, experimentaba
bastante con el sonido de algunos de sus temas. Todavía hoy me siento confuso
al tratar de describir con palabras qué es lo que tiene de especial esta
canción… Las armonías del estribillo no tienen nada de raro, pero escuchar las
estrofas me produce cierto desasosiego que seguramente tiene que ver con alguna
diferencia de medio semitono entre las distintas pistas, que aún no he sabido
identificar. Es posible que también haya una pequeña diferencia de tonalidad
entre el estribillo y las estrofas, pero ya os digo que esto no es
easy-listening en absoluto; estas
diferencias son muy sutiles y es difícil percibirlas… Cualquier ayuda o
explicación adicional con la que queráis contribuir a través de los comentarios
será bienvenida.
Black Hole Sun – Soundgarden: Recuerdo
que hace muchísimo tiempo intenté sacar la partitura con los acordes de esta
canción para piano (todavía debo tenerla por ahí) y me costó un montón captar
todos los detalles… Tiene muchas disonancias no sólo dentro de cada acorde,
sino en la propia secuencia de acordes, que es bastante extraña y original, y
en algunos momentos no acaba de quedar muy claro cuál es la nota tónica
o la dominante. Habréis
observado que en este tipo de entradas por lo general pongo los enlaces a las
canciones sin incluir los videoclips, para que os concentréis en la Música sin
que os distraiga la Imagen: en este caso en concreto el vídeo era bastante
perturbador (aunque algunos de los efectos visuales se han quedado un poco
anticuados), pero podéis comprobar que la canción por sí sola también tiene una
cierta cualidad onírica y malsana, y no pierde ni una pizca de su poder
evocador. Hay temas de Soundgarden que aún hoy en día siguen escapando a mi
entendimiento, que se pasan de experimentales para mi gusto, pero por otro lado
algunas de sus canciones me parecen verdaderas obras maestras.
Zoo Station – U2: Para terminar por hoy, he
aquí el tema que abre el Achtung Baby, mi disco
favorito de U2, seguido en el Top 3 de mi ranking por los dos siguientes,
Zooropa y Pop. La primera vez que oí
el principio de la canción pensé por un momento que el CD o los altavoces
estaban defectuosos: parece que falten algunas pistas de sonido, y los golpes
de la percusión suenan distorsionados, sucios, saturados, y entrecortados como
si el cable hacia la amplificación estuviese pelado e hiciese un mal contacto.
Además, la imperceptible base rítmica (de sonido similar a una marimba) y los glissandos
de guitarra que suenan previamente a la aparición de la percusión están muy
bajos de volumen, por lo cual nuestra primera reacción (si no conocemos el
tema) es subirlo, con lo que el resto de la canción se oye más fuerte y
potente. Y el truco es doble (y doblemente eficaz), porque al contraste de
volúmenes se añade el de la nitidez sonora que comentábamos antes: en
comparación con la distorsión del principio, el resto de la canción parece
tener un sonido más limpio y más brillante, y subjetivamente gana mucha fuerza.
En resumen: un fantástico trabajo de composición y producción
y toda una declaración de intenciones, abriendo un disco que suponía un gran cambio
respecto a los anteriores de la banda. Creo que los contrastes de cualquier
tipo (armónicos, rítmicos, de volumen, de estilo…) son muy útiles a la hora de
hacer que la Música sea más interesante, ya que intensifican la experiencia
estética derivada de escucharla. De hecho, creo que cualquier tipo de
experiencia estética se ve potenciada por el contraste, y de ahí el nombre de este
blog: es la fugacidad de las cosas en el Tiempo, el saber que mañana ya no
estarán aquí, lo que nos hace valorar aún más su Belleza. La próxima semana,
más ejemplos de canciones que han encontrado el equilibrio justo entre armonía
y disonancia; más ejemplos de ambientes sonoros densos y complejos en los que
hay que adentrarse con el machete entre los dientes.
4 comentarios:
¡Muy interesante! Voy ahora mismo con la señorita Sinatra. ;)
Excelente elección, si Su Majestad me permite decirlo... ¡Carlos, marchando una de Nancy Sinatra para la mesa dos! ;-)
Black Hole Sun! k gran tema!
y Zoostation...madre mía si yo te contara la de recuerdos que me trae a mí ese álbum! Ni qué decir también del innovador tour que llevó U2 por aquella época!
susana
Susana, Soundgarden eran (y son, porque se han vuelto a juntar) muy buenos, aunque como ya digo dependía un poco de la canción: tenían un poco de todo. Del Superunknown me gustan también, por ejemplo, "Fell on Black Days", "Spoonman", "The Day I Tried to Live" o "Fourth of July". Audioslave tampoco están nada mal, tarde o temprano caerá también alguno de sus temas en el blog.
En cuanto a U2, Achtung Baby es mi disco preferido. Tiene un arranque impresionante, y se mantiene muy bien hasta la octava pista, prácticamente son todo temazos: "Even Better Than The Real Thing", "Who's Gonna Ride Your Wild Horses", "Mysterious Ways"... Lástima que (en mi opinión) se desinfle un poco en las últimas cuatro canciones.
¡Un abrazo!
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