lunes, 9 de febrero de 2015

Tejiendo Redes


La semana pasada os enumeré algunos de los tipos de actividades culturales a las que suelo asistir, sobre temas de lo más diverso pero siempre relevantes, al menos en mi opinión. Ya sabéis que no me gusta perder el tiempo y que mi objetivo es aprender cuantas más cosas interesantes mejor, así que elijo los formatos que a mí más me funcionan… Por ejemplo, soy una persona muy visual, así que asimilo mejor los conceptos a través de imágenes, y esto hace que prefiera un buen documental, una buena película o una exposición de objetos o fotografías antes que un buen libro. También soy bastante empático, intento estar pendiente de las personas que hay a mi alrededor, lo que hace que, por una mera cuestión de respeto, esté más atento y asimile más cuando la comunicación es directa: en una conferencia, mesa redonda, visita guiada o simple charla informal con alguien que sabe de algo. Este gusto por el intercambio intelectual directo con la gente hace que esté al corriente de las actividades de asociaciones de índole sociocultural tan distintas como el Aula de Cine de la Universitat de València, la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico o los colectivos nacidos o fortalecidos al calor del fenómeno 15-M.




Con el paso de los años me he dado cuenta de que, sea cual sea el ámbito social en el que esté, me gusta aprender de los mejores, así que siempre tiendo a hacer más amistad con los organizadores de las actividades, con los que más se mueven en cada campo, que son los que más saben del correspondiente tema. En cualquiera de estas conferencias o foros de debate veo a la mayoría de la gente del público que viene con sus amigos de todos los días, habla de sus cosas mientras se hace la hora, escucha la charla, no hace preguntas y después se va a seguir hablando de sus cosas con sus amigos de todos los días… Yo, sin embargo, suelo mantener una actitud mucho más permeable a la actividad: normalmente llego solo y me pongo a hablar con los del equipo organizador, cuando no directamente con el ponente de la charla o, en el caso de un concierto, con los músicos del grupo, porque es precisamente esa gente a quienes conozco o a quienes he venido a ver.

Esto hace que a menudo los asistentes me pregunten (antes, después o durante la actividad) acerca de cuestiones técnicas o logísticas pensando que yo también soy uno de los encargados, y como es de suponer hay veces que no tengo ni idea, por lo que les tengo que derivar hacia los verdaderos expertos. En muchos de estos ámbitos tengo la extraña sensación de estar en una tierra de nadie a medio camino entre los asistentes y los organizadores, sin quedarme del todo claro si soy el fan número uno de entre los primeros o el que menos colabora de entre los segundos… En otras palabras, no sé si soy el alumno más aventajado de la clase o el profesor más tonto del claustro; como ya dije una vez, aprendiz de todo y maestro de nada.




Pero no son sólo los asistentes los que me preguntan cosas; también los organizadores de varios de estos ámbitos me preguntan a veces cuándo me voy a implicar un poco más en sus proyectos, y me animan diciéndome que puedo aportar cosas muy interesantes con mi colaboración… Me viene a la cabeza por ejemplo la gente de Desayuno con Viandantes, a los que conocí hace dos años y pico (aunque a mí me parece como si hubiera pasado mucho más tiempo desde entonces). Me hice asiduo de los Desayunos, sin perderme ni uno solo, y poco a poco trabé amistad con los chicos y chicas que los convocan. Recuerdo que el año pasado dos de ellos me hicieron una oferta, medio en broma medio en serio, para formar parte del equipo organizador, invitación que yo, también medio en broma medio en serio, decliné rápida y amablemente, a pesar de considerarlo un verdadero honor: demasiada responsabilidad y muy poco tiempo disponible en mi agenda. La gente de Desayunos hará de nuevo de las suyas este próximo sábado, 14 de febrero, en el solar de detrás del IVAM, y ante las previsiones de asistencia al evento me han pedido que les eche una mano en tareas de apoyo logístico, sólo para ese día, a lo que yo he respondido que por supuesto allí estaré como un clavo para lo que haga falta… Pero de ahí a involucrarme de lleno y de forma continuada (incluso con la nueva periodicidad, más relajada, de sus convocatorias) va un trecho.

En cuanto a los amigos del Aula de Cine, ya se han dado cuenta de que no vale la pena seguir insistiendo en que presente más películas; tal y como tengo la agenda, sólo me da tiempo a preparar una al año, aunque eso sí, no se podrán quejar de que a ésa no le dedique tiempo y esfuerzo para que todo salga perfecto… De hecho, me documento tan bien que el material siempre me aprovecha para hacer, además, varias entregas en el blog. Los del grupo de Escépticos en el Pub también me han animado a preparar alguna charla para el Ben’s Inn, y Ernesto y los compañeros del 15-M me pidieron que les ayudase a coordinar los ciclos de proyecciones en la Plataforma per Russafa; pero yo, sintiéndolo mucho, siempre les digo a todos que no tengo tiempo para nada… La expresión que utilizo de forma recurrente es que voy “más liado que la pata de un romano”. En fin, que vaya donde vaya siempre estoy muy solicitado; a veces tengo la impresión de que soy el hombre más buscado al oeste del Mississippi (Ya sé, ya sé que a lo mejor exagero un poco, pero dejadme soñar).




Chicos y chicas, impulsores socioculturales que dais vidilla a esta ciudad, amigos míos todos: sirvan esta entrada y la de la semana anterior como disculpa, para que si algunos de vosotros las leéis podáis comprobar que realmente estoy en otras muchas movidas aparte de la vuestra, y que las razones que os doy para no implicarme más no son meras excusas. Me debo sobre todo a mi vocación de generalista del Conocimiento, que requiere la máxima Libertad de acción posible… O quizás habría que decir Libertad de pensamiento: ya he comentado muchas veces que soy más un hombre de ideas que de acción, y que mi afán por aprender, por absorber información relevante y darle vueltas en mi cabeza para sacar conclusiones, me deja poco margen para proyectos colectivos que requieran una implicación activa y continuada en el Tiempo. Me cuesta comprometerme a largo plazo precisamente porque soy muy responsable y sé que tendré que cumplir esos compromisos a pesar de todos los imprevistos extras que me vayan surgiendo después; y además sé de buena tinta que siempre es más fácil optimizar la eficiencia y minimizar los imprevistos en proyectos a nivel individual, así que me lo pienso muy mucho antes de decir que sí a nadie… Esto no quita para que continuamente esté ayudando a unos y a otros aquí y allá en proyectos puntuales, pero eso sí, a mi ritmo…

Esta poligamia social, este ir picando de flor en flor, me ayuda a mantener un punto de vista amplio y a la vez propio, una visión de conjunto auténtica y genuinamente mía, y a ir haciendo mis propias asociaciones de ideas… Por dispares que puedan parecer los temas que me interesan, yo los veo como partes de una misma cosa. Todo está relacionado, seguramente todo es coherente entre sí aunque haya muchos detalles de los que todavía no soy consciente. Buscar diferencias y semejanzas, encontrar paralelismos curiosos entre distintos campos, me ayuda a intentar desvelar ese patrón oculto que tanto me obsesiona.

El fruto de mi trabajo mental lo voy publicando semana tras semana en La Belleza y el Tiempo, cuya redacción me ocupa una parte muy importante de mis horas, tanto que podría decirse que es la tercera pata del taburete de mi Existencia, junto con mi trabajo y mi vida social. Un resumen incompleto y preliminar de mis conclusiones lo tenéis en el Mapa conceptual de la columna de la derecha, pero a medida que pasan los meses voy descubriendo pequeños matices nuevos y elementos adicionales que podrían añadírsele… Soy como ese investigador criminal que cuelga en la pared de su despacho todas las pistas, los mapas, las pruebas, los informes y las fotos de los sospechosos y después va estableciendo las conexiones, uniendo unas chinchetas con otras por medio de hilos de lana de distintos colores… Los hilos van apareciendo sólo poco a poco, pero lentamente las conexiones se van haciendo cada vez más claras y se va perfilando la solución al enigma…




Esta tarea de establecer nexos, de tejer redes, la llevo a cabo no sólo a nivel intrapersonal sino también interpersonal: en mi interior se va creando tejido mental, porque conecto ideas, pero a la vez de cara al exterior ayudo a crear tejido social, porque conecto personas… Dejadme que me explique. Todos estos encuentros cara a cara de los que os hablo, con unos y otros grupos, me ayudan a saber dónde tengo que seguir buscando información por mi cuenta sobre los temas que me interesan, pero también se produce muchas veces transmisión de información en el sentido contrario: muy a menudo le hablo a gente de un grupo determinado de lo que está haciendo otro grupo distinto, si creo que puede ser de su interés, o les envío enlaces a información en Internet, e incluso en ocasiones he puesto a algunos de ellos en contacto directo para favorecer colaboraciones entre grupos.

Y, a un nivel distinto, se podría decir que mis entradas de La Belleza y el Tiempo también sirven para conectar a la gente, ya que en ellas hago referencia de vez en cuando a estos colectivos; pero esta vocación de conector social queda patente sobre todo en las listas de Blogs y Enlaces seleccionados de la columna derecha, justo debajo del Mapa de ideas, listas variopintas que incluyen a muchas de estas personas y asociaciones de las que os he hablado para que cualquiera pueda visitarles en la Red. A veces me gusta pensar que mi humilde contribución, ya sea en persona o vía Internet, me convierte en el equivalente a un poste señalizador en un cruce de caminos, una especie de Hombre-Puente entre diversos ámbitos (aparentemente muy distintos pero todos interesantes) de la sociedad valenciana, lo que en jerga del 15-M se llama un Nexo; Nexo importante no tanto por la intensidad de los vínculos que en él convergen, sino por la cantidad de los mismos y la gran distancia entre los puntos que conecta… Y gracias al blog hago de Puente no sólo entre gente tan interesante y maravillosa como Héctor y compañía, Carolina, Ernesto, los Escépticos o los de Desayunos, sino también entre todos ellos y la gente que me lee (que a lo mejor no es mucha, pero sin duda tiene muy buen gusto). Tiene gracia, chicos: acabo de darme cuenta de que hay un claro paralelismo entre los elementos de mis redes mental y social, porque pensar en vosotros me hace pensar en todo lo que hay de bueno en el Cine, la Música, la Justicia, la Coherencia o la ciudad de Valencia, y en definitiva en las distintas formas de Belleza inherentes a estos conceptos irrenunciables de mi esquema mental.




Por tanto, gente maravillosa que animáis el cotarro en Valencia, permitidme que os pida una vez más disculpas por aparecer y desaparecer como el Guadiana, y por echar a veces una bomba de humo y desvanecerme, como si fuera un ninja o el mismísimo Batman, cuando hay que realizar esas tediosas tareas organizativas previas a las actividades de cara al público… Tened en cuenta que cuando no estoy ahí con vosotros no es porque esté en casa echado en el sofá, tocándome las narices, sino porque estoy colaborando (a medio gas, pero colaborando) en algún otro sitio donde también puedo ser útil, o quizás escribiendo entradas del blog como ésta y explicando lo buenos e imprescindibles que sois cada uno en lo vuestro. Pensad que soy como ese Llanero Solitario que cabalga hacia el sol poniente en busca de otro pueblo en apuros donde necesiten su ayuda (otra vez soñando despierto…); soy como ese outsider que anda siempre por aquí y por allá pero no pertenece a ningún sitio, y que al final de la película se aleja en busca de nuevas aventuras, de nuevos horizontes, para escribir nuevos nombres en su Mapa del Mundo. Pensad que cuando no estoy con vosotros es porque estoy tejiendo nuevos hilos en mi red, que es también la vuestra.

Esta metáfora del tejedor de redes, que me evoca entre otras la imagen del pescador sentado junto a su barca a la orilla del Mediterráneo, reparando sus aparejos, me lleva a su vez a pensar en Penélope, la esposa de Ulises, sentada junto a una ventana que mira al Mar y tejiendo un sudario para el rey Laertes durante veinte largos años… Esta asociación de ideas es el hilo que nos conduce a la entrada de la próxima semana, aparentemente independiente de estas dos últimas pero sin embargo relacionada… como todo aquello que escribo en La Belleza y el Tiempo.



2 comentarios:

David (DcV) dijo...

"En Ersilia, para establecer las relaciones que rigen la vida de la ciudad, los habitantes tienden hilos entre los ángulos de las casas, blancos o negros o grises o blanquinegros, según indiques las relaciones de parentesco, intercambio, autoridad, representación. Cuando los hilos son tantos que ya no se puede pasar por en medio, los habitantes se marchan: las casas se desmontan; quedan solo los hijos y los soportes de los hilos. (...) Viajando así por el territorio de Ersilia encuentras las ruinas de las ciudades abandonadas, sin los muros que no duran, sin los huesos de los muertos que el viento hace rodar: telarañas de relaciones intrincadas que buscan una forma". Las ciudades y los intercambios. Las ciudades invisibles. Italo Calvino.

Juan, gracias por acompañarnos en Desayuno con Viandantes.

Kalonauta dijo...


¡Hola, David!

Vuelvo a repetir que soy yo el que tiene que daros las gracias a vosotros por hacer lo que hacéis y por darle vidilla a la ciudad... Y también gracias a ti en particular por las referencias literarias que aportas en tus comentarios en el blog, que siempre me parecen muy interesantes.

Desconocía la existencia de Ersilia hasta hace unas pocas semanas; encontré precisamente esa misma cita de Italo Calvino al bajarme de la Red la fotografía con la que se cierra esta entrada. La historia comienza así: en los últimos tres meses he visto varias veces, paseando por la ciudad, obras de arte urbano consistentes en esculturas tridimensionales hechas a base de hilos, aprovechando como soportes mobiliario urbano, señales de tráfico o árboles, y utilizando piedras atadas como contrapesos para tensar toda la estructura de elegantes formas geométricas...

La primera la vi en la calle Literato Azorín, en la acera frente a la salida del supermercado; pero la que más me llamó la atención fue una enorme que vi poco después en la rotonda al inicio de la Avenida de Aragón, y que usaba varios árboles como soporte. En cierto modo recuerdan a esos juegos para niños que hay en la playa o en el cauce antiguo, que consisten en una pirámide de cuerdas tensadas... El caso es que no llevaba la cámara y no les pude hacer fotos, así que para cerrar esta entrada estuve buscando si alguien más había colgado alguna en Internet, pero sin éxito. Lo más parecido que encontré fue la foto que ahora veis en el blog, junto con algunas otras bastante chulas también, en http://www.unurth.com/Ersilia-Berlin.

Tal y como dejo esbozado en la entrada, cada vez estoy más seguro de que todo está relacionado tanto en el Tiempo como en el Espacio, pero con el paso de los siglos o con las grandes distancias estas relaciones se van olvidando poco a poco, estos hilos que nos unen a todos y a todo se van volviendo invisibles a nuestros ojos, aunque no por ello dejan de existir. Me parece que una de las claves para tener una Vida plena consiste en ampliar nuestros conocimientos para redescubrir estas relaciones, para hacer visible de nuevo esta red universal de la que formamos parte... Sin duda seguiremos hablando de este tema en La Belleza y el Tiempo.

Un abrazo, David, nos vemos por las calles.