Aunque hace ocho años me
propuse que las entradas de La Belleza y el Tiempo no debían sobrepasar las dos
mil palabras para no hacerse muy pesadas, desde entonces he roto mi promesa en
varias ocasiones, batiendo una vez tras otra mi propio récord de extensión…
Esto volvió a ocurrir con la primera entrega sobre Escepticismo,
que alcanzó unas tres mil setecientas palabras, y la
tercera entrega estuvo a punto de alcanzarla… Fueron en total unas diez mil
palabras, sin contar el preludio sobre Häxan.
Podría haber repartido los contenidos en más semanas, pero ya os dije que no
quería alargarlo mucho, que quería terminar con el tema antes de que se
levantara el estado de alarma,
mientras la gente todavía está concienciada, por el tema de la Pandemia, de que
hay que hacer caso a los científicos y guiarse por el Pensamiento Racional.
Por tanto, después de
este atracón de escribir decidí que hoy publicaría algo más ligerito, para
recargar baterías. Y hablando de baterías… Da la casualidad de que últimamente
he estado viendo bastantes vídeos de YouTube relacionados con el mundo de la batería (con percusionistas de
grupos de Rock, para ser más precisos), y en concreto hay un tema en directo
con Danny Carey, del grupo Tool, que me he puesto casi a diario mientras cocino estos últimos meses, y que de hecho ya utilicé aquí en la primera entrega
sobre el Coronavirus.
De manera que me he propuesto hacer una lista de diez de los baterías más influyentes
de este estilo (siempre bajo mi punto de vista, ya sabéis que esto es algo muy
subjetivo y seguro que me dejo alguno importante)
incluyendo algunos enlaces de vídeo (y audio) interesantes.
Cada elemento de la
lista contiene al menos dos enlaces, ambos en el encabezamiento: el segundo
lleva a la canción seleccionada y el primero lleva o bien a la pista aislada de
la batería, o a un tutorial sobre cómo tocar con ese estilo (a veces impartido por el protagonista), o bien
a un vídeo relacionado de alguno de los canales de análisis musical a los que
me he aficionado últimamente (otro día hablaremos de ellos con más calma). He
colocado a los diez músicos por orden más o menos cronológico
en cuanto a su época de mayor esplendor… Espero que la información y los
enlaces os resulten ilustrativos, y que descubráis alguna joyita de la que no
estábais al tanto, como he hecho yo en los últimos meses gracias a las
sugerencias de YouTube.

John “Bonzo” Bonham - When the Levee Breaks: Empezamos con el que podría ser
el más importante de la lista, el batería de Led Zeppelin, uno de los grupos
más influyentes en la historia del Rock. El elaborado estilo y las innovaciones
de Bonzo aportaban sin duda al sonido de la banda gran parte de su potencia. Los
problemas con la bebida y las drogas no le fueron ajenos, y murió a los 32
años, ahogado en su propio vómito mientras dormía una borrachera. Tan esencial
e insustituible era su papel en el grupo que cuando murió sus compañeros
decidieron no buscar un suplente y dieron por concluido el proyecto musical.
En alguna rara ocasión en que han vuelto a tocar juntos ha sido el hijo de
Bonham el que se ha sentado a la batería.
Keith Moon
- Pinball Wizard: Comparado con
los estándares actuales el percusionista de The Who no tiene en mi opinión muy
buena técnica (al menos en directo), pero no se puede negar que fue muy
innovador para los estándares de mediados de los 60,
con una base rítmica que a veces parecía más bien un solo continuo de batería. Fue
además uno de los primeros en usar doble bombo. Caminando siempre por el lado
más salvaje del Rock’n’Roll, su comportamiento excéntrico y autodestructivo le
valió el apodo de Moon “The Loon” (El Chiflado), y era frecuente en él romper
la batería al final del concierto o destrozar las habitaciones de hotel por las
que pasaba. Famoso por su abuso del alcohol y demás sustancias, es bien
conocida la anécdota del concierto en que se tomó un tranquilizante para caballos, quedándose grogui, y un
joven batería aficionado del público tuvo que subir y acabar el concierto en su
lugar. Murió a los 32 (como Bonham, aunque dos años antes) por una sobredosis
de medicamentos.

Neil Peart
- Tom Sawyer: Seguimos con este miembro
de la banda canadiense Rush, letrista además de batería. A este grupo no lo he
seguido mucho porque francamente el pito del cantante me pone un poco nervioso…
La batería de Peart asustaba solo con verla por la cantidad de módulos que tenía;
en algunas giras constaba de una plataforma rotatoria que le permitía usar distintas secciones en
diferentes momentos del concierto… Parece que además de por su excelente técnica
destacaba por ser muy buena persona, y era muy apreciado por toda la profesión.
En este caso su defunción no tiene que ver con los excesos, falleció a
principios de año después de luchar un tiempo contra un tumor cerebral.
Phil Collins
- In the Air Tonight: Es, como ya
sabréis, uno de los integrantes de Genesis, primero como batería y luego
también como cantante, tras la marcha de Peter Gabriel. Tenía una gran habilidad
para cantar y tocar simultáneamente, lo cual es difícil considerando que las
canciones del grupo en los setenta no eran precisamente fáciles.
Al iniciar su carrera en solitario era Chester Thompson el que se encargaba de
la percusión en las giras, y a veces incluso hacían un duelo de baterías.
A principios del milenio tuvo pérdidas auditivas durante un par de años por una
infección vírica, y también ha perdido sensibilidad en los dedos por problemas
neurológicos, lo que le impide coger con firmeza las baquetas… La verdad es que
con el tema salud no ha tenido la mejor de las suertes; su propio hijo es el
que le está echando una mano en las últimas giras. En el vídeo del encabezamiento
tenéis la interesante historia de los “gated reverb drums” que se hicieron
famosos con In the Air Tonight y que definieron el sonido de los años 80.

Stewart Copeland
- Message in a Bottle: Esta fue
la primera canción que incluí en el blog (y ya sé que aquel enlace está roto,
pero tengo miedo de que al corregirlo la maquetación antigua se me descuadre;
dadme un tiempo para que piense cómo hacerlo bien). El equipo del batería de
The Police se caracteriza por incorporar octobans o toms de tubo,
unos tambores estrechos y alargados; además Copeland es zurdo pero toca como un
diestro, y coge la baqueta izquierda al modo tradicional,
más típico del jazz. Su estilo no es excesivamente recargado, aunque a veces
hace unos drum fills bastante trabajados, muy difíciles por ser el tempo tan
rápido.
Jonathan “Sugarfoot” Moffett - Smooth Criminal: Moffett debe su apodo (pie de
azúcar) a su destreza y filigranas con el doble bombo. Desde finales de los 70
tocó la batería para The Jacksons primero y para Michael Jackson después,
trabajando también con otras superestrellas como Madonna, George Michael, Elton
John o Stevie Wonder. Su nivel técnico es tan bueno que se suele hacer el
chiste de que no sigue al metrónomo, es el metrónomo el que le sigue a él. Y
por cierto, ya con 65 tacos aún sigue tocando francamente bien, la verdad.
Chad Smith
- My Lovely Man: Batería de Red
Hot Chili Peppers, junto al bajista Flea conforma una sección rítmica con la que
es difícil no moverse al compás; su disco Blood Sugar Sex Magik de 1991 es una
obra maestra en este sentido, sin duda en mi Top 10 de álbumes favoritos de
todos los tiempos. Smith también ha participado en discos de otros muchos artistas,
parece un tío bastante majo y sencillo
y suele colaborar con distintas causas benéficas. Su gran parecido con el
humorista Will Ferrell ha dado
pie a bastantes coñas en algún que otro late night…

Dave Grohl
- Smells Like Teen Spirit: Grohl
todavía no estaba en Nirvana cuando sacaron su primer álbum, Bleach, y al
incorporarse con Nevermind le añadió al disco gran parte de su fuerza. De sus pistas
de batería se puede decir lo mismo que de la música de Nirvana en su conjunto:
parecen sencillas a primera vista pero tras una escucha más detenida se
aprecian muchos más detalles de los que creías que había. Con Foo Fighters este
multi-instrumentista se pasó a la voz y la guitarra, convirtiéndose en el
frontman del grupo.
Brad Wilk - Killing in the Name: Temazo cuyo mensaje de protesta
sigue tan vigente hoy como hace
treinta años. Wilk ha sido percusionista de los grupos Rage Against the Machine,
Audioslave y Prophets of Rage, muy similares todos en cuanto a la formación,
variando sobre todo el cantante. He querido poner el enlace a este tema porque ya
he comentado otras veces en el blog la fuerte impresión que me produjo en mi juventud,
y el análisis por pistas que se hace en el primer vídeo es muy interesante,
poniendo de manifiesto todos los detallitos que se pierden en el conjunto pero
que de forma subliminal (igual que con Nirvana) le aportan tanta fuerza y tanto
groove.

Danny Carey
- Pneuma: A modo de gran final he
incluido al batería de Tool, ejemplo de habilidad técnica impecable y dominio
total de los ritmos complejos y los compases irregulares;
escuchándolo tocar parece que tenga más de dos brazos o dos piernas. El vídeo
de la canción es una drum-cam autorizada colgada por la casa de baquetas Vic
Firth, y dada la estricta política del grupo
en contra de las grabaciones en los directos parece que es de las pocas de
buena calidad que hay en Internet. Os invito a que comprobéis cómo Carey se
sale de la gráfica del molar durante doce largos minutos, lo que tiene bastante
mérito teniendo en cuenta que ha cumplido ya 59 años, casi tantos como Bonham y Moon juntos
en el momento de su muerte… Hemos abierto la lista con calidad y la cerramos
con calidad también, aunque eso vosotros ya lo sabíais: desde casi el principio
de la entrada os lo he estado anunciando a bombo y platillo.
Estaba releyendo la anterior entrega
y me he dado cuenta de que podría haberla llamado “Haciendo Amigos”… En solo
cinco párrafos, hacia el final, he conseguido ponerme en contra a la gente
religiosa, los que usan cualquier tipo de medicina alternativa, los que creen
en conspiraciones varias o en fenómenos paranormales, los meramente supersticiosos…
lo que seguramente debe abarcar un noventa por ciento de la población mundial.
Pues a continuación voy a intentar aumentar un poco el porcentaje de gente a la
que no le caigo bien, metiéndome con los que piensan que la verdadera magia
existe.
No me acaba de gustar cómo algunas personas recurren
a la palabra “magia”: “Me encantó la gala final de Operación
Triunfo, fue algo mágico”… “Odio usar preservativo cuando practico sexo, se
rompe la magia del momento”… Suele ser la gente menos racional la que la usa
más. Recuerdo que cuando estaba en la Sociedad Tolkien Española
hace diez años había algunos socios más jóvenes que se preocupaban no tanto por
la poesía, la lingüística o el verdadero mensaje de la obra de Tolkien,
sino por los aspectos más superficiales, como competir por quién llevaba el disfraz más conseguido o la
réplica de espada más grande, o emborracharse y hacer el capullo en las cenas
de gala que se celebraban en las convenciones anuales… Normalmente estos
colaboraban poco en la organización de los eventos, pero luego se les llenaba
la boca diciendo que todo había sido “mágico”, como si fuese cosa de un
sortilegio y no del esfuerzo y compromiso de los socios más “serios”… Esto hizo
que poco a poco me fuese descolgando de la asociación.

Tal vez las personas que
abusan de la palabra “magia” son demasiado perezosas para intentar comprender
por qué les gusta lo que les gusta (o demasiado cobardes para reconocerlo). Ya
decía el escritor de Ciencia Ficción Arthur C. Clarke que cualquier tecnología
lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia,
precisamente porque no la entendemos; lo mismo se podría decir a veces de un
nivel de compromiso intelectual suficientemente alto para tus estándares… Recurrir a este comodín
es muy cómodo (valga la redundancia) para los que no quieren someterse a las reglas de la lógica a la hora de
exponer sus razonamientos: cuando no entendemos un fenómeno meteorológico, por
ejemplo, simplificamos el asunto en exceso diciendo que “Ha sido un OVNI”
y así podemos dejar de pensar en ello. Es como tomar un atajo y declararse
incompetente, quedarse fuera de manera voluntaria, darse por vencido y pasarle
la patata caliente a otro… Y a veces ni siquiera pasar la patata, intentando
imponer tu conclusión precipitada a los demás para impedir que puedan llegar a
una explicación racional y te dejen en ridículo… Una de las
principales causas de los problemas del Mundo es sin duda la pereza intelectual de la gente.
Pasemos de lo más general
a algo un poco más concreto y maticemos la diferencia entre magia
e ilusionismo. El ilusionista
reconoce que su espectáculo está basado en la habilidad, la práctica y el uso de
trucos, aunque estos no se revelen.
Algunos embaucadores hacen creer a su público que no hay truco y que realmente
tienen poderes sobrehumanos, por
lo general para sacar luego tajada económica de ello. El ilusionista sin
embargo no quiere engañar a nadie, es un mentiroso honesto
porque no tiene reparos en reconocer públicamente que es un mentiroso.
Precisamente algunos famosos escépticos desde finales del siglo XIX han sido
ilusionistas de profesión, empezando por el mismísimo Harry Houdini.

Quiero detenerme sobre
todo en la figura de James Randi, mago canadiense que de joven hacía números
de escapismo al estilo de Houdini, bajo el nombre artístico de El Asombroso
Randi. Yo escuché su nombre por primera vez porque era el encargado del atrezzo y los trucos en las giras de Alice Cooper en los años
70: Randi interpretaba al verdugo encapuchado que colocaba a Cooper bajo la
guillotina, simulando su ejecución y levantando luego del cesto la cabeza
ensangrentada del cantante, mostrándola al público enfervorecido… Más tarde me
enteré de que había compaginado sus actividades como ilusionista con su empeño
por desenmascarar a farsantes y embaucadores de los que se aprovechan
de la gente. Ya en los 70 le plantó cara a Uri Geller, desvelando sus trucos para partir cucharas (Hasta
mi abuela paterna comentaba en su día que con la visita de Geller al programa de Íñigo ella misma había doblado
una cuchara en su casa… Hay que ver lo que hace la sugestión).
En 1996 creó la Fundación Educativa James Randi para intentar analizar fenómenos
paranormales de forma sistemática y controlada. Desde hace muchos años mantiene
el siguiente desafío: dará un premio de un millón de dólares
a cualquiera que pueda demostrar, bajo condiciones controladas de
experimentación, ser poseedor de poderes paranormales… Hasta la fecha nadie ha
llegado a pasar siquiera las pruebas preliminares. Cuando le preguntan si tiene miedo de que alguien lo gane, el todavía
lúcido nonagenario dice que su dinero nunca ha estado más seguro.

También se han dedicado al tema del
Escepticismo la pareja de magos Penn & Teller (Penn
es siempre el que habla y Teller está permanentemente callado), en un programa de
televisión llamado Bullshit!, al
que siguió otro llamado Fool Us (Engáñanos) en el que distintos ilusionistas
tienen que hacerles un truco de magia que no sepan desenmascarar, y por el que
pasó por ejemplo Jandro… En lo
que respecta a España, no me he parado a investigar si Juan Tamariz
o el Mago Pop son escépticos, pero tenemos por ejemplo a Andrés Carmona,
que además de ser ilusionista tiene estudios de Filosofía y colabora activamente con el movimiento
escéptico patrio.
Carmona fue uno de los
ponentes en el I Congreso Escéptico
celebrado en Alfàs del Pi, en Alicante, del 7 al 9 de octubre de 2011, y en el
que dieron charlas también J.M. Mulet o Javier Armentia, coordinador de la colección de libros ¡Vaya Timo!
de la editorial Laetoli. Este congreso supuso mi primer contacto con
el entorno escéptico; fui con unas amigas de la Sociedad Tolkien, una de las
cuales estaba también metida en este mundillo. Si mi memoria no me engaña, fue
en los meses siguientes a este congreso que tanto ella como yo acudimos a una
reunión informal de cuatro o cinco personas en un bar para intentar poner en
marcha una serie de charlas sobre Escepticismo en Valencia, aunque ninguno de
los dos nos enganchamos, básicamente por falta de tiempo.

Este proyecto, auspiciado por la ARP-SAPC
(Alternativa Racional a las Pseudociencias - Sociedad para el Avance del
Pensamiento Crítico) acabó haciéndose realidad bajo el nombre de Escépticos en el Pub Valencia. La
primera charla oficial, sin contar una especie de protoensayo
que se había hecho a principios de 2011, fue una de José Blanca en junio de
2012, titulada El Tomate Mecánico. Esta y creo que también la siguiente me las perdí, pero a partir de la
tercera he asistido prácticamente a todas las citas, que se han realizado mensualmente
(excepto en julio y agosto) hasta sumar alrededor de unas setenta charlas…
Como ya he comentado alguna vez en el blog, no estoy muy implicado en la
organización por tener un horario bastante apretado; me gusta más picotear de
aquí y de allá, y ver los toros desde la barrera… La
verdad es que por aquel entonces estaba además un poco escarmentado de las
tareas organizativas en grupo, por mis últimas experiencias en la Sociedad
Tolkien, y prefería centrarme en un proyecto en solitario en el que pudiese
controlar todos los detalles: ya le estaba dando vueltas en mi cabeza a la idea
de La Belleza y el Tiempo…
Afortunadamente, tanto el blog como las charlas en el pub salieron adelante y
se mantienen bien vivas ocho años después.

Este tipo de iniciativas
que mezclan divulgación científica y cerveza en un entorno distendido e
informal se iniciaron en Inglaterra en los años 90, y se celebran también en
otras ciudades españolas. En Valencia las charlas se suelen hacer a las ocho de
la tarde un viernes al mes, aunque al principio algunas de ellas caían en
jueves. El primer local donde se realizaron fue el Ben’s Inn de la Plaza de Honduras,
con una asistencia media de unas noventa personas, y ahora se hacen en el pub celta Max Max de la Plaza Xúquer, donde
se suele superar el centenar de asistentes… Tras la epidemia de Coronavirus
puede que tengan que cambiar algunos detalles, pero ya iremos viendo.
Cada mes se trata un
tema distinto, no solo sobre pseudociencias
y Escepticismo, sino sobre Ciencia y Conocimiento en
general. Primero un orador experto en la materia da una conferencia de
aproximadamente una hora, ayudado de una presentación de PowerPoint, y después
hay un turno de preguntas y respuestas de una media hora. La entrada es libre y
gratuita, solo se recomienda realizar una consumición
en el pub que amablemente se pone a nuestra disposición. Al terminar, algunos de
los asistentes nos vamos de cenita por esa misma zona, la mayoría de las veces con
el ponente, con el que seguimos conversando un poco más. Las charlas se graban
en vídeo y muchas de ellas están colgadas en el canal de YouTube;
además estas últimas semanas, aprovechando la cuarentena, se han ido subiendo varios
de los vídeos atrasados que estaban por editar… Echadles un vistazo, que valen
la pena.

Pasemos a hablar
brevemente de los ponentes más memorables o más habituales. Y empezamos, cómo
no, por José Blanca; no sé si le
dará vergüenza que lo diga aquí, pero es una de las personas más inteligentes
que conozco. Además de trabajar muy duro en la organización, ha dado ya muchas charlas, tanto en Valencia como
en otras ciudades, y siempre participa en los coloquios. Además se encargó de
dar desde su casa la primera charla de Escépticos
en el Salón Valencia, sobre la COVID-19, emitida por streaming
el pasado 16 de marzo, recién decretado el estado de alarma. Como
ya os dije, ha contribuido a la redacción de la primera entrega de esta entrada pasándome un capítulo de su libro aún no publicado para que resumiese los
puntos más importantes.
También en el núcleo duro
de la organización está Jesús López,
que suele ser el presentador de las charlas y el moderador de los debates
posteriores; recuerdo una conferencia muy divertida que dio sobre las distintas
religiones actuales. Otro colaborador que aparte de dar algunas charlas ha
servido de contacto para traernos a ponentes interesantes es Javier Cavanilles; ya en otra ocasión os hablé
en el blog de su charla sobre Los Caras de Bélmez, y recuerdo también otra sobre el asesinato de JFK. Luego
está Antonio Monforte, genetista
de plantas asiduo a las conferencias y protagonista de un par de ellas; me
pareció especialmente interesante una que dio sobre epigenética… Y por supuesto José Miguel Mulet, que ha venido varias veces para presentar sus
interesantes libros, y también alguna suelta como público. Mulet ostenta el
récord de asistencia de Escépticos en el Pub Valencia, pero no recuerdo si fue
en la charla de Medicina Sin Engaños o en la de ¿Qué es la Vida Saludable?

Hablando sobre temas
de Física hemos tenido por ejemplo a Miguel Ángel Sanchís, otro asistente habitual, o a David Ibáñez. Rafael Sentandreu,
catedrático de Farmacia ya mayor pero muy simpático, ha dado alguna también. Al
menos en una ocasión se ha acercado a Valencia como ponente Fernando Frías;
este abogado, muy activo a nivel nacional en la ARP-SAPC,
es además antiguo amigo mío de la Sociedad Tolkien Española…
Otros nombres que podría citar son por ejemplo Francisco Monfort, Fernando Ballesteros, Víctor Guisado o Fernando Cervera. Quiero detenerme un poco
más al hablar de Julián Rodríguez, que perdió en 2013 a su
hijo Mario cuando enfermó de leucemia y un naturópata le hizo
creer que se podía curar sin necesidad de quimioterapia. Julián ha publicado el
libro Homicidio de un Enfermo,
en el que se narra el proceso de la enfermedad y muerte de
Mario y la inacción de la administración ante el problema de las pseudoterapias,
y fue durante un tiempo presidente de la Asociación para la Protección del Enfermo de Terapias Pseudocientíficas, viniendo
algunas veces a Escépticos en el Pub para hablarnos de su experiencia o
simplemente como público.
Es obvio, si se
repasa la lista de ponentes, que no se han ofrecido para dar charlas tantas
mujeres como sería deseable, pero supongo que este error se irá subsanando con
el tiempo. Entre las chicas que han venido tenemos a Paula Tuzón
(que nos habló de Ciencia y Educación), Elena Pinilla (Física asidua también entre el
público), Esther Samper
(colaboradora habitual de varios medios de comunicación y revistas) y Rocío Vidal, La Gata de Schrödinger (youtuber
que casi batió el récord de asistencia de Mulet, y que durante la firma de
libros estuvo muy amable, atendiendo a todos sus fans un buen rato)…
Actualmente Escépticos en el Pub lleva un par de meses parado por culpa de la
COVID-19; a
la espera de ver si se pueden volver a hacer charlas en directo en julio o
septiembre, José Blanca ha decidido hacer un segundo Escépticos en el Salón
con una versión actualizada de la ya legendaria conferencia El Tomate
Mecánico… En resumen, puedo decir que en este entorno he conocido a gente
supermaja, y me atrevería a decir que, si bien por un estrecho margen, es el grupo de amigos con el que más a gusto me siento.

Durante la
etapa de redacción de la anterior entrega, hace pocos días, me di cuenta de que
el tema de los sesgos cognitivos y el Escepticismo se podía relacionar
con la Alegoría de la Caverna,
desarrollada por Platón en el Libro VII de su obra La República. No os la voy a
relatar con detalle, podéis leerla por vuestra cuenta si no la tenéis fresca en
la memoria… Las sombras imperfectas que se proyectan sobre la pared de la
caverna a la luz del fuego podrían asociarse con la visión distorsionada de la
realidad que tiene la gente irracional, y las cadenas de los prisioneros
podrían ser los sesgos que les impiden acceder a la Verdad sobre el Mundo. Aquel
que hace un esfuerzo intelectual por superar sus propias carencias y guiarse
por la Razón es el prisionero que se libera y sale al exterior de la caverna.
Ser completamente
racional no es fácil, y por eso este prisionero se ve al principio cegado por la luz del Sol (Usar el
cerebro para razonar sobre cuestiones difíciles es como usar los músculos en el
gimnasio: el primer día te quieres morir por las agujetas, pero al cabo de unas
semanas le coges el tranquillo e incluso el cuerpo te pide más marcha). Al
descubrir que es mucho mejor (aunque costoso al principio) llegar a vivir sin
mentiras, este hombre decide regresar a la caverna a liberar a sus compañeros, lo
que equivaldría a intentar explicar a los que te rodean qué son los sesgos,
cómo razonar de forma lógica y cómo tener discusiones productivas y la mente
abierta. Hacer divulgación científica o ser escéptico
militante es como volver a la caverna
para ayudar a los demás a descubrir la Verdad… ¡Parece mentira la de cosas que
sabían estos griegos hace ya dos mil cuatrocientos años!

Espero que esas últimas
frases no hayan sonado muy arrogantes, en plan “Los escépticos somos seres especiales escogidos por el
Universo para traer la luz del Conocimiento a las masas ignorantes”… Soy
consciente de que he puesto a caer de un burro al 90% de la población mundial,
de que la semana pasada destapé las vergüenzas de mi madre con la homeopatía y de
que hoy he puesto en duda los poderes de mi abuela para doblar cucharas, pero eso
no quiere decir que aquí el menda esté libre de pecado… Estoy seguro de que yo
también tengo sesgos, aunque me resulte más difícil detectarlos precisamente
por ser los míos (ya sabéis, lo de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio).
Sé que no soy perfecto, que seguramente todavía me dejo confundir por
espejismos en algunos aspectos, y que me quedan muchos prejuicios de los que no
soy consciente… Pero si alguien me ayuda a detectarlos y a mejorar como persona
yo se lo agradeceré, por supuesto.
Os pongo un ejemplo que
me viene a la cabeza: cuando hace unos tres años la Real Academia Española de la
Lengua propuso dejar de usar la tilde diacrítica
en las palabras “solo”, “este”, “ese” y “aquel” yo pensé que se trataba de una
blasfemia y que no iban a cambiar mi manera de escribir así como así… hasta que
leí un artículo en que se aportaban razones de peso
para ello (básicamente, que el contexto de la palabra en la frase nos puede dar
su significado sin necesidad de la tilde, como viene ocurriendo en otros muchos
casos a los que sí estamos acostumbrados), lo que me hizo cambiar de idea… Ya
sé, no es que sea gran cosa el ejemplo, pero mejor esto que nada, ¿no? En
resumen: el que seamos conscientes de los sesgos de los demás pero no de los
nuestros es lo que hace imprescindible el trabajo en equipo para poder mejorar…
Es como tener a alguien que te rasque la espalda
cuando tú no llegas. Animo pues a los lectores que me conocen a que señalen en los comentarios alguno de mis defectos, a ver si puedo corregirlo.

Para finalizar
quiero extenderme sobre algunas de las observaciones que José Blanca incluía en
el texto que me pasó para la primera entrega, añadiendo algunas contribuciones
mías… Si los Homo Sapiens, a pesar de tener un cerebro privilegiado capaz de
pensamiento abstracto, no somos seres completamente racionales, ¿cómo es
posible entonces que la Ciencia que hacemos funcione? A lo largo de estos
últimos doscientos mil años
hemos ido progresando, aumentando paulatinamente nuestros conocimientos sobre el Universo y la materia, creando
herramientas y contruyendo sociedades y civilizaciones de gran complejidad.
Desde el punto de vista filosófico no hemos llegado a obtener una seguridad
absoluta en el Saber obtenido, pero tampoco nos hace falta porque en la
práctica hay muchos aspectos de los que estamos seguros más allá de toda duda
razonable.
Este nivel de
Conocimiento se ha alcanzado, como decía dos párrafos más arriba, gracias a la
cooperación y el trabajo en equipo… Tal vez en los tiempos de Tomás de Aquino,
hace ocho siglos, los más sabios pudiesen aspirar a reunir en su cabeza todo el
Saber existente, pero hoy en día podemos llegar como mucho a ser expertos en un
área muy concreta de una determinada disciplina. La comunidad conoce
colectivamente más que lo que puede conocer cualquiera de sus miembros, y por
muy inteligente que se sea siempre habrá alguien que sepa más que uno mismo.
Estamos subidos a hombros de gigantes:
somos herederos de una tradición, del trabajo de incontables pensadores y
científicos que fueron abriendo camino antes que nosotros, configurando el
conjunto de herramientas y procedimientos necesarios para superar nuestros
sesgos y limitaciones, ganando Conocimiento acerca de todo lo que nos rodea. Y
también en el momento presente serán nuestros mentores y colegas los que nos
ayudarán a mejorar señalándonos nuestros errores de forma constructiva.

Tal vez algunos
podrán tener el espejismo de que el progreso es algo natural que se da por
sentado, pero no lo es: requiere un esfuerzo constante por parte de la especie.
El Pensamiento Crítico no es algo biológico e innato, no sabemos cómo codificar
la racionalidad en el genoma; la solución es necesariamente cultural y por
tanto es muy importante dedicar los esfuerzos que sean necesarios para
garantizar un sistema educativo de calidad para todos
y luchar contra la pereza intelectual. Tanto en los colegios como en la
Universidad falta todavía mucho por mejorar: los currículos de las carreras y
asignaturas suelen limitarse a una mera enumeración de datos y hechos que hay
que memorizar sin terminar de comprenderlos…